Post de Naiara Salinas Durante años han llenado muchas librerías y quioscos hasta hacerse un hueco en bibliotecas y, poco más tarde, en grandes y pequeñas pantallas. Los superhéroes están tan en la sopa que parece que ya nadie es capaz de recordar cómo era la cartelera sin ellos. Son un aliciente de los mensajes ético-morales y de superación, la gran inspiración de los más peques de la casa, un factor de entretenimiento para jóvenes y adultos. Y, hasta hace unos años (relativamente pocos), muy asociados con el género masculino, a pesar de contar con mujeres fuertes entre sus filas. ¿Con qué pretexto? Tal y como se concibieron las primeras viñetas tiempo atrás, no parece que ningún editor o escritor pensase que aquello podía atraer a las chicas también. ¿Gente pegándose puñetazos, resolviendo crímenes y capturando villanos? ¿Acción en masa? Las mujeres no daban puñetazos, no tenían modales rudos y desde luego no eran las primeras ocupantes en los cuerpos policiales. En otras palabras, aunque heroicas a su manera, en la vida encontrarían el reflejo en esos "superhombres". Antes de que estas tuvieran tiempo de contradecir esa creencia durante la Segunda Guerra Mundial y después, los cómics ya se vendían con la idea de que eran los soldados la seguridad del planeta, la fuerza del bien contra el mal, aquellos a quienes había que inspirar para dar la vida por su país. Y, si bien las mujeres de esas páginas siempre contaron con una vena serena e inteligente, a veces incluso sabia, tardaron mucho tiempo en ascender a protagonistas. Y aun así siempre bajo la mirada masculina en una sociedad altamente machista, que se tradujo en cuerpos muy refinados, partes femeninas prominentes, poca ropa y tacones. Una cuestión de género Más o menos por aquellos años, un poco después, Ruth Bader Gingsburg revolucionó las Cortes al fundar la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, que perseguía el objetivo de reconocer de forma equiparable los derechos tanto de hombres como de mujeres. Este importante paso en el cambio de visión, de perspectiva, se recoge en la actualidad en la película Una cuestión de género, dirigida por Mimi Leder y protagonizada por Felicity Jones. En ella no solo se nos muestra la iniciativa de Ruth en pos de un mundo más igualitario y libre, sino también su lucha inicial por abrirse un hueco como única estudiante de Derecho en la Universidad de Harvard por méritos propios. Es decir, tenemos a una mujer cubriendo un papel que en principio estaba reservado únicamente a los hombres, un papel importante destinado a entrar en el polémico universo legislativo. Una de las primeras superheroínas reales, por tanto. Y no es que lo que sucedió después se le tenga que atribuir por entero a ella, pero sin lugar a dudas fue un pequeño paso para la mujer y un gran paso para la humanidad. Gracias a personas como Ruth y muchas más podemos considerarnos afortunadas de ser vistas ya no solo como una fuerza inteligente, sino también física, capaz de luchar por el cambio y salvar tantas vidas como un hombre. Desde los 70 hasta la actualidad, las pantallas se han ido llenando cada vez más de figuras femeninas que desempeñaban con gran eficacia el rol heroico reservado a los hombres. Ejemplos como Xena, Lara Croft, Sarah Connor, Leia y demás nos han demostrado la energía y la compostura militar femeninas. Nos han enseñado que sí podemos encontrar un reflejo en ese espíritu, que podemos ser hombres liderando como mujeres. Pero a pesar de contar con ellas, ha tenido que pasar mucho más tiempo hasta ver adaptaciones de cómics de Marvel y DC protagonizadas por superheroínas, porque hasta hace poco esas historias, ese subgénero, seguían estando reservadas a los hombres, con cierto recelo a asumir un cambio significativo. Por suerte, los tiempos cambian y las mentes se moldean, y es en el presente cuando podemos ver los efectos de la lucha de Ruth en movimientos como el Time's Up hollywoodiense, que busca equilibrar la presencia de mujeres y hombres en la industria, así como el cese de los abusos. Aparte de eso, mucho antes grandes escritoras han puesto en boga el poderío femenino a través de las protagonistas de sus novelas, jóvenes sufridoras que superaron obstáculos para conseguir sus metas. Todo el arte femenino es un reflejo de la gran batalla general del ser humano, y más en concreto de la mujer, por cesar de ser objeto, propiedad, un ser anulado y maltratado, esclavo, hereje y otros adjetivos sobre los que se podría escupir perfectamente. Las películas de acción, los cómics y los videojuegos ya no tienen por qué estar vinculados solo a los chicos, de modo que lo que antes se representaba como una figura exageradamente sexualizada ahora se ha normalizado porque lo que queremos es ver personas reales. Esta humanización del contenido es también la culpable benévola de que las historias que nos apasionaron en formato de viñeta estén llegando a otras plataformas con el ánimo de seguir inspirando a las niñas y demostrarles que pueden ser algo más que princesas como Bella y Cenicienta: pueden ser Mérida, Elsa y Mulán. Capitana Marvel: la llegada de Marvel a la nueva era DC se adelantó al presentar a su personaje femenino más cotizado, Wonder Woman, en una película que superó las expectativas, el comienzo de una nueva era en las adaptaciones de superhéroes. Era cuestión de tiempo que Marvel le siguiera el juego, pero en lugar de apostar por un personaje remotamente admirado como es la Viuda Negra, escogió a Carol Danvers, que por desgracia se ha convertido en la prueba de que a esta lucha por la igualdad aún le queda recorrido. Al contrario de lo que sucedía con las versiones masculinas, las superheroínas se han tenido que ganar el afecto de los fans a su ritmo, pues no eran pocos los que no tenían muy claro que una aventura protagonizada por ellas pudiese llegar tan lejos en interés e intriga como las de los superhéroes que ya estaban más que consumados. Primero Supergirl superó la prueba en televisión y enseguida le siguió Jessica Jones. Ahora esperamos el estreno de Batwoman, mientras Wonder Woman sigue ganando adeptos en el cine. ¿Y Capitana Marvel? La primera película de la Casa de las Ideas protagonizada por una superheroína no podía pasar desapercibida y el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, parecía la fecha idónea para el gran salto. El hecho de que además el nombre de la compañía esté contenido en el título es más que una declaración de intenciones: Marvel es feminista y Carol es su representante. Pero la acogida no ha sido la esperada incluso meses antes del estreno, lo que, en plena campaña de marketing y a pesar de las buenas críticas recibidas (por parte de la prensa), ha reducido las expectativas y resucitado nuevamente la polémica. Aunque, ¿sigue siendo el problema el mismo que comentaba más arriba, es decir, el recelo hacia las superheroínas, o hay algo más detrás? Un vídeo de Top Comics reflexiona sobre ello y vuelve sobre otra de las ideas que he comentado en esta entrada: en esta era millenial no queremos exageraciones, no queremos superestrellas, no queremos superhombres, sino hombres, humanos, gente real con la que poder identificarnos, gente imperfecta, gente vista desde el foco del sufridor valiente y sabio. Si las pocas superheroínas que han llegado a las pantallas han tenido éxito se debe precisamente a este punto de vista. Pero voy a cederle la palabra al usuario en este asunto (ved el vídeo abajo y que valga como reflexión) y voy a saltar a por qué Carol puede ser considerada buena apuesta, y es que ninguna superheroína de Marvel refleja la evolución hacia el concepto de feminismo mejor que ella. Como tantas otras, Capitana Marvel empezó como personaje secundario, el interés amoroso del primer Capitán Marvel. Los primeros diseños de su traje se amoldaban al ideal femenino original, hasta que fue ganando prendas. La versión que nos vende el UCM es la de una mujer soldado con armadura, pantalones y un historial en las fuerzas armadas. En definitiva, una mujer moderna, el perfil de heroína en cuerpo y alma que queremos ver, un personaje a la altura del Capitán América aunque más poderosa, razón por la que se ha convertido en una de las claves para vencer a Thanos. Por todo ello, nadie debería subestimar lo que esta chica de los 80-90 puede ofrecer. Recordemos que volvemos a esa época donde las mujeres empezaban a avanzar pero seguían sufriendo el machismo en sus carnes. Y lo que Capitana Marvel puede conseguir de cara al público femenino importa, porque a veces hay que creerse que una puede llegar más alto, más lejos, más rápido para lograrlo. Todas las reinas, hechiceras, princesas, hadas, guerreras, madres, hermanas, hijas, abuelas, supervivientes, híbridas, etc. son superheroínas, todas son capitanas y mujeres maravilla. Gracias al protagonismo y al ascenso en las pantallas de estas justicieras podemos tener certeza de que también existen las supermujeres, y no porque sean perfectas, sino porque han tenido que escalar montañas y levantarse mil veces. Sin embargo, como digo, no siempre hay que llevar un "super" en tu nombre para serlo.
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Agosto 2023
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