Clueless-Emma y otras películas que (posiblemente) no sabías que eran adaptaciones de obras clásicas4/17/2020 Post de Naiara Salinas Cuando me propuse lo de los maratones temáticos, en realidad omití que había una gran culpable que lo inició todo. Mi empeño por ver una cinta de los 90 que se me había pasado en mi infancia, preadolescencia y hasta adolescencia me hizo acordarme de todos los tesoros del pasado que aún me quedaba por descubrir y con los que tenía que llenar mi vacío cinéfilo... y no descarto que alguno existencial también. Bendita Netflix por asegurarme el visionado de este pequeño pedazo de oro en toda una vorágine de contenido, pero mentiría si dijera que tuve algo así como una revelación en sueños o que se me presentó el santo Tom Hanks y me dijo: "Naiara, tienes que ver Clueless ahoraaaa". No. Si no hubiese sido por la enésima adaptación de Emma, estrenada en Reino Unido y Estados Unidos tan solo un mes antes del estado de alarma, que me levantó el hype, me animó a sortear un ejemplar de la novela que aproveché para leer mientras tenía lugar el sorteo (qué, una tiene que sacar algo de esto, ¿no es así como funciona?) y se convirtió así en el primer libro de Jane Austen que leía en toda mi vida... no, yo no habría llegado a Clueless. Si no fuera porque tooooodo el equipo de la película, o más bien tooooooda la prensa norteamericana estaba empeñada en desempolvar todas las Emmas de la filmoteca para establecer comparaciones con la versión de Autumm de Wilde... yo no habría llegado a Clueless. Y si no hubiese llegado a Clueless no me habría detenido a pensar en otras películas que disparatadamente se revelaron como adaptaciones de obras clásicas. Es decir, que sin la Emma de De Wilde, yo no habría llegado a escribir nunca este post (o quizá sí, pero en unos añitos más). Hoy, viernes 17 de abril, tendría que haberse estrenado esta adaptación en España. Y como Universal Pictures ha facilitado el alquiler de la película a través de Amazon, Google, ITunes y otras plataformas, he tenido la suerte de poder encontrar un camello que colgase el torrent para verla yo también y poder realizar mi propia comparación. Porque estamos en el mes más literario de todos me parecía idóneo abrir la semana oficial del libro con este tema. Preparen sus tazas de té, damas y caballeros, que ¡empezamos! Clueless vs Emma: una misma historia de un mismo mundo en épocas contrarias Dos jóvenes amanecen en sus camas, preparadas para lo que el día les depara. Pero una irá directa a una boda y la otra, a clase. Ambas harán migas con una chica nueva de origen más humilde y torpe con las relaciones a la que tratarán de ayudar consiguiéndole al mejor chico y dispersando a los barriobajeros o granjeros de poca monta. En medio del lío se meterá un amigo de la familia con el que se han criado y que les dará unas soberanas lecciones sobre el amor. En cuanto aparece el primer fotograma de cada adaptación, te das cuenta de lo que influye el tiempo, entendido esta vez no solo como el avance progresivo, sino también en cuanto al estilo, la visión directiva, el tipo de acercamiento y/u homenaje a una obra reputada... Ciertamente, la Clueless de Amy Heckerling (1995) supo aprovechar el material original y conceder al público una versión actualizada con la que no solo les abrió el camino de acceso a Austen, sino que además demostró que un clásico nunca muere si se reinterpreta de acuerdo con los parámetros de la sociedad presente. La trama de la novela es bastante adaptable a los tiempos modernos gracias a su comicidad y su rollito tan... Gossip Girl, y buena parte de la comedia precisamente está en imaginarse cómo sucederían las cosas en nuestra época. Eran los 90, estaba a punto de acabarse un siglo que había sufrido el mayor número de transformaciones en poco tiempo, que había explorado todo cuanto se podía explorar... menos a sí mismo. Y por eso, creo yo, los 90 supusieron la explosión del cine "juvenil", es decir, vivir la época a través de los jóvenes, que eran la última generación del XX (me tiro flores porque puedo). Heckerling podría haber tomado cualquier escenario para este experimento, pero eligió el instituto, el lugar más selvático de todos, donde habitan especies de todo tipo y los alumnos buscan su identidad continuamente, sean conscientes o no. Con esa lectura Heckerling denotó la madurez de una Austen que ya se estaba despidiendo de la vida y posiblemente pensando en aquella juventud en la que ni ella misma sabía adónde llegaría. Y es que Emma, a primera vista, puede parecer una joven muy segura de sí misma, pero no hace más que equivocarse debido al orgullo que la llena, por lo que en sí no es un personaje predefinido, sino que debe evolucionar más incluso que los que la acompañan. Lo mismo sucede con Cher, quien tiene cabeza para algunas cosas pero en el fondo es una cría que no puede saberlo todo sobre la vida. Desconozco hasta qué punto Heckerling era devota del libro o de la otra adaptación (previamente solo existía la serie de 1972, con Doran Godwin en el papel protagonista), pero puede enorgullecerse de todo el legado que ha dejado en las siguientes (y en la cantante Iggy Azalea, quien basó todo su videoclip de "Fancy" en el filme). En concreto, en lo que respecta a la de este año se producen tantos paralelismos que no sabría ni por dónde empezar: planos, el color del vestuario, manías, ¡peinados! Parece mentira. Esto es solo el principio. Tenéis mucho más aquí. La historia puede repetirse pero, tal y como dijo el león Aslan tiempo atrás, "nada sucede del mismo modo dos veces", y en esta ocasión al choque de épocas se le añade el de continentes. Dos culturas hermanadas pero nada que ver la una con la otra, la sal y el pimiento, el perro y el gato. Y muy fascinadas la una por la otra. Si Heckerling se impregnó de todo el espíritu de los 90 para realizar su película (lo que se traduce en música contemporánea con variedad de géneros como el pop, el rock, el disco, el rap, etc.; y mucha más cultura pop aun cuando no se había popularizado el concepto como ahora), Autumm de Wilde (llama la atención que ambas direcciones sean femeninas) opta por más clasicismo, pero del tipo del que las versiones anteriores carecen, lo que llevó a todo el equipo a sumergirse en todos los manierismos caídos en desgracia siglos después. ¿El más inquietante? El lenguaje. Quien haya probado a leer a Austen en su early modern english se habrá encontrado con expresiones y estructuras que si no le han provocado un ictus cerebral poco habrá faltado. Nah, hipérboles. Pero es que resulta que en el largometraje sucede un poco lo mismo, hasta el punto de que verla sin subtítulos (como una que yo me sé la primera vez...) debería bastar para convalidar tu listening de nivel C2. No me refiero tanto al vocabulario (que quizá sea lo más sencillo, si eres capaz de cazarlo en toda esa verborrea): los actores emplean el tono grandilocuente e histriónico no solo propio de la época... sino exagerado de la comedia partiendo de la época. Es decir, periodo y género se dan la mano. Además, hablan con bastante velocidad y cuesta seguirles todo el rato. Moraleja: que la veáis mínimo subtitulada (yo nunca haré ascos a ese acento tan suyo), aunque por lo demás es bastante disfrutable. Y los cursillos de etiqueta son un MUST, así que no solo te deleitas con su visión tan rococó, sino que se acaba convirtiendo en todo un documental de la época de la regencia. A veces los detalles marcan la diferencia. En cuanto a lo cultural... en qué momento meterse con lo más propio de Inglaterra (de la campiña, para ser más exactos) frente a lo más propio de USA. Aunque bien es verdad que la comedia no funciona igual, siendo la adaptación americana la más aproximada a lo que se entiende por comedia romántica (ideal vendido por Hollywood, cómo no), mientras que la inglesa se recrea en su propia rimbombancia y acidez, aunque con menos presencia de su característico humor negro a favor de dosis más pizpiretas. En algunas escenas peca un poco de la frivolidad de quien lleva traje encorsetado (se ha demostrado que la vida en vaqueros, minifaldas y camisas de cuadros es más libre y feliz). De Wilde acaba abrazando a Austen en todo su ser, por lo que la suya es incuestionablemente la versión más fiel. Sin embargo, tan personal como la crea, paradójicamente menos introspección sobre los personajes realiza. Por ejemplo, secundarios como Frank Churchill y Jane Fairfax que en el papel son de importancia muy alta quedan relegados a escenas más anecdóticas, algo que se repite más veces, porque todo lo secundario se aborda superficialmente para dar más cuerda a la relación entre Emma y su querido George Knightley, de cuya química no existen dudas, por lo que la figura de Churchill como "rival en potencia" es más bien publicidad de un falso triángulo amoroso, mientras que en Clueless el dualismo de las pasiones es más evidente, con una resolución algo más cachonda (convendría añadir que en esta versión el personaje de Jane se elimina, por lo que el de Churchill, aka Christian, tiene otro desenlace que las generaciones actuales aplaudirían). Lo que sí se aprecia más en Emma es el rifi rafe entre los supuestos pretendientes, que también divierte. Aparte de la protagonista, el personaje mejor tratado en ambas versiones es el de Harriet Smith, o Tai, una muchacha a la que siempre se la representa como tímida, dulce, leal, un tanto rarita... La diferencia es que, mientras que en los tiempos y en el país de Emma le urgía ir encontrando maridito o acabaría viviendo como solterona, en Clueless su objetivo principal es encajar, conocer a gente (y a Cher por algún motivo se le ocurre que encontrar novio es la mejor manera). Y es que, como apunte, en los países de habla hispana Clueless se traduce como Fuera de onda, lo que devuelve mis reflexiones al comienzo: la búsqueda de la identidad. Casi parece que, con ese título, Tai es más protagonista que la propia Cher, porque es ella la que a priori desencaja con todo, aunque luego se revela que en realidad la ley de la jungla, perdón, del insti, se la sabe muy bien. CONCLUSIÓN Es muy chungo elegir entre dos versiones tan distantes como similares y auténticas. Lo llamativo es que argumentalmente no hay mucho que dividir, aunque Clueless aporta más originalidad gracias al juego vinculante con la década, por lo que, de elegir, diría que esta logra encandilar mucho más a través de la trama. Pero en todo lo que rodea a la filmación, los aspectos más técnicos e interpretativos, merece mucho la pena acercarse a la versión clasicista, donde hay más cuidado en casi todo: los escenarios, la interpretación, el atrezzo... ¡Es que hasta se cuidan de mostrar cómo se vestía a un aristócrata en ese periodo! De Wilde es antes fotógrafa que cineasta (este supone su debut como directora, por cierto) y se nota en la composición armónica de los escenarios y los planos. Toma decisiones muy interesantes. Y el reparto simplemente merece un aplauso. Al final el pasatiempo lo encuentras con las dos, una con todo el liberalismo juvenil noventero norteamericano y otra, con la opresión exagerada y clasista británica. Una tiene a Paul Rudd y la otra... a Bill Nighy. De la fusión entre ambas saldría la Maria Antonieta de Sofia Coppola (es que ni lo dudo). Clueless: ¿precedente o parte de una moda? Por si alguien se había olvidado del título de este post, otra de las cuestiones que me apetecía abordar es hasta qué punto toda la ideología de los 90 (¡y más allá!) afectó a las adaptaciones literarias. Porque Clueless no fue la única, faltaría más. Es momento de ver hasta dónde alcanzaba el amor de los norteamericanos por Inglaterra, madre mía. Puede que a partir de aquí os llevéis alguna que otra sorpresa (obviando el dúo El rey león-Hamlet del 94): Mi Idaho privado (1991): Enrique IV, 1º parte Este clásico indie con los grandes Keanu Reeves y River Phoenix (hermano mayor fallecido de Joaquin) parte de una de las docenas de obras de William Shakespeare, que a voz de pronto se volvió súper popular en esa época (yo encantada, oye). Ya lo iréis viendo en esta lista... En esta película los chavales se dedican a la prostitución en las calles de Portland y su amistad se enfrenta a una gran prueba cuando en un viaje a Roma uno de ellos se enamora y al otro le entra "la fiebre de celos del bromance". Diréis: ¿y cuál es la relación con la obra, entonces? Si una cosa va de chaperos y la otra de guerras monárquicas. La inspiración no fue directa, pero al director Gus Van Sant sí le interesaba mucho el largometraje Campanadas a medianoche de Orson Welles, donde aparece Falstaff, uno de los personajes de la obra shakesperiana, amigo del príncipe Hal (futuro Enrique IV) que es objeto de varias bromas por parte de este y su otro compi Ned Poins. En Mi Idaho privado Falstaff se convierte en Bob Pigeon (William Richert) e instruye a estos jóvenes, de los cuales Reeves sería Hal (ahora Scott) y Phoenix, Ned (Mike). Diez razones para odiarte (1999): La fierecilla domada ¿Qué tal vais llevando la sorpresa? (O quizá me estoy emocionando yo más que vosotros). Volvemos a Shakespeare con otra trama actualizada en la que dos hermanas con una personalidad opuesta, la tosca e introvertida Kat (Julia Stiles) y la "inocente" y popular Bianca (Larisa Oleunik), son gobernadas por un padre estricto que impide que Bianca pueda salir con nadie a menos que lo haga Kat, razón por la que sus pretendientes urden un plan y contratan a un tío duro (Heath Ledger) para que engatuse a la primogénita. Otro de los clásicos que no deben quedar en el olvido. ¡Y además mantiene los nombres de la fuente! A saber: Catalina, Blanca... Petruchio se convierte en Patrick (Ledger), Lucencio en Cameron (Joseph Gordon-Lewitt)... Se cambia Italia por otro instituto estadounidense y listo, no hay muchas más diferencias. Laberinto envenenado (2001): Otelo Mira por dónde, Shakespeare ya no es el único que repite: Julia Stiles se le une. Cambiamos de siglo, pero la moda prosigue (y va sensacionalizando un poco las cosas, porque ese título... en fin). La trama podría hacer que Élite pareciera un reboot, ya que se ambienta en una escuela elitista (*guiño*), en la que Odin James, "O" pa los amiguis (Mekhi Phifer), es el chico más popular, el Michael Jordan adolescente, y sale con Julia Stiles, quiero decir, con Desi Brable, la hija del decano. Pero vuélvete popular y conseguirás ganarte enemigos; ahí entra Hugo Goulding (Josh Harnett), que empieza a sentir celos del éxito del tío... que sale con su guapísima hermanastra. Y decide que igual malmeter un poco podría mejorar su autoestima. Ay... No os confundáis a pesar de este resumen: Odin es nuestro Otelo, el protagonista de una tragedia. Ambos son los únicos de una etnia diferente en sus versiones. El resto ya os lo podéis imaginar: puro Shakespeare style. Chicas malas (2004): Queen Bees and Wannabes Bueno, técnicamente aquí la única "sorpresa" es que este otro clásico juvenil también nace a partir de un libro, pero no es una obra clásica, es más, se publicó solo dos años antes de la peli. Lo incluyo porque su planteamiento dista muchísimo de lo que acabó siendo el guion (y porque ya me he aburrido de Shakespeare y quería un plot twist), ya que la autora, Rosalind Wiseman, quiso ofrecer "autoayuda" para delimitar los patrones de comportamiento agresivo entre las cuadrillas compuestas por chicas durante el instituto y lidiar con ellos. De aquí salió una comedia tremenda, ¿quién lo iba a decir? Siguiendo la corriente a sus predecesoras en estilo. Ella es el chico (2006): Noche de reyes Pues qué poco me ha durado el plot twist, porque esta también la escribió Guille (la obra, se entiende). En Ella es el chico seguimos a Viola Hastings (Amanda Byrnes, ¿qué diantre fue de ella?), una futbolista que ve su sueño frustrado cuando cancelan su equipo. Tiene un mellizo, Sebastian, que quiere irse de gira con su grupo a Londres, y le pide que le guarde el secreto a todo el mundo. Aprovechando su parecido, Viola cambia su ropa y sus formas y no solo lo cubre, sino que se hace pasar por él para entrar en el equipo de fútbol masculino, donde conoce a Duke (Channing Tatum) y, por supuesto, se pilla por él. Ríete de Mulán y Shiang (nunca). ¿Y esto lo ideó una mente tan intensita, loca y radical como la de Guille? ¿Acaso lo dudabais? Que yo reconozco la dramatización de Shakespeare in love, pero ahí aparecía una mujer que se vestía de hombre para poder actuar, just sayin. Claro que él era hombre de letras y renacentista, no le iba mucho otro deporte que no fuera la esgrima. En Noche de reyes lo que ocurre es que Viola llega en un barco que naufraga y en el que cree haber perdido a su padre y a su hermano mellizo (nuevamente se mantienen los nombres originales en la adaptación). La chica, en este caso, no usurpa su identidad, pero sí que se disfraza de hombre y se hace llamar Cesario (mira que hay opciones, nena) para trabajar en el palacio de un conde, mientras que su hermano es rescatado por un tipo llamado Antonio del que se hace amigo. En las dos tramas converge todo un enredo que genera triángulos amorosos descontrolados. Duke/Orsino está enamorado de Olivia, quien rompe con él porque no le aguanta. Cuando Duke/Orsino le pide ayuda de colega a colega a Viola, vestida de chico, y esta habla con Olivia, Olivia se enamora de ella creyendo que es Sebastian. Pero el Sebastian real ni siquiera conoce a Olivia, aunque a Viola sí le empieza a molar mucho Duke/Orsino. ¿Os habéis perdido? Pues pasemos a la siguiente, anda, que ese enredo os lo sabéis mejor fijo. Si el mundo fuera mío (2008): El sueño de una noche de verano Yo no entiendo por qué no escribí sobre estos largometrajes cuando publiqué el post del maratón shakesperiano visto lo visto, pero en fin, ya está hecho. Llegamos al final de la lista (bieeeeen) con otra adaptación que para variar no es nada conocida (ni por haber oído sobre ella gracias a festivales, ni por reparto, etc.) pero que en cambio se basa en una de las obras más famosas y laureadas de Guille. Qué, así sí, ¿eh? Este filme romántico y musical usa el texto como hilo conductor en un argumento que pasa de lo realista a lo fantástico. El protagonista es Timothy, un chico gay salido del armario que estudia en un insti masculino y recibe agresiones por parte de muchos, pero sobre todo del equipo de rugby, aunque se muere por los huesos del capitán, Jonathan. Cuando consigue el papel de Puck en la obra de El sueño de una noche de verano acaba descubriendo que la poción de amor es real y no solo un producto de la imaginación de Guille ni de J.K.Rowling, por lo que la utiliza para conseguir que Jonathan se enamore de él y sus compañeros dejen de atormentarlo, lo que genera, como os podréis imaginar, un caos enorme. He querido seleccionar esta pieza y no otras por su ingrediente metaliterario (que para mí acentúa la gracia) y la presencia de una mentalidad doblemente millenial por la inclusión. Que se vea que los nuevos tiempos influyen. Y hasta aquí lo que se daba. ¿Cuál de estas parejas moderno-clásicas os ha gustado más? ¿Las conocíais todas? ¿Tenéis alguna que añadir? ¡Nos leemos!
1 Comentario
Ana
3/7/2024 11:40:16
Otra adaptación de una novela clásica es Crueles intenciones, que es la versión noventera y americanizada de Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos.
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