Post de Naiara Salinas La primera entrega de mis análisis en este blog en lugar de en el habitual YouTube trae consigo un tema que puede parecer... exagerado, lo admito. Pero desde que Frozen llegó a nuestras vidas son muchos, expertos e inexpertos, jóvenes y adultos, los que han aplaudido a Elsa como símbolo de todos los colectivos opri o reprimidos, y razón no les falta (y como tiene poderes la hacen incluso más atractiva, porque ¿quién no quiere tener poderes?). Ahora, con la recién sacada del horno Frozen II, el mensaje se amplía y reconoce la diversidad sumando un personaje de color y una tribu indígena. Sin embargo, no estoy aquí solo para hablar de ellos o de la propia Elsa, sino de un personaje que poco reconocimiento social está obteniendo, a pesar de que para mí es crucial para transmitir lo que se pretende, y no es otra que Anna. Este post es un alegato dedicado a la enorme contribución de esta princesa, hermana de la Reina de las Nieves. 1. Un personaje original Cuando se supo que Frozen partía del cuento de Hans Christian Andersen, seguro que muchos lectores se pusieron enseguida a buscar referencias, algunas escondidas en los nombres de los personajes (Hans-Kristoff-Anna-Sven). Sin embargo, hay formas de adaptar una historia, y aquí parecía que habían optado por una visión plenamente libre que ya se intuía al incorporar un elemento ajeno: la hermana. ¿Qué pintaba Anna en esta historia? ¿Podía hacer referencia a Gerda, la muchacha que iba en busca de su amigo Kay secuestrado? Nada más lejos de la realidad, aunque búsqueda hubo. Mucho más de lo que se cuenta, como siempre. 2. Un personaje "normal" Nada más acabar el prólogo de Frozen, la primera imagen que se nos ofrece de Anna es una que a partir de entonces la va a definir muchísimo: dormida en una postura peculiar, el pelo un nido de enredos y la baba asomando asquerosamente, es decir, una imagen muy alejada del ideal perfecto e inverosímil que siempre vende Hollywood incluso cuando trata con acción real. Una imagen mucho más cercana a nuestro día a día con la que se pueden identificar millones de personas. Vamos, normalidad pura y dura. Anna no es un personaje con poderes, aunque en cambio tampoco es una princesa al uso llena de modales refinados. Es más, si no viviera en un palacio nadie la identificaría como tal, porque siempre la han querido representar de forma cercana al espectador, de forma humana y nada perfecta. Pero además, Anna es heterosexual, es decir, a priori no tiene nada destacable, salvo que actúa de forma un poco extraña cuando le da. Como una friki, dirían algunos, aunque dentro de un grado normal, otra vez. Anna es esa joven soñadora que quiere ser relaciones públicas y vivir la vida, y su cercanía supone un ejemplo para todos más incluso que Elsa (claro que esto es malo, al principio. Recordemos que la pobre Elsa es una incomprendida y tenemos que ponernos de su parte). Dicho de forma resumida, Anna es el personaje canon de referencia cuando se diseña el perfil de una representante de la sociedad del siglo XXI. Y además es valiente, luchadora y divertida, ¿qué más se puede pedir? Precisamente por todos esos rasgos, Anna es capaz de representar a cualquiera, pero al no ser "especial" no se le otorga ningún valor simbólico, lo cual es un error. Porque el papel que juega Anna va más allá que el de "princesita rarita-relaciones públicas". 3. Un personaje inclusivo Hay que recordar que cuando todo el mundo se pone en contra, cuando todos, buenos y malos, critican, la buena de Anna siempre está ahí para ver el lado positivo de las cosas y mostrárselo a su vez a los demás. Anna es la única que sigue actuando igual cuando se descubren los poderes de su hermana, es la única que se aventura a un viaje largo y peligroso para encontrarla y hacerla recapacitar, porque cree en ella y, ante todo, no le tiene miedo. Eso es muy importante para la redención de Elsa y su reintegración en la sociedad, ya que si decimos que ella representa a los oprimidos, Anna es el puente que los conecta con los seres humanos "normales". Pero hay más, y es que, aunque es cierto que al principio Anna, como cualquier chica, cree enamorarse del ideal de príncipe azul que tiene (y es de destacar que en este caso no es un caballero adonis solamente, sino alguien que superficialmente se vende como un igual, es decir, otro príncipe friki-relaciones públicas. Lo que Disney nos muestra con esto es que el amor platónico actual no va sobre la perfección, sino encontrar a tu alma gemela, lo cual es muy fácil de enmascarar si nos limitamos a los gustos; de ahí que el engaño le salga redondo a Hans), ¿con quién acaba finalmente? Con un tipo que habla con su reno poniéndole voz y ha sido criado por una familia de trolls, es decir, un rarito al cuadrado. Otro marginado de la sociedad. ¿Qué se desprende de esto? Que Anna no tiene problema en aceptar lo diferente. Tampoco hace un drama de ello, en plan psicóloga del tipo: "Podemos hablarlo, siempre puedes cambiar, etc.,etc.". Lo acepta y punto. Nunca se la muestra discutiendo con Kristoff sobre el hecho de ponerle voces a Sven, como tampoco habla con Elsa de aprender a controlar sus poderes. Ella no busca reprimir a sus amigos, solo que se unan a ella, que formen juntos una familia. Anna no solo acepta lo diferente, sino que lo normaliza al convertirlo en su día a día sin pararse a pensar en ello (¡ni tan siquiera una canción le dedica!). ![]() 4. Un personaje mestizo AVISO: a partir de aquí es posible que empecéis a encontraros spoilers de Frozen II. Hasta ahora vamos viendo cómo Anna, como representante canon de la sociedad (no me gusta mucho esta expresión, pero la dejo para que entendáis a qué me refiero), acepta como normal lo diferente y logra con ello que millones de niños en todo el mundo sigan su ejemplo, lo cual ya le otorga mucho valor para un mundo muy marcado aún por el pasado y al que a veces le cuesta abrir la mente y aceptar que existen más posibilidades. Este mensaje cobra más fuerza a raíz de la segunda película, cuando se descubre el verdadero origen de las hermanas, ya que ambas son el nexo de unión entre dos pueblos antiguamente enfrentados. Mientras que Elsa sigue evolucionando, en Anna no se aprecia apenas cambio, sigue sin ser especial, pero también sigue estando ahí apoyando a su hermana, a su reina empoderada. Tampoco se rinde humildemente ante sus poderes, no es una súbdita, sino, a sus propios ojos, una igual. En otras palabras, le dan igual sus limitaciones, ella solo está preocupada por Elsa y, como el personaje fuerte que es, seguirá luchando por mantener unida y a salvo a su familia. En este momento de descubrimiento que digo, es importante fijarse en el aspecto físico, pues Elsa, más vinculada con el pueblo de su madre (el que se rige por la naturaleza, por un modo vida espiritualmente más sano, ojo al dato), posee los rasgos de su padre, representante de lo normal (eso ya la une con su pueblo natal), mientras que Anna, la normal, la de Arendelle (ciudad/reino) de toda la vida, tiene los rasgos indígenas de su madre. Esa caracterización la ata hacia otro colectivo oprimido y la destaca como mestiza, le da un rasgo que podría ser especial..., si no fuera porque hay un matiz que también acaba normalizándolo. Y es que otra de las cuestiones muy del siglo XXI (o de toda la vida, vaya) a la que se refiere Disney aquí es la de la raza. Después de que históricamente docenas de pueblos se enfrentasen por sus múltiples diferencias, por el racismo, a la sociedad no le ha quedado más remedio que aceptar que hoy en día es más habitual encontrarse con gente que proviene de diferentes partes, es decir, que nace en un sitio pero tiene sangre de muchos otros gracias a la migración de sus parientes, lo cual genera mestizaje por doquier (y lo digo yo, que soy española con sangre brasileña y seguramente algo más en las venas). Siendo así, el racismo pierde todo su sentido, y por eso las hermanas son tan importantes para detener el enfrentamiento. Pero Anna, por sus cualidades y su vínculo con Arendelle, lo es más todavía, pues a estas alturas todos habían aceptado ya que Elsa es diferente, pero Anna suma un rasgo ajeno a su caracterización normal y, debido a la visión que tiene el pueblo de ella, logra que este lo acepte de forma natural. 5. Un personaje líder El final de Frozen II (y aquí sí que hay SPOILER) es decisivo: Elsa elige quedarse en la naturaleza, con los nativos, donde está su sitio. El personaje ha terminado su viaje, ha aprendido a aceptarse como lo que es y ahora tiene una responsabilidad mayor que la de cualquier mortal. Hasta ese momento, el ver a Elsa como humana facilitaba la identificación de los marginados con ella, a pesar de sus poderes. Pero en el momento en que ella resurge como entidad espiritual casi divina hay una ruptura apenas perceptible. No obstante, hay muchos modos de interpretar esto. Se puede atender a esa ligera separación o, por el contrario, se puede entender que llegará el día en que los marginados obtengan su gran fuerza y nadie pueda volver a darles la espalda (como es una peli Disney, vamos a quedarnos con esta idea positiva, ¿os hace?). Pero si Elsa se queda con los Northuldra, ¿qué es de Arendelle? Antes de llegar a eso retrocedamos un poco. Tras descubrir el origen de la trifulca entre ambos pueblos, las hermanas no habían tenido más remedio que decantarse por una solución drástica para actuar con justicia: había que romper la presa que oprimía la energía de los espíritus de la naturaleza (*mensaje ecológico en modo on*) y dejar que Arendelle se inundara. Elsa no puede hacerlo porque se sacrifica para desentrañar esta verdad, así que le toca a Anna tomar la decisión. Y ella lo asume con tremendo pesar, pero no duda en lanzarse porque sabe que es lo correcto. Anna está dispuesta a renunciar a su hogar, a su normalidad, por el bien del mundo. Esto es tan metafórico que no se me ocurre cómo traducirlo, solo espero que a estas alturas lo veáis con mis ojos. Es aquí cuando se aprecia el desarrollo del personaje, su madurez: en la renuncia de su placer para ayudar a los que lo necesitan. No obstante, en el último momento, al romper la presa y revivir a Elsa, es esta quien salva Arendelle, el reino que la había marginado en secreto durante tanto tiempo. Anna, de alguna forma, rompe el yugo y libera la magia, lo especial, y a cambio Elsa le deja su reino normal en sus manos porque su hermana estaba dispuesta a entregarse al bien común. "Me has salvado otra vez", le dice. Por todo ello, nadie más merecía reinar en Arendelle. Anna, con todos sus principios y valores, se convierte en el modelo regente ideal para los nuevos tiempos (obviemos lo del derecho de nacimiento y tal, ¿vale?). Al ponerla al frente de un reino, Disney nos está señalando qué es lo que hace falta políticamente para promover la paz y la prosperidad: un corazón puro capaz de aceptar lo distinto, de solucionar los problemas mediante el diálogo y de firmar la paz nutriéndose cada día de lo que la vida le ofrece. Alguien que no tome decisiones que favorezcan solo a los que son sus iguales, sino a todos, que libere en lugar de oprimir. Supone ver a las personas como humanos sin distinción, que atienden a las mismas necesidades, y ser capaz de sacrificarse los unos por los otros. A eso le llamo yo un personaje RIQUÍSIMO. Así en resumen...
Elsa es un personaje culturalmente muy necesario. Pero no sería lo mismo sin Anna. Anna es demasiado vital para dejarla fuera de la ecuación. El vínculo entre ambas consolida el mensaje de igualdad que quiere transmitir la película, donde cada persona contribuye a llenar los huecos del mundo. Es tan necesario ser diferente como aceptar la diferencia. Precisamente todos los conflictos de esta saga se originan cuando no hay aceptación. A la gente que se ve reflejada en Anna se le anima a ser aún más como ella. Además, como curiosidad, ¿sabíais que Elsa en hebreo (las alusiones bíblicas aquí quizá no sobren si hablamos de divinidades) significa 'amor'? ¿Y Anna, en la misma lengua, 'benéfica, compasiva, llena de gracia'? El amor es el lazo entre todas las diferencias. Los marginados, sean del colectivo que fueren, son capaces de sentir y desear como cualquiera, y por tanto merecen respeto y ser tratados como iguales. Mientras tanto, los demás hemos de dejarnos llevar por la bondad y ser compasivos, no encaminarnos hacia el desprecio porque en el fondo cualquiera puede convertirse en un alienado a nada que se salga de lo "políticamente correcto" o establecido. Cuantas más diferencias aceptas, más se enriquece tu mundo interior, y es lo que socialmente más necesitamos ahora mismo. Todo ello transmitido de forma muy sutil a través de una película erróneamente considerada para niños, lo cual se nota mucho más en esta secuela que dirige varios zascas a la población adulta. Personalmente a mí me ha gustado mucho más, creo que el mensaje ha sido más profundo y bien emitido, las canciones no pierden belleza (la voz tan maravillosa y afinada de Isabel Valls en esto me ha conquistado) y aunque se puede poner en duda ciertos números musicales (lo siento, Kristoff, pero eres el primero en la lista, ejem), el mimo a la hora de retratar el folklore escandinavo con resquicios celtas es de aplaudir. En lo que respecta a Anna, para mí, con toda su normalidad, siempre va a ser la que más capte mi atención, pues representa parte de lo que considero que soy por dentro, lo que espero ser por fuera y/o lo que quiero ser en general, y por eso es mi personaje favorito. Si la saga decidiese continuar y convertirse en trilogía, no vería nada mal que esta vez ella fuera el móvil de todo, porque en cierta manera nos lo deben, ya que hasta bien entrado el último acto poco desarrollo ha tenido aquí. Espero que este post os haya hecho reflexionar. ¿Qué os ha parecido la película a vosotros?
0 Comentarios
Dejar una respuesta. |
El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
![]() All Screens by All Screens is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://allscreens.weebly.com. Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://allscreens.weebly.com |