Post de Rosana Rábago y Naiara Salinas¡Buenas, allscreeners! ¡Cuánto tiempo! Pero se lo prometí a Naia y he vuelto para hablaros de la premiere de la segunda temporada de The Lord of the Rings: Rings of Power (o traducido al español El señor de los anillos: Los anillos del poder), a la que tuve el privilegio de asistir el pasado lunes, 26 de agosto gracias a Prime Video. Seguro que muchos os estaréis preguntando por qué he tardado tanto en redactar este post. Y lo cierto es que, si bien una tiene una vida que atender, también quería ver algún episodio más de los dos que pude ver en la premiere para hablar con conocimiento de causa. Y así, ya de paso, dejaba también algo de espacio para que Naia os haga un análisis más detallado. Ojito, que eso significa que sí o sí habrá SPOILERS. Bien, empezando por los capítulos. He de decir que me convencieron bastante más de lo ya visto en la primera temporada. Es cierto que, en mi humilde opinión, el primer capítulo no deja de ser un "en anteriores capítulos" muy detallado, pero que peca en muchas ocasiones de ser lento y aburrir al espectador. Recuerdo estar viendo ese capítulo mirando varias veces el reloj (que, a mi parecer, es una de las cosas que peor sensación me da cuando veo un episodio, el estar más pendiente de lo que le quedará que realmente atrapada en él). Sí es cierto que toda la trama de Sauron (interpretado brillantemente por Charlie Vickers) me generaba muchísima intriga pero, de nuevo, no dejaba de ser una especie de preludio de lo que nos esperaba. Lo mismo me sucedió con la trama de los enanos, aunque he de confesar que aquí recordaba bastante menos de lo que creía y, a pesar de haber visto el vídeo que emitieron antes con un "en anteriores capítulos" propiamente dicho, sí estuve más pendiente de intentar recordar todo, en especial esa relación con las montañas, que me parece todo un acierto que la introduzcan presentándonos el papel que tiene Disa como una de las cantantes de las montañas o una de las personas que mejor las entienden. Tema aparte toda la historia de los elfos. Entiendo la motivación tanto de Galadriel como de Elrond, pero lo que no comprendo es cómo Galadriel decide ponerse con tanta facilidad el anillo a pesar de ser consciente de que Sauron había estado presente en la construcción y, vale que no los habrá tocado, pero es el señor del mal y todos sabemos que algo tendrán los anillos que hará que no sea conveniente utilizarlos. Bueno, todos los espectadores, porque aquí, menos Elrond, todos los elfos parecen estar ciegos y más preocupados de salvar el árbol que de salvar la Tierra Media en un futuro. El segundo episodio, bastante más interesante que el primero, nos presenta propiamente la trama de esta temporada: la creación de los anillos para los enanos y los humanos. Y, cómo no, igual que con los elfos tenemos a Sauron detrás de todo ello. Primero, convenciendo a Celebrimbor de que él es una especie de Mesías llamado Annatar (con una imagen que los seguidores de All Screens en Twitter habréis visto convertida en meme por Naia) y después trayendo a los enanos para conseguir el Mithriel con el que crear todos los anillos y otorgarles el poder necesario para salvar tanto la montaña de los enanos como a los humanos, igual que hicieron con el árbol de los elfos. También aquí volvemos a ver al Extranjero y las pelosas con una trama de búsqueda de la identidad que nos recuerda mucho al camino del héroe y que ha provocado que muchos teoricemos (yo incluida) que el Extranjero terminará siendo Gandalf, aunque es cierto que esto sería ir en contra del canon y no sabemos si finalmente serían capaces aunque todo apunta a ello. Por otra parte, tenemos a Númenor con otra trama digna de los clásicos: la reina regente caída Miriel que, a pesar de sus innumerables esfuerzos de hacer prosperar a su isla, verá como el poder se le escapa en favor de su primo Pharazôn y una de sus personas de confianza y deberá luchar para recuperarlo y demostrar que el Águila que apareció durante su coronación no estaba por su primo, sino por ella. Todo esto mientras descubre que uno de los objetos más poderosos del reino ha sido robado, el orbe con el que podían vislumbrar el futuro y que ha ido a parar a manos de Eärien, la hija de Elendil y hermana de Isildur. Alcanzado el ecuador de la temporada con el episodio cuatro, seguimos aplaudiendo la mejora narrativa advertida, así como criticando ciertas decisiones que, si no forzadas, por lo menos siguen resultando cuestionables (en especial las atenientes a la estructura por algo que comento más abajo). En general, en mi opinión (holi, soy Naia), la serie mejora mucho en su desarrollo de la intriga y en el foco sobre los personajes, muchos de los cuales gozan de mejor escritura y dirección, lo que notamos principalmente porque nos interesa su porvenir y esta vez son menos los diálogos que se sienten artificiales (cosa que era un sinfín en la primera temporada, abusadora de un lenguaje grandilocuente repelente e incoherente. Pura verborrea, vaya). La introducción de nuevos héroes y villanos como Tom Bombadil, los pelosos del desierto o el Mago Oscuro puede satisfacer más o menos, pero en general funciona y aligera las tramas más pesadas, como la del Extraño. Volvemos a teorizar sobre aquellas ideas que creíamos que habían quedado asentadas en la primera temporada y eso siempre es bonito, en especial cuando por fin vemos el sendero hacia el que nos enfilamos y que seguramente cierre con la Última Alianza, porque para qué hablar de tanto anillo si no (esto lo escribo, por cierto, no como lectora, para variar, sino como espectadora repetida de las películas). Más o menos mi compañera y yo estamos de acuerdo en que la trama de Eregion es el sostén de esta temporada, que los enanos siguen siendo de los mejores personajes, que Sauron está para mojar pan y es foco de pensamientos impuros y completamente pecaminosos (bueno, vale, puede que esa solo sea yo. Eso sí, ojalá más Halbrand y menos pelo Pantene mesiánico), las pelosas siguen desconcertando un poco, la identidad del Extraño se tiene que revelar pronto o al final lo vamos a llamar Mephisto por descarte y Númenor y los sureños viajan en una montaña rusa de la que lo más interesante es la progresiva decadencia hacia la fatalidad que spoilea el relato de Tolkien titulado La caída de Númenor (por si quedaban dudas). No tengo duda de que nada de eso saldrá esta temporada, en cambio, porque algo alarmante es seguir presentando personajes a la mitad (y porque supuestamente deben suceder muchas cosas aún hasta esa profecía autocumplida). Es precisamente esta decisión estructural la que me inquieta un poco. ¿Quizá el avance va muy descompensado entre tramas? ¿Quizá ese ritmo ligero que se percibe es una ilusión? Porque tampoco queda tanto para acabar, oye, y solo los elfos están en verdadera acción, es decir, solo ellos justifican la presencia de un guion con su rumbo. Hay demasiado abierto ahora mismo, así que nos quedamos con Eregion como punto climático (solo el tiempo nos dará la razón o nos desmentirá). Otro aspecto que deseo que mejore son las interacciones entre Elrond y Galadriel. No les privaré de su debate porque eso, de paso, nos anima a debatir a nosotros y posicionarnos, pero sí les pediré un poquito más de madurez, por favor, que tenemos ya un milenio y se tiene que notar. Charla con Ismael Cruz Córdova, Max Boldry y el equipo técnico de la serieHablando de Isildur. Os habréis dado cuenta que en esta mini review me he dejado a dos personajes que en la primera temporada tuvieron mucha relevancia, el mismo Isildur y Arondir. A ellos no les vemos hasta el capítulo 3 y justo en la premiere sólo vimos los dos primeros. Sin embargo, tuvimos la suerte de conocerlos en persona y estar en la mini charla que Prime Video organizó con ellos donde sus actores nos contaron qué podríamos esperar de estos personajes en la segunda temporada. A este respecto, Ismael Cruz Córdova nos adelantó que "Arondir tiene unas preguntas existenciales muy grandes. Si te pones a pensar, un elfo vive mil años, tanto es así que se enamora de una humana y eso es una promesa de tristeza". De hecho, Córdova aseguró que el dolor estará muy presente en la trama de su personaje durante esta segunda temporada: "La verdad del caso es que seguimos con más dolor. Cada persona tiene que definir quién soy yo cuando la oscuridad llegue y esa pregunta se la tiene que responder Arondir". Por su parte, Max Boldry aseguró que esta segunda tanda de episodios forman parte de "una temporada muy oscura" en la que "Isildur tiene que aprender a sobrevivir, comenzando la temporada en una cueva y con una araña". Esto provocará que el personaje de Boldry "definitivamente termine creciendo" aunque, explicó, "no deja de ser un niño, ya que aún no tiene la mentalidad de un adulto". Ellos también fueron los protagonistas de uno de los momentos más divertidos de la charla. Cuando la presentadora del evento les preguntó a qué otro personaje del universo de Tolkien les gustaría interpretar, Boldry fue más escueto y simplemente respondió que a Boromir, ya que "desde que era pequeño y veía la película pretendía ser ese personaje", explicó. Ismael Cruz Córdova aseguró que "yo haría hasta del anillo si pudiese", pero, tras reflexionar, cambió de opinión y se decantó por Gandalf: "Yo haría de Gandalf si pudiese porque creo que tiene todos los colores que un personaje debería tener. Valiente, gracioso, está de relax con una pipa con Frodo y también lucha. El tipo no para. Así que yo sería Gandalf 100%", afirmó haciendo reír a los asistentes al evento. Volviendo a la serie en sí, el productor ejecutivo Patrick McKay también habló de la oscuridad que impregnará esta segunda temporada durante la charla posterior al visionado: "La segunda temporada se centrará en Celebrimbor y Sauron. Es una temporada más oscura donde Sauron tratará de engañar al herrero elfo para que cree los anillos". Además, el encargado de la ficción añadió que "la idea es que cada temporada tenga su propio sabor, su propia esencia". Así, si la primera temporada nos mostró la historia de Galadriel y Sauron y nos presentó este universo, la segunda se centrará en mostrarnos cómo la oscuridad va llegando a la Tierra Media. Esta oscuridad fue la que atrajo a la directora Sanaa Hamri (también tras las cámaras en algún episodio de La Rueda del Tiempo) a aceptar ser la encargada de dirigir dos capítulos de la segunda temporada de Los Anillos del Poder, según explicó ella misma durante el evento: "Siempre he amado los universos de Tolkien porque tratan temas universales. El bien y el mal, el dolor y el sacrificio y este tipo de historias siempre me atraen". Finalmente, la productora Kate Hazell dio más detalles sobre la parte técnica del rodaje de esta superproducción, asegurando que es un reto enorme no sólo por las dimensiones de la serie, sino también por grabar en Reino Unido, entre otros: "El principal reto es que es una serie enorme y después de la primera temporada la expectación es muy alta. Las grandes dificultades son encontrar los sets adecuados, trabajar con un equipo muy grande y el clima británico que ya de por sí es un grandísimo reto al que espero que le hayamos hecho justicia", explicó. Pero había merecido la pena. Al menos eso fue lo que aseguró el intérprete de Isildur que, a pesar de confesar que "estaba petrificado cada mañana con la presión" de interpretar al conocido personaje de El Señor de los Anillos, también animó a los espectadores "a seguir con la temporada porque no os va a decepcionar". Esperemos que así sea.
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Post de Naiara Salinas Político. Filósofo. Científico. Inventor. Todos hemos visto su cara en los billetes de dólar y a Nicolas Cage llevando con orgullo su nombre en una franquicia de Disney. Forma parte de la historia de cómo Estados Unidos se ganó su independencia frente al Imperio Británico y parecía que después de Hamilton ya no quedaba nada por explorar de este período ni de este personaje. Sin embargo, Apple TV+ no debió de pensar lo mismo, porque de otro modo no habría estrenado hoy mismito la miniserie de ocho episodios Franklin. Historia de una alianza costosa La miniserie, producida y protagonizada por Michael Douglas (el metódico Hank Pym en la trilogía de Ant-Man), se sumerge en la incursión del padre fundador de Estados Unidos en el territorio galo, acompañado de su nieto Temple (Noah Jupe), para negociar la alianza franco-estadounidense que fue decisiva en el devenir de la guerra y en el tratado de paz con Inglaterra. Aunque a priori el dúo es bien recibido, los recelos de algunos aristócratas levantan un muro que, a lo largo de la narrativa, los Franklin deben subsanar mientras al otro lado del charco su país sufre. Este drama histórico viene cargadito de suspense en cuanto a la trama de espionaje que se desata por el secretismo de la misión, pero es ante todo un alarde de poder previo a la Revolución Francesa donde las clases y el yugo de la monarquía quedan expuestos. Los capítulos recién estrenados presentan a una sociedad en cierto modo ignorante para con los verdaderos problemas, un contexto arduo para que un ciudadano como Benjamin ejerza de diplomático sin ninguna experiencia. El que fuera un reputado de su campo se enfrenta a la burla y a la crítica mientras su nieto se abre paso entre la nobleza experimentando como buen adolescente. Apple haciendo las cosas a la Apple Unos de los motivos por los que me llamó la atención esta producción a la hora de revisar los screeners fue el no tan lejano estreno de Napoleón, que, si bien fracasó en ser el exitazo que todo el mundo esperaba y ansiaba, dejó una ambientación inmersiva, elegante y, en definitiva, bastante lograda para con la época. Precisamente eso es lo que más brilla en este regreso al país de Astérix y Obélix, no solo en lo referente a la fotografía y las localizaciones, sino también al vestuario y el maquillaje. Visualmente la miniserie se luce con el nivel esperado de esta plataforma. Interpretativamente es algo más discreta, pero todos los personajes principales aprueban, con un sorprendente Noah que ha dejado muy atrás sus inicios infantiles (véase Wonder para más información). Ah, claro, para los fans de Hamilton sobran las referencias, aunque la más apreciada seguro que será la presencia del marqués de Lafayette (que sobre tablas interpretó Daveed Diggs y aquí tiene el rostro de Théodore Pellerin). Otra de las presencias que pisan el terreno es la de Ludivine Sagnier, que es probable que reconozcáis por Peter Pan: la gran aventura (2003), The Young Pope y Lupin (2021). Su personaje es uno de los más intrigantes. El guión lo comanda una leyenda de la televisión, Howard Korder (Broadwalk Empire), acompañado de un experimentado en lo histórico, Kirk Ellis (Hijos de la libertad; La historia de Anna Frank; John Adams). Y en la dirección de este comienzo se encuentra otro nombre digno: Timothy Van Patten, del que recientemente hemos visto capítulos de Los amos del aire y cuenta también con Juego de tronos, Perry Mason, Black Mirror, The Pacific, Los Soprano, Deadwood, The Wire y Sexo en Nueva York en su arsenal, entre muchas otras glorificadas. Con semejante equipo os podéis esperar ritmos pausados, pero finales con cliffhanger (por ahora todos).
De momento yo no he podido devorar muchos más capítulos que los que ya habréis podido disfrutar vosotros (aunque tenerlos disponibles, los tengo), pero estoy dispuesta a ver hasta dónde llega esta misión. Supongo que no es necesario que explique la curiosidad que me causa profundizar en momentos históricos poco conocidos, ¿no? Nada mejor que esta plataforma para una tarea que lleva desempeñando eficazmente con el paso del tiempo. Así pues, ¿me acompañáis? Post de Naiara Salinas Otro año más sumamos nuevas series, nuevas temporadas, y otro más se me graban en la memoria personajes que por escenas, por diálogos, por desarrollo o por personalidad en general me han servido de inspiración o incluso me han hecho quedarme con la serie en cuestión. Este es uno de los primeros tops del año porque soy una reivindicadora de la escritura de personajes por encima de la de acción y en él hay espacio para los nuevos y para aquellos con una evolución notable, personas, seres, que aportan la esencia, el rostro, de tal forma que sin ellos no hay nada. Vamos con ello. Menciones honoríficas Siguiendo la tradición, trece menciones para sumarlas al top 10 y dar ese 23 que honra el año. Quien me siga de hace mucho ya sabe que en estas menciones no hay un orden específico:
Top 10 10. Jordan Li (Gen V) Reconozco que al principio le tenía cierta ojeriza por ese juego entre bandas que no me dejaba claro de qué parte estaba, pero en cuanto a su conflicto interior me fue ganando más y más conforme avanzaba la serie. Tiene un poder muy especial y me encanta cómo la serie juega con su doble sexo/género (en esta parte también debo quitarme el sombrero ante los dos actores que le interpretan y que consiguen unificar muy bien su personalidad, como si realmente fueran uno). Al final ha demostrado ser muy buena gente y es un concepto de personaje de los que quieres ver evolucionar con ganas. 9. Mat Cauthon (La Rueda del Tiempo) Ay, Mat, mi Mat. No lo destaqué en su momento, a pesar de que fue de mis favoritos desde el principio, pero ahora le ha llegado el turno. Adoro su humor sarcástico y pienso que, a pesar de su caos interior, tiene mucho que ofrecer, buen corazón y más luces de las que le reconocen. Creo que esta temporada le ha dado más brillo y frescura, al contrario que la versión interpretada por Barney Harris (más melancólica y oscura y, aun así, con carisma), con un culmen en ese súper clímax que me hace querer seguir viendo hacia dónde va encaminado. Tengo la sensación de que puede ser uno de los héroes más importantes y con mayor juego en esta historia, por no hablar de los más originales (alguna cosa me he spoileado por internet, pero tranquis, nada serio). Es sorprendente, tanto para espectadores o lectores como para los otros personajes en sí, creo. Te has lucido, chaval. 8. Connor Roy (Succession) Para mí este hombre es un incomprendido. Para muchos fans es el más soso y el que menos aporta, pero yo lo miro, lo observo y lo respeto, porque no es fácil salir adelante en un nido de serpientes conservando la entereza. Connor, el menos amado. Connor, el siempre fuera de onda. El único hijo que no comparte madre con sus hermanos, el primogénito de alguna forma olvidado por su padre que se desentiende de todo lo que tiene que ver con la empresa porque es un independiente con otras aspiraciones (supongo que por eso sus hermanos lo toleran más de lo que se toleran entre ellos). Es gracioso sin pretender serlo y, en muchas ocasiones, el único cuerdo. En la última temporada tiene dos grandes momentos: el discursito de "me reconozco como el margi de la familia" y la boda (completamente eclipsada por ya sabéis qué), pero el mejor es el discursito de "soy el mayor, carajo" de la tercera temporada. No es exactamente humilde, aunque en comparación con sus hermanos desde luego; es leal a pesar de todo, rehúye los conflictos, pero cuando se tiene que imponer, se impone. Ole tu salchipapa, ¡di que sí! 7. Ellie (The last of us) Su curiosidad, su fiereza, su osadía... Es una niña, una adolescente y una adulta al mismo tiempo. Lo último porque el mundo la obligó a madurar deprisa para sobrevivir; lo primero porque, pese a todo, hubo muchas experiencias que se perdió y eso no puede ser. Ellie es la mitad del corazón de esta serie y sin ella, no tendría sentido. Es un personaje que sirve como alivio cómico pero como fuente de lágrimas también, porque casi todo lo que ocurre en la trama es dramático a más no poder, y la muchacha fácil, lo que se dice fácil..., no lo ha tenido, no lo tiene ni lo tendrá. Es inevitable acabar cogiéndole cariño porque, aunque sea una rebelde, también es muy sensible y su relación con Joel lo es todo. TODO. 6. Verna (La caída de la casa Usher) Qué enigmática, qué presencia... Típico personaje que se come la pantalla cada vez que entra en escena, y saber toda la simbología que hay tras ella... La representación antropomórfica del Cuervo de Poe es digna del poema en absolutamente todo. Es una excelente justiciera, tiene todos los atributos de este oscuro animal: inteligencia, misterio, observación, visión, memoria, nobleza, venganza... Le da al mal una vuelta de campeonato. No es alguien con quien te quieras meter. 5. Percival de Rolo (La leyenda de Vox Machina) Cuando empiezo una serie o una saga hay un sexto sentido que siempre me lleva a fijarme en un tipo muy concreto de personaje de buenas a primeras, aunque no sepa su historial en ese momento. Luego este se revela y el universo me da la razón, como creo que vosotros después de leerme: el aristócrata o príncipe cuya familia es masacrada y tiene hambre de justicia o venganza. Percy es lo que Lorenzo a los Médici, lo que Arya a los Stark, lo que Paul a los Atreides, y eso llega a sacar su lado oscuro, pero también tiene la ventaja de que se apoya mucho en sus amigos porque no es mala persona: es un intelectual bastante introvertido (marca del genio y otra de mis debilidades), avispado para unas cosas y algo ciego para otras. Aparte de eso solo puedo decir: GRACIAS por traer el steampunk al mundo de Dragones y mazmorras. 4. Carmy (The Bear) Al igual que a Mat, tampoco lo destaqué cuando se estrenó su serie (ganaron otros, qué se le va a hacer), pero, diantre, sabía que acabaría cayendo porque el vaivén de este chico es digno de análisis psicológico y a mí me pirran los personajes tan complejos y con tanto desarrollo. Carmen Berzetto camina por una senda un tanto autodestructiva porque cree que se lo merece, que no es digno, pero aun así pelea por la dignidad en su negocio, es un chef que puede hacerse respetar a pesar de no saber a menudo cómo lidiar con la gente. Carmy personifica la ansiedad, y la fastidia cuando se deja arrastrar por ella, pero jamás deja de pelear. Se esfuerza mucho, en serio, y solo por eso merece que me postre ante él porque esta temporada sobre todo ha estado sometido a mucha presión. Inició un viaje del héroe en progresivo ascenso con las cosas muy claras y todo se fue torciendo, pero ahí sigue. Carmy quiere cambiar y se nota (aparte, ¡es que está tan bien interpretado!). 3. Percy Jackson (Percy Jackson y los dioses del Olimpo) Siempre ha sido de mis personajes literarios favoritos, disfruto mucho leyendo desde su perspectiva y verlo adaptado de esta forma ha sido un sueño hecho realidad. Ya tendremos tiempo de verlo más heroico en el futuro; de momento disfrutemos de su dulzura, su inocencia y su gentileza. El Percy con el rostro de Walker es súper tierno y achuchable, un cómico natural, valiente y con buen sentido de la familia, la amistad, la justicia y el deber, a pesar de sus inseguridades. Completamente rendida. Bravo. 2. Nikolai Lantsov (Sombra y hueso) Hablando de personajes literarios favoritos... Si en 2021 afirmaba rotundamente que Kaz era el mejor del Grishaverso, esta vez os presento al segundo mejor (y quizá por eso este puesto es el que mejor le va, jeje). ¿Un príncipe bastardo con una identidad secreta como corsario que además inventa máquinas voladoras y otros cachivaches? ¡POR TODOS LOS SANTOS, SÍ! No hay nadie más completo (excepto Kaz, quizá). Tiene una de las mejores presentaciones tanto en la serie como en el libro, así como un desarrollo notable de bravucón a héroe. Siempre ha tenido madera de líder, pero va despegando sus capas (galantería, humor, desenfado, valentía...) hasta revelar a un chico sensible que solo quiere arreglar el mundo. A lo mejor siempre estuvo escrito para ser querido, pero dentro de la saga irrita a muchos (y se enorgullece por ello, encima). No cometáis el error de no tomarle en serio a pesar de su guasa, ojo. Cómo lamento que los no lectores no puedan disfrutar de su demonio interior (literalmente), snif, snif. PD: en cierta forma tiene mucho en común con el siguiente de la lista, ejem, ejem. 1. Sanji (One Piece) Hay muchas cosas que quiero decir de esta producción, tanto del live action como del anime, pero me lo voy a callar hasta el top de series. Por el momento, digamos que este tipo de aquí fue amor a primera vista (y mira que tardó en aparecer. Por cierto, no lo digo solo por lo bueno que está, ejem). Vuelvo a reconocer ese sexto sentido mío, porque siempre me dio la impresión de que tenía mucho que contar y solo tardé un episodio en llegar a ello, y aun así, pienso que le quedaba más, algo que se ha confirmado con el anime. De momento no hay ningún Mugiwara que menosprecie, ni uno, todos tienen una gran evolución, un pasado muy traumático o doloroso y tampoco me apetece llevar eso a otro ranking, pero digamos que lo de Sanji está... a otro nivel, tanto por el hecho de cómo la hambruna lo transforma y le hace valorar cada ingrediente, cada miga de sus platos magistrales, como por lo que viene antes de eso. Es un personaje con el que me río mucho en el anime (aunque menos mal que como mujeriego lo han suavizado en la acción real, porque tela), pero demuestra en contadas ocasiones lo inteligente y observador nato que es, muy intuitivo y flexible. Es un contestón demasiado orgulloso para su propio bien, pero nada de eso suprime su rasgo más destacable: su sensibilidad, su humanidad. Es un chico que siente mucho y no tiene miedo de mostrarlo. Cuando llegas a conocer su pasado te das cuenta de lo valioso que es eso. En fin, yo suelo ser más de morenos, pero parece que este año los rubios con inventiva e iniciativa, ansias de lanzarse a la mar, gran amor por la cocina y/o con ansias de cumplir sus sueños me han calado más, no sé. Post de Naiara Salinas Todos los años siempre esperamos que ocurra el milagro: la serie bendecida por el maravilloso número 22 que nos ha dado grandes leyendas. Esa es la razón por la que hace ocho años nombráramos esta fecha Día Seriéfilo, y han querido los astros alinearse esta edición para dar la bienvenida a una nueva hija que promete abrirse hueco entre los mejores estrenos de 2023. Ahora bien, es una serie que parte de un universo cinematográfico. ¿Qué nos cuenta El Continental? Un hotel para sicarios Confieso que ha sido este año cuando por fin me he puesto con la saga de John Wick ante el estreno de la cuarta entrega la pasada primavera, y, dioses, sin duda el lore en torno a este mundo es lo que más me ha fascinado, en concreto la idea de esta cadena de hoteles repartidos por todo el planeta. Cada uno recibe el nombre de Continental y está controlado por un gerente con sus propias dotes defensivas. El Continental es un lugar planteado como refugio para todos aquellos sicarios contratados por la Alta Mesa (una organización de doce líderes mundiales tremendamente ricos) para liquidar a sus enemigos. Es un punto neutral donde estos asesinos y gángsters pueden verse las caras sin temor a ser aniquilados, pues la regla más sagrada de este espacio impide el asesinato (o cualquier forma de violencia en general), lo que obliga a sus ejecutores a resolver sus negocios fuera. Todo aquel que entra en el hotel firma un pacto no escrito para comportarse civilizadamente y, cuando alguien infringe esa ley, queda excomulgado, es decir, desprotegido ante el Continental y la Alta Mesa, con lo cual los demás tienen permiso para darle caza y excluirlo de la norma. Todos los espectadores de John Wick sabrán que a nada que uno ponga empeño es fácil calentar el ambiente en el hotel, pero las reglas son iguales para todos y hasta los gerentes pueden ser despedidos si no ejercen bien su cargo. Hace falta un buen adiestramiento para poder defender los intereses del Continental que, aunque no está obligado a tomar partido, en ocasiones proporciona algo más que un simple escondite. Del cine al streaming Precisamente uno de los personajes más populares de John Wick es el gerente del Continental de Nueva York, Winston Scott (en la saga interpretado por Ian McShane), cuya historia es la abordada en esta miniserie de tan solo tres episodios. Los fans podrán ver cómo Scott se convirtió en el señor del hotel tras enfrentarse a su antiguo gerente, en la piel de Mel Gibson. Sé lo que vais a decir: pero, Naia, ¿entonces es necesario verse cuatro películas para disfrutar la serie? Dado su carácter de precuela, no tiene que por qué (otra cosa es que yo os invite e incluso anime a ello). Momento confesionario: yo solo vi la primera de la saga antes de ir al cine a ver la cuarta, XD.
Con una trama negra muy en la línea de Los Soprano y un poderoso respaldo por parte de una de las sagas de acción más exitosas en la última década, solo nos cabe disfrutar de los tres capítulos que amplían esta franquicia y que posiblemente atraigan a más seguidores. ¿Ya le habéis hincado el diente? Post de Rosana Rábago y Teresa AntonEl pasado miércoles tuvimos la oportunidad de ir al preestreno en España de la serie basada en el videojuego homónimo The Last of Us (mil gracias a HBO España por hacerlo posible) y pudimos (Rose y Tessa) conocer el mundo y el inicio de la historia que enamorará a los fans del juego y a los de las historias postapocalípticas. Para el resto de la humanidad española, este lunes 16 de enero, podréis disfrutarla en la plataforma. The Last of Us ha sido toda una sorpresa para ambas. Ninguna de las dos hemos jugado el videojuego y, la verdad, no estaba entre nuestras series favoritas de este año. Pero después del piloto creo que a ambas nos ha generado la suficiente intriga como para que la añadamos a nuestra ya de por sí enorme lista de TV Time. Protagonizada por Pedro Pascal y su compañera de reparto en Juego de Tronos Bella Ramsey, la ficción, que tendrá nueve capítulos en su primera temporada hace, según nuestros amigos amantes de las videoconsolas, homenaje al considerado uno de los mejores videojuegos de los últimos diez años. Digna sucesora de The Walking Dead, la serie nos sitúa en un mundo postapocalíptico dos décadas después de que la civilización moderna fuera destruida a causa de un hongo, el Cordyceps unilateralis. Joel (Pedro Pascal) es un superviviente que acaba, sin quererlo ni beberlo, teniendo que ocuparse de Ellie (Bella Ramsey), una niña de 14 años que podría ser la clave para terminar con la infección. En el primer capítulo ya hemos tenido un salto temporal, con un prólogo en el pasado y luego el resto de la historia en un 2023 muy diferente al nuestro (gracias a Zeus). Ahora esperamos que nos muestren de vez en cuando retazos del pasado, antes y después del «fin de la humanidad», para conocer mejor a los personajes. Ramsey y Pascal, el dúo acertado Pascal y Ramsey son, sin duda, los dos actores que llevan el peso de la trama y ambos brillan en sus papeles. Desde el principio empatizas con el protagonista, Pascal vuelve a demostrar que no hay reto que se le ponga por delante a la hora de interpretar a quien sea. Su personaje sufre una terrible pérdida en 2003 y ese trauma le persigue 20 años después. Además, esas primeras escenas, material original creado para la ficción, sí se viven desde los ojos de un jugador. Las explosiones, carreras en coche y persecuciones forman parte de la trama desde el minuto uno. Y es algo que los amantes de los videojuegos agradecen y que, a su vez, no ralentiza la trama para el resto del público. Ese comienzo da paso a un opening que bien podría competir con el creado para La casa del dragón. Raro sería que no tuviese alguna nominación a mejor intro en futuras entregas de premios. La interpretación de Bella Ramsey como Ellie es también sobresaliente, al menos durante el poco tiempo que disfrutamos de ella en el primer capítulo (no preocuparse, allscreeners, que cogerá más peso a medida que avance la serie). Ella da vida a una niña de 14 años con una responsabilidad enorme, una que no acaba de comprender. Sin embargo, a pesar de ser consciente del peso que tiene sobre sus hombros, es descarada, rebelde pero también curiosa por ver un mundo que le es prohibido desde que nace. Ellie no pudo abandonar nunca la zona de cuarentena dirigida por la Agencia Federal de Respuesta a Desastres (F.E.D.R.A. -que Tessa se pregunta si será casualidad que sea un nombre mitológico o hay alguna implicación-), una dictadura militar. Por ahora es muy pronto para poder juzgar del todo a su personaje, que aparece bastante tarde en el primer episodio, pero promete ser una parte central y tener una actitud de adolescente rebelde que esperemos que se tambalee más hacia una personalidad desafiante que hacia una repelente. Mi primera opinión (Tessa hablando) ha sido buena, así que poco a poco. Fiel al videojuego El reparto lo completa un elenco de primer nivel en el que participan Gabriel Luna, Anna Torv, Nico Parker, Murray Bartlett, Nick Offerman, Melanie Lynskey, Storm Reid, Merle Dandridge, Jerrefrey Pierce, Lamar Johnson, Keivonn Woodard, Graham Greene y Elaine Miles. Ellos interpretan, respectivamente, a Tommy (el hermano de Joel), Tess, Sarah, Frank, Bill, Kathlenn, Riley, Marlene, Perry, Henry, Sam, Marlon y Florence. Pero han sido los personajes de Tommy y Marlene los que más nos han llamado la atención de este cast durante el primer episodio, así que esperamos ver más de ellos próximamente. No obstante, bajo nuestro humilde punto de vista, lo mejor de la serie se lo debemos a Neil Druckmann. Él es el responsable del videojuego original y queda claro que se involucró directamente en el desarrollo y la producción de The Last of Us. Ya aseguró desde el principio que no permitiría que la serie se desviase de la historia que se narra en el videojuego a no ser que fuese para expandirla, completarla y mejorarla y así es. Contar con Craig Mazin, productor ejecutivo de ficciones como Chernobyl o Mythic Quest, también ha sido una gran idea. Su misión principal en la serie es demostrar cómo aún existe la esperanza incluso cuando todo parece perdido. Un objetivo que cumple sabiendo siendo fiel a las indicaciones de Drukmann y creando una muy buena serie por el camino. La moral en juego
Los personajes grises cada vez están más presentes en las ficciones y la premisa de esta serie da pie a muchos de ellos. Si el mundo se está terminando, si es tu vida y la de los que te importan lo que está en juego, si para seguir vivo tienes que convertirte en malo, ¿estarías dispuesto a hacerlo? En el primer episodio no vemos un cambio a villano, ni espero que llegue más adelante, pero la serie promete que nos mostrará el lado oscuro de aquellos que quieren sobrevivir. Tocará matar a gente o dar la espalda a aquellos que necesiten tu ayuda, si esperas llegar vivo al final. Y este es un tema que me encanta. No sé cómo de oscuro llega a ser el videojuego, pero espero que aquí profundicen más en ellos. La serie nos ha presentado un mundo distópico típico, con algunos de los clichés habituales que más encajan en el género, como puede ser un gobierno dictatorial, un grupo rebelde, un virus y una persona que es la cura, la elegida. Ahora tendrá que jugar bien las cartas para hacer de esta historia algo que continuar viendo, pero tras ese primer episodio yo ya os puedo prometer una cosa: necesitamos más. Nota de Rose: 9/10 Nota de Tessa: 7.5/10 Nota media: 8.75/ 10 Post de Naiara Salinas ¡Hola, allscreeners! Llega uno de los momentos más temidos del año, pero, en este caso, también queridos, pues desde que inicié esta tradición el año pasado me abro con más ilusión al futuro y a los grandes personajes que voy a conocer. Este año ha habido tantos (y a menudo aglomerados en la misma serie), que me ha resultado un poco difícil ordenarlos, pero, ea, ya sabéis que soy una negada en la materia (cambiaré en muchas cosas, pero en eso no). Hablando de cambios, os adelanto que sí he modificado un poco el criterio. Veréis, la primera vez este post hablaba de la buena gente ficticia que se me había presentado por primera vez, pero este año, en la mayoría de los casos (teniendo tanto remake ahí) se ha tratado de un redescubrimiento. Había muchos personajes a los que no veía desde hacía tiempo y apenas me acordaba de ellos; otros han sido adaptados por primera vez desde una página y ha sido tal el disfrute de verlos en carne y hueso con sus pequeñas modificaciones que me apetecía honrar el trabajo de su intérprete, de modo que no necesariamente he metido novedades, aunque puede que para vosotros las sean. Bueno, vayamos al lío, ¿o qué? Menciones honoríficas Si el año pasado fueron once para sumar veintiuno, este he metido doce. Ha sido muy difícil elegir porque no solo tengo en cuenta a protagonistas, sino también (y, según qué caso, sobre todo) a secundarios. Por hacer justicia voy uno por serie, en principio. Ah, y que conste que estos no están ordenados por preferencia:
Top 10 10. Daniel Solace (1899) Personaje misterioso de mal agüero, que empezó como posible asesino en serie y causante de la catástrofe de los barcos y acabó pegando un giro que me gustó mucho. Daniel se convirtió en un tipo adictivo, por cuanto que me encantaba ver sus escenas e ir desentrañando el embrollo. No me equivocaba en que él tenía algunas de las respuestas más importantes, pero cuál era su papel en todo aquello me sorprendió bastante. No es alguien que te invite a confiar de primeras, así que o es demasiado buen actor o los guionistas atinaron delimitando su bondad, porque posiblemente este chico sea de los más románticos y dóciles de toda la tripulación. Esconde mucha nobleza bajo esa capa impenetrable a priori, aunque no puede ocultar el amor que siente por Maura (en su caso se puede hablar de amor y no la obsesión que parecía, jeje). No hay duda de que hará lo que haga falta para sacarla a ella y a los demás de ese bucle. 9. Steven Grant (Caballero Luna) Es muy difícil hablar de este personaje, que en realidad solo es una parte de otro. Cuando se habla de este superhéroe, en realidad se habla de dos personas, o tres, o cuatro, o tantas como pueda acumular con su «disforia de entidades». ¿Es trampa incluirlo en esta lista? Tal vez, pero no me pienso bajar del carro ahora. De todas las personalidades que contiene este siervo del dios Jonsu, la de Steve es mi favorita porque es con la que más se puede empatizar: un pobre egiptólogo torpe dominado por las circunstancias que parece débil, pero es el principal animador de su otra mitad, Marc (así es, tengo un prototipo). Sin Steven, jamás estaría completo. Como muchos héroes de Marvel, llega a la aventura un poco a trompicones, pero sale totalmente curtido, con muchas risas para el público por el camino. Oscar Isaac, te hago la ola. 8. Eddie Munson (Stranger Things) Seré sincera: yo quería hablar de Max como representante de la cuarta temporada de Stranger Things. Después del vloganálisis que le dediqué, tenía muchas ganas de destacar a Max. Pero en realidad Max ya era mi favorita de antes y, si todo va bien, la volveremos a ver en la última temporada. A Eddie, en cambio..., ay. Ese metalero amante de los juegos de rol que adoptó a Mike, Dustin y Lucas en su tribu y los trató como a sus hermanos pequeños, el eterno repetidor que nunca conseguía graduarse y que estaba colado por una animadora de lo más dulce. Divertido, alocado, con ese punto histriónico a lo Jack Sparrow... Eddie nunca fue un amigo del pueblo, sino un marginado que buscaba su propia supervivencia, pero tenía buenas intenciones. En solo nueve capítulos llegó, nos enamoró y tuvo una evolución de campeonato que ya quisieran muchos protagonistas. A mí es el secundario que más me ha gustado de la serie, por no hablar del descubrimiento que ha supuesto el inglés Joseph Quinn. Gracias por deleitarnos con un mega concierto de guitarra. Porque este es tu año, bienvenido merecidamente al top, Eddie. PD: si no lloráis con este vídeo tributo no sois humanos, lo tengo claro. 7. Nick Nelson (Heartstopper) Con este chico me ocurre algo similar a lo de Steven: llega un punto en que se compenetra tanto con Charlie que cada uno puede definirse a través del otro, son un tándem, un pack, ambos me parecen monísimos, sobre todo cuando están juntos. ¿Por qué he elegido a Nick para el top? Porque es quien tiene el viaje de autodescubrimiento y es algo muy bonito de contemplar desde el sofá, cómo Charlie le apoya y le guía mientras este adolescente se cuestiona su orientación. Hubo una amiga que me comentó fascinada que lo que más le gustó de la serie es que estos personajes no temen hablar de sus problemas y lo que les carcome, en lugar de montar pollos innecesarios como es costumbre, y estoy de acuerdo en que esa es parte de la magia. Pero Nick ya me parecía estupendo muchísimo antes, por su amabilidad natural. Es sensible, empático, tan buen novio como amigo, siempre respetuoso y un trozo de pan. El tipo de persona que hay que proteger a toda costa. 6. Karis Nemik (Andor) Cada vez que me han preguntado por mis personajes favoritos de esta SERIAZA, este es el primero que me ha venido a la mente, siempre. Por supuesto que admiro a Cassian, a su madre, a Luthen (este con mis reservas)..., pero Nemik es la base de todo porque es la base de la rebelión. Su manifiesto contribuyó a abrir los ojos a toda la galaxia, es un discurso muy concienzudo para alguien tan joven, un modelo de oralidad y filosofía bastante esperanzador. Nemik se ha convertido en uno de los primeros mártires de la guerra, es un héroe no solo por aguantar y darlo todo hasta el último aliento, salvando a sus compañeros, sino sobre todo por sus palabras, por su intencionalidad. Un personaje que se le asemeja mucho es Maarva Andor, que valió para encender la chispa en su gente, un pueblo pacífico que no se metía en batallas. Nemik no es alguien que se apunte a la misión por la gloria o para obtener un beneficio, sino porque cree en la causa, es lo que hay que hacer. Eso marca la diferencia; no es una chispa, sino la llama que hay que avivar y mantener. Hasta los editores audiovisuales han reconocido su enorme influencia en el complejo de Star Wars: 5. Mira (Irma Vep) Mira me parece el personaje más realista de todos los presentes (quitando la parte en la que atraviesa paredes). No está romantizada, ni idealizada, ni tampoco se la trata como la típica actriz, en el sentido de que no va de diva ni tampoco es la prota todo el tiempo (una lozana con los pies en la tierra, sí, señor). Es una mujer en busca de la motivación, de algo que la reconecte con su profesión mientras supera su depresión, que tampoco está para nada dramatizada. Mira no es una persona negativa, todo lo contrario: se lleva bien enseguida con la gente, es espontánea, tiene sentido del humor... Lo único es que no es feliz, ella lo sabe, en su interior está hecha un bombo y cuando se trata del amor es doblemente insegura, de ahí que a veces se presente algo apática o indiferente, pero eso no le impide vivir y lanzarse a por retos, y por eso me parece un retrato muy logrado. Con Mira he llegado a sentirme muy identificada por momentos, sobre todo cuando al ponerse el traje de Irma Vep se mete en el papel (¿a vosotros no os sucede que cuando os vestís en plan guay os sentís otra persona muy distinta? Porque a mí sí). Todo lo que rodea a esta miniserie me multiflipa, Alicia Vikander es hipnótica. Muy fan. 4. Miércoles Addams (Miércoles) Parece mentira después de las versiones que he visto, pero la serie de Tim Burton (y CIA) me ha ofrecido una perspectiva de la primogénita Addams que desconocía, una dimensión emocional que me ha cautivado. Por supuesto que el trabajo de Jenna Ortega se lleva todos los aplausos, los vítores, las flores y los premios, pero más allá de eso la escritura del personaje ha sido estupenda, en su justo equilibrio, sin perder la esencia pero vinculándola más a la gente, en lugar de alejarla. No es ya la lealtad que muestra a los suyos y a ella misma, sino cómo se da cuenta de que en su corazón también hay cabida para el amor y aprende por primera vez qué es el sacrificio, en lugar del asesinato. Vamos, que la muchacha ha acabado en el ránking por su escena con Cosa (mi estrella en esta y en todas las versiones): ese momento para mí fue decisivo porque creo que nunca antes la había visto derramar una sola lágrima. ¿Que quiero una Miércoles libre sin enredos amorosos? Sí. ¿Que me gusta que sus diferencias atraigan al resto cual imán? Pues también. 3. Lexi Howard (Euphoria) Aquí sí, mi reina, mi otro yo, mi hermana espiritual. Había pasado tanto tiempo desde Euphoria que había perdido de vista a muchos personajes, incluida ella, siempre apartada, solo nombrada como mejor amiga de Rue de toda la vida. Lexi también se sentía así, no solo en su pandilla, sino sobre todo en su familia, pero en la temporada 2 ha llegado su momento: su primera simpatización con un chico para algo más que amistad y su súper obra, que para mí levantó una temporada que iba dando algunos tumbos. Después de ese CAPITULAZO volvió a ascender en el podio. Lexi era ignorada, pero ella no ignoraba, al revés: observaba y anotaba. Los escritores tenemos un lema: todo lo que digas o hagas puede usarse en una historia. Lexi lo aplica al dedillo y por primera vez alza la voz para contar la suya. Y de qué forma. Te quiero, Lexi, no cambies nunca, me has dado la vida. 2. Daemon Targaryen (La casa del dragón) La antítesis del ya mencionado Aemond, solo que en mi bando, los Negros. Daemon es como su serie: destinados a cerrarme la boca. Cuando pensaba que no podía traer nada bueno, vino y se convirtió en el mejor y el más leal. Cuando creía que acabaría traicionando a su familia, acabó resultando el más sincero. Daemon no es exactamente un pacifista, adora el conflicto, no teme generarlo, pero solo cuando conoce las reglas del juego. Luego tiene una faceta que solo reserva a su círculo íntimo, por el que siente tal devoción que abrasaría el mundo para garantizar su bienestar... o se liaría a hostias él solo con un ejército para llevarle la corona. Es uno de los personajes más ricos que ha creado George R.R. Martin, el mejor Targaryen de lejos. Se puede dudar de sus intenciones, de su moralidad, pero nunca de su afecto y entrega. Es astuto, vivió una juventud muy loca y ahora seguiremos viéndole como guerrero, comandante y padre. No puedo esperar. 1. Sueño/Morfeo (The Sandman) Creo que esto no es una sorpresa para nadie que me haya visto en los últimos... seis meses (aprox.). Morfeo no es el personaje que más simpatía me despertaba leyendo los cómics, prefería mil veces a sus hermanas. Con todo, llegué a comprenderlo y a aceptar su punto de vista, admirando su transformación. Es un personaje que siempre voy a retener en la memoria... ahora con el rostro de Tom Sturridge y nadie más, porque solo hay un Sandman para mí. Esta es la única y mejor versión de carne y hueso. Me alegro mucho de que no lo caracterizaran por completo, de que se adaptaran al actor, porque eso ha hecho su labor más auténtica, le ha permitido recrear al personaje sin perder esa esencia Eterna, esa sabiduría profunda, la serenidad y el orgullo de quien es más poderoso que un dios..., pero, al igual que Miércoles, lo ha acercado a su propia humanidad, le ha dotado de más emoción, de pequeñas muecas, alguna sonrisa, ojos húmedos... El Morfeo literario siempre parecía enfadado o apático; este es mucho más. ¡Incluso hace gracia cuando te descuidas! Siempre he encontrado irónico que el señor de los sueños fuera en plan emo por la vida (parecido a lo que comentaba antes con respecto a su hermana mayor), pero ahora lo entiendo, porque no puede haber sueños donde todo es tan idílico. El propio Sueño sueña con un propósito, con un sentido a su existencia. Es su gran viaje y cómo estoy celebrando que siga adelante. Si de algo ha tratado este año, es del poder de los sueños, para bien y para mal, así que esto va por ti, soñador. Post de Naiara Salinas y Rosana Rábago El miércoles pasado Disney Plus dio el finiquito a la primera parte de una de sus series más deslumbrantes del año, pero también una de las que más injustamente desapercibidas ha pasado (por lo menos si la comparamos con otras de la factoría Star Wars). Hablamos de Andor, la serie precuela de la precuela (Rogue One), que recupera a uno de sus personajes emblemáticos para darle un desarrollo digno plagado de representatividad del ciudadano común... y de la propia saga. Cómo se forja una rebelión Andor nos sitúa varios años antes de los hechos acaecidos en Rogue One, con el Imperio en su apogeo y una rebelión que apenas llega a ser un concepto. Cassian Andor (Diego Luna) es presentado como un mercenario, un delincuente que no tiene reparos en hacer lo que hay que hacer, el recluta perfecto para una misión casi suicida. Ahí entra Luthen Rael (Stellan Skarsgard), un hombre de ideas temerarias pero acciones cautelosas que no tiene nada que perder y que está dispuesto a darlo todo por una causa noble, por lo que reúne a un grupo pequeño de marginados en las mismas para robar un artefacto que fastidiará bastante a los de negro, aunque la cosa no se queda ahí. En lugar de la estructura simplista de un único arco por temporada, la serie nos regala hasta tres, los cuales, unidos, contribuyen al entramado de personajes y situaciones que hacen saltar la chispa que más tarde se convierte en puro fuego. Así, tras este primer trabajo, habrá consecuencias, una cacería brutal y cada vez más vidas en juego. Andor es un tablero de ajedrez que empieza a mover sus peones mientras las torres, los alfiles y los caballos vagan alrededor de sus casillas, vigilando la amenaza que se cierne sobre ellos. La tensión será cada vez más acuciante y pasará de invitar a obligar a la acción de verdad. La trama nos lleva por localizaciones nuevas más industriales y acciones alejadas de la epopeya que vendieron las películas (se compara más con el cine de espías). Uno de sus puntazos, precisamente, es el realismo con el que está desarrollado el guion, que no tiene reparos en reflejar la crudeza de la opresión, más la desesperación y frustración de los ciudadanos, la traición en los altos mandos y la quiebra de la moralidad en pos del bien supremo. Es una serie que se toma en serio a sí misma y le sale redondo, porque la revolución no es ninguna broma y, aunque quizás eso le lleve a perder al público más acérrimo de la Star Wars aventurera, sí puede conquistar a aquel centrado en problemas más actuales. La labor de documentación aquí ha sido tal, que valga para una clase de Historia de las buenas, de las que marcan. La representación de los regímenes totalitarios y las clases obreras en contraposición con la burguesía y la nobleza harán pensar en cada una de las revoluciones que han marcado el destino de la humanidad, pero la tarea de esta temporada no es presentar batalla, sino anticiparla, cocinándola a fuego lento para justificar buenamente la rabia in crescendo de cada personaje. Más allá de Andor. Una producción con alma Precisamente por ese carácter y ese propósito, el foco de la serie se dispersa y Cassian debe compartir protagonismo en más de un tramo, ya que enseguida nos damos cuenta de que él solo es una parte de algo más grande. Es curioso porque Cassian no aparece siempre como la cara principal de esta rebelión, aunque sí lo identificamos como el elegido para exponer el cambio de mentalidad, la transición del egoísmo del superviviente a un sentimiento de comunidad más solidario. Por encima, su evolución casa con las de otras ficciones revolucionarias como Los Juegos del Hambre: Cassian, como Katniss, es ese héroe colateral que surge como protesta ante una situación injusta, un personaje sumido en la pobreza que incumple las reglas para preservar a su familia; es víctima y verdugo, el cabeza de turco del Imperio (aka Capitolio 2.0), prisionero y libertador, poco a poco ganándose un hueco como símbolo. Solo que aquí comparte el puesto con tantos otros en su situación que le van cediendo el testigo como él a Jyn Erso más adelante. En otras palabras, Andor no trata de un personaje, sino de una sociedad ahogada por el Imperio (representada brillantemente en el personaje de la madre, Maarva), de una situación inestable que se ve llegando a su colmo. Por eso, cada acción de aquellos que nos pueden parecer más secundarios importa, aunque sea mínima. Cada sacrificio, cada arrebato emocional, cada rostro asustado, confundido, iracundo, impotente, etc. nos deja una huella como espectadores porque se le da valor en forma de primeros planos, así como debates que invitan a la reflexión, cuando no inspiran directamente. Gracias a Andor uno entiende por qué hay rebelión y por qué es necesaria; se toma mucho la molestia para que gente a la que solo ves en un par de episodios (cuando no en una escena) te cale hondo. Aparte, por centrarse tanto en el discurso, se convierte en el complemento ideal de la acción disparada de Rogue One. No solo llega a la altura de la película en cuanto a calidad narrativa, interpretativa y visual, sino que la mejora. Es el diálogo que echábamos en falta sobre el tema. Los personajes plantean dicotomías, tanto en el bando rebelde como en el imperial. ¿Una causa justa lo justifica todo? ¿Hasta qué extremo hemos de llegar para que reviente la cosa? ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? ¿Puede haber conciliación entre ambos bandos? ¿Cuál es la manera, la palabra o las armas? Son las preguntas principales que nos dejan Cassian, Luthen, Maarva, Bix, Mon Mothma, Vel, Nemik, Dedra y Syril, individuos que ya forman parte de nuestra memoria en este universo. Conclusión
Andor es la prueba de que la franquicia puede prescindir de los Skywalker, los baby Yoda y las espadas láser. Tan consciente es de ello que cualquier easter-egg que asoma enlaza antes con Rogue One que con cualquiera de las trilogías, porque con ella conforma un tándem. Todo lo que necesita es una buena historia que contar y elegir voces con corazón para transmitir un mensaje actual a la vez que atemporal. Es una revolucionaria dentro de Star Wars, con un tono muy maduro, y justo por eso nos hace sentir esperanza por el futuro de este universo, como también lo hizo The Mandalorian en su día (son buenos tiempos para ser fan, chavales). Para nosotras es uno de los estrenos del año. ¿Y para vosotros? Para más detalles os dejamos aquí el debate con spoilers de toda la temporada y, más en concreto, del último episodio, en los canales de Álvaro Luthor y Amantes de UYUNI. ¡Muchas gracias por dejarnos participar! Post de Naiara Salinas Es un placer y un honor estar escribiendo este post ahora. Para los todavía no enterados, The Sandman es mi novela gráfica favorita, su adaptación se ha convertido en uno de mis estrenos favoritos del año y estaba en un sinvivir con el anuncio de la renovación que tanto se ha hecho esperar (tanto, que ya estaba empezando a escribir una carta llena de dracarys para los de Netflix). Mi cabeza le da mil vueltas a la conversación que tuvo que tener Neil Gaiman con el showrunner Allan Heinberg primero y con los CEO de Netflix después sobre cómo podían desarrollar la nueva temporada. Obviamente, el coste va a aumentar, aunque solo sea porque, si la cronología de los cómics se mantiene, tocaría adaptar Estación de nieblas y Juego a ser tú, dos volúmenes con muuuucha fantasía en su trama (¿más? Efectiviwonder), muchísimos más personajes que en los anteriores y más intrigas de palacio (de esas que van despacio). Ya hemos comprobado que esta producción no sigue una estructura muy típica y es de esperar que se mantenga fiel a esta esencia, que en principio es parte de lo que le ha granjeado el éxito, siendo su fascinante caracterización de personajes el top 1 (por lo menos para mí). Pero narrativamente la segunda temporada podría ser incluso más épica y guay de lo que nadie se espera. ¿La razón? Todos los crossovers que ofrece. Por supuesto, no espero que todo salga redondo pero, dado que ya me salió bien lo de soñar una vez, voy a contaros cómo haría que esta continuación fuera LEGEN-DARIA, como diría Barney Stinson. Lo primero: ¿de qué va la cosa? Estación de nieblas es el cuarto volumen de la saga y enlaza con el final de la primera temporada que promete un enfrentamiento abierto entre el rey de los sueños y el del infierno. Pero si estáis esperando una guerra como tal, puede que os sorprenda el giro que toma esta trama. Todo empieza con una cena familiar, y no cualquiera. Sí, en este volumen, desde sus primeras páginas, tenemos a casi todos los Eternos presentes (menos al famoso «hijo pródigo»), lo cual quiere decir que veremos seguro por primera vez a Destino y Delirio, el hermano mayor y la benjamina (¿alguien más pensando en el casting ideal?). Es correcto intuir que a Destino lo hemos visto otras veces en DC, aunque fuese de forma sutil. Su libro fue el arma del megacrossover Crisis en las Tierras Infinitas por un lado y, por otro, tenemos a Doctor Destino (el bueno), con quien comparte el poder de ver el futuro, siendo su esclavo. Y en cuanto a Delirio..., ays, qué puedo decir, muero de amor, es a la que más tengo ganas de ver interactuar con el Sueño que interpreta Tom Sturridge (seguro que ambos nos brindan momentazos). Bueno, el caso es que cuando Deseo empieza a malmeter con la vida amorosa de su hermano emo, Sueño se enoja tanto que decide ir a buscar a su antiguo amor, Nada, al lugar donde la dejó y donde la vimos en el 1x04. Así que sí, sería de tontos dejar pasar la oportunidad de contar a los espectadores este romance al fin (ya llevamos dos easter-eggs). Sin embargo, cuando llega al dominio de Lucifer no encuentra... nada (badum tss). Resulta que el ángel caído está cansado de dirigir a los demonios y a las almas y decide cerrar el Infierno e irse a vivir la vida en la Tierra. Sí, aquí es donde comenzaría la serie Lucifer (¡tercer easter-egg!). ¿Qué decide hacer con la llave? Se la entrega a su rival para joderle un poco, porque con esa llave viene el marrón de la jefatura y Morfeo ya tiene bastante con su reino como para dirigir otro, sobre todo uno tan poderoso y codiciado. Cuando el resto de los dioses y seres mágicos se enteran, acuden todos en tropel a ofrecerse para el puesto. Entre las apariciones estelares que nos aguardan se encuentran: personajes de la primera temporada (Lyta Hall y el querido Hob Gadling), los dioses nórdicos más famosos (Odín, Thor y Loki), hadas, dioses egipcios, ángeles... Por su parte, Juego a ser tú, el quinto volumen, continúa la historia de Barbie, otro personaje a quien conocimos en la segunda mitad de la primera temporada. Barbie rompe con Ken tras ser engañada por él en sueños y se muda a Nueva York, donde entabla amistad con la trans Wanda, muy entusiasta. Sin embargo, por culpa de sus fantasías infantiles Barbie vive en una dimensión paralela acechada por un villano llamado el Cuco y, casi imitando al vórtice, esos sueños saltan al plano real y lo chafan todo. Cuestiones que se resolverían La primera temporada de Sandman dejaba plantados ciertos misterios a través de los diálogos de los personajes que hicieron sospechar al público que tarde o temprano saldrían a la luz. Por suerte, todo indica que será más temprano que tarde. Sin entrar en muchos spoilers y obviando el caso ya comentado de Nada, dos misterios aparecieron en el 1x06, ambos en boca de Morfeo: el trato que hizo con Shakespeare y con lady Johanna Constantine. Ambas tramas se resuelven en historietas independientes pero, sabiendo la conexión de Shakespeare con las hadas, las cuales aparecen en Estación de nieblas, no sería sorprendente que reservaran algún extra como guiño para los fans (si lo hicieron con los gatos y con Calíope, ¿por qué no con estos dos?). Lo de Johanna lo deduzco porque dudo que Gaiman y Heinberg quieran dejarla atrás sabiendo lo interesados que están en escribirle un spin-off entero... y porque la acción del personaje es bastante importante para el futuro, ya que involucra a otro que aparece entre estos tomos y ha sido mencionado (chan chan chaaaan). Yo sin duda los incluiría, ¿y vosotros? Ahora lo chachi: ¡los cameos! Dioses, seres mitológicos..., todo aquello de lo que prácticamente se compone la bibliografía de Gaiman. Tendremos personajes nuevos y personajes que conocemos de sobra y hemos visto en otras producciones. Ciertos regresos no siempre son factibles por el tema de los derechos, pero resulta que, en este caso concreto, diría que hay más carta blanca, así que puestos a soñar... ¿no sería maravilloso no hacer recast, sino una llamadita a los coleguis de toda la vida? Veamos... American Gods Odín, Thor y Loki son tres personajes que aparecen en esta novela y también los hemos visto en la serie (Loki oculto bajo otra identidad que no revelaré por si alguien quiere descubrirlo en la lectura). Aunque Netflix no tiene derechos sobre ellos, sí los tiene su autor y, sabiendo el papel clave que juegan, nada me gustaría más que ver a Ian McShane retomar el papel del jefazo. Hay antecedentes: actores del audiolibro de Sandman y de Good Omens presentes como invitados en el episodio extra de Sandman, todos asumiendo otros papeles. Imagino que a McShane le podría suceder algo así, pero su interpretación como el Padre de Todos fue tan legendaria que no lo veo haciendo otra cosa, sinceramente. Ya que estamos, si algún otro dios de esta serie quiere aparecer... Es que es tan completa que el reciclaje tiene mucho más sentido que un recast. Doom Patrol Morfeo no es el único que tendrá un gran marrón por la decisión de Lucifer: sin un territorio para acoger las almas de los condenados, estos regresarán al mundo de los vivos y Muerte se pondrá las pilas para restaurar el orden. Esta parte de la trama la vemos a través de dos personajes que todo seguidor de Doom Patrol conocerá bien: Edwin Paine y Charles Rowland, también conocidos como los Dead Boys Detectives. Puede que por venir de una serie de superhéroes no se les reconozca como hijos de Neil Gaiman, pero lo son, él los creó y los dejó volar en su propio spin-off. Ambos son fantasmas que van resolviendo crímenes sobrenaturales, pero el origen de su amistad se encuentra en Estación de nieblas y, tras saber que han hecho recast de los actores que los interpretaron en el spin-off de Titans, yo apostaría por dejar a HBO Max con los nuevos y traer los viejos a Sandman (no sé si sería posible, pero, repito, este es mi sueño). Esos actores, además, resulta que son Ty Tennant (hijo del amigo de Gaiman David Tennant al que hemos visto recientemente como Aegon Targaryen en La casa del dragón) y Sebastian Croft (presente en Heartstopper, otro éxito de Netflix, por lo que ya tiene un pie dentro de cualquier otra producción que hagan). ¿No os parece demasiado perfecto? Lucifer De acuerdo, Tom Ellis se quedó fuera de la ecuación por buenazo, pero eso no significa que sus hermanos ángeles tengan que correr el mismo destino (*guiño, codazo, guiño*). Dos de ellos son claves en esta trama: Duma y Remiel. A este último lo hemos visto en el spin-off interpretado por Vinessa Vidotto. Si bien en el cómic es descrito con la apariencia de un hombre rubio, no sería la primera vez que un personaje de esta saga cambia de sexo en la adaptación (en este caso, para más inri, hablamos de seres sin sexo). Si quieren teñirle el pelo por mí vale, pero la dejaría tal cual está para que sea más reconocible entre el fandom. Locke & Key Este cameo es muy simple. Aunque Joe Hill sea de la opinión de no cruzar su creación con la de Gaiman, el escritor inglés ha reconocido idear alguna referencia a este crossover y la más evidente, sencilla y obligatoria es la mismísima llave del Infierno, la cual decora las portadas de los números correspondientes del otro cómic. Como sabéis, el elemento mágico de esta saga son las llaves demoníacas. ¿Cómo podían dejar atrás la del diablo? No espero en este caso que aparezca ningún actor, pero sí podrían colgar alguna referencia a la Key House o a algún elemento histórico. ¿Creo que se cumplirá este pronóstico? No veo por qué mínimo no se intentaría negociar. Tal vez no todos los actores estén disponibles o tal vez no todos quieran, pero si yo fuera Neil Gaiman y quisiera lanzar mi carta de amor a los fans, así como colgar referencias para todos los dcistas, haría cuanto estuviera en mi mano por sacar estos easter-eggs. Por supuesto, una cosa son los objetivos y otra, lo que puede realizarse de verdad. Quizá no salga 100% como lo imagino, pero puede que jueguen con otras referencias también, ojo. Lo que sin duda espero es que sigan sacando historietas extras de las antologías.
Guía de lectura para principiantes Me cuesta creer que la mayoría de los espectadores de Sandman no hayan agarrado al menos un volumen para satisfacer su curiosidad, pero si os sentís más motivados ahora que ha renovado podéis seguir esta tabla para todos los públicos (sabiendo que esta redactora empezó leyéndose la franquicia en desorden). ¡Ojalá os ayude! Post de Rosana Rábago¡Hola, hola, allscreeners! ¡HE VUELTO! Hacía mucho que no me prodigaba por aquí y, os adelantó que pretendo que este sea el primer post de unos cuantos que tenía pendientes, pero vamos al lío. El miércoles pasado se estrenaba la season finale de 'She-Hulk' y menuda nos tenían preparada. El capítulo me ha parecido maravilloso y tenía que comentarlo por aquí. Pero, para los que aún no lo habéis visto (corred insensatos) lanzo la advertencia de SPOILER ALERT y, dicho esto, ¡comenzamos! No os voy a engañar, veníamos de una temporada un pelín floja. Yo, amante de Marvel hasta la médula, seguía porque confiaba en el producto (y porque también soy incapaz de abandonar una serie pero de eso hablaré otro día) y menos mal que no lo hice. El capítulo, al igual que el resto de la serie, empezaba más bien flojo. Es cierto que teníamos esa alusión a la serie original titulada 'The incredible Hulk' pero fuera de eso volvíamos a las incoherencias, a ver a una Jennifer Walters derrumbada y perdida. Pero ella no se va a rendir, no sin defenderse (para algo es abogada) y gracias a su amiga Nikki y al resto de compañeros abogados (Pug y Amelia, grandes personajes) comenzaba a investigar con el objetivo de descubrir quién está detrás de Inteligencia. Hasta ahí, como digo, todo es muy normalito e incluso previsible pero de repente, Jen decide irse a la cabaña de Emil Blonsky y casualmente las investigaciones del resto les llevan ahí. Ahí vemos a un grupo de trolls reunidos y ya Marvel empieza a mostrar sus cartas. Esa escena es una declaración de intenciones y demuestra el machismo que, lamentablemente, muchas mujeres sufrimos a día de hoy. Es una escena donde Marvel demuestra que le da igual lo que digan los demás, ellos van a seguir con sus superheroínas y yo les aplaudo por ello porque es necesario que la sociedad se adapte también a ver a mujeres trabajadoras y sí, que también pueden ser superheroínas. Pero, alegatos aparte, volvamos a la serie. Afortunadamente, 'She-Hulk' no es un drama, es una comedia legal. Y Jen es muy consciente de eso, por eso, y aunque ya habíamos tenido una declaración de intenciones unas escenas antes, en cuanto ve que las cosas en la cabaña se desmadran y literalmente reaparecen personajes olvidados antes, ella directamente decide poner cartas en el asunto. Y menos mal. Porque ahí de repente Marvel pone las cartas sobre la mesa y nos demuestra su intención con 'She-Hulk'. Lo hace con una maravillosa ruptura de la cuarta pared en la que Jen decide salir de su propia serie y enfrentarse a los creadores de 'She-Hulk'. Otra clara alusión a los cómics, donde ella también solía saltarse la cuarta pared y hablar con sus creadores. Sin embargo, pronto se da cuenta de que los guionistas poco pueden hacer. Que el problema viene de arriba. Es decir, el problema de todo esto es la conocida como 'fórmula Marvel'. ¿Y quién es el responsable? Kevin. Y a por él que va. Al final, ella se vale de sus conocimientos de abogada y nos hace un auténtico regalo a los fans de la compañía. Habla con Kevin y consigue que reaccione y que admita que la 'fórmula Marvel' necesita unos cuantos cambios. Eso sí, sin perder su humor característico. También pide lo que todos los fans deseamos fervientemente. Primero a Matt Murdock (vale, es para ella pero todos sabemos que lo hace porque desde que Daredevil salió de Netflix todos lo queríamos de vuelta) y después a los X-Men. Y el primer deseo se lo conceden. No es la primera vez que lo digo pero, de buenas a primeras, la relación entre Jen y Matt no me convencía. Me parecía que solo utilizaban a Jen para liarla con todo tío que se moviera pero tengo que reconocer que después de ver el final otra vez la pareja empieza a gustarme. ¿Y los X-Men? Preguntaréis, bueno, habrá que esperar, pero seguro que llegarán. Y como no, también tienen que dejarnos la puerta abierta al resto de productos de la compañía (recordemos que aún quedan muchísimas películas y series por estrenarse). Y, 'She-Hulk' es la elegida para presentarnos al hijo de Hulk, Skaar y para dejarnos la puerta abierta al más que probable regreso de nuestro Emil Blonsky/Abominación (sigo sin ver donde le van a meter, pero bueno, me dejaré llevar). ¿Cuál es su mensaje? Que Marvel es capaz de hacer lo que le venga en gana. No es una serie que afecte directamente al resto de productos de Marvel (en cuanto a trama se refiere) pero seguro que afectará en cómo se plantean las cosas desde Marvel. ¿Conclusión? Me ha gustado la serie de 'She-Hulk' aunque su final me ha maravillado completamente y, a mi entender, justifica que al menos yo viese toda la temporada. No es una serie que renovaría por una segunda temporada, eso sí, pero tampoco significa el final de Jen o de Nikki (Marvel, no dejes que la amiga caiga en el olvido, te lo pido por favor). Creo que ella encajaría muy bien en otros productos Marvel como Daredevil Born Again o en la próxima película de Hulk. Y también pido que esté en alguna de las de Vengadores. Estoy convencida de que no es el final ni de Jennifer Walters ni, por supuesto, de Hulka. Y a vosotros, ¿qué os ha parecido, allscreeners? Os dejo el enlace al debate del Carcaj en el que tuve el placer de participar por si queréis ampliar más mi opinión (y ponerme cara) y dejarme vuestras impresiones en los comentarios. ¡Nos leemos muy pronto, queridos allscreeners!
Post de Naiara Salinas «Si los sueños desaparecen, también lo hará la humanidad» Cuarenta y cinco días después del estreno de una de las mejores series del año (y la mejor de Netflix en la actualidad. Fight me), por fin encuentro el valor, la inspiración y el tiempo para escribir sobre ella. The Sandman llegó como un llanero solitario a nuestras vidas: misteriosa, silenciosa, pero eficiente, heroica. También llegó con la majestuosidad de la encarnación antropomórfica onírica que es su protagonista, imponiendo un respeto mudo. Morfeo no necesitaba galantería ni una fanfarria para presentarse ante los humildes mortales, porque todos, tarde o temprano, consciente o inconscientemente, nos dejaríamos seducir por la promesa de su mero concepto. Los sueños, contaba Neil Gaiman en el momento de publicar el cómic que ha hecho historia en su bibliografía, son una parte vital de la condición humana. En el subconsciente se encuentran nuestros anhelos y miedos más profundos, las verdades que no nos atrevemos a reconocer o de las que no somos conscientes. Y desde un punto de vista menos abstracto, dormir es necesario para refrescar nuestra mente, revitalizar nuestro cuerpo y espíritu. Los sueños son el comienzo de la imaginación, la inspiración y, de acuerdo con el lore de este universo, soñamos desde el momento en que aprendimos que la vida tenía un fin, de ahí que Morfeo sea el tercero de los Eternos por detrás de su hermana Muerte, porque, como bien señalaba el aludido, nuestra única esperanza en el Más Allá es soñar con el cielo. Los sueños constituyen la actividad cerebral más misteriosa, pero todos, científicos y humanistas, coinciden en su relevancia y cada cual les da la lectura que creen conveniente. Martin Luther King tenía un sueño que Elvis cantó. Disney fue el que dijo aquello de: «Si puedes soñarlo, puedes hacerlo». Yo también tengo un sueño y es que el 24 de septiembre, durante el TUDUM, Netflix anuncie de una santa vez la segunda temporada de la serie. Este artículo es más que una crítica y un análisis ensayístico: es un alegato, un manifiesto. Lo especial de Sandman A nada que uno se aventure a los primeros seis episodios de la primera temporada de Sandman (nunca entenderé a qué viene lo de quitar los artículos en las traducciones al español) observará que no se encuentra ante un producto típico. Algo que es preciso entender de esta obra es que no todos sus volúmenes contienen una trama lineal per se y entre medias podemos encontrar muchas historietas no necesariamente protagonizadas por Sueño de los Eternos. Es una novela gráfica y al mismo tiempo una antología. Este no es un cómic sobre un superhéroe, sino sobre historias y de dónde surgen. Es más existencialista que activo, sin dejar por ello de lado toda la fantasía, la aventura, la intriga, el romance y demás elementos que favorecen a nuestro enganche. Su gran peculiaridad, su mayor fortaleza, su atractivo, es ese afán por explorar el existencialismo a través de distintos puntos de vista, en diferentes argumentos (eso y que, obviamente, es hija de su padre, por lo que si ya estabais muy metidos en su forma de crear, vincular mitos y religiones y desarrollar personajes no podía quedar olvidada). Morfeo es el núcleo, el nexo donde se unen todas esas historias, pero no se trata solo de él, sino de su reino, aquel donde los seres navegan cuando cierran los ojos. Porque Sueño es más que un ente: es un oficio, una realidad, un concepto, que cada cual identifica y experimenta a su manera, de ahí que presente distinto aspecto para cada uno. Respetar esa esencia parecía básico para conseguir una adaptación ideal, pero también suponía asumir un riesgo de cara a los no lectores, porque implicaba seguir una estructura menos comercial. Sin embargo, condensar los dos primeros volúmenes e incluir un episodio extra con un par de historietas como regalo a los fans de toda la vida no solo ha terminado rindiendo con plenitud en cuanto a la aceptación del público, sino que ha favorecido a presentar el gran tema de esta ficción de un modo más rico, claro y ejemplar. Para mucha gente el éxito de esta adaptación, cuando ya nadie creía en Netflix, ha sido sorprendente. Yo, no lo niego, siempre tuve fe en que sería grande, porque mi fe era Neil Gaiman y a él ya le brillaban los ojitos de ilusión meses antes del estreno. Mientras él trataba de vender su producto tanto a fieles como (en ese momento) no creyentes, yo hacía lo propio entre mi círculo y fue cuando me di cuenta de lo difícil que era hablar de lo que a mí me había producido tanto leer el cómic como escuchar el audiolibro (al menos sin soltar spoilers). Y quizá por eso también he tardado tanto en traer este post, porque no me bastaba con publicar mi opinión. Para mí ver esta serie ha sido en parte un redescubrimiento, como me sucedió con el audiolibro, porque cuando lo tienes todo junto o cuando se añaden los cambios oportunos, encuentras una nueva verdad. Es un fenómeno que siempre sucede cuando retornas a algo tras tanto tiempo, que no lo ves de la misma forma. Las personas evolucionamos conforme vivimos experiencias nuevas y estas influyen en nuestra forma de percibir lo demás. Cuando me adentré en los primeros cómics yo estaba en un momento realmente chungo de mi vida donde necesitaba absorber historias como una droga para escapar de mis pesadillas en el mundo real o incluso poder entenderlas, pero hasta que no me lancé a los audiolibros el año pasado no tenía un cuadro completo de la maravilla que era (de hecho, no tenía un cuadro completo porque nunca llegué a leer la saga entera, ya que iba comprando cómics según los encontraba en librerías o ferias de la ocasión, y no os creáis que en España era tan popular). Con la serie, como digo, tras reverla un par de veces he llegado a conclusiones que antes no tenía. Ya lo anunciaba la voz del narrador: «Morfeo tiene que aprender a cambiar». La serie se enfoca en esa metamorfosis tras cien años de encierro, con un Tom Sturridge más luminoso en su estoicismo con respecto a la versión de los cómics (cada sonrisa que le otorga al personaje, cosa que aumenta conforme avanza la trama, es un regalo, por pequeña que sea, porque es muy rara en él). Su Morfeo no solo aprende a ver a la humanidad con nuevos ojos, sino también a sí mismo a través de ella, cómo su rol influye en cada persona, cada ente, cada hilo del cosmos. Un subconsciente tangible Una vez puestas las cartas sobre la mesa, quedaba lo siguiente más importante. Aún más exhaustivo que encontrar una estructura idónea para que nadie perdiera el hilo narrativo, estaba la recreación de toda esa ensoñación, ese paraje donde lo maravilloso es una constante y poco queda de natural en un paisaje en continuo cambio donde puedes literalmente navegar entre estrellas, atravesar pinturas vivas dentro de una biblioteca que tan pronto como aumenta se desvanece. Ni siquiera en el plano real te libras de la magia, no cuando hay exorcistas, brujos y saltos temporales de siglo en siglo. La fotografía de Will Baldy, Sam Heasman y George Steel es capaz de transportarte desde la primera escena desde tu sueño más fantasioso a tu pesadilla más lúgubre y gore, mediante una composición pensada para hacerte sentir una hormiguita ante un poderoso titán, como cuando Sueño y su bibliotecaria Lucienne atraviesan las Puertas de Cuerno y Marfil o, dos episodios más tarde, el también apodado Sandman se encuentra ante el palacio tétrico de Lucifer. Un acabado visual de lo más peculiar (como esos breves momentos en los que la lente de la cámara se vuelve ojo de pez) para sumergirnos bien en el surrealismo, romanticismo y expresionismo de los que beben la mayoría de los planos (una visión del Ángel caído de Alexandre Cabanel la tenemos, por ejemplo, en Sueño cuando despierta en su jaula). Completan la fantasía el supervisor de VFX Ian Markiewicz y el compositor David Buckley (Nadie, Greenland, Big Eyes, Un cuento de invierno, The Good Wife, The Gifted y Shrek Tercero son algunos de sus títulos más destacables), en cuya partitura se aprecia el sonido épico e (infantilmente) encantador de las viejas leyendas y cuentos de hadas en armonía con el ocultismo que encierra la parte gótica y crudenta de la trama (mucha reminiscencia a clásicos de los 80-90 aquí). Mención especial para el tema principal (una presentación de diez) y el de Muerte, el más sentimental y conmovedor de todos, como una nana que te tranquiliza antes de enviarte a tu sueño eterno (*guiño, codazo, guiño*). Cada episodio cuenta con sus propias estrellas, su propio estilo, su propio tema y, por ende, su propia moraleja, con lo que todos aportan un matiz diferente a la interpretación del Sueño. A partir de aquí sí hablaré con SPOILERS (nota: aunque es cierto que he ido leyendo y viendo muchos análisis interesantes de la serie, al final me he basado en mi percepción y nada más, porque si no me iba a volver loca para resumir todas las ideas. Cualquier coincidencia con cualquier otro comentario es fruto del ingenio de dos mentes en sintonía y ya). El sueño injusto Como decía, la unión de Preludios y nocturnos con Casa de muñecas, pasando por País de sueños, nos permite disfrutar de dos viajes diferentes, uno más terrorífico donde se pone en boga las ambiciones de una humanidad dispuesta a tergiversar sus sueños, frente a otro que explora con más profundidad el lore en medio de una aventura curiosa, ambos cuestionando continuamente el papel de su monarca eterno. Y es que los sueños y las pesadillas contienen un abanico extenso de capas. Se puede soñar con lo imposible hasta la desesperación, que es lo que lleva a Roderick Burgess a encarcelar su ambición y no dejarla escapar (un atrapasueños literal). Así detiene su vida, ya que su único móvil es obtener su sueño, su deseo. Morfeo no lo mata directamente, pero en cierto modo le provoca su perdición. Algo parecido sucede cuando Lyta Hall se aferra al fantasma de su marido. Los sueños nos permiten reencontrarnos con nuestros seres queridos fallecidos, pero una cosa es eso y otra pretender invertir la muerte. Ciertos anhelos solo provocan sufrimiento para las dos partes; no merece la pena anular tu vida por eso. La moraleja: hay sueños que, por mucho que duela, hay que dejar ir, o te perderás con y en ellos. El pasado no se puede cambiar. «¿Para qué nos sirves?» Uno de los hachazos más duros que recibe Morfeo viene de Johanna Constantine cuando ambos observan las secuelas de la arena mágica en la pobre Rachel, que solo se mantenía viva a través de sus sueños (justo el efecto contrario a lo anterior). Cuando el rey de las pesadillas está dispuesto a marcharse sin ayudar a la víctima, su acompañante le enfrenta con esa pregunta. Habla una mujer que lleva siendo atormentada por una pesadilla, un trauma, mucho tiempo y que no siente agrado de encontrarse ante la presencia del que tiene poder para quitarle ese mal y no lo hace por... ¿Por qué? ¿Por gusto? ¿Por orgullo? Si bien esto no es del todo así, nadie puede negar la soberbia del señor de los sueños, que solicita ayuda como amo a un perro durante la caza en este capítulo. Superficialmente se podría decir que el conflicto de esta temporada es que Morfeo recupere su poder y restaure su reino, pero con esa frase Constantine adelanta lo que luego carcome a nuestro protagonista hasta llevarle a un banco de Londres a alimentar a las palomas. Una función gira en torno a un propósito y un propósito es una meta con la que se sueña en el fondo. En este momento podríamos preguntarnos: ¿con qué sueña un sueño? Durante eones, el papel de Morfeo estaba claro, pero ¿qué es lo peor que puede pasarle a un ser inmortal? Que se canse, que se aburra de siempre lo mismo. El primer viaje, aunque le cause dolor de cabeza, también le llena porque le obliga a salir de la zona de confort, salir de la rutina y buscar un nuevo objetivo. Cuando eso termina, se siente vacío. Ahí es donde entra una de las lecciones más hermosas que tenemos en la saga, cuando Muerte se lo lleva de paseo y le enseña el valor de su trabajo y cómo eso debería bastar. El sexto episodio se divide en dos partes y es conmovedor cómo la segunda ilustra exactamente aquello que afirma Muerte y anhela Sueño, a través del personaje de Hob Gadling, un hombre que no quiere morir. Sueño opina que es de imbéciles desear la inmortalidad (porque ni siquiera él la disfruta y, por supuesto, no es un imbécil, EJEM), pero Hob le sorprende siglo tras siglo experimentando de todo, disfrutando de y sufriendo por lo que la vida puede ofrecer: los cambios. En Hob Morfeo encuentra otra inspiración, porque, al igual que el Hijo Pródigo que se menciona en ese mismo capítulo (y cuya identidad no revelaré por respeto a los no lectores, aunque es obvia), él no se aburre, vive como hay que vivir, con lo bueno y lo malo, la salud y la enfermedad. Como Constantine, Muerte le baja del pedestal enseñándole que es gracias a humanos como Hob por lo que existen, que los Eternos no están por encima, sino a su servicio y, en el fondo, aspiran a lo mismo. Así pues, ¿para qué sirven los sueños y las pesadillas? Toca retroceder. «¿Qué poder tendría el infierno si los que están aquí no pudieran soñar con el cielo?» Dos veces Morfeo se planta al comienzo de la serie y se empodera. La primera es cuando se enfrenta a Lucifer. El ángel caído le hace ver desde el principio lo indefenso que está en su territorio sin sus bártulos. Y aun cuando Morfeo gana el duelo y recupera su yelmo, sigue estando por debajo del rey demonio, que lo amenaza con encarcelarlo también y apoderarse de su reino. De modo que Sueño saca de nuevo su última baza: la esperanza. Lo único capaz de derrotar a la oscuridad, la antivida, aquello que jamás puede morir. Los sueños son esperanza. Se lo recuerda el alma de Nada cuando desde su celda clama que jamás la perderá, que algún día sabe que él la perdonará y podrá marcharse de ahí. Desde ese momento (y sin faltar al papel clave de Matthew como animador en la batalla), Morfeo sabe que tiene la respuesta, el arma más poderosa para vencer a Lucifer. ¿Por qué? Porque tiempo atrás ellos también fueron soñadores, inspiradores, dadores de luz. Ni siquiera ellos pueden negar la esperanza que tuvieron una vez de salir de ahí, o incluso soñar mediante el recuerdo. En esta saga, a menudo las cosas se definen también por su opuesto. El Infierno existe como castigo amargo, pero no tendría razón de ser sin el Cielo, porque la desesperanza se define por la esperanza y Sueño se define como opuesto a la realidad. La moraleja, parte 1: la esperanza alimenta los sueños hasta que se convierten en lo mismo, aquello que nos impulsa. «Mentiras no, John. Sueños» El siguiente empoderamiento llega con el peor de los villanos de esta temporada, el más retorcido pero también el más amable, el más humilde y el más auténtico (sí, todo eso cabe en la definición de villano): John Dee. Como muchos, John es una consecuencia del peor delito que se ha cometido contra su persona, en su caso las mentiras. John sueña con un mundo donde la humanidad muestre su verdadero ser, pero, debido a su sufrimiento, considera que ese verdadero ser es una atrocidad, una aberración. Acusa a las personas con las que se encuentra de hipócritas y utiliza el rubí de Morfeo para desatar los horrores más perversos. El monólogo: «Yo solo he purgado las mentiras, lo demás es cosa vuestra [...] Ya no tenéis por qué fingir más, podéis tener lo que queráis. Os he ofrecido un mundo donde podéis ser vosotros mismos sin sufrir por ello, pero veo que os gusta sufrir. Si eso es verdad, puede que el sufrimiento os haga libres. La verdad es un fuego purificador que consume las mentiras que contamos a los demás y las que nos contamos a nosotros mismos». John cree que los sueños mienten y no le falta razón porque no son reales, en teoría. Su razonamiento recuerda un poco a lo que afirma el Corintio en su discurso a los asesinos en serie: «Yo os veo, os veo tal y como sois en realidad y quiero que vosotros también lo veáis, así que hacedme un favor: cerrad los ojos y veos como os veo yo», con una sutil diferencia, porque John piensa como un humano atormentado y el Corintio, como una pesadilla que atormenta y al mismo tiempo inspira, así que al menos él sabe de lo que habla. Pero he aquí la respuesta de su oponente: «--El rubí saca a la luz la verdad. La humanidad es así. --No, te equivocas. --Se mienten a sí mismos. Todo mentiras. --Mentiras no, John, sueños. Sus sueños los inspiran, los mantienen vivos. Pero si les robas sus sueños, les robas la esperanza, entonces sí, esta es la verdadera humanidad». El papel de los sueños no es engañarnos, sino revelarnos deseos y temores recónditos, ofrecernos un conocimiento, un objetivo, no solo una distracción. Por tanto, la segunda parte de la moraleja: necesitamos sueños para vivir, pero también para ser humanos. Los sueños muestran nuestra mejor cara. Sin ellos solo habría caos y destrucción, oscuridad. «Hasta una pesadilla puede soñar» Uno de los personajes que más me sorprendieron fue Gault, la pesadilla cambiante (veo un chiste aquí). Fue creada para «no ser fiable», dado que siempre alterna su forma, como Mística de los X-Men. Esa flexibilidad puede que fuera la causa por la que Gault decidió cambiar de objetivo y dejar de aterrorizar para hacer más llevadera la vida del pequeño Jed Walker. Llegada esta parte de la trama, tras todo el sermón de Constantine, de Muerte, de Hob, de Lucienne y hasta de Matthew, una/o/e esperaría que Morfeo por fin hubiera bajado los humos y aceptara el cambio de perspectiva como justo y necesario, ¿no? Pues nanai, el Eterno se aferra a sus principios como el aceite a la sartén: que si no elegimos cómo nos hacen, que si una pesadilla solo puede inspirar a través del miedo, bla bla bla... Como para decirle: «Oiga, señor, deje de comer limones, que le veo amargado», porque nadie le insulta y aun así el monarca castiga. Es en este segundo tramo donde Morfeo debe asumir que su liderazgo necesita actualizarse, que lleva fuera mucho tiempo y la gente, aparte de declarar la anarquía, ha decidido aprender nuevos hobbies. Es justo como dice la canción de Enredados: «Aunque rompa alguna pierna, soy también de los que sueñan. Mi sueño quiero un día realizar». Cuando Morfeo persigue a los Arcanos, cada uno señala una causa para su rebelión bastante legítima. El Campo del Violín quería explorar e interactuar con la humanidad en su mundo, algo parecido a lo que ansiaba el Corintio, que fue creado como un reflejo oscuro de lo que las personas se negaban a afrontar. La gracia de estas motivaciones es que defienden la emancipación de la creación sobre el creador. Es cierto: nadie elige cómo nace, pero sí cómo vive. El caso más claro es el de Gregory, la única pesadilla a la que, hasta ese instante, se le había permitido mudar su función y ser una mascota más. Así, la moraleja es: todos tenemos derecho a evolucionar como seres independientemente de nuestro origen. «Los sueños son un eco de los deseos y la desesperación» Ay, qué malo es recibir críticas de tu propia familia, ¿verdad? Ya se anticipaba que los Eternos no eran precisamente una muy unida, pero al conocer a Deseo se confirmó. Odia su situación inferior con respecto a su hermano y no duda en arrastrar a su gemela a sus conspiraciones. Cuando Muerte se conforma con una reprimenda bien dada, Deseo y Desesperación la lían gorda y meten a Sueño en berenjenales que fuerzan su paciencia, empleando como justificante la afirmación destacada y, por si nadie había pillado mis referencias «sutiles» en los párrafos anteriores, para colmo también es cierta. ¿Por qué entonces Morfeo está por encima? Tendemos a pensar en los deseos como algo superficial, algo de lo que somos conscientes, pero no siempre tiene que ser así. Lo natural, de hecho, es que la mayoría de las veces no tengamos claro qué queremos. Ahí es cuando volvemos a la conclusión que refuta lo clamado por John Dee: nuestra mente y nuestro corazón son un iceberg en el que la punta es el consciente y lo sumergido, el subconsciente. Y en él se encuentra la verdad, toda la profundidad que nos enriquece. Cuando no somos conscientes de algo, nuestro subconsciente nos lo suelta a traición muchas veces. Por otro lado, si no fuéramos capaces de soñar con otras posibilidades, no tendríamos impulsos, el deseo de alcanzar esas metas, como tampoco la desesperación en tiempos de frustración al no lograrlas. Esa es la moraleja. «Si soñamos los suficientes, podemos cambiar el mundo» El episodio extra también tiene su jugo. Dos historias autoconclusivas que nos entroncan con la faceta inspiradora de los sueños con más claridad que cualquiera de las anteriores. En un caso asistimos a una narración por parte de una gata sobre cómo el gran Gato Negro le reveló en sueños la causa de su sino y cómo cambiarlo. El detalle de este relato es el ensalzamiento de la figura del cuentacuentos, que emplea solo sus palabras, su testimonio, para inspirar a los que escuchan. Básicamente este capítulo se dedica a mostrar el poder de las historias, más que de los sueños de los que parten. Es habitual que Neil Gaiman use sus volúmenes más antológicos para divagar en torno a lo que interesa a todo literato: por qué se cuentan cuentos, por qué narramos desde los orígenes del pensamiento. No solo vamos en pos de la revelación, la ilustración, el conocimiento, la sabiduría. Absorbemos historias porque nos gusta que nos inspiren, que nos agiten, que revuelvan nuestro interior. Si creemos que es posible, viene a decir la gata siamesa, podemos lograrlo (aquí le roba el discurso a Disney, pero se lo concedemos). El segundo relato es la cara oscura de esa misma moneda: el esclavismo hacia el inspirador, el escritor supeditado a la opinión pública cuya creatividad se ve encadenada, atrapada (literalmente). Calíope, una de las nueve musas, la inspiración encarnada, es profanada por un autor escaso de ideas. Este episodio es una crítica contra el robo por un lado; por otro, es la exposición de los demonios internos de cualquier creador en bloqueo. Viene a señalar que cuando algo no es auténtico, cuando no viene de ti, el fracaso es el único destino viable. Para poder ser inspirado tienes que estar dispuesto a inspirar: solo de ahí viene la literatura de verdad, no de palabrería elaborada. Es así como Calíope termina erigiéndose tras recibir el apoyo de Sueño. Ambos ejercen la misma función, pero ella actúa directamente sobre los escritores y en cuanto ve que el sistema está marchito, toma las riendas para mejorarlo. También la gata de antes se siente una esclava. Ambas se plantan con firmeza: nunca más. Este episodio como cierre de un ciclo funciona de maravilla, conecta con fuerza con el piloto clamando esa libertad soñada. La moraleja: las historias que se sueñan inspiran otros sueños que mueven el mundo. Gracias a esa inspiración el mundo avanza, los oprimidos se revolucionan e instauran el cambio justo y necesario. ¿Ha sido la serie un éxito? Indiscutible. ¿Podría haberlo sido más con una campaña publicitaria más exhaustiva o un sistema de estreno semanal? Tal vez. ¿Tendremos esa ansiada renovación este sábado? Deberíamos, simplemente porque miles lo hemos soñado e intentado hacer posible y si muchos lo soñamos... ya sabéis (#ElSueñoDeUnMillónDeSeriéfilos).
Aquí me despido, soñadores. ¡Hasta la próxima! |
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Enero 2023
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