Post de Naiara Salinas Tiene gracia este post, pues conforme iba escribiendo mi ranking cinematográfico de los dos últimos meses del año, al llegar a Star Wars empecé a escupir todo lo que opinaba con pelos y señales y me di cuenta de que había una cuenta que saldar, por lo que he traído mi pequeña bronca a una entrada aparte. Tranquilos, no es que el lado oscuro se haya apoderado de mí durante esta reseña, pero siento una perturbación en la Fuerza que debo manifestar como sea. ¿El cierre de una saga o la negación de su lado oscuro? Pese a haber comentado en Twitter que disfruté la película, los días posteriores, los análisis punto por punto y un poco de enfriamiento antes de ponerme a escribir en serio me han hecho replantearme algunas cosas. Por una parte comprendo la difícil misión de otorgar a una saga que ha durado décadas el cierre definitivo que se merece (espera, ¿definitivo? Ya veremos). J.J.Abrams es ese fanático que quería recordar lo que sintió cuando vio de niño la primera trilogía de La guerra de las galaxias, la space opera más ambiciosa de la historia del cine, que marcó un antes y un después para todos los futuros cineastas de ciencia ficción y los creadores de efectos visuales, vestuario y maquillaje. Y tal vez eso sea lo que ha empañado tanto esta trama que En el despertar de la fuerza se auguraba muy prometedora. A pesar de que la mayor parte del fandom condena Los últimos jedi, Rian Johnson acertó en abordar la Fuerza de una forma más compleja que nos hiciera cuestionar todo lo que se había venido creyendo hasta ahora, y es que semejante poder luminoso puede y hasta debería coexistir con el lado oscuro. El episodio VIII quiso mostrarnos que la Fuerza no tenía por qué estar ligada a grandes dinastías. Aunque es cierto que para los que esperábamos la ansiada revelación de los orígenes de Rey, el personaje más misterioso hasta el momento (cada cual con sus teorías), fue un chasco, el final con los niños haciendo uso de su poder era hasta muy esperanzador, todo indicaba que en la última entrega Rey ya no estaría sola y podía ser que incluso renegase de la academia jedi y se limitase a llevar paz en el mundo, pues esa es la esencia de la Fuerza. Sin embargo, el retorno de J.J.Abrams, más el deseo de Disney de alejarse de los fans tóxicos, ha causado un borrón y cuenta nueva que no beneficia en absoluto a la continuidad de esta trilogía. De pronto es como si el largometraje de Johnson jamás hubiera existido. Cierto es que su guion fue muy flojo y con algunas partes sin sentido, pero tampoco merecía tal desprecio y rechazo por parte de su productora adoptiva. Póngase por ejemplo el caso de Rose Tico, cuya actriz fue maltratada sin ton ni son tras el estreno. Un personaje que antaño fue muy importante queda relegado ahora a un par de apariciones y seis líneas de diálogo como mucho. El romance que podía tener con Finn se olvida, y en su lugar este sigue pendiente todo el rato de Rey, con quien hizo muy buenas migas en El despertar pero (SPOILER ALERT) con quien al final no tiene nada, ni se insinúa siquiera esa posibilidad (FIN SPOILER). He disfrutado el episodio IX tanto como el VII, opino que a pesar de sus fallos ambos logran engancharte a base de tanto golpe emocional y misterio por resolver, pero eso no quita que me rabie la situación, sabiendo que podría haber quedado mucho mejor con un mix de lo mejor de los dos anteriores episodios y no solo de uno, pues nunca nada es cien por cien una bazofia o un exitazo. Lo único que tiene continuidad es la relación entre Kylo y Rey, los dos mejores personajes de lejos. Abrams logra ensalzar a su villano y dejar atrás su pataleta de niño consentido ridícula que le dejó Johnson. Vuelve a mostrar la dualidad que parecía presentar en el episodio VII. Y ese es el quid de la cuestión: el VII es lo lejos en el futuro que llegan las referencias, salvando la presencia de Luke Skywalker y el templo jedi. Todo lo demás resulta un eco del pasado. Y, de nuevo, lo que tenemos es una historia paralela al relato original, ofuscada en recordar los buenos tiempos e impedirse a sí misma un poco más de creatividad. Al mismo tiempo, tratándose de una de las sagas más largas, se tira la casa por la ventana y el deseo de colar tanta referencia provoca una aceleración de la acción que obliga al espectador a tomarse unos minutos de asimilación (u horas o días) tras salir del cine. Cualquier plot twist que acontece al final de un tramo se resuelve enseguida en el siguiente. Se trata de una estructura que apenas deja tiempo para pensar o respirar, se juega con muchos efectos emocionales que sí, hacen que nuestros ojitos brillen de éxtasis, pero de vez en cuando parar en el ritmo se agradece. Mejor reservarlo para el clímax, el cual (conociendo cómo deberían ser para considerarse clímax, es decir, acelerados) es la mejor parte, incluyendo el momento en que las aguas se calman un poco. Además, Abrams presenta en el último momento personajes que, queramos o no, nos acaban interesando (como el de Keri Russell, la tribu indígena comandada por Naomi Ackie y el genial y cómico Babu Frik), pero solo tenemos unos minutos para disfrutar de ellos. Nótese que hasta me he dejado los dos primeros nombres de los personajes adrede, porque estos se pierden en este conjunto de acciones y es una pena. ¿Es una idea para colarnos más tarde spin offs en Disney +? ¿Quién tiene la culpa? En estos momentos desconozco los resultados en taquilla de Los últimos jedi, pero sí que recuerdo que la crítica dio severos palos, tanto la profesional como la fanática. Claro que lo peor que le puede pasar a una franquicia no es eso, sino que la productora y la dirección les sigan el juego. Una cosa es aprender de los errores y otra, ocultarlos, como los Dursley a Harry Potter, es decir, algo con lo que tienes que vivir pero que supone una mancha en el expediente que trae vergüenza a la familia por ser tan diferente. En lugar de aprovechar lo mejor que tenía esa historia, y mira que han tenido dos años para darle vueltas. Con esta idea en mente Disney le pide a Abrams que finalice la trama y este retoma su guion para dedicarnos el último fan service. ¿Queríamos que Rey tuviera unos orígenes especiales (cosa que por la visión en el local de Maz Kanata tenía sentido)? Concedido. ¿Que haya salseo romántico? Hecho. Si un personaje no interesa o no gusta, se borra. ¿Cuál es la época dorada de Star Wars? Rescatemos todo lo que podamos. Puede que Johnson no nos diera la mejor película de la saga, pero Disney también tuvo que ver en eso. A veces se arriesga y se pierde, como fue el caso, pero al menos arriesgó, algo que poco valora la compañía del ratón hoy en día, empeñadísima en volver a ser lo que fue. Eso no quiere decir ni que todas las decisiones de Abrams en esta película sean malas ni que sea responsabilidad entera de Disney. Un creador tiene cierto margen de libertad y él decide cómo emplearlo, o eso quiero creer. Si resulta que su genio se amolda a la visión de la productora, mejor aún. Aunque volviendo a lo de ocultar los errores, el guion de Los últimos jedi se podría haber subsanado fácilmente manteniendo la relevancia de algunos pasajes pero situándolos en un fondo más adecuado. No era necesario cortar por lo sano. Por tanto...
Lo mejor de El ascenso de Skywalker para mí es la dualidad de Rey y Kylo, su conexión y su madurez (y mira que a Kylo le tenía mucha manía. No sé si es porque Adam Driver se ha curtido como actor dramático estos años o porque su personaje está mejor escrito, pero me he llevado una grata sorpresa). Sus viajes son los únicos que no presentan fractura, sino congruencia, un final acorde con su evolución. La búsqueda de los mapas para llegar hasta el último villano continúa en la línea aventurera de la saga y nos ofrece paisajes nuevos, como cierta festividad en cierto planeta. El homenaje a los jedi es muy grande y el final, dejando a un lado los contras y las rupturas, sí dignifica la saga que siempre hemos amado. Se puede disfrutar mucho más que Los últimos jedi solo por eso, ya que, al contrario de lo que podía suceder con esta, no te deja indiferente. No obstante, aunque finaliza muy bien este ciclo no es muy justa con su propia trilogía. Historias que se dejan incompletas, rupturas llamativas y un guion tan veloz que acaba descarrilando en algunos puntos de giro cuestionables. Por ejemplo, la presencia de Palpatine es tan superficialmente explicada y se apoya tanto en algo tan visto que es de una escritura muy perezosa. Muy poco planteamiento real ha habido en esa parte, pues poco se ha elaborado el camino para llegar hasta ahí. ¿Realmente hacía falta resucitarlo? Ahí dejo la pregunta. Con la de mundo que tiene Star Wars, es una pena que no se hayan atrevido más (¡da gracias a Dios por que al menos entran en escena los caballeros de Ren!). Poco se han aprovechado las novedades que ofrecía, y temo que a más sagas les suceda lo mismo. Beber de la nostalgia no siempre es bueno, a veces lo mejor que se puede hacer es cantar "Hakuna Matata" y dejar atrás el pasado. Que el cuento crezca libremente siendo solo fiel a sí mismo y no a sus seguidores, pues al final es la única forma de llegar a un buen resultado que satisfaga a la mayoría. Historias como The Mandalorian y Rogue One al final gustan más porque exploran otros aspectos al mismo tiempo que nos cuelan referencias por doquier. Son la prueba de que la saga puede vivir al margen de los Skywalker. De todas formas, Disney debería hacer un poco de reflexión interior sobre cómo abordar sus próximas resurrecciones, antes de que el público se harte.
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Agosto 2023
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