Post de Naiara Salinas ¿Cómo no ir a ver en salas la nueva adaptación de Mujercitas, dirigida por una Greta Gerwig dispuesta a escalar hasta la cima, después de dedicarle todo un maratón y hablar y hablar de esta entrañable historia? Y pensaréis: has visto esta película mil veces en distintas versiones; ¿realmente te queda algo por contar de ella? Nunca hay cero que contar cuando se trata de una adaptación con Emma Watson, Saoirse Ronan, Timotheé Chalamet, Laura Dern, Meryl Streep, Florence Pugh y James Norton, a quien por cierto echaba mucho de menos. Una estructura moderna que envuelve una apología a la autoría La propuesta de Gerwig para, repito, una adaptación ya muy adaptada, es darle un nuevo enfoque a la historia a través de aquello que distingue a los grandes autores: la memoria. Así, las partes que tiene (presente y pasado) se alternan a través de una serie de flashbacks cuyo uso en el primer acto de la película se desaprovecha a través de un abuso llamativo que quizás revele antes de tiempo cuestiones que en otras adaptaciones hubiesen supuesto el giro dramático de los acontecimientos y que, en el presente, no solo reducen la sorpresa para aquellas generaciones que no conocían a las "mujercitas", sino que además reduce la fuerza del mensaje que se pretende transmitir. De nada le vale a la joven Jo March hablar sobre el empoderamiento femenino, la independencia y la ausencia de amor cuando desde el principio hemos visto a las claras que tiene una química llamativa con el profesor Bhaer y que se deja llevar por lo que la sociedad espera de ella en materia literaria (este choque de momentos vitales se torna una contradicción que puede descolocar a los espectadores). O poco se mantiene el misterio sobre la relación con el joven Laurie, cuestión con la que se podría haber jugado mucho más. No obstante, en el fondo no son más que meros detalles que, si bien restan un poco de brillo a la trama, no estancan para nada su desarrollo en los actos posteriores, mejor organizados, que van ganando en emotividad y resolución hasta dejar la marca personal de Gerwig: un cuento por y para creadoras, para soñadoras. Ciertamente, el uso de esta estructura modifica la percepción del público, que ve a Jo conectar de nuevo con sus orígenes y de qué forma estos le influyen para el desarrollo de su gran obra, un modelo de lo que implica la creatividad y la inspiración gracias al entorno que le rodea. El mensaje de apoyo a esos espíritus con ansias de hacerse escuchar es tan claro que casi se oye gritar a la directora: "ESCRIBE, ¡por Tutatis!". El homenaje está presente y Gerwig se mimetiza con Jo March, de la misma forma que la novelista Louisa May Alcott lo hizo en su época. Ese eco del amor literario se percibe cuando Jo asiste a la impresión de su novela como una madre a su primer parto; el resultado de toda una lucha. La historia no pierde costumbrismo, pero gana en lazos emocionales con la propia obra y concluye con un relato "meta" en el que todas las voces que participan se unen. Y, así, Jo y Louisa vuelven a encontrarse en esta autobiografía enmascarada bajo el foco de Gerwig. Jo continúa siendo el alma, pero sus hermanas y Laurie también protagonizan momentos, claro que es la segunda March quien dirige los flashbacks en todo momento, alimentándose con nostalgia de lo que la vida le ha dado, en tanto que las demás buscan prosperar y alejarse de la imagen con la que crecieron. ![]() "Mujercitas" se convierte en el gran viaje espiritual de Jo, en su reencuentro con el pasado y su revisión de los acontecimientos desde una perspectiva más madura, dándose cuenta de su propio viaje y cómo ha afectado a su vida. Su obra solo puede ser una consecuencia de ello, no solo la meta. Asistir a esa escritura de forma paralela a esos recuerdos brinda toda una experiencia intimista Un modelo muy recatado para una época tan revolucionaria Posiblemente lo más fastidioso de la película es que, tras asistir a todo un discurso feminista donde Jo rehúsa de las costumbres y opiniones populares sobre la mujer, acabe haciendo aquello que rehuía. Sí, ya sé, todos decimos de niños que nunca nos enamoraremos y lo acabamos haciendo; a eso se le llama madurar. Gerwig abraza el discurso y la defensa como si fueran suyos, pero a la hora de la verdad es comedida, fiel a la novela, a pesar de que solo tuvo el final que tuvo para que la escritora pudiera venderla, como le sucede a Jo al escribir Mujercitas (¿entendéis ahora lo de "meta" y autiobiografía?). Aunque durante el metraje se le escapen varias expresiones coloquiales muy modernas para la época ("bestial", me quiere sonar), el riesgo en verdad es muy justo y al decantarse por la fidelidad con deseos de innovar bloquea su propio mensaje y causa que el desenlace parezca hasta forzado, como si una parte de ella se rebelara pero acabase tirando del mismo hilo que los demás. En otras palabras: la historia así contada no cuela de la misma forma que en las versiones anteriores. Una revalorización que quiere llegar al público actual pudiese haber apostado por un cambio más radical; el problema está en que aún se está siguiendo a rajatabla un original de papel y que pesa el contexto histórico. Si el contexto histórico es realmente la causa de este bloqueo (cosa que no termino de creer), me permito imaginar una versión completamente actualizada de Mujercitas, ambientada en pleno 2020. Y me atrevo a afirmar que si Jo March hubiese existido en esta década, JAMÁS se hubiera casado, al menos si hubiese pretendido ser fiel a sus ideales. Es más, ni lo necesitaría. Tomando el filme de pe a pa, en ningún momento se deja ver que Jo persiga el matrimonio, aunque sí la vida en familia, porque todos necesitamos rodearnos de seres queridos seamos como seamos. Tampoco se orienta a que la felicidad de Jo sea encontrar el amor, sino ser escritora, publicar su trabajo y ser reconocida por ello. Vaya, cumplir su sueño, en el que no entra el matrimonio. Y al final de esta versión (SPOILER ALERT) es exactamente lo que consigue sin la intervención siquiera del profesor, como sí sucedía en la de 1994, donde el romance es un descubrimiento que se vuelve real cuando se enlaza directamente con el sueño de la protagonista y esta ve que ha encontrado algo que nunca esperaba: un alma gemela, un compañero con el que seguir luchando por sus sueños. En la de Gerwig Jo es totalmente independiente y obtiene sus logros por mérito propio. ¿Para qué necesita a un hombre... que ni siquiera tiene nada que comentar de la novela que la catapulta? Las personas crecen y cambian sus sueños, pero en 2019-20 el arrebato desesperado de Jo por tener a alguien es tan repentino y exagerado que resta coherencia, no es creíble y más parece una excusa para colar el mismo final que el de la novela, aunque con semejante perspectiva parecía augurarse un sendero opuesto. Finales de 1933, 1949, 1994 y 2017: sí. Final de 2020: hummmm. ¿Que celebramos la felicidad de Jo al conseguir todo lo que quería? Por supuesto. ¿Que también se nos queda un nudo en la garganta por lo que podría haber sido y no fue? También. Se puede entender la decisión, pero no estar de acuerdo con el hilo que ha conducido hasta ella. Puedo parecer una quejica y una melodramas, pero para mí el mensaje no cala igual, no me lo creo. En resumen
El largometraje pelea consigo mismo entre el deseo de innovar y aportar y mantener el espíritu intacto de la novela, y al final entorpece su propio camino para dejar esa huella definitiva. Al primer acto se le puede acusar de "descuidado" por los no lectores ni seguidores en general de Mujercitas, con un manejo de la estructura poco inteligente y hasta indiferente. Ante eso solo cabe alegar que el que sea una historia muy contada no significa que todo el mundo tenga que tragarse los spoilers desde el principio (por otro lado, si no es entonces, ¿cuándo metemos esos momentos?). Sin embargo, es bonita la nostalgia que se desprende de estos flashbacks y que corresponde con el verdadero lazo emotivo de la trama. Todo lo demás es bastante correcto y cada actriz y actor ejerce de muy buena forma su rol (aunque Amy podría haber sido interpretada por dos. El flequillo como rasgo rejuvenecedor también ha perdido fuerza con los años). Saoirse es sin ninguna duda Jo, y celebro que el sector masculino también tenga escenas para lucirse. Como digo, la película gana muchísimo en los dos últimos actos y buena parte de la causa es el reparto (¡más Beth, sí!), así como el enfoque meta cada vez más evidente, que deja unos cuantos diálogos y frases para enmarcar. Muy sentimentalista todo. Es una pena que el final transmitido como se transmite arruine esas reflexiones y deje un aire de sensacionalismo (pero Bhaer me cae muy bien, que conste).
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Agosto 2023
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