Post de Naiara Salinas Prosigo con mis aventuras e incursiones en el maravilloso mundo de las adaptaciones centradas en la obra de Louisa May Alcott y esta vez regreso al cine para hablar de la que probablemente sea mi versión favorita (por ahora), aunque solo sea por la huella que me dejó de niña al ser aquella con la que conocí esta historia, cosa que no deja de tener su gracia, pues su estreno pilló a mi generación en la cuna (y eso lo hace todo más hermoso y vinculante todavía). A lo largo de este maratón con Noemí Escribano y Tierra Cero, hemos viajado a través de su puesta en tablas, del mensaje feminista y familiar de la novela, de su adaptación al anime, etc. Por tanto, ¿qué queda por contar de ella? Pues mucho, ¡claro que sí! Porque una historia no se cuenta de la misma forma dos veces. ![]() La star system de los 90 El primer reclamo a la hora de vender una trama que ya se ha contado de innumerables maneras suele ser la dirección y el reparto. Uno de los aspectos que más maravilla por tratarse de una época todavía con muy poca presencia femenina detrás de las cámaras es que el guion cayera en manos de Gillian Armstrong, una australiana que durante el 79 había recibido enorme reconocimiento por otra adaptación titulada My Brilliant Career (en este caso sobre el libro de Miles Franklin), acerca de una muchacha con aspiraciones literarias en la Australia victoriana. Con semejante argumento parecía la mejor cabeza que poner al frente de otro sobre cuatro hermanas entre las que brilla, nadie duda de ello, la joven escritora. Y aunque su nombre ya no suena con fuerza, no cabe duda de que su visión de Mujercitas resulta significativa en la historia del cine y gracias a ello es en la que casi todos ponen el ojo cuando se habla de adaptaciones de esta novela. Ahora es Greta Gerwig quien coge el testigo de cara a las salas (previamente tenemos una miniserie de 2017), una mujer trabajando sobre la obra de otra mujer, que previamente ya fue tratada por otra mujer, con lo que se instaura un nuevo ciclo casi hermanado entre creadoras y narradoras. Y si la dirección ya auguraba un buen porvenir para el filme, mucho más lo hizo cuando sumó las caras jóvenes y adultas que estaban despuntando en ese momento, empezando por una Susan Sarandon recién llegada de los BAFTA, los Globos de Oro y los Oscar por Thelma & Louis (1991) como la matriarca March; Winona Ryder, la joven estrella de la generación X salida de ficciones oscuras como Drácula (1991), La casa de los espíritus (1993, donde además compartió cartel con Meryl Streep, que interpreta a la tía March en la versión de Gerwig) y La edad de la inocencia, en la piel de la indomable Jo March; Claire Danes, quien tuvo que rechazar un papel en La lista de Schindler por rodarse en el extranjero y en su lugar rodó la serie de la ABC Es mi vida junto a Jared Leto (aunque cuando brillaría más como estrella juvenil sería tras Romeo y Julieta con Leonardo DiCaprio), como la dulce y abnegada Beth March; Kirsten Dunst, que también estuvo rodeada de vampiros en Entrevista con el vampiro (1994), como la caprichosa Amy March; Christian Bale, otro más de los "chicos de Spielberg" tras El imperio del sol (1987), como Theodore "Laurie" Laurence y, por último, Gabriel Byrne, un veterano muy curtido en el drama y las cintas de época, como el profesor alemán Friedrich Bhaer. Una narración costumbrista llena de esperanza Una vez mordido el cebo, es momento de echarle la mano al guion y ver de qué forma puede dársele vida. Al igual que sus predecesoras, la Mujercitas de 1994 adaptaba tanto la primera novela de Alcott como la segunda, Buenas esposas, aunque, en referencia a la del 49 que comentó Noemí, no sería justo alegar que fue más fiel, pues al final todo depende de desde dónde se juzgue. Sí diré que el espíritu de las páginas del libro y el orden jerárquico de las hermanas March prevalecieron. Claro que ninguna adaptación puede desligarse enteramente de su equipo técnico, pues es el que acabará determinando el foco principal diga lo que diga el papel y en este caso su composición casi enteramente por mujeres fue determinante a la hora de ofrecer un relato cercano, emotivo y muy anecdótico, con una ambientación clásica estructurada de forma lineal y demás recursos estilísticos propios más de un melodrama de televisión que de una superproducción de cine, como era costumbre en la década con este tipo de relatos. La banda sonora compuesta por Thomas Newman aún nos traslada a la Nueva Inglaterra de la guerra civil, donde cinco mujeres y un muchacho se cubren las espaldas y sueñan con la luz que la libertad les brinda mientras viven un sinfín de aventuras, que el metraje plasma a través de episodios divididos mediante elipsis o transiciones como si cada parte pretendiera resumir un capítulo de la novela, de tal forma que, indirectamente, estamos asistiendo a una miniserie unida en dos horas de fotogramas. ¿La sensación que recibe el espectador con este enfoque? De absoluta familiaridad (¡la vida misma!), la calidez de los juegos infantiles iniciales que dan el salto a las primeras broncas y, poco después, a la madurez con el primer amor, el primer desamor, la primera mala nueva, etc., hasta culminar en el perfecto cierre que, metanarrativamente, completa la novela de Jo que nos ha estado contando su vida y la de sus hermanas, lo cual no es el final, sino la promesa de un triunfo. ![]() La fiereza de Winona Ryder como eco histórico de un progreso La elección tan acertada de esta actriz como Josephine March se saldó con una nominación a Mejor Actriz en los Oscar de 1994 (acompañada de otras dos en Mejor Banda Sonora y Mejor Diseño de Vestuario). La energía que desprende resulta idónea para encarnar a la valiente y luchadora Jo, en cuyo perfil se ve reflejada la propia Louisa May Alcott, para quien la historia era algo más que una expresión de su deseo de libertad y, así, la construyó de forma paralela a su vida. Por esta razón, el ojo de la cámara concede importancia a los detalles de la novela que más identifican a su autora original y elabora una estructura meta que poco a poco va cediendo desde los pasajes simples hasta la obra compleja con su razón de ser. Mirando la biografía de la propia Alcott se puede entender mejor el desarrollo de la historia y la personalidad de Jo, una joven que lucha contra las directrices sociales que le imponen una vida casera a los pies de un marido. Pese a que los personajes masculinos están retratados con enorme respeto y Laurie en concreto se sale de lo "socialmente cotidiano" de la época, precisamente a través del rechazo a este matrimonio idílico entre medias naranjas la autora manifiesta su rebelión interna. Es la misma mujer que una vez dijo: ![]() "Las chicas me escriben para preguntarme con quién se casarán las mujercitas, como si casarse fuera el único objetivo y finalidad de una mujer". ¿No os suena de algo? Aparte, al igual que Jo Alcott también tenía una trayectoria con la pluma antes de publicar Mujercitas, alimentándose a base de literatura sensacionalista a medio camino entre lo erótico y lo gótico, hasta que la pobreza empezó a rondar su puerta y se vio obligada a ofrecer algo distinto que además escribió en diez semanas. Como Jo, Alcott también contaba con una hermana que se casó, otra de salud delicada y otra que se marchó a Europa a pintar. La frustración, la pena y la entrega que transmite Winona son el eco de ese pasado encaminado a un futuro que pudiese abrir más puertas a las mujeres y liberarlas del yugo matrimonial. Simplemente, Jo es el alma de la historia, pero para contarla sus hermanas y lo que ellas representan en su vida debían aparecer. Por ende, lo que queda es un relato moderno de carácter (auto)biográfico que mantiene la estructura de la novela y hasta juega con la división en pasajes. La mirada cambia, gana en ternura y emotividad y facilita a los espectadores la conexión con los personajes, dirigiendo al mismo tiempo un grito de lucha menos sutil al sexo femenino, como si la propia Louisa May Alcott hablara a través de Gillian Armstrong y de Winona Ryder. Me consta que en la gran pantalla este año veremos un cambio significativo que abrazará mayor intimidad en el relato, si cabe, a través de una estructura más compleja que unirá el pasado y el futuro de forma paralela intercalando ambos (porque, recordemos, estamos en la era de los flashbacks). Por eso os animo a conocer también esta versión y comparar ambos estilos.
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Agosto 2023
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