Post de Naiara Salinas (*Con el mismo tono que emplea George en Harry Potter y las reliquias de la muerte parte 1 cuando interrumpe a Harry y Ginny en su momento íntimo*): Buenas. No penséis que porque estemos a tope con los Emmy’s, los concursos y demás hemos dejado de ir al cine. Yo no podría, lo llevo en el alma, es como una enfermedad incurable con la que aprendes a convivir (en realidad no, es mucho mejor que una enfermedad, es una ADICCIÓN). Este mes, de hecho, es un estrés para mi cartera porque, por si no os habéis dado cuenta, vienen estrenos muy guays, muchos de los cuales llevan apuntados en mi agenda desde que salieron sus trailers por primera vez. Y como aquí no solo nos dedicamos a post especiales, curiosidades y premios sino también a reseñas, vengo a traeros, de forma concisa y, espero, bien expresada (aprovechando que he podido sacar algo de tiempo), mi opinión sobre las últimas tres pelis vistas en esa boca de ballena que es una sala de cine. SIN spoiler, aviso. Ahora me ves 2 Fecha de visualización: miércoles 27 de julio ¿Sabéis eso de “segundas partes nunca fueron buenas”? No creo que se pueda aplicar a este caso por una sencilla razón: porque esta entrega no es mala, no del todo. La expectativa con la que entré en esta sala acompañada de mi fiel Rose fue ver una especie de truco del almendruco, de el timador que es timado, la vuelta a la tortilla. Para ser franca, no esperaba que me sorprendieran, solo quería pasar un buen rato, reírme con los diálogos ingeniosos de los Cuatro Jinetes y admirar nuevamente los trucos mágicos, es decir, más de lo mismo. Pero el truco del almendruco terminó siendo no de un acto, sino de dos, y mientras el guionista distraía al espectador con un cebo colocó otro detrás de él de tal forma que cuando se dio la vuelta ya fue tarde, le había atrapado. Así me sentí yo cuando descubrí que el arco argumental que nos habían vendido era pura mentira, que el misterio no se había cerrado y que había un detalle que se le había escapado tanto a nuestro ojo como al de los Cuatro Jinetes (valga el chiste). Tal vez el acierto haya sido encomendar a John M. Chu, responsable de la saga de Step Up y de G.I.Joe, la dirección mientras que Ed Solomon repetía en el guion. Ello se nota en la capacidad para engañar y/o sorprender al público con una brillante puesta en escena de fondo. La magia se luce de forma tan increíble como la primera vez, así que podemos darle el OK a los efectos especiales y a estos actores magos aprendices (hay una escena en la que deben robar cierto objeto y deciden ayudarse mediante un juego de manos y de cartas. Os lo puedo decir porque lo he visto por YouTube: eso lo practicaron de verdad. Flipante). En cuanto al reparto: Jesse Eisenberg se mantiene en su estela, Dave Franco madura un poco, Woody Harrelson se atreve a ir un pelín más lejos, Mark Ruffalo se quita el disfraz y ofrece un personaje más sincero y vulnerable, y las nuevas incorporaciones, Lizzy Caplan y Daniel Radcliffe, destacan por su vivacidad, su sentido del humor y su locura. Ella encaja muy bien como nueva jinete (aporta una nueva especialidad mágica con toque desenfadado y espontáneo, me cayó muy bien esta chica) y él es la versión "mágica" de Ramsay Bolton en todos los sentidos. Por alguna razón, eso no me extraña viniendo de Radcliffe (de hecho me sorprendo más cuando lo veo romanticón), lo que no quiere decir que no lo haga bien. La excusa para la salida de Isla Fisher es muy pobre y se echa de menos a la francesa Mélanie Laurent. En resumen, no supera a la primera, donde creo que el misterio estaba mejor construido y el porqué mejor justificado, aunque aguanta el tipo en todos los actos y vale la pena por el espectáculo. La leyenda de Tarzán Fecha de visualización: viernes 29 de julio Actores famosos y admirados (una además con otro estreno inminente), un cantante presente en los tops musicales, un trailer currado...: todo auguraba un buen regreso para el rey de la selva, si bien para mí ha pasado algo más desapercibido frente a otros blockbusters. Aun así, llevaba tiempo queriendo verla y por fin satisfice ese deseo cuando el bueno de mi padre me invitó al cine antes de que se acabaran sus vacaciones. En este caso la película se ajustó a mis expectativas: esperaba que contaran la misma historia con algunos cambios para hacerla un poco más original y al final quedó una secuela con flashbacks y elementos de homenaje que, por alguna razón, debían dejarse para que la gente más nostálgica los asociara con la versión de dibujos de Disney, cosa que, en mi opinión, está bien pensada aunque no hacía falta (quiero decir, puestos a homenajear, ¿por qué tiene que ser Disney el referente escogido? Ni que no hubiera más películas de Tarzán). Como contrapunto a esta pequeña crítica diré que Disney también se amolda a aspectos generales de lo que ya es una leyenda universal (oseasé, que no se lleva todo el mérito de nuestra forma de conocer al hombre mono), solo que apariciones como la del elefante amigo, el apellido Clayton o la gorila Kala ya directamente nos conducen a la animación sin remedio. Pero estamos en un contexto real, de carne y hueso, en el Congo, así que el hombre conviviendo tan a gusto con la bestia ya no hay quien se lo trague. Las relaciones se basan en cuestiones territoriales y en la autorrealización de un hombre criado en lo salvaje que aprende a ser humano, aunque no demasiado. Los problemas que afronta el héroe tienen que ver con su evolución como persona y su retraimiento a unas raíces que él nunca deseó. Tarzán se crió en la selva pero ahora vive donde realmente debe, negándose a regresar a un territorio salvaje y amoral donde era peor hombre porque era más animal. Lo que debería hacer, sin embargo, es encontrar el equilibrio entre ambos mundos y ambas personalidades. Y además afronta un conflicto de procreación con el amor de su vida. Todo ello se representa muy bien en el filme; que se diera un paso más en el conocimiento de este personaje mostrando su vida en la civilización y el reencuentro con su antigua vida me gustó bastante. Fue un punto de exploración original y profundo. Por otro lado, a un hombre fuerte debe acompañarle una mujer con aguante y así es Jane: sensible, inteligente, intrépida… Margot Robbie ofrece su cara más amable y cuerda (luego se convertirá en Harley Quinn, aunque no nos adelantemos). En el bando de los antagonistas tenemos a un ya peligrosamente cerca de encasillarse Christoph Waltz (como dijo un colega, ¿puede alguien darle el papel de bueno por una vez, por favor?) y a Djimon Hounsou, que intenta parecer duro como la piedra que cubre su maquillaje, aunque su alma no lo es. Y como el héroe contemporáneo siempre tiene un segundo compañero de viaje que le cubre las espaldas y bromea con él, quién mejor para el papel que Samuel L. Jackson, que no termina de alejarse del todo de su Nick Furia (interpretarlo tantas veces deja huella) o, más bien, del humor marvelita. Volviendo al tema Disney, sí, ahora recuerdo; tal vez lo que me haya chirriado es ese final predecible donde todo, exactamente todo, sale como te esperas, justo como pasaría en esta compañía. Tal vez no me guste que esto suceda porque la apuesta por el contexto realista de época colonial, tribus africanas, esclavismo y corrupción promete tanto que es como un tenedor clavado en un ojo, como un “¡Eh! Vamos a olvidarnos un momento de este trasfondo sociocultural tan chachi para que pase algo un poco de cuento de hadas y luego ya, si eso, volvemos de nuevo”. Hay un momento que para colmo me recordó bastante a la estampida de ñus de El rey león. Sin embargo, no, la película no está producida por Walt Disney Pictures, me aseguré antes de escribir esta reseña (es de la Warner). En fin, dentro de lo creíble imagino que lo increíble tiene cabida si se habla de leyenda. Porque por suerte el título deja eso claro, no nos vayamos a creer que esto es real, para nada. Así que me quedo con dos cosas, bueno, tres: la realización, que me pareció estupenda (banda sonora incluida), la relación de la pareja protagonista (brillante lo de "Él es Tarzán y tú Jane. Vendrá a buscarte") y, por último, el cuerpazo de Alexander Skaarsgard, que realmente parecía sacado de la jungla. Apunta maneras como rey del Congo, por cierto. Escuadrón Suicida Fecha de visualización: viernes 5 de agosto Esta había que verla el día del estreno sí o sí. Íbamos emocionadas por tan buena promoción que elevaba nuestras expectativas a la altura del Empire State, pero un poco cautas tras leer las críticas nefastas que cortaban el rollo. He de decir que quizá fueron muy crueles. Cierto es que se echan de menos momentos prometidos en los trailers, aunque yo no llamaría a eso tanto publicidad engañosa como estratégica, ya que no es la primera vez en la historia del cine que sucede. En el fondo el producto es lo que se vende: una reunión de tipos malos muy gamberros que son obligados a salvar al mundo. Y cada uno cumple su papel tal y como se le pide. Will Smith demuestra una vez más que es padre de familia en el papel del personaje más dramático. Un momento, quizá me adelanto. ¿Qué hay del tipo que teme sus poderes ardientes? O de la mujer que está poseída por una bruja de alguna cultura índica misteriosa. O, peor, de la psicóloga que se enamoró de su paciente y acabó más trastornada que él (bueno, eso es discutible). Por no hablar de la espadachina asiática que lleva el alma de su marido a todas partes dentro del arma blanca que acabó con su vida. Pero Will es Will y nadie mejor que él para ser Deadshot, que “misteriosamente” se acerca a Deadpool en nombre y en traje. Si bien los más aplaudidos son los psicóticos, a saber: Harley Quinn y el Joker de Leto tan esperado. Margot sufre la transición de la Jane buena a la Harley salvaje, literalmente. Al menos sigue siendo Jane cuando todavía es psicóloga. Luego el personaje es completamente distinto. El Joker no da miedo, aunque su locura y su sadismo es bastante para que nos alejemos a la otra punta del banco si nos lo encontramos. Las escenas de estos son las mejores y me hacen sumarme al club de los que reivindican más. El argumento: sencillo y conciso, tan rápido que no deja mucho tiempo de exploración psicológica para los otros miembros del escuadrón. Todo se termina reduciendo al final a dos escenarios: la prisión y la ciudad embrujada, lo que algunas veces causa monotonía, aunque ahí está la banda sonora para disparar nuestra adrenalina cuando corremos el peligro de aburrirnos. Y Harley, por supuesto. Ahora bien, eso de que DC intente seguir los pasos de Marvel no sé si me termina de convencer. En un mundo sin rivalidades hubiera sido bien visto que dos superhéroes de la Liga de la Justicia hiciesen sus cameos como antesala a este blockbuster, pero aquí canta demasiado la publicidad, no hay sutileza, ya hemos aprendido el juego gracias a Marvel y los Vengadores y por si fuera poco vuelve a levantar nuestras expectativas. A favor: la conexión de Batman con los villanos que habitan en Gotham y la alusión al aumento de la criminalidad tras la muerte de Superman. Rara: la aparición tan súbita de Flash ya con el traje (¿de dónde lo ha sacado? Si hace solo una peli era un ciudadano que ocultaba sus poderes y de vez en cuando evitaba un atraco en una tienda. En el trailer de La Liga de la Justicia ya se ve que lo tiene cuando Bruce va a buscarle. Me muero por curiosidad por saber cómo explican esa parte). En contra (y aquí spoileo la escena post-créditos, al loro): ¿necesitaba Bruce en serio recurrir a Amanda Waller para encontrar los archivos de los metahumanos… cuando ya había robado la info de Lex Luthor o simplemente este momento es para conectar ambas pelis y darnos la esperanza de otro crossover? Cara Deleveigne se sale como June Moon/Encantadora, por cierto. De Scott Eastwood esperaba alguna sorpresa (ya que tanto se rumoreaba), pero parece ser que de momento solo es otro más del escuadrón que vigila al otro escuadrón. Y hasta aquí lo que se daba. Volveré con otro grupo de reseñas cuando haya visto el resto de estrenos del mes.
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Agosto 2023
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