Post de Naiara Salinas "Sé que me voy a arrepentir de esto", me dije a mí misma allá por el mes de julio cuando tomé la drástica decisión de dejar que se me acumularan las críticas del cine de verano para poder disfrutar de unas muy breves vacaciones (y lo digo sin acritud, pero lo digo). El momento ha llegado. Intentando rascar vacaciones como he podido llego a septiembre con una soga al cuello en lo que a post pendientes se refiere. Pero lejos de inquietarme, he decidido convertir esto en un juego, porque si bien el "tiempo libre" (entrecomillado solo para menda, que conste) ha acabado, el verano aún no (aunque ahora mismo lo llamamos veroño). Y todavía me quedan estrenos, oh yeah. Pero vamos a centrarnos en qué ha pasado con mi cinefilia durante estos tres últimos meses. Dónde he estado, qué he visto, de qué he vivido para alimentar mi afición... Os presento mi top de películas veraniegas, soltando una lagrimita por todas las que se han quedado en el olvido y en el cajón de sastre-pendientes, para variar (nótese la ironía). 8. X-Men: Dark Phoenix Esto me duele más a mí que a vosotros, fans de los mutantes desde sus inicios, al igual que yo. X-Men fue el primer grupo de superhéroes que amé con todo mi corazón, antes de pasar por esa fase dcista pro Liga de la Justicia gracias a Smallville sobre todo. Si queda en último puesto no es por el increíble reparto, cuyo esfuerzo apenas logra salvar la película, defendiendo un guion insostenible que, lejos de dar personalidad a la protagonista de turno, la esclaviza y la ata a la superficialidad, con lo que se convierte en X-Men: la decisión final 2.0 (y ojo, que a mí esa película me encantó en su día. ¿Con qué la vería, con 14 años? Ni me acuerdo, solo sé que su póster estuvo colgado junto a mi cama muchos años). La comparación es justa y necesaria: La decisión final también cerraba la trilogía original y, si bien parte de su espíritu seguía ahí, Jean Grey sufrió casi de lo mismo que en esta entrega, y eso que aquí hay cierto intento de explorar su dilema mental. Lejos de obtener resultados, las decisiones narrativas se atan a meros clichés y los personajes que se destacaban por su enorme profundidad e inteligencia caen en la trampa y se convierten en, valga la redundancia, estereotipos de sí mismos. Aunque disfrutable en ciertas partes (el primer acto te mantiene en tensión y la relación entre los jóvenes estudiantes no deja de interesar), no es digna en general del final de esta gran saga. El personaje de Jessica Chastain, para lo que hace, mejor si hubiese sido descartado. En fin, una pena. 7. Men in Black International Con tanto remake por aquí, reboot por allá y secuela o revival por el fondo una ya llega a estas entregas con cierto escepticismo y, para qué negarlo, aburrimiento. Me pesa un poco que Hollywood esté tirando del pasado en los últimos tiempos. Hay formas y formas de retomarlo (a favor: los recursos clásicos de La La Land para contar una historia ORIGINAL. En contra: ya lo veréis más adelante). Solo por esta razón, y porque considero que no es de las más memorables del verano, acaba esta en el penúltimo puesto. Puntos a favor: la química entre los dos protagonistas es notoria (lo que empezó a construirse en Thor Ragnarok se ve que ya es una unión consolidada y yo contenta que me quedo con el dúo, sobre todo con Tessa Thompson); se le intenta dar un nuevo enfoque a la historia que siempre se agradece y la verdad es que es muy entretenida (hasta tienen un momento nostálgico con Will Smith y Tommy Lee Jones. Sí, Hollywood, lo pillo, tranqui. Yo también extraño los viejos tiempos. ¿Me puedes explicar por qué martirizarnos recordándolos todo el rato?). Puntos en contra: la trama no deja apenas sorpresas e incluso parece que a veces se vale del humor "simple" de antaño que ya no cuela en esta era. O sería yo, que estaba agria ese día (en tal caso no me hagáis mucho caso. Yo soy la primera que disfruta con ese humor todos los días. Lo que una quiere en la vida es humor, ¿no? ¿Para qué ir seleccionando tipos, entonces?). Hablando más en serio, está bien, entretiene, pero no aporta nada (aparte de las ganas de poner un Peoncín en tu vida). 6. Los muertos no mueren Esta para mí es todo lo contrario a la anterior. Blockbuster versus indie; ritmo trepidante frente a la lentitud con que ocurren los dos primeros actos. Y aun así, esta me gustó más, me intrigó más. Desde que el personaje de Adam Driver, que por algún casual me parece que se luce como actor mucho más en este tipo de películas bizarras que en Star Wars (donde son sus berrinches de niño de papá los que me sacan carcajadas), menciona lo de que la canción que escuchan en el coche es el tema principal, empiezas a pensar: "¿Cómo, he oído bien?" El director, Jim Jarmusch, juega todo el tiempo con este humor sarcástico (negro, que lo llamarían algunos) para reflejar con una crítica muy acusada lo zombie que se está volviendo la sociedad por la dependencia de la tecnología (y otras muchas cosas). Cómo descuidamos las cosas que de verdad importan y nos volvemos más y más superficiales hasta el punto de que el apocalipsis se nos lleva a todos, tanto a los que tienen luces como a los que no. Tanto el mensaje como la forma de exponerlo me parecen genuinos. Una película sin mucha ambición, hay que reconocerlo, pero que da en la diana. Mi parte favorita, claro está, es el final, cuando Jarmusch revela al fin su juego y la trama se convierte en un metacine, como quien dice. Hay partes que se antojan muy extrañas todavía y hacen dudar, pero por los roles de Driver y Tilda Swinton la compro. Sales con una sensación de "¿Pero qué se fumó el director?" y al mismo tiempo la reconoces como astuta. Te la cuelan. Aunque no es para todo el mundo, desde luego. 5. El rey león Hablando de remakes innecesarios, qué casualidad... El rey león siempre ha estado en primera posición en mi top Disney con Hércules pisándole los talones. Momento de confesarse: desde hace un par de años llevo teniendo una relación de amor-odio con los live action de Disney: por un lado, me encanta que la compañía no se limite a repetir, sino que use la excusa del live action como una oportunidad para expandir horizontes. ¡Qué coño! ¿Quién no ha soñado alguna vez con ver estas versiones "realistas" de sus historias favoritas ninguneadas por el resto de Hollywood? (Más o menos). Me parece que es un rasgo que siempre ha estado en los cuentos de los que parten estas películas y es lo interesante, jugar con diferentes versiones, ampliar el trasfondo cultural (aunque, al mismo tiempo, siempre está la guerra con los fieles al original animado. Si lo vas a hacer en carne y hueso, ¿por qué tanto cambio? En fin. Ya llegaré al blogdebate correspondiente más adelante). No obstante, hay ideas que parece que simplemente se seleccionan porque deben estar ahí, porque renta y porque, puestos a experimentar, ¿por qué no hacerlo con lo mejor del catálogo? Sintiéndolo mucho, la experiencia durante el visionado de esta adaptación casi me obliga a situarla en este último grupo, aunque no quiero ser muy dura porque mentiría si empleara términos drásticos como que me pareció una bazofia o una puñalada. Nada de eso va a salir nunca de mi teclado o mis labios, os lo prometo. Para entender la posición de El rey león en este ranking debo remontarme a mi recomendación de Pride hace un mes. Pride es una película muy chula, muy entretenida sobre leones que claramente toma algo de inspiración en este Hamlet de la Sabana. Todo lo que dije que funcionaba en Pride... brilla por su ausencia en este largometraje. Puestos a ser justos, más que un live action deberíamos hablar de otro tipo de digitalización cercano al del Libro de la selva, lo cual causa que la idea de retratar a los animales como animales y nada más resulte... un sinsentido. ¿Por qué quitarles las expresiones humanas? Es verdad, un animal no necesita sonreír o llorar para ganarse nuestro corazoncito, pero en esta película el recurso natural acaba despersonalizando casi del todo y solo el doblaje salva ese rasgo. El doblaje, ya puestos, es lo mejor, no solo por el rescate de las voces originales en España o el buen intento de cubrir la huella que dejó el célebre Constantino Romero como Mufasa, sino porque está cuidado hasta el más mínimo detalle para parecerse lo más posible a la versión norteamericana. Hay curro ahí y se nota. Un aplauso en esa parte. El doblaje es, junto a la espectacular fotografía, la fuente de la que bebemos cuando los recursos fallidos nos dejan sedientos. Y es que a este live action la imitación le sale cara cuando en escenas como la de la estampida tratan de colar el mismo zoom hacia atrás sobre la cara de Simba en el momento de la muerte de su padre, que consigue un efecto más cómico que dramático, la verdad (hasta paródico, diría yo). Mira que si lo tengo grabado a fuego que todavía me acuerdo. Sin embargo, las novedades funcionan y contribuyen al realismo no ya de la tecnología, sino de la trama. Un ejemplo claro es cómo Nala llega al refugio de Simba y CIA evadiendo a Scar (por cierto, no sé si me terminan de convencer sus aires divos. Beyoncé está quizá demasiado presente en el porte de esta leona), o saber que efectivamente todo ese paraíso no está habitado solo por un suricata, un jabalí y un león, faltaría más (ya me parecía raro en la cinta animada hasta que llegaron la tercera entrega y la serie de dibujos). Otro aplauso para Timón y Pumba, por cierto. Esta crítica me queda muy larga, pero llevaba callándome esto mucho tiempo y ya no puedo más (y lo que me queda por decir). Así en resumen: hurra por el reparto. En cuanto a lo demás, bonito intento, pero no, creo que me quedo con la original por siempre jamás. Así como creo que La dama y el vagabundo, también con animales, promete, esta me dio un poco de pereza y me decepcionó otro tanto, quizá porque, como apuntaba, no la veía necesaria y la pérdida del brillo en algunos números musicales (sí, te estoy mirando a ti, "Voy a ser rey león") generaron sosedad. Pero ¿acaso hay algún live action necesario? Por lo menos, hay ideas más originales que esta. 4. Spider-Man lejos de casa Vamos con Marvel, que este año está que se sale. El listón alto que dejó Vengadores Endgame en primavera era, para mí, el reto a superar por Spidey. Esta entrega que ya podemos considerar la última en colaboración con la Casa de las Ideas (R.I.P.) se mantiene fiel al espíritu con que se nos presentó al personaje y tiene los mismos rasgos que la primera parte: es fresca, jovial, demuestra el fanatismo por todo el UCM y acaba siendo muy graciosa. No solo las peripecias de Peter Parker salvando al mundo mientras intenta conquistar a la chica que le gusta nos hace las delicias, sino también las aventurillas de los personajes secundarios, que sin quererlo ni beberlo acaban marcando. Eso en el UCM es súper importante, porque ya hemos asumido que nada ocurre nunca por casualidad aquí, ni siquiera la aparición de Mysterio. Con respecto a este último he de ponerme un poco tiquismiquis y apuntar hacia el legado que deja Iron Man, y es que no solo Peter se convierte en su heredero, sino que además hereda básicamente su historial. Dicho de otra forma: personaje que en los cómics es un villano poderoso y aquí se presenta como un engaño, una estafa, Happy en medio, vidas en peligro por culpa del egocentrismo de Tony que rechazó una gran propuesta... ¿Estoy viendo el argumento de la tan criticada Iron Man 3? Porque, claro, no digamos que Marvel es perfecta, de vez en cuando le sale alguna mancha en su expediente. Curiosamente, nadie más ha parecido notarlo, dado que Lejos de casa ha recaudado más que su predecesora. Será que el Hombre Araña tiene más adeptos, qué sabré yo. O que la vida es pura ironía. En fin, no tengo más que decir. Creo que no supera a Endgame pero al menos nos alivia bastante el dolor causado por esta, nos hace derramar un par de lágrimas más y nos demuestra que la vida sigue y hay más fases en camino. Cualquier otro parecido "casual" solo acusa la nostalgia por el héroe caído. Y no digamos que no hay plot twist cojonudos aquí, eh. Jake Gyllenhall está increíble como siempre. Nota: algo que acabo de recordar que aplaudí mucho fue el cuidado con la banda sonora local en cada ciudad por la que pasaban. No sé, detalles mínimos, pero detalles, al fin y al cabo. 3. Yesterday Como fan número 1 de los musicales, esta me parece otra propuesta súper genuina. Más allá de la gracia de un argumento en el que, menos unos pocos afortunados, el mundo ha olvidado a los Beatles (y otras cosas que podrían tacharse de crimen para la memoria), creo que el mensaje se te queda súper grabado. Hay un trasfondo en este homenaje a la banda británica que se percibe en todo lo que se olvida, desde Harry Potter hasta el tabaco. Las grandes modas que nos han acompañado toda la vida se esfuman y el guion entero gira entorno al eco nostálgico que dejan, aparte de funcionar como una clásica comedia romántica. ¿La idea? Muy original. ¿La crítica? Muy clara: nada cambiará nuestra vida si recordamos el pasado. Lo mejor de la la cultura pop se encuentra ahí. Es una oda al legado de los grandes. Cuando los olvidamos, nuestras vidas carecen del mismo sentimiento, se pierden grandes historias e hitos, la música se embarca en un camino altamente comercial perdiendo el valor de antaño. Es como plantearse qué hubiese pasado si los Beatles hubieran nacido en plena era del reggaeton y el tecno, cómo sus míticas letras hubiesen quedado empañadas por la filosofía capitalista, aunque generando el mismo éxito que en sus tiempos, lo cual es una seña de que lo bueno siempre será bueno y ni siquiera Ed Sheeran podrá competir con eso. Hay más cuestiones aparte (la explotación del artista, el plagio, la fama sobrevalorada...), pero yo me quedo con la comentada. El reparto transmite la carisma suficiente para abordar esta trama, pero la pareja compuesta por Himesh Patel y Lily James se lleva el aplauso general, por supuesto. 2. Toy Story 4 ¡Y el segundo puesto es para la entrega que nunca creí necesaria y me acabó demostrando todo lo contrario! Si el final de Toy Story 3 me dejó en lágrima viva tras asumir mi identidad de Andy con mis viejos juguetes, el de Toy Story 4 me reventó de buchabú. Solo veo una diferencia entre ambos finales: en el último ultimísimo Woody recibe la justicia que merece. La conclusión de la tercera parte queda, por tanto, como el cierre de una era para estos juguetes, que ahora empiezan un nuevo camino. Pero si hay una razón de peso para situar este filme en esta posición tan aventajada es porque no pierde fuelle, y su trama se muestra incluso más compleja que la anterior. Tenemos de nuevo a TODOS nuestros personajes favoritos juntos, aplaudiendo muy por encima el regreso de Bo Beep, que sin duda es el "secreto" mejor guardado, es decir, ¿quién no se preguntó por ella en la 3? La pastorcilla regresa con mucha fuerza y eficacia, y el debate moral interno que le abre a Woody acaba por mostrarnos otra faceta del vaquero que le sienta como un guante, y es que desde que dejó a Andy, nunca ha podido ser más libre para ir a donde quiera con quien quiera. Cuando parecía que ya se había explorado todo lo salseante de estos protas, acaba surgiendo un nuevo pozo donde husmear, que ya es difícil a estas alturas. No es perfecta (algunos novatos parece que están para sustituir a otros que se han quedado atrás y se echa de menos el trabajo tan codo con codo entre Buzz y Woody como en los viejos tiempos), pero, al igual que Buzz Lightyear, oigo mi voz interior y me dice que ha sido de las mejores de la temporada, aunque solo sea porque me devolvió a la infancia una vez más de principio a fin. Espero que esta vez mis lágrimas de despedida no hayan sido en vano, no obstante. 1. Once upon a time in Hollywood Tenía ganas de dedicarle un post aparte para recalcar la historia tan chachi que Quentin Tarantino nos muestra de su cine en este largometraje alimentado, nuevamente, por la nostalgia (menudo verano de recuerdos, esto parece la canción "Last summer" de Mamma Mia), pero por escasez de tiempo y muchas ideas pendintes me limitaré a resumirlo aquí. Para una película de Tarantino que veo en el cine la experiencia ha sido muy enriquecedora. Ya estaba familiarizada con su arte a lo bestia, sus maravillosos guiones, sus protagonistas badass y su toque personal. Eso es lo que puede que más me atraiga de este director: lo personales que son sus películas, cómo se nota su firma en cada detalle y cómo no duda en emularse a sí mismo cada vez que puede, luciendo un aire un tanto egocéntrico pero con el que se gana al público. Sin embargo, diría que de todas las que ha hecho (y considerando sobre todo las pocas que he visto) esta es sin duda la más personal, una historia sobre el Hollywood que vio crecer a este hombre cuando no era más que un crío de diez años, según leí en una entrevista. En esa misma entrevista leí cómo una vez se encontró con un actor que se había pasado toda su vida trabajando con el mismo doble y esa historia le marcó tanto hasta el punto de querer reflejarla en su filmografía. En la ficción son Leonardo DiCaprio y Brad Pitt quienes se lucen en estos papeles carismáticos y caricaturescos, el de la estrella de cine que se siente acabada y perdida en el olvido y el amigo fortachón que no dudará en cubrirle las espaldas. A través de ellos vemos cómo se desencadena de fondo el acontecimiento que atrae realmente a los espectadores por el morbo, a pesar de ser un suceso muy adaptado ya: el asesinato de Sharon Tate a manos de la Familia de Charles Manson, oseasé, el crimen que más ha conmocionado a Hollywood hasta hoy. Pero claro, la peli se llama Érase una vez en Hollywood, no Érase una vez una crónica de una muerte anunciada, y lo que le importa al ojo de la cámara es captar ese viejo cine en desuso, cómo se valían las estrellas para salir adelante, cómo se juntaban, cómo los paisanos vivían en Los Angeles rodeados de tanta fama y glamour superficial, al tiempo que de pobreza y hippies. Tarantino pone tanto hincapié en el detalle que el resultado es un filme muy mimado y con un comienzo lento, donde los actores tienen tiempo de ir luciéndose conforme nos dan a conocer el día a día de sus personajes. Aunque si DiCaprio brilla por la emotividad con que aborda al suyo, el que roba la escena es Brad Pitt, actuando justo como lo contrario, un comedido. Cada uno parece que se queda a veces en la zona de confort haciendo lo que mejor se le da, pero bueno es que por una vez puedan improvisar, así como ese metacine donde nos acaba encerrando el guion, no sin ironía (como cuando DiCaprio se queja de que solo le dan papeles de villano, como si aludiera al que tuvo en Django Desencadenado, jeje). En fin, los dos primeros actos son más lentos, sin prisa pero sin pausa, pero lo verdaderamente interesante es ver cómo ese compendio de famosos y tramas fluyen hasta el final, donde todo explota al más puro estilo Tarantino, con lo que deja uno de los mejores clímax (¡cachondeo servido en bandeja, siiii!). Y nuevamente con un giro de tuerca como en Malditos bastardos (que también es referenciada, por cierto). Hay gente que afirma que esta no es la mejor que ha rodado el director, por no decir escrito, pero a mí me ha flipado en todos los aspectos.
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Agosto 2023
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