Post de Naiara Salinas A contrarreloj (vuelta a los viejos tiempos, eh) os traigo una película que he descubierto hoy durante el viaje de vuelta a mi humilde hogar y que me ha parecido muy digna de esta sección. Su trama cuenta algo tan habitual como atípico y es que, basándose en hechos reales, un músico vagabundo drogadicto ve su vida cambiar radicalmente cuando aparece en su apartamento un gato herido que, tras ser el único que le presta atención y recibir un nombre (Bob), le transformará en la nueva moda de las calles londinenses. Este no es el clásico filme del que quiera destripar mucho argumento porque resulta muy curioso, entretenido y, en cierta medida, educativo. Lo primero que uno puede pensar cuando ve las primeras secuencias se inclina a: "Oh, no, otra de cine indie sin sentido" o "¿Por qué un gato es el protagonista si lo que de verdad nos está contando es el porvenir de James, el vagabundo?" Y más tarde: "Está claro que ese gato es el villano de la historia: ¡acaba de hacer que James sacrifique su único dinero para comer por curarle!" Pero ¿sabéis una cosa? Todo tiene más sentido y más hilo del que pensáis. Sí, el principio es algo lento. Durante los diez primeros minutos seguimos el vaivén que atraviesa el pobre James, un tipo que apenas logra rascar calderilla para un bocadillo tras pasarse la jornada tocando y cantando sin parar, que no levanta cabeza y, aunque lo intenta, no logra desintoxicarse de su mal vicio. De alguna forma, el que aparezca ese gato en su vida es una especie de señal, un giro de ciento cincuenta grados. Tal vez porque el animal es pelirrojo o tal vez por el increíble paralelismo y mi amor literario, he terminado reconociendo el cuento de El gato con botas en esta historia: James viene a ser lo que el Marqués del Carabás antes de ser marqués. En cuanto el gato aparece en su vida este se convierte en su amuleto de la suerte y le procura el éxito allí donde va. Bob no tiene por qué llevar calzado o poner ojitos para metérselos a todos en el bolsillo, le basta con su presencia y carisma felino. Gracias a él James encuentra algo que hacía tiempo que llevaba deseando aunque no se diera cuenta: compañerismo, de la clase que le lleva a uno a interesarse por el bienestar del otro y apoyarse mutuamente. Dos almas sin hogar terminan uniéndose para sobrevivir y les sale redondo, pero por el camino hay rifirrafes, un aprender a convivir y lo que supone tener a alguien inferior al cuidado del otro. Gracias a Bob, James aprende a madurar, aprende qué han sido todos esos años de descontrol para su padre, con quien apenas mantiene una relación. Manejar al pequeño rebelde peludo y darse cuenta de que este le necesita para sobrevivir tanto como él a los demás le hace ver eso y más. Este largometraje es un proceso de madurez de principio a fin, un vistazo a cómo la fe en algo o alguien puede sacarte del pozo más hondo y cómo las segundas oportunidades prevalecen. Cuando James encuentra la luz se aferra a ella todo lo que puede, y por muchos baches que encuentre al final lo que importa es su negativa a volver a ser el de antes. Todo ello se refleja en cómo cambia su relación con el entorno, cómo cada vez se abre más a la gente y confía en su "terapeuta" (interpretada por la gran Joanne Froggatt de Downton Abbey) y cómo busca alternativas. Lo que la convierte en una película realista es que nada sucede de la noche a la mañana y lo que la hace tan genial es saber que cosas increíbles que parecen de relato acontecen de verdad, y este tipo logra, a su modo, uno interesante. En resumen: es otro canto humilde a la relación hombre-animal. Bob es un amor, aunque al principio parezca otro bache más. Es un gato listo que sabe lo que se hace y gracias a eso sus escenas con James logran una mezcla eficiente entre ternura y diversión. El filme también es un retrato de la vida de un sintecho que tiene que ingeniárselas para comer. Es una historia sobre relaciones humanas, una historia de vicios que luchan por ser virtudes, de amores que figuran en la línea de meta y de metamorfosis. James es un Gregorio Samsa que debe evolucionar de cucaracha a algo más y su conversión no es nada fácil. Cuando digo que esto se siente en parte como un cuento es porque, teniéndolo todo en contra, el hombre obtiene un enorme resultado, pero antes de eso ha estado moviéndose en una montaña rusa que le devolvía al pozo al menor descuido. Con ello no quiero spoilear, sino indicaros que os fijéis en este detalle cuando la veáis (si la veis). Esto solo te demuestra que los animales pueden hacer por nosotros más de lo que pensamos, algo que los más humildes tienen muy en cuenta. Un buen guion ejecutado por un buen reparto. Conclusión para mí misma: a lo mejor confío más en el seleccionador de los DVDs de viaje. Ficha técnica Un gato callejero llamado Bob (A Street Cat Named Bob) 2016, Reino Unido Director: Roger Spottiswoode Reparto: Luke Treadaway, Joanne Froggatt, Anthony Head, Ruta Gedmintas y Bob (sip, el auténtico). Puntuación: 8,5/10
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Agosto 2023
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