Post de Naiara Salinas Cuando te llamas Joaquin Phoenix, es inevitable que salga el clásico gag de la criatura mágica, pero no se me ocurre mejor ocasión para emplearlo que esta. Me guardé de leer nada tras mi experiencia viendo esta película porque la lectura previa ya me había señalado que iba a ser un boom y que todo el mundo querría analizarla, comentar hasta el más mínimo detalle. Pero también porque, precisamente por ese encendimiento, era necesario dejar que la emoción se congelase, ya que no es una historia que deje a nadie indiferente. A nadie. Qué queda por decir de Joker que no se haya dicho ya, desde cómo la desbordante interpretación de Phoenix nos refleja la caída de un hombre maltratado y manipulado por una sociedad cruel hasta la forma en que los planos y la música van incidiendo en la psique de este personaje mundialmente conocido como uno de los mayores villanos de la historia de los cómics... y ahora también de las pantallas. Pues bien, es mi turno de comentar desde mis ojos. Nota: si quieres el resumen sin spoilers, ve al final del todo. Más allá de los superhéroes Lo primero que uno debe tener en cuenta es que, aunque se base en un personaje de cómic, concretamente el antagonista más popular de Batman (y creo que, después de las infinitas versiones, lo puedo soltar y quedarme tan pancha), Joker traspasa el género de superhéroes aportando un estilo y una estructura muy distinta a los que estamos acostumbrados, con un ritmo que se crece pero cuya evolución narrativa no es hacia arriba, sino hacia abajo. La cinta se nos vende como una historia de orígenes, y hay quien podría hasta cuestionarse la presencia del villano en ella, pero precisamente porque el pasado de Joker es tan oscuro que ni siquiera sabemos su nombre real, que cambia con cada versión, es motivador rescatarlo y situarlo en un estado de normalidad previa para mostrarnos cómo se ha convertido en lo que es. Y la respuesta no podría ser más brutal. La estructura se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera nos sirve como presentación de este hombre que lleva una vida muy pobre, aquejado de un trastorno mental que trata de sobrevivir como puede en los oscuros y violentos barrios de Gotham mientras los poderosos se llevan los aplausos y el cariño que él, en el fondo, desea. Arthur Fleck es un hombre realista, resignado, con sueños pero que no ve el modo de llegar a cumplirlos nunca, y por eso es desgraciado (aparte de por ver su vida como una mierda total). Dentro de ese estado depresivo acontece el primer punto de giro dramático que nos lleva a la segunda parte, la búsqueda. Arthur por fin tiene un objetivo claro. La cosa se va animando mientras se intercalan sucesos que luego contribuirán al final. En medio de su atormentada vida, parece que Fleck encuentra por fin la luz, porque nada hay mejor para abrirte los ojos que una motivación. Sin embargo, si su camino tiene que descender a los infiernos porque así lo estipula el guion, las respuestas no van a ser más que negativas y su luz, nada más que un producto del delirio en el que se refugia para sobrevivir a cada mazazo emocional que recibe. Porque esta película va mucho sobre las emociones. La personalidad de Arthur es contenida y hasta secreta hasta ya no puede más, hasta que cae la gota que colma el vaso y, entonces, al ritmo de rock and roll, se convierte en el Joker, un bromista, y se desata el caos, el principio del fin. Sin meterme en el discurso político que varios le rascan, no cabe duda de que la crítica de Todd Phillips, el director, es hacia la sociedad, a cómo la superficialidad y la falta de empatía de esta te llevan a la soledad y a la misma negatividad para acabar formando parte del grupo. Arthur es un personaje alieno, distinto de todo el mundo, que a pesar de tener gente que le tiene cariño está solo, sufriendo su calvario en silencio (menos cuando se ríe descontroladamente). Pero, más importante, es una buena persona, víctima del sistema. Desde el momento en que comete su primera atrocidad, se inicia su camino de conversión, empieza a acercarse al resto, se encuentra con que la gente le apoya y que, irónicamente, es más un justiciero para ellos que un villano, lo cual nos demuestra lo diferente que era de todos, no por estar loco, sino por tener unos principios. Él mismo señala que este es el momento en que es consciente de su propia existencia, porque deja de sentirse invisible. Por supuesto, la película no te sirve este dato en bandeja, sino que es una capa oculta debajo del trastorno. Los espectadores percibimos a Arthur como un ser atípico, cierto, pero se lo achacamos a su enfermedad. Cuando se nos van revelando las verdades de su origen es cuando lo entendemos tal y como lo estoy contando. Supone darle la vuelta a todo de una forma maravillosa y excéntrica. Y la prueba de ello es la que escogí como frase cinéfila de la semana pasada: "Mejor el ciego que se mea por la ventana (prácticamente se llama a sí mismo ciego por no haber sido capaz de ver el engaño, tanto de sus seres queridos como de la sociedad, ya que en el fondo sentía que si seguía el juego le tocaría el premio gordo) que el bromista que le dijo que era un orinal. ¿Sabes quién es el bromista? Lo es todo el mundo". BUM: la realidad nos explota en la cara. Todos somos unos "guasones", todos nos reímos del sufrimiento ajeno porque el ser humano es lo peor. Y que Arthur adquiera el mote de Joker es súper simbólico, porque de pronto ya no es un alienado, sino que forma parte del circo, es más, se convierte en una especie de dios para los anárquicos. El mundo no se vuelve completamente loco porque ya lo era. Arthur solo es el que tiene el valor de reconocerlo y de liberar a los oprimidos. Escalofriante, ¿verdad? Que la única forma que tiene de dejar de ser invisible sea sacando su lado maniático. Cuando comparaba el viernes pasado al Joker con Carrie, es porque para mí se trata del mismo tipo de degeneración de la personalidad: dos personas faltas de cariño pero aun así bondadosas a las que llevan al límite hasta que explotan, dos bombas humanas. La frase que dice Carrie White en una de las versiones, bien la podría haber emulado Arthur: "Mira en qué me habéis convertido". Decía Peter Dinklage en Las crónicas de Narnia. El príncipe Caspian que basta con tratar a un ser como una bestia para acabar siéndolo. Esa frase me vino a la mente en medio del largometraje y me parece otra gran definición de la trama. Por tanto, si no es una película de superhéroes (y aun así, estrictamente hablando, no hay superhéroes en medio, más que un pequeño cameo de Bruce Wayne. Debería ser una película de villanos, puestos a concretar), ¿qué es? Funciona como drama y funciona hasta como thriller psicológico, ya que no solo el argumento, sino también el tono y el estilo, ofrece cero amabilidad, tiene toques gore y resulta repusilvo a ojos del público. Eso también la convierte en la más rara de todas las de DC hasta ahora, encerrada en un bloque aparte. Dicho de otro modo, Joker es a DC lo que la serie Legion a Marvel. Una dirección idónea Tras desmenuzar la historia, me gustaría comentar el trabajo que hay detrás de las cámaras, que para mí es enorme y lo más destacable, pues sin él el efecto no sería el mismo. Recuerdo aún cuando salió la noticia del filme y mucha gente se preocupó porque fuese Todd, un hombre formado cinematográficamente en la comedia con películas como Resacón en las Vegas o Noche de juerga, el encargado de dirigir esta oscura adaptación. Sin embargo, los manierismos adquiridos por el director en sus películas previas le han servido para tomar decisiones acertadas en esta, lo cual lo convierten en el mejor capitán posible para este barco. A nada que uno se fije, se dará cuenta de que los títulos mencionados no son precisamente amables tampoco, ni pecan de exceso del tipo de humor conocido como "caca-culo-pedo-pis". Son violentos y excéntricos, algo que demanda un personaje como el Joker. Con esos ingredientes, se puede desarrollar aún más la locura de Arthur, pero también jugar con el sarcasmo, porque la ironía no se despega ni un solo momento del montaje. Incluyendo referencias a Charles Chaplin (empezando por la canción "Smile" versionada por Jimmy Durante, que también sonó en el trailer, y la última escena en Arkham) acentúa el tono burlón y cómico que se supone que tiene que tener un comediante. Todos los bailes y los chistes de Arthur, las muecas, se justifican porque el Joker presenta la apariencia de un payaso, y un payaso, da igual si lo ves en la calle, en el circo o en una película de terror de Stephen King, hace esas cosas. ¿La escena del baile en las escaleras? Apoteósica, para mí la mejor de todo el largometraje, pues supone la confirmación de Arthur como Joker, su salto de libertad, insertada después de una carnicería y con un final muy gracioso que define el doble carácter del largometraje (aparte, la canción es muy habitual de filmes de comedia, como Los padres de él, por ejemplo, donde también sale Robert DeNiro). Eso la deja también como película de comedia negra. Y funciona, no solo para relajar un poco el ambiente, sino también para recordarte que estás viendo una ficción (algo por lo que también era recomendable partir de un personaje ficticio y no realista, no fuera a tener eso muchas repercusiones). Junto a la dirección en general de la película, habría que dedicar una mención, como española, a la dirección de doblaje. Quizá la elección de Sergio Zamora no tuviese más razón que porque es un habitual de Joaquin Phoenix (lo dobló también en Gladiator, Her, La noche es nuestra, Irrational Man -je, esta coincidencia me ha hecho gracia- etc.), pero para mí mejor no hubiera podido ser, y es que el reto era chungo. Se criticaba mucho que se perdiera la risa de Phoenix, sobre todo después de que el actor dedicase meses a ensayarla hasta conseguirla, pero si queda algún alma que no haya visto la versión doblada o ninguna, ya os digo que podéis estar tranquilos porque, si bien al principio suena un poco raro, Sergio consigue el impacto, como si realmente interpretara él al Joker, y hasta sospecho que hay tracks de la risa que se dejaron en VO, porque suenan muy... ¿naturales, inhumanas? Como las consideréis. Los colores del Joker Lo último que quiero destacar es la fotografía. Espero para Joker muchas nominaciones a partir de 2020, aunque sería injusto para el resto de películas no estrenadas todavía garantizarle el mismo éxito que en Venecia. Sin embargo, el premio que le entrego desde ya, sí o sí, sin miramientos, es este, y es que lo mucho que transmiten los tonos empleados en el metraje acaba superponiéndose sobre el mismísimo guion para contarnos el devenir de Arthur. La cinematografía tiene un valor tan simbólico que habría que dedicarle un análisis detallado. No seré yo quien lo haga porque sé que hay youtubers más que dispuestos y mejor preparados, como este, pero hasta yo era incapaz de no asociar lo que estaba viendo con los cambios en el color de la ropa o las luces. La dualidad del largometraje solo es visible a través del contraste entre los tonos fríos y los cálidos. El frío, en este caso, es representado por el azul verdoso, que es sinónimo de depresión. Gotham está rodeada de azul porque es una ciudad triste, oscura y maquiavélica, y todo ese azul rodea también a Arthur, que durante los dos primeros actos viste colores marrones, terrenales, sosos, reflejando el sometimiento del personaje. Cuanta más rabia va ganando, más tonalidad adquiere su vestimenta, al mismo tiempo que el paisaje se vuelve agresivo, lleno de naranjas. Pero al mismo tiempo, esos naranjas son también la luz esperanzadora, el sueño al que intenta aferrarse Arthur sin éxito. Un naranja apagado cual puesta de sol es el que vemos por ejemplo cuando llega a casa tras un duro día de trabajo y de sesión con la psicóloga. La calle por la que pasa es azul y oscura (depresión), el portal donde están los buzones es también frío porque no hay cartas (soledad, abandono). Pero cuando está en casa, cada vez que ve su programa favorito o cuando se sienta a leer sonriente una nota al lado de la mesilla, la luz de la lámpara es naranja suave, un pequeño resquicio de felicidad, un refugio. Y, aun así, hay también frialdad en ese hogar (las luces de la cocina en la escena de la lectura, por ejemplo), lo que anticipa de forma muy ingeniosa el trauma que está por venir ante la revelación. El verde chillón es el color más repulsivo, el que asociamos con la toxicidad. Gotham también es un lugar tóxico que envenena el alma, la mente. Así, el verde debe ser el tinte de pelo de Arthur, justo en su cabeza, la que han dañado esos engendros de la sociedad. El rojo sangre es el color más agresivo, sinónimo de peligro, locura y muerte, y es ahí hasta donde llega el protagonista. Por otro lado, al ser un color tan vivo, simboliza su alzamiento, de ahí que lo compare con un fénix. Arthur era un pelele, hasta que se transformó en algo más, en una energía violenta, en puro fuego (Fénix Oscuro, badum tss). Eso es por fuera, pero por dentro vemos que su camisa todavía es verde oscura: está roto, envenenado, dolido..., triste. A estos matices acompaña la increíble interpretación de Joaquin Phoenix, que parece que nació para este papel. No es la primera vez que lo vemos sometido, un poco loco, agresivo o solitario, pero sí que es la primera que lo vemos tan desatado, tan expresivo. No es uno de mis actores favoritos; sus películas, salvo Gladiator, o bien me aburren o no me llaman la atención como para verlas. Pero respeto su capacidad interpretativa y en esta película se sale por todos los poros, también por su entrega física, que es mucha, tanta que más sorprende el peso que perdió y ha recuperado que lo que le costó fabricar la risa del villano. Esta decisión es también muy célebre para la historia, porque ver a Arthur tan frágil logra que empaticemos y dejemos de verlo como el malo. Es también un juego peligroso, pero, como comentaba, todo se orienta a la crítica social. El Joker, todo hay que decirlo, es también un papel regalo a todo actor al que le toca, porque da mucho juego y uno puede lucir todas sus dotes, tal y como les ha pasado a Heath Ledger, Cameron Monaghan o hasta a Jared Leto (aunque el suyo finalmente no calase tanto). Lo especial de la interpretación de Phoenix es que él tiene la oportunidad de crecerse, de empezar de cero construyendo la demencia poco a poco. Y le sale de Oscar, nada más que comentar (aunque todavía es pronto para afirmar si lo ganará). En resumen
Joker es una historia muy bien construida donde destaca el artificio a través de la música y la composición escenográfica, que solo señalan una parte de la cantidad de matices que tiene la trama y donde se puede tanto sacar la lupa como simplemente observar y dejarte llevar por el relato, que te acabará sacudiendo tanto si te fijas en esos detalles como si no, y es que el trabajo de Joaquin Phoenix no deja indiferente, pero al mismo tiempo es una historia visceral y crudenta, para muchos difícil de asumir, con un mensaje crítico directo y unas alusiones que pueden convertir a los más aferrados a los cómics en admiradores de esta propuesta absolutamente libre. Aun así, no tiene por qué gustar a todo el mundo y desde luego yo no le tiraría flores tan a ciegas, porque el primer acto es bastante normalito y no ofrece nada que no hayan querido contarnos otros directores o películas. No se puede hablar de género superheroico, pero tampoco es exactamente cine independiente, digamos que un término medio. La conjunción de todos los elementos, en especial el contraste, deja un cuento muy personal, aunque a Todd Phillips le falta un poco más para definir su marca. Este filme logra catapultarlo, pero no lo bastante. Creo que es preciosa y dura de ver al mismo tiempo. Si es tu próxima selección en el cine, ve sabiendo que será algo distinto, pero si no te atraen este tipo de películas y tampoco quieres ponerte a analizar, puede que tampoco marque mucho la diferencia y prefieras dejarla a un lado. Puede que la descubras más adelante y te llame la atención, pero ahora mismo espera a que se relajen los ánimos. En cambio, a todos los fans del personaje y de los cómics se la recomiendo encarecidamente. Es maravilloso ver que en este mundo se pueden realizar cosas tan llamativas y sorprendentes como esto. Espero sinceramente que esto marque un antes y un después y más cineastas se atrevan a tratar así a estos héroes, villanos y antihéroes de las viñetas. Da mucho gusto la novedad, y por ahora a Nolan y a Phillips les ha ido genial. En definitiva, no es la película del año, pero sí una de las mejores.
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Agosto 2023
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