Post de Naiara Salinas Una publicación de una amiga me recordó esta historia que conozco de prácticamente toda la vida y no me canso de ver. Diarios de la calle está basada en un caso real en el que una profesora, Erin Grunwell, es destinada a un instituto estadounidense con una clase muy problemática donde todos los chavales (salvo uno) son de minorías étnicas, la mayoría miembros de bandas callejeras, que sufren el racismo en sus carnes. Grunwell debe encontrar la forma de conectar con los chicos y hacer que aprendan no tanto sobre literatura o matemáticas..., sino sobre el mundo en el que viven y la clase de personas que deberían ser para mejorarlo. Antes de entrar en detalles, ya os digo que esta película es una maravilla y que, aunque ya la he visto más veces de las que puedo contar (la echan todos los años en la tele), la vería otras más. Y es un buen ejemplo de cómo enseñar. El largometraje cuenta con un protagonismo colectivo, es decir, no solo se trata de seguir los pasos de Erin en su día a día con los alumnos, sino que además tenemos la oportunidad de ver cómo estos se relacionan con el mundo y cómo lidian con sus problemas. El foco se sitúa en especial en aquellos que están pasándolo verdaderamente mal, gente que se enfrenta a asesinatos, juicios y discusiones familiares. Estos jóvenes, cómo no, terminan siendo los más rebeldes en clase, pero también los que acabarán metidos de lleno en el ejercicio que les propone la profesora, sobre interiorización, a través de unos diarios que ella deja libremente en el armario para que ellos los cojan cuando quieran y escriban sobre sus vidas o sobre lo que les apasiona. Es un filme muy humano en el sentido de que, cuando otros docentes se han dejado llevar por el sistema y se limitan a acusar a los alumnos de incultos o vagos, Erin propone un cambio, un acercamiento casi psicológico con el objetivo de penetrar en sus cabezas y dejar una huella, un mensaje claro de que toda vida dura puede mejorar con el tiempo a nada que uno ponga esfuerzo en ello. Y todas las clases se orientan a este proceso. En otras palabras, Erin consigue transmitir sus lecciones a partir de respuestas emocionales con casos con los que los chicos pueden identificarse. El ejemplo claro es cuando les manda leer El diario de Ana Frank, para luego concertar una reunión con Miep Gies (quien refugió a la niña, por si no lo sabíais. Añado que encima este personaje no lo interpretó ninguna actriz, sino que la mismísima Gies participó en la peli para dotarla de más realismo). A través de trabajos como este les inculca el respeto por las minorías y el sentimiento de que cualquiera puede valer. Con ello la película entra muy bien en una labor de concienciación sobre los prejuicios morales, el bandalismo, la xenofobia o el racismo. Los alumnos no confían en los que son diferentes a ellos porque conocen las peleas de bandas, aunque sean unos chavales. El único "blanco" que hay es el que recibe todos los dardos como venganza por el maltrato de la sociedad norteamericana a esas minorías. El ejercicio de Erin tiene como objetivo demostrarles que por debajo de sus diferencias está el hecho innegable de que todos son humanos de la misma edad y por ende comparten igualdades también: los mismos gustos, las mismas experiencias... Es muy bonito y muy original el cómo se transmite todo esto, pues el componente emotivo es muy importante en esta cinta. Mientras, podemos ser testigos del sufrimiento que a su vez padece Erin en casa, con un marido que cada vez se desatiende más de ella porque se aburre con tanta dedicación que les da a los chicos. O cómo para hacer posibles muchas clases se busca otros empleos para contribuir sobre gastos que el instituto no apoya. Otra lección que puede extraerse es que la vida es sacrificio, y a menudo debes dejarte la piel por algo que merece la pena. En resumen: Es un alegato contra la discriminación, contra el bullying y contra cualquier enfrentamiento de la humanidad que motiva los asesinatos y/o los suicidios. También es un alegato a favor del conocimiento, porque al final en eso se fundamenta la educación de Erin: en conocer a sus alumnos, que estos se conozcan entre sí y abran sus mentes. El aislamiento de la clase impedía que sus miembros congeniaran entre sí, pero conforme más rasgos en común descubren más se unen hasta formar una piña. ¿Lo increíble? Que esto pasara de verdad. Es como para levantarse y aplaudir, ¿no? Es muy difícil entonces no encariñarse con los personajes, no engancharse a sus tramas o no vivir la experiencia con ellos, sobre todo porque la narración se convierte en intimista cuando aterrizan los diarios. Muy digna, y un reparto sorprendente a la par que familiar (Hilary Swank está espléndida). Ficha técnica Diarios de la calle (Freedom Writers) 2007, USA y Alemania Director: Richard LaGravenese Reparto: Hilary Swank, Patrick Dempsey, Imelda Staunton y Scott Glenn Puntuación: 10/10
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El diálogo cinéfilo de la semanaRuido de fondo
Jack: La sorpresa es infinita. Siento lástima por nosotros y por el extraño papel que desempeñamos en nuestras catástrofes, pero, a partir de un persistente sentido de ruina a gran escala, seguimos inventando la esperanza y aquí es donde esperamos: juntos. Acceso a Calendario CinéfiloArchivos
Agosto 2023
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