Post de Naiara Salinas ![]() ¡Allscreeners! ¿Sorprendidos de verme por aquí? Cuando digo que moveré mar, cielo y tierra para salirme con la mía es porque moveré mar, cielo y tierra. Al menos tenía que sacar tiempo y tomar prestado un ordenador para escribir sobre esas películas que he visto en las últimas semanas que podrían llevarse la estatuilla dorada este domingo... Por desgracia, no han sido tantas como hubiera deseado, pero igualmente creo que debo comentar algo, dado que me he saltado las críticas generales de enero. Así pues, allá vamos. Este barco zarpa a un nuevo mundo. Tres anuncios a las afueras (fecha de visualización: 15/01/2018) El clásico largometraje ambientado en un pueblo aparentemente tranquilo donde suceden cosas nada atípicas, con un toque extra indie y reivindicativo. Con este comienzo tal vez hayáis entendido que me sorprendió, sobre todo en cuanto a guion, categoría a la que, si mal no recuerdo, está nominada (sí está nominada, lo he comprobado. Era para añadir un toque de incertidumbre). Y he de decir que tiene muchas papeletas... hasta que la comparamos con sus contrincantes, que también las tendrán, digo yo. En Tres anuncios se refleja la lucha de una madre que se convierte en justiciera cuando su hija es violada e incinerada y la policía es incapaz de encontrar al culpable. Hasta ahí normal. La polémica surge cuando la madre descarga toda su rabia contra los hombres de ley colocando mensajes bastante directos en tres pancartas publicitarias, lo que llama la atención de todo aquel que pasa por ahí. De esta forma acusa sobre la incompetencia del sheriff y compañía. El filme es algo radical, pero tácito, mostrando personalidades que apenas alcanzan un término medio entre la rabia interior y la apaciguidad. Me explico: hay personajes, como el sheriff, que se toman las cosas con tranquilidad y normalidad, que asumen que hay aspectos en el mundo que no pueden conseguir ni controlar por mucho que se esfuercen en ello y adoptan una filosofía de vida que les permite vivir en paz consigo mismos. Luego están nuestra querida protagonista y uno de los agentes (que es un homosexual sin salir del armario), que reflejan todo lo contrario, es decir, no se ven capaces de perdonar, acumulan resentimiento y lo acaban pagando con los inocentes. Incluso estos dos personajes chocan porque se encuentran en bandos contrarios: ella toca las pelotas para que se haga justicia y él, que debería apoyar la ley, se salta todos los protocolos. Y aun así, la calma de ella es fría, casi como la de un asesino en serie, mientras que él es puro fuego (ups, de aquí puede salir una gracia muy buena si habéis visto la peli). Este contraste es uno de los mayores elementos del filme, la forma en que las circunstancias obligan y ayudan a madurar a esos personajes hasta hacerse justicia a sí mismos. El guion, además, tiene varios momentos y reacciones que te dejan a cuadros (cuando piensas que no se puede ser más loco... van y te sorprenden). En resumen: buena apuesta a nivel de interpretación y narración. Puede amenazar con volverse pesada pero lo cierto es que los giros argumentales están muy bien introducidos y te dejarán flipando un ratito hasta el siguiente. Aplaudo el final abierto, muy acertado para esta clase de historias. Lucas Hedges es todo ternura y madurez en un cuerpo joven (tengo ganas de verle en Lady Bird, ya que me salté Manchester frente al mar en su día) y ojito con meterse con Frances McDormand en esta carrera, Meryl Streep. Sam Rockwell también es guay. ![]() La forma del agua (fecha de visualización: 16/02/2018) En el maratón cinéfilo digno que me chupé con una compañera de trabajo aquel glorioso viernes, esta fue la primera en caer (la siguiente fue Black Panther). Si ni el tiempo ni los virus se me hubiesen echado encima probablemente le habría dedicado un post aparte, porque hay muchas cosas que decir de esta maravilla. Tiene tanto del Guillermo del Toro que me gusta, esa faceta de cuentista natural que nos devuelve a la narración y la imagen de ensueño que ya disfrutamos en El laberinto del fauno, pero esta vez apegándose más al romanticismo y menos a la violencia... Una de las virtudes del filme, aparte de la concepción y los efectos (tanto digitales como de vestuario y maquillaje), es la conexión entre dos seres iguales y diferentes, capaces de comunicarse y entenderse entre sí aunque no hablen. Sinceramente, podría ser muy fácil encontrar algún equivalente a este romance, aunque no fuera exactamente igual, y lo que es la historia en el fondo no deja de ser sencilla (aunque, por una vez, no previsible, al menos para mí). Es la magia de Guillermo la que la convierte en un tesoro, su foco en dos personajes y en la evolución de su relación, así como de todo lo que les rodea. Los sueños de Elisa, la protagonista, y la humanidad de un ser que no solo es de otra especie..., sino que además es considerado un dios. No tengo nada, pero nada, que decir en contra de esta película (si acaso, y poniéndome tiquismiquis, algo sobre la duración y ciertos fotogramas que podrían sobrar o recortarse), con un ritmo curioso que se acelera entre el primer y el segundo acto y luego se retarda (el cambio de escenario se cuenta como aparentemente clave para que los protagonistas puedan descubrirse mejor, sin temor a ser apresados, pero yo creo que añadir más de eso a las escenas del laboratorio habría estado bien). De los secundarios lo cierto es que no entiendo muy bien la nominación de Octavia Spencer, pero sí puedo estar de acuerdo con la de Richard Jenkins, cuyo personaje suma al de Elisa y la criatura una ternura como nunca se ha visto en el cine de Del Toro. Esa es, quizá, la clave, el cómo este trío te conmueve por su unión, tanto de amistad como de amor. Yo pienso en trío y no en dúo porque los tres son unos rara avis en ese mundo y solo se tienen a ellos. Lo que cada uno está dispuesto a entregar por la persona que le importa es la esencia humana del filme (y aquí gana Elisa, seamos claros). No solo tenemos ese aspecto en el guion, sino también mucho simbolismo: en la podredumbre de las falanges de Strickland (malo de la historia), en las cicatrices del cuello de Elisa (y cómo estas contribuyen al spoiler final), en la escena del baile tan comentada... Es curioso, además, que no se explore mucho el pasado de los personajes, es decir, llega el bicho pero no sabemos muy bien cómo lo han encontrado. Se mantiene cierto misterio que gusta a Guillermo y le sienta bien a la trama, pero a su vez la deja... como poco exprimida, dado que se centra solo en el romance (ok, y había escrito que no tenía nada en contra que decir...). En resumen: si existe una razón morbosa para apoyar la zoofilia es esta película (suponiendo que consideremos a la criatura más animal que humana, concepto que al final acaba reventándose y poniendo de manifiesto otro tipo de relación especial). Sally Hawkins brilla sin apenas esfuerzo, su actuación me recuerda mucho a la de Eddie Redmayne (podría ser su versión femenina. Es una mujer que transmite mucho sentimiento y tiene pinta de poder con lo que sea que le echen). Mola que cuelen en medio la trama de los rusos en esta lucha científica contra Estados Unidos. Y adoro el estilo de cuento de hadas, que le sienta de maravilla a este director (es como mejor consigue transmitir). Emocionante. Ah, y dadle vueltas al significado del título, porque es precioso también.
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