Post de Naiara Salinas «Si los sueños desaparecen, también lo hará la humanidad» Cuarenta y cinco días después del estreno de una de las mejores series del año (y la mejor de Netflix en la actualidad. Fight me), por fin encuentro el valor, la inspiración y el tiempo para escribir sobre ella. The Sandman llegó como un llanero solitario a nuestras vidas: misteriosa, silenciosa, pero eficiente, heroica. También llegó con la majestuosidad de la encarnación antropomórfica onírica que es su protagonista, imponiendo un respeto mudo. Morfeo no necesitaba galantería ni una fanfarria para presentarse ante los humildes mortales, porque todos, tarde o temprano, consciente o inconscientemente, nos dejaríamos seducir por la promesa de su mero concepto. Los sueños, contaba Neil Gaiman en el momento de publicar el cómic que ha hecho historia en su bibliografía, son una parte vital de la condición humana. En el subconsciente se encuentran nuestros anhelos y miedos más profundos, las verdades que no nos atrevemos a reconocer o de las que no somos conscientes. Y desde un punto de vista menos abstracto, dormir es necesario para refrescar nuestra mente, revitalizar nuestro cuerpo y espíritu. Los sueños son el comienzo de la imaginación, la inspiración y, de acuerdo con el lore de este universo, soñamos desde el momento en que aprendimos que la vida tenía un fin, de ahí que Morfeo sea el tercero de los Eternos por detrás de su hermana Muerte, porque, como bien señalaba el aludido, nuestra única esperanza en el Más Allá es soñar con el cielo. Los sueños constituyen la actividad cerebral más misteriosa, pero todos, científicos y humanistas, coinciden en su relevancia y cada cual les da la lectura que creen conveniente. Martin Luther King tenía un sueño que Elvis cantó. Disney fue el que dijo aquello de: «Si puedes soñarlo, puedes hacerlo». Yo también tengo un sueño y es que el 24 de septiembre, durante el TUDUM, Netflix anuncie de una santa vez la segunda temporada de la serie. Este artículo es más que una crítica y un análisis ensayístico: es un alegato, un manifiesto. Lo especial de Sandman A nada que uno se aventure a los primeros seis episodios de la primera temporada de Sandman (nunca entenderé a qué viene lo de quitar los artículos en las traducciones al español) observará que no se encuentra ante un producto típico. Algo que es preciso entender de esta obra es que no todos sus volúmenes contienen una trama lineal per se y entre medias podemos encontrar muchas historietas no necesariamente protagonizadas por Sueño de los Eternos. Es una novela gráfica y al mismo tiempo una antología. Este no es un cómic sobre un superhéroe, sino sobre historias y de dónde surgen. Es más existencialista que activo, sin dejar por ello de lado toda la fantasía, la aventura, la intriga, el romance y demás elementos que favorecen a nuestro enganche. Su gran peculiaridad, su mayor fortaleza, su atractivo, es ese afán por explorar el existencialismo a través de distintos puntos de vista, en diferentes argumentos (eso y que, obviamente, es hija de su padre, por lo que si ya estabais muy metidos en su forma de crear, vincular mitos y religiones y desarrollar personajes no podía quedar olvidada). Morfeo es el núcleo, el nexo donde se unen todas esas historias, pero no se trata solo de él, sino de su reino, aquel donde los seres navegan cuando cierran los ojos. Porque Sueño es más que un ente: es un oficio, una realidad, un concepto, que cada cual identifica y experimenta a su manera, de ahí que presente distinto aspecto para cada uno. Respetar esa esencia parecía básico para conseguir una adaptación ideal, pero también suponía asumir un riesgo de cara a los no lectores, porque implicaba seguir una estructura menos comercial. Sin embargo, condensar los dos primeros volúmenes e incluir un episodio extra con un par de historietas como regalo a los fans de toda la vida no solo ha terminado rindiendo con plenitud en cuanto a la aceptación del público, sino que ha favorecido a presentar el gran tema de esta ficción de un modo más rico, claro y ejemplar. Para mucha gente el éxito de esta adaptación, cuando ya nadie creía en Netflix, ha sido sorprendente. Yo, no lo niego, siempre tuve fe en que sería grande, porque mi fe era Neil Gaiman y a él ya le brillaban los ojitos de ilusión meses antes del estreno. Mientras él trataba de vender su producto tanto a fieles como (en ese momento) no creyentes, yo hacía lo propio entre mi círculo y fue cuando me di cuenta de lo difícil que era hablar de lo que a mí me había producido tanto leer el cómic como escuchar el audiolibro (al menos sin soltar spoilers). Y quizá por eso también he tardado tanto en traer este post, porque no me bastaba con publicar mi opinión. Para mí ver esta serie ha sido en parte un redescubrimiento, como me sucedió con el audiolibro, porque cuando lo tienes todo junto o cuando se añaden los cambios oportunos, encuentras una nueva verdad. Es un fenómeno que siempre sucede cuando retornas a algo tras tanto tiempo, que no lo ves de la misma forma. Las personas evolucionamos conforme vivimos experiencias nuevas y estas influyen en nuestra forma de percibir lo demás. Cuando me adentré en los primeros cómics yo estaba en un momento realmente chungo de mi vida donde necesitaba absorber historias como una droga para escapar de mis pesadillas en el mundo real o incluso poder entenderlas, pero hasta que no me lancé a los audiolibros el año pasado no tenía un cuadro completo de la maravilla que era (de hecho, no tenía un cuadro completo porque nunca llegué a leer la saga entera, ya que iba comprando cómics según los encontraba en librerías o ferias de la ocasión, y no os creáis que en España era tan popular). Con la serie, como digo, tras reverla un par de veces he llegado a conclusiones que antes no tenía. Ya lo anunciaba la voz del narrador: «Morfeo tiene que aprender a cambiar». La serie se enfoca en esa metamorfosis tras cien años de encierro, con un Tom Sturridge más luminoso en su estoicismo con respecto a la versión de los cómics (cada sonrisa que le otorga al personaje, cosa que aumenta conforme avanza la trama, es un regalo, por pequeña que sea, porque es muy rara en él). Su Morfeo no solo aprende a ver a la humanidad con nuevos ojos, sino también a sí mismo a través de ella, cómo su rol influye en cada persona, cada ente, cada hilo del cosmos. Un subconsciente tangible Una vez puestas las cartas sobre la mesa, quedaba lo siguiente más importante. Aún más exhaustivo que encontrar una estructura idónea para que nadie perdiera el hilo narrativo, estaba la recreación de toda esa ensoñación, ese paraje donde lo maravilloso es una constante y poco queda de natural en un paisaje en continuo cambio donde puedes literalmente navegar entre estrellas, atravesar pinturas vivas dentro de una biblioteca que tan pronto como aumenta se desvanece. Ni siquiera en el plano real te libras de la magia, no cuando hay exorcistas, brujos y saltos temporales de siglo en siglo. La fotografía de Will Baldy, Sam Heasman y George Steel es capaz de transportarte desde la primera escena desde tu sueño más fantasioso a tu pesadilla más lúgubre y gore, mediante una composición pensada para hacerte sentir una hormiguita ante un poderoso titán, como cuando Sueño y su bibliotecaria Lucienne atraviesan las Puertas de Cuerno y Marfil o, dos episodios más tarde, el también apodado Sandman se encuentra ante el palacio tétrico de Lucifer. Un acabado visual de lo más peculiar (como esos breves momentos en los que la lente de la cámara se vuelve ojo de pez) para sumergirnos bien en el surrealismo, romanticismo y expresionismo de los que beben la mayoría de los planos (una visión del Ángel caído de Alexandre Cabanel la tenemos, por ejemplo, en Sueño cuando despierta en su jaula). Completan la fantasía el supervisor de VFX Ian Markiewicz y el compositor David Buckley (Nadie, Greenland, Big Eyes, Un cuento de invierno, The Good Wife, The Gifted y Shrek Tercero son algunos de sus títulos más destacables), en cuya partitura se aprecia el sonido épico e (infantilmente) encantador de las viejas leyendas y cuentos de hadas en armonía con el ocultismo que encierra la parte gótica y crudenta de la trama (mucha reminiscencia a clásicos de los 80-90 aquí). Mención especial para el tema principal (una presentación de diez) y el de Muerte, el más sentimental y conmovedor de todos, como una nana que te tranquiliza antes de enviarte a tu sueño eterno (*guiño, codazo, guiño*). Cada episodio cuenta con sus propias estrellas, su propio estilo, su propio tema y, por ende, su propia moraleja, con lo que todos aportan un matiz diferente a la interpretación del Sueño. A partir de aquí sí hablaré con SPOILERS (nota: aunque es cierto que he ido leyendo y viendo muchos análisis interesantes de la serie, al final me he basado en mi percepción y nada más, porque si no me iba a volver loca para resumir todas las ideas. Cualquier coincidencia con cualquier otro comentario es fruto del ingenio de dos mentes en sintonía y ya). El sueño injusto Como decía, la unión de Preludios y nocturnos con Casa de muñecas, pasando por País de sueños, nos permite disfrutar de dos viajes diferentes, uno más terrorífico donde se pone en boga las ambiciones de una humanidad dispuesta a tergiversar sus sueños, frente a otro que explora con más profundidad el lore en medio de una aventura curiosa, ambos cuestionando continuamente el papel de su monarca eterno. Y es que los sueños y las pesadillas contienen un abanico extenso de capas. Se puede soñar con lo imposible hasta la desesperación, que es lo que lleva a Roderick Burgess a encarcelar su ambición y no dejarla escapar (un atrapasueños literal). Así detiene su vida, ya que su único móvil es obtener su sueño, su deseo. Morfeo no lo mata directamente, pero en cierto modo le provoca su perdición. Algo parecido sucede cuando Lyta Hall se aferra al fantasma de su marido. Los sueños nos permiten reencontrarnos con nuestros seres queridos fallecidos, pero una cosa es eso y otra pretender invertir la muerte. Ciertos anhelos solo provocan sufrimiento para las dos partes; no merece la pena anular tu vida por eso. La moraleja: hay sueños que, por mucho que duela, hay que dejar ir, o te perderás con y en ellos. El pasado no se puede cambiar. «¿Para qué nos sirves?» Uno de los hachazos más duros que recibe Morfeo viene de Johanna Constantine cuando ambos observan las secuelas de la arena mágica en la pobre Rachel, que solo se mantenía viva a través de sus sueños (justo el efecto contrario a lo anterior). Cuando el rey de las pesadillas está dispuesto a marcharse sin ayudar a la víctima, su acompañante le enfrenta con esa pregunta. Habla una mujer que lleva siendo atormentada por una pesadilla, un trauma, mucho tiempo y que no siente agrado de encontrarse ante la presencia del que tiene poder para quitarle ese mal y no lo hace por... ¿Por qué? ¿Por gusto? ¿Por orgullo? Si bien esto no es del todo así, nadie puede negar la soberbia del señor de los sueños, que solicita ayuda como amo a un perro durante la caza en este capítulo. Superficialmente se podría decir que el conflicto de esta temporada es que Morfeo recupere su poder y restaure su reino, pero con esa frase Constantine adelanta lo que luego carcome a nuestro protagonista hasta llevarle a un banco de Londres a alimentar a las palomas. Una función gira en torno a un propósito y un propósito es una meta con la que se sueña en el fondo. En este momento podríamos preguntarnos: ¿con qué sueña un sueño? Durante eones, el papel de Morfeo estaba claro, pero ¿qué es lo peor que puede pasarle a un ser inmortal? Que se canse, que se aburra de siempre lo mismo. El primer viaje, aunque le cause dolor de cabeza, también le llena porque le obliga a salir de la zona de confort, salir de la rutina y buscar un nuevo objetivo. Cuando eso termina, se siente vacío. Ahí es donde entra una de las lecciones más hermosas que tenemos en la saga, cuando Muerte se lo lleva de paseo y le enseña el valor de su trabajo y cómo eso debería bastar. El sexto episodio se divide en dos partes y es conmovedor cómo la segunda ilustra exactamente aquello que afirma Muerte y anhela Sueño, a través del personaje de Hob Gadling, un hombre que no quiere morir. Sueño opina que es de imbéciles desear la inmortalidad (porque ni siquiera él la disfruta y, por supuesto, no es un imbécil, EJEM), pero Hob le sorprende siglo tras siglo experimentando de todo, disfrutando de y sufriendo por lo que la vida puede ofrecer: los cambios. En Hob Morfeo encuentra otra inspiración, porque, al igual que el Hijo Pródigo que se menciona en ese mismo capítulo (y cuya identidad no revelaré por respeto a los no lectores, aunque es obvia), él no se aburre, vive como hay que vivir, con lo bueno y lo malo, la salud y la enfermedad. Como Constantine, Muerte le baja del pedestal enseñándole que es gracias a humanos como Hob por lo que existen, que los Eternos no están por encima, sino a su servicio y, en el fondo, aspiran a lo mismo. Así pues, ¿para qué sirven los sueños y las pesadillas? Toca retroceder. «¿Qué poder tendría el infierno si los que están aquí no pudieran soñar con el cielo?» Dos veces Morfeo se planta al comienzo de la serie y se empodera. La primera es cuando se enfrenta a Lucifer. El ángel caído le hace ver desde el principio lo indefenso que está en su territorio sin sus bártulos. Y aun cuando Morfeo gana el duelo y recupera su yelmo, sigue estando por debajo del rey demonio, que lo amenaza con encarcelarlo también y apoderarse de su reino. De modo que Sueño saca de nuevo su última baza: la esperanza. Lo único capaz de derrotar a la oscuridad, la antivida, aquello que jamás puede morir. Los sueños son esperanza. Se lo recuerda el alma de Nada cuando desde su celda clama que jamás la perderá, que algún día sabe que él la perdonará y podrá marcharse de ahí. Desde ese momento (y sin faltar al papel clave de Matthew como animador en la batalla), Morfeo sabe que tiene la respuesta, el arma más poderosa para vencer a Lucifer. ¿Por qué? Porque tiempo atrás ellos también fueron soñadores, inspiradores, dadores de luz. Ni siquiera ellos pueden negar la esperanza que tuvieron una vez de salir de ahí, o incluso soñar mediante el recuerdo. En esta saga, a menudo las cosas se definen también por su opuesto. El Infierno existe como castigo amargo, pero no tendría razón de ser sin el Cielo, porque la desesperanza se define por la esperanza y Sueño se define como opuesto a la realidad. La moraleja, parte 1: la esperanza alimenta los sueños hasta que se convierten en lo mismo, aquello que nos impulsa. «Mentiras no, John. Sueños» El siguiente empoderamiento llega con el peor de los villanos de esta temporada, el más retorcido pero también el más amable, el más humilde y el más auténtico (sí, todo eso cabe en la definición de villano): John Dee. Como muchos, John es una consecuencia del peor delito que se ha cometido contra su persona, en su caso las mentiras. John sueña con un mundo donde la humanidad muestre su verdadero ser, pero, debido a su sufrimiento, considera que ese verdadero ser es una atrocidad, una aberración. Acusa a las personas con las que se encuentra de hipócritas y utiliza el rubí de Morfeo para desatar los horrores más perversos. El monólogo: «Yo solo he purgado las mentiras, lo demás es cosa vuestra [...] Ya no tenéis por qué fingir más, podéis tener lo que queráis. Os he ofrecido un mundo donde podéis ser vosotros mismos sin sufrir por ello, pero veo que os gusta sufrir. Si eso es verdad, puede que el sufrimiento os haga libres. La verdad es un fuego purificador que consume las mentiras que contamos a los demás y las que nos contamos a nosotros mismos». John cree que los sueños mienten y no le falta razón porque no son reales, en teoría. Su razonamiento recuerda un poco a lo que afirma el Corintio en su discurso a los asesinos en serie: «Yo os veo, os veo tal y como sois en realidad y quiero que vosotros también lo veáis, así que hacedme un favor: cerrad los ojos y veos como os veo yo», con una sutil diferencia, porque John piensa como un humano atormentado y el Corintio, como una pesadilla que atormenta y al mismo tiempo inspira, así que al menos él sabe de lo que habla. Pero he aquí la respuesta de su oponente: «--El rubí saca a la luz la verdad. La humanidad es así. --No, te equivocas. --Se mienten a sí mismos. Todo mentiras. --Mentiras no, John, sueños. Sus sueños los inspiran, los mantienen vivos. Pero si les robas sus sueños, les robas la esperanza, entonces sí, esta es la verdadera humanidad». El papel de los sueños no es engañarnos, sino revelarnos deseos y temores recónditos, ofrecernos un conocimiento, un objetivo, no solo una distracción. Por tanto, la segunda parte de la moraleja: necesitamos sueños para vivir, pero también para ser humanos. Los sueños muestran nuestra mejor cara. Sin ellos solo habría caos y destrucción, oscuridad. «Hasta una pesadilla puede soñar» Uno de los personajes que más me sorprendieron fue Gault, la pesadilla cambiante (veo un chiste aquí). Fue creada para «no ser fiable», dado que siempre alterna su forma, como Mística de los X-Men. Esa flexibilidad puede que fuera la causa por la que Gault decidió cambiar de objetivo y dejar de aterrorizar para hacer más llevadera la vida del pequeño Jed Walker. Llegada esta parte de la trama, tras todo el sermón de Constantine, de Muerte, de Hob, de Lucienne y hasta de Matthew, una/o/e esperaría que Morfeo por fin hubiera bajado los humos y aceptara el cambio de perspectiva como justo y necesario, ¿no? Pues nanai, el Eterno se aferra a sus principios como el aceite a la sartén: que si no elegimos cómo nos hacen, que si una pesadilla solo puede inspirar a través del miedo, bla bla bla... Como para decirle: «Oiga, señor, deje de comer limones, que le veo amargado», porque nadie le insulta y aun así el monarca castiga. Es en este segundo tramo donde Morfeo debe asumir que su liderazgo necesita actualizarse, que lleva fuera mucho tiempo y la gente, aparte de declarar la anarquía, ha decidido aprender nuevos hobbies. Es justo como dice la canción de Enredados: «Aunque rompa alguna pierna, soy también de los que sueñan. Mi sueño quiero un día realizar». Cuando Morfeo persigue a los Arcanos, cada uno señala una causa para su rebelión bastante legítima. El Campo del Violín quería explorar e interactuar con la humanidad en su mundo, algo parecido a lo que ansiaba el Corintio, que fue creado como un reflejo oscuro de lo que las personas se negaban a afrontar. La gracia de estas motivaciones es que defienden la emancipación de la creación sobre el creador. Es cierto: nadie elige cómo nace, pero sí cómo vive. El caso más claro es el de Gregory, la única pesadilla a la que, hasta ese instante, se le había permitido mudar su función y ser una mascota más. Así, la moraleja es: todos tenemos derecho a evolucionar como seres independientemente de nuestro origen. «Los sueños son un eco de los deseos y la desesperación» Ay, qué malo es recibir críticas de tu propia familia, ¿verdad? Ya se anticipaba que los Eternos no eran precisamente una muy unida, pero al conocer a Deseo se confirmó. Odia su situación inferior con respecto a su hermano y no duda en arrastrar a su gemela a sus conspiraciones. Cuando Muerte se conforma con una reprimenda bien dada, Deseo y Desesperación la lían gorda y meten a Sueño en berenjenales que fuerzan su paciencia, empleando como justificante la afirmación destacada y, por si nadie había pillado mis referencias «sutiles» en los párrafos anteriores, para colmo también es cierta. ¿Por qué entonces Morfeo está por encima? Tendemos a pensar en los deseos como algo superficial, algo de lo que somos conscientes, pero no siempre tiene que ser así. Lo natural, de hecho, es que la mayoría de las veces no tengamos claro qué queremos. Ahí es cuando volvemos a la conclusión que refuta lo clamado por John Dee: nuestra mente y nuestro corazón son un iceberg en el que la punta es el consciente y lo sumergido, el subconsciente. Y en él se encuentra la verdad, toda la profundidad que nos enriquece. Cuando no somos conscientes de algo, nuestro subconsciente nos lo suelta a traición muchas veces. Por otro lado, si no fuéramos capaces de soñar con otras posibilidades, no tendríamos impulsos, el deseo de alcanzar esas metas, como tampoco la desesperación en tiempos de frustración al no lograrlas. Esa es la moraleja. «Si soñamos los suficientes, podemos cambiar el mundo» El episodio extra también tiene su jugo. Dos historias autoconclusivas que nos entroncan con la faceta inspiradora de los sueños con más claridad que cualquiera de las anteriores. En un caso asistimos a una narración por parte de una gata sobre cómo el gran Gato Negro le reveló en sueños la causa de su sino y cómo cambiarlo. El detalle de este relato es el ensalzamiento de la figura del cuentacuentos, que emplea solo sus palabras, su testimonio, para inspirar a los que escuchan. Básicamente este capítulo se dedica a mostrar el poder de las historias, más que de los sueños de los que parten. Es habitual que Neil Gaiman use sus volúmenes más antológicos para divagar en torno a lo que interesa a todo literato: por qué se cuentan cuentos, por qué narramos desde los orígenes del pensamiento. No solo vamos en pos de la revelación, la ilustración, el conocimiento, la sabiduría. Absorbemos historias porque nos gusta que nos inspiren, que nos agiten, que revuelvan nuestro interior. Si creemos que es posible, viene a decir la gata siamesa, podemos lograrlo (aquí le roba el discurso a Disney, pero se lo concedemos). El segundo relato es la cara oscura de esa misma moneda: el esclavismo hacia el inspirador, el escritor supeditado a la opinión pública cuya creatividad se ve encadenada, atrapada (literalmente). Calíope, una de las nueve musas, la inspiración encarnada, es profanada por un autor escaso de ideas. Este episodio es una crítica contra el robo por un lado; por otro, es la exposición de los demonios internos de cualquier creador en bloqueo. Viene a señalar que cuando algo no es auténtico, cuando no viene de ti, el fracaso es el único destino viable. Para poder ser inspirado tienes que estar dispuesto a inspirar: solo de ahí viene la literatura de verdad, no de palabrería elaborada. Es así como Calíope termina erigiéndose tras recibir el apoyo de Sueño. Ambos ejercen la misma función, pero ella actúa directamente sobre los escritores y en cuanto ve que el sistema está marchito, toma las riendas para mejorarlo. También la gata de antes se siente una esclava. Ambas se plantan con firmeza: nunca más. Este episodio como cierre de un ciclo funciona de maravilla, conecta con fuerza con el piloto clamando esa libertad soñada. La moraleja: las historias que se sueñan inspiran otros sueños que mueven el mundo. Gracias a esa inspiración el mundo avanza, los oprimidos se revolucionan e instauran el cambio justo y necesario. ¿Ha sido la serie un éxito? Indiscutible. ¿Podría haberlo sido más con una campaña publicitaria más exhaustiva o un sistema de estreno semanal? Tal vez. ¿Tendremos esa ansiada renovación este sábado? Deberíamos, simplemente porque miles lo hemos soñado e intentado hacer posible y si muchos lo soñamos... ya sabéis (#ElSueñoDeUnMillónDeSeriéfilos).
Aquí me despido, soñadores. ¡Hasta la próxima!
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Post de Naiara Salinas Un año después rescato este especial porque nada como el periodo estival para ponerse al día con las mejores novedades, aprovechando el descansito cuando no estás de cócteles, en el agua o descubriendo nuevos rincones. Mi nivel de consumismo seriéfilo se ha deteriorado un poco en los últimos meses, lo reconozco. Parece que, aparte de preestrenos que me mandan, no veo mucho, pero en verdad el asunto con las series es su prolongación en el tiempo por varias semanas. Salir de la zona de confort (Netflix, cof cof) implica días de espera hasta el próximo capítulo. Afortunadamente, cada vez son menos las semanas que separan el inicio del fin, según la plataforma por la que optes (yo, personalmente, creo que el sistema de Apple es el más guay para gente muy ocupada como menda lerenda, aunque Amazon no se queda atrás. Lo peor son los parones de las series de DC, agg. Así fue como abandoné sin querer Superman & Lois, que me gustaba). De modo que en este post, que seguramente tenga más entregas, por un lado voy a recomendaros series con temporadas ya completas que he visto o empezado a ver y, por otro, voy a dejar una lista de estrenos veraniegos jugositos. ¿Seguís conmigo? 1. Los herederos de la tierra: la secuela culebrón que nadie pidió pero se acaba amando Si os emocionasteis (para bien y para mal) con La catedral del mar, buenas noticias: la segunda entrega de este Pilares de la tierra español está disponible en Netflix desde primavera, con un nuevo protagonista. La trama sigue a Hugo, un pobre niño que queda huérfano muy pronto y es amparado por Arnau Estanyol (sí, el protagonista de la primera parte), quien se convierte en su benefactor. Naturalmente, se produce un giro, una vieja rencilla se salda y el destino de Hugo vuelve a quedar incierto. Es una trama que evoluciona como una telenovela: llena de romances prohibidos, trifulcas, giros dramáticos.. Es imposible aburrirse con un guion que lleva a los personajes (y, en consecuencia, al espectador que se encariña con ellos) por una montaña rusa emocional (OJO: en especial se sufre con el protagonista. Le ocurre de todo, en serio, novelista y guionistas atacan con cizaña). Algo de aplaudir es que se nota la progresión de la bilogía, es decir, no reproduce casi nada de La catedral del mar, los conflictos a los que se enfrenta Hugo son muy distintos de los de Arnau, fruto de una educación y un porvenir y devenir diferentes, en una sociedad en constante cambio. Aun así, es posible establecer paralelismos y la continuidad se refleja en varias referencias (que son especialmente fuertes en los tres primeros episodios). Volviendo a la comparación con Ken Follet, Los herederos de la tierra viene a ser Un mundo sin fin a la española (en el sentido de secuela que arruina un poco el final feliz de la original para la familia protagonista y sitúa a los personajes en nuevas desventuras acorde con el periodo que les toca vivir). El diseño de producción es excelente y el reparto, de lo mejor del panorama nacional. Yon González es de lo mejor que le ha ocurrido a la ficción de este país. Esta historia es la de un hombre en constante lucha por la paz, la tranquilidad, la felicidad, la venganza. Lo mejor es que funciona bien como historia independiente y no es necesario ver la original (aunque se disfruta mucho más siguiendo la saga). Es una historia de 9. 2. La mujer del viajero en el tiempo: ten a mano un calendario ¿Recordáis una película de hace años donde Eric Bana interpretaba a un viajero en el tiempo que conocía a su esposa siendo esta una niña y le comunicaba que acabarían casándose? Pues HBO Max ha realizado una serie basada en la misma historia, que parte de la novela de Audrey Niffenegger. Una serie que no ha tenido el éxito esperado y ha llevado a su cancelación tras su primera temporada, pero que a mí se me antojó entrañable, sincera y muy original. No es el típico romance ni es el típico sci-fi de viajes en el tiempo (lo sé porque a mí me flipan los viajes espacio-temporales; te dejan el cerebro un poco frito, pero son muy divertidos). La pareja atraviesa diferentes conflictos que suponen una constante lucha para mantener la relación mientras te los cuentan como si fuera una entrevista a cámara. Las épocas aparecen desordenadas, pero pronto te das cuenta de que el guion mantiene una estructura muy limpia y fácil de seguir (lo que a mí por lo menos me llevó a preguntarme cómo podía reflejarse cada giro y referencia en un libro, donde la ausencia de imágenes sin duda añade un obstáculo). Aprendemos mucho sobre Claire y su familia, así como de Henry, dos personajes que a menudo tropiezan con la misma piedra y deben aprender lo que significa estar juntos por las buenas y por las malas (no es fácil salir con un viajero en el tiempo, y eso que al principio suena chachi pistachi). Seguimos sus amoríos de una forma extraña porque no hacemos más que tragarnos spoilers, pero en ocasiones no nos damos cuenta hasta que ocurre la acción referenciada y entonces entendemos que se referían a eso. El ritmo es excelente: los episodios no se hacen muy largos y siempre concluyen con un cliffhanger. Al final no es tan liosa como parece. Los protagonistas desprenden una química increíble y es una opción muy ligera para degustar en vacaciones. Una pena no saber cómo sigue, porque se queda un elemento abierto. Pero mi 7 se lo lleva. 3. Obi-Wan Kenobi: el lado gris de la Fuerza Es un gran momento para ser fan de Star Wars. La franquicia atraviesa un nueva era dorada gracias a sus series, que derrochan calidad técnica al mismo tiempo que expanden su universo tan pop. Tras The Mandalorian, Clone Wars, Rebels, Visions y La remesa mala, nada podría salir mal, ¿no? No con Filoni y Favreau dándolo todo tras las cámaras. Cierto es que El libro de Boba Fett fue un poco regular en comparación, pero acabó jugando bien sus cartas porque, como Marvel, acaba conectando muy bien con el resto. Tenía muchas ganas de ver el regreso de mi personaje favorito y a mí no me defraudó. No sé si por las ganas y la admiración que ya sentía, pero lo que muchos vieron como una aventurilla sin más o un producto inferior a lo que podía ofrecer, yo lo viví con mucho ánimo, porque sentí que al fin obtenía respuestas (algunas hacia preguntas que no sabía que tenía) y, más importante, la conexión que me faltaba entre las dos primeras trilogías. Porque esta (mini)serie no obedece sino a ese propósito: cerrar una cuenta pendiente como es debido, porque no puedes romper una bonita amistad maestro-padawan y llevar a ambos a un combate a muerte en la siguiente película sin por lo menos sentarse a charlar un poco y reflexionar sobre lo que ha pasado. Obi-Wan Kenobi es la historia de la degeneración de su prota, pero también de la recuperación de su esperanza, gracias a los pequeños Skywalker. Cuando el pasado queda atrás, el futuro es lo único que te levanta. He disfrutado mucho cómo han llevado el viaje emocional de Obi, en cuya piel Ewan McGregor está completamente en forma, como si no hubiera apenas pasado el tiempo. ¿Y Hayden? Ay, qué pena no haber visto más de este chico, de verdad. Se nota que ambos llegaron al proyecto con su nostalgia, al igual que los fans. Esta trama no te venderá una rebelión de jedis, ni una conspiración a la escala que pretende Andor, pero sí te dejará ver más de su situación tan lúgubre e incierta. Es ligera y emotiva como The Mandalorian; no hace un alarde en las peleas, como Boba Fett, y está plagada de easter-eggs que dan un sentido a detalles de la trilogía madre, como por qué Leia decide confiarle su mayor secreto y esperanza a este hombre. Creo que por las molestias se merece al menos un 8,5. 4. Sin límites: odisea española por alta mar En este recorrido de plataformas no podía faltar la querida Amazon Prime, con una miniserie (el género más exitoso este año) que nos relata el arduo viaje de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano alrededor del mundo con una flota de cinco barcos solo para demostrarnos que la Tierra es redonda (no es una ficción realista, por ende, que me atreva a recomendar a los terraplanistas). La serie no solo aborda las razones del viaje, sino su rumbo conflictivo en alta mar partiendo desde España, donde la tripulación debe aceptar seguir las ideas de un par de «locos» o perecer. Confieso que aún me quedan un par de capítulos para terminarla, aunque no es para nada larga y uno de sus mayores atractivos es la presencia del brasileño Rodrigo Santoro, que, efectivamente, habla español como si lo hubiera aprendido de chiquito. A su lado contamos con Álvaro Morte. Lo mejor de las producciones históricas quizá no sea el esmero que ponen en el guion, sino en lo técnico, para que la inmersión en la época sea lo más completa posible. En ese aspecto puedo asegurar que no decepciona. La trama es entretenida aunque en alguna ocasión se puede sospechar del desvío hacia la aventura clásica con sus elementos obligatorios. Y esto no es tanto una crítica en contra, sino una advertencia para los historiadores puristas. Aun así, me parece que es una de las producciones nacionales más épicas de este año y sí que mantiene un cuidado relatando la aventura. Logra que empatices con portugueses y españoles por una causa común. Yo la recomiendo con una media de 7. 5. Irma Vep: la vida imita el arte Volvemos a HBO Max y las miniseries. Para mí, dentro del género, esta es el diamante en bruto de la temporada. Pocas cosas hay que reprocharle. El solo concepto ya me parece una genialidad: una historia meta planificada concienzudamente para dejar un poco loco al espectador y al mismo tiempo abrirle los ojos. Un homenaje al cine francés y una sátira al gremio. Alicia Vikander interpreta a Mira, una actriz de cine comercial que, tras una etapa de depresión y desencanto con su empleo, decide darle un rumbo a su carrera uniéndose al proyecto de su director indie favorito, una miniserie remake de un clásico del cine francés. Así es: Irma Vep. Sin embargo, un rodaje que tenía que ser un pasatiempo y un redescubrimiento se convierte en un reto no por lo crudo del personaje, sino por las decisiones tan estrambóticas e idas de olla del jefe. Irma Vep es una miniserie que dialoga con los personajes y el espectador sobre cualquier tema caldeante del sector en la actualidad; el hecho de que se trate precisamente de un remake destinado a televisión ya la vuelve una matriozca. Tampoco falta el actor exigente que está descontento con su personaje e intenta darle más importancia de la que tiene, el actor que solo puede trabajar embotado de alcohol y pastillas, el actor estrella del cine de superhéroes, la actriz aficionada que se dedica a otra cosa y está ahí como clickbait de sus fans o por probar algo nuevo, el profesional que le dice al jefazo cómo hacer las cosas, las ayudantes desesperadas, los franceses que dicen haber participado en Emily in Paris... Rolletes de rodaje, líos con ex, salseo en los medios, cómo se empieza en el sector... No se dejan nada, en serio. Estructural y cinematográficamente también es una pasada: se nota el punto francés en la realización, es una producción que se siente muy libre y da la oportunidad a todos los implicados de expresarse con tanta naturalidad y frescura que los diálogos parecen improvisados la mayor parte del tiempo (a fin de cuentas, son profesionales hablando de lo que hacen, pero nunca en clave de documental). Prevalece el plurilingüismo realista: si estás rodando con un equipo francés, lo lógico es que se hable mucho, ¿no? Los episodios se convierten prácticamente en el resultado de lo que se filma y contienen más de un rasgo original, ya que en la forma también imitan al cine de aquellos primeros años e incluso intercalan imágenes de la Irma Vep original, con sus extras y todo. Vikander sobresale en un papel que no solo se amolda mucho a su personalidad, como si lo hubieran escrito a su imagen y semejanza, sino que deja varios momentos mágicos, como la primera vez que se enfunda en el traje de la protagonista y con eso se mete de lleno en el rol. Irma Vep es una producción maravillosa con momentos que solo se pueden interpretar metafóricamente (a menos que alguien reconozca que hay realismo mágico de por medio) y tantos temas que se convierte en una fuente de información exquisita. En un mundo poblado por series, nunca sobra una que hable sobre cómo se hacen. Y por eso tiene mi 9,5. No llega al 10 por el cierre abrupto de algunas subtramas, pero es que, aunque sea triste, a veces acabas de rodar y simplemente te piras y ya. Otros estrenos a los que estar atentos:
¡Hasta la próxima!
Post de Naiara Salinas
¡Hola, allscreeners! Tras dos años de streaming para nuestro gozo, la Comic-Con ha vuelto a sus orígenes y nosotras aquí gimiendo porque nuevamente nos hemos quedado afincadas en casa sin poder ver toda esa galería de estrellas, disfraces y fan service.
Bendito internet por al menos darnos el contenido que merecemos. Este post trata únicamente de recopilar con más orden y menos caos cada avance, curiosidad y panel desde el jueves 21 hasta el domingo 24 en el apartado seriéfilo. Así que allá vamos, pero, antes, os dejo el horario por tenerlo presente en caso de que nos hayamos dejado algo:
Para la cobertura completa de paneles, tenéis este hilo en Twitter:
DÍA 1
Marvel's Moon Girl
National Treasure: Edge of History
Vampire Academy
Severance
La Rueda del Tiempo: Orígenes
Green Lantern
DÍA 2
Los anillos de poder
Marvel Studios Animation
The Walking Dead
Paper Girls
DÍA 3
La casa del dragón
Star Trek
Entrevista con el vampiro
The Sandman
See
Marvel
The Orville
Chucky
Post de Naiara Salinas Ya he comentado The Boys en este espacio más de una vez como esa serie rompedora que corrompe todo lo que nos enseñó el género de superhéroes, de manera que este post puede tranquilamente considerarse una secuela del anterior sobre el spin-off animado. He vuelto a tener suerte y Amazon Prime me ha permitido ver seis episodios de ocho que componen esta tercera parte, aunque aquí os hablaré a grandes rasgos solo de los tres primeros. La temporada más mediática y cuestionadora En la temporada anterior, nuestros chicos acabaron muy divididos, por no hablar de los Siete. Hughie se despidió de sus compañeros y optó por continuar con la lucha de forma más legal en el gabinete de Victoria Neuman mientras Homelander acabó más solo, desprestigiado y con ansias de destrucción. Sin embargo, no sería propio de esta serie arrancar con semejante negatividad. No, nuestra querida gamberra inicia con el esperado estreno de la película de superhéroes más grande que jamás se haya rodado: Dawn of the Seven (una parodia al Amanecer de la Justicia de Zack Snyder). Esta decisión no es arbitraria, pues nos encontramos ante un guion que va a jugar con las apariencias todo el tiempo, alimentando por partida triple la idea de que hay que vender una buena imagen para meterte a la población en el bolsillo y blanquear la corrupción que genera el poder, el gran tema de toda la serie, que en estos tres episodios alcanza nuevas cuotas, puesto que, en su búsqueda de venganza y justicia, más de un personaje llega al límite de aquello de «el fin justifica los medios» convirtiéndose en lo que juró destruir. En cabeza se encuentra Butcher, quien, como último recurso, comienza a investigar el caso de Soldier Boy (Jessen Ackles), un Capitán América barbarizado que podría tener la clave para acabar por fin con Homelander. Pero decide tomar una decisión radical para protegerse tanto a sí mismo como a Ryan, el hijo de su Becca de quien se ha quedado al cargo. Mientras tanto, el líder de los Siete trata de limpiar su imagen a raíz de lo sucedido con Stormfront hasta acabar tan harto que Starlight se ve en la tesitura de encabezar algunos frentes, como la elección del nuevo miembro de los Siete en un programa muy rollo American Idol. Entre esto y la película, las cámaras caen con pesadez sobre estos actores, que sienten cada vez más presión por estar a la altura no de su trabajo, sino de su estampa. La mecánica me recordó un pelín a la segunda entrega de Los Juegos del Hambre, donde el juego mediático iba volviéndose cada vez más tenso y a un paso de la reivindicación. Al margen de lo que los demás se traen entre manos, los chicos comienzan a perseguir el sueño de una vida normal, sin dramas ni enfrentamientos. Resurgen viejas amistades, viejas enemistades y el peligro es más grande y la lucha cada vez más agotadora para la mayoría. Mientras unos agarran con firmeza las riendas de su vida, los demás siguen supeditados a la situación, pero al final el poder es el que manda en ambos casos y el desencanto con todo el panorama es más evidente que en las temporadas anteriores, donde la mera causa bastaba para encender la chispa de todo el grupo. Cuando las líneas ético-morales se vayan difuminando, más de uno empezará a ver a su líder con nuevos ojos y saltarán otra clase de chispas. Mientras unos avanzan, otros retroceden La temporada está llena de cambios para casi todos los personajes. En cuanto a las nuevas incorporaciones, destacan Miles Gaston Villanueva como Supersonic, un ex de Starlight que desea unirse a los Siete (muy majo el chaval, aporta comprensión y cierta agudeza), y el ya mencionado Jessen Ackles, que puede sorprender (de momento, prometer, promete). Entre los de toda la vida, nos acercamos a una faceta más humana, incluso dentro de su corrupción, pues pocos quedan que no se hayan pervertido un poco para lograr sus objetivos o incluso como defensa, renunciando por el camino a sus principios. Tenemos oportunidad de ver lo que eso acarrea en su interior. Mientras algunos, como Kimiko (la mejor), ganan en humanidad y dulzura, otros se vuelven más violentos y manipuladores. Hughie por fin entiende de qué va el juego y demuestra las dotes que muchos deseábamos tras dos temporadas actuando como pelele. Los hay que se mantienen estancados, pero en general todos batallan por avanzar un poco más en su cruzada personal. Los guionistas realizan un trabajo más que satisfactorio desarrollando cada conflicto. La evolución es muy visible y el punto de partida de la temporada pone a los principales en situaciones que jamás hubieran esperado antes. La trama de Soldier Boy despierta el interés que se pretendía y conlleva que algunos momentos se pasen volando de lo muy disfrutables que son. Cada pulla, cada bombazo psicológico, es un regalo para el espectador que solo desea que la serie se crezca y, aunque no todo es perfecto, el enganche tras cada episodio va in crescendo y todo se lo debemos a estos personajes que cada vez se vuelven más ambiguos y terminan en situaciones tan locas como dramáticas (el mismo pan de siempre, pero mejor horneado). Conclusión
The Boys no solo sigue mejorando, sino que va redirigiendo su sátira hacia zonas más lúgubres sin despegarse de sus encantos, entrando a saco desde el primer episodio. Más flipante, más profunda (chistaco) y más crítica. El reparto está soberbio. Una idea con la que me quedo de este inicio (que no da a basto en giros dramáticos) es que ser superhéroe es algo que se queda en la ficción, es decir, que solo es posible en el cine (o en la tele o en una novela). Hay sensación de desencanto general a lo largo de la temporada. A nadie lo preparan para asumir la responsabilidad de salvar el mundo de esa forma tan altruista en la vida real, una verdad con la que entroncan los personajes que hasta ahora considerábamos «buenos» y que deben asumir su propio egoísmo e inseguridad. Pero no hay que perder la fe. En el fondo sigue siendo la cachonda de siempre, la cabrona. Por tanto, ¿es recomendable esta temporada de The Boys? Obvio. ¿Veréis los tres primeros capítulos que se estrenan mañana de una tacada? No es cuestión de si queréis o no: es posible que ni siquiera podáis parar una vez empecéis. Post de Naiara Salinas «No creeréis lo que los dioses han ocultado a la humanidad» Un hombre aprisionado en su propia cabeza vaga por el desierto a punto de ser juzgado, rezando por alcanzar el paraíso, mientras su demonio interno susurra que le espera la condenación eterna. Su juicio se presenta en forma de balanza y el juez que lo preside es un... hipopótamo. Estas cosas solo ocurren en Egipto. Han pasado semanas, tenemos un porrón de historias marvelitas todavía por ver y digerir y, aun así, mi cabeza se ha quedado prendada del último héroe enmascarado presentado por la Casa de las Ideas. Como ferviente mitófila que soy (como tantas veces he demostrado a lo largo de estos años), devorar los seis episodios de Caballero Luna (Moon Knight en versión original) ha sido una tarea demasiado placentera y sencilla. Se nota que Marvel está poniendo la carne en el asador en lo referente a sus series para presentar dignamente a los nuevos personajes, cuando no en la gran pantalla. Pero entiendo que a los no marvelitas o aquellos que han vivido en un búnker el pasado mes les resulte desconcertante tanta devoción desatada entre el fandom. ¿Por qué deberíais ver esta joyita aunque no seáis fans del UCM? Queridos lectores, dejadme continuar esta saga de cinco razones, aunque espero sinceramente convenceros con solo tres. 1. Mitología egipcia a tiempo completo Desde American Gods, tenía una sequía con la mitología egipcia en mi parrilla ficticia. No me contentaba con rever la trilogía de La momia, lo de Dioses de Egipto era demasiado superficial para mi gusto y desde luego que no he sacado ni una gota de arena del reloj para leerme la saga de Rick Riordan que empieza por La pirámide roja. Ya tenía olvidado ese fascinante mundo cuando llegó el siervo de Jonsu (o Khonsu) y de nuevo me reencontré con una trama donde los dioses se ven obligados a saltar al plano mortal y hacer acto de presencia para regir el destino de la humanidad. Con Thor, los dioses nórdicos encontraron un hueco entre los Vengadores; en esta ocasión, los dioses egipcios ocupan un rol heroico más en la sombra y dejan la responsabilidad en manos de diversos avatares, siendo el del dios de la luna y de los mensajeros el primero. A lo mejor no como La momia, pero el aire Riordan y algo de American Gods lo tiene sin duda, y ha sido un deleite poder seguir descubriendo detalles de esta cultura divina, así como cazar los easter-eggs y retomar el estudio donde se quedó. De Khonsu a Horus, pasando por Osiris, Ammit, Isis... Francamente, la forma que ha tenido la serie de abordar estos mitos ha resultado muy satisfactoria, tanto por los detalles cuidados (como el uso de jeroglíficos reales) como por su implicación en la trama (ahí, ahí, fomentando la mitofilia y el apredizaje cultural), aunque una al final siempre acaba con ganas de ver más y tiene que padecer la incertidumbre por el futuro de la producción o del superhéroe. Y, por ceder la palabra a alguien más objetivo que yo, recomiendo encarecidamente los hilos de curiosidades de Ojo de Horus. 2. Un Indiana Jones a lo Marvel Si es que no mencionaba las otras producciones por nada, sino porque todas al final conducen a lo mismo: un viaje épico lleno de persecuciones, búsquedas de tesoros, parajes exóticos, enredos amorosos... Caballero Luna tiene todo lo que se puede esperar del género de aventura, así como del de superhéroes. ¿Echabais de menos los templos sagrados llenos de trampas? ¿La investigación? ¿Las conspiraciones? ¿Las mafias? ¿Los poderes legendarios? ¿Erais fans de La búsqueda? El viaje de Steven Grant y Marc Spector a lo largo de estos episodios no puede ser más entretenido mientras se hacen con su nueva identidad. Es oscuro al integrar elementos de terror y traumas como en WandaVision y Loki, sin despegarse de la diversión, como en Ojo de Halcón. Además, sus seis horas garantizan una trama ininterrumpida a la par que exploradora. Hay tiempo para vivir de todo, sentarse a respirar un poco y asimilarlo. Este viaje del héroe no dejará indiferente a nadie con semejante contexto introducido. PD: nótese que este post sale muy seguido del Día Nacional de los Museos. Tenemos un vistazo maravilloso a la sección egipcia del Museo Británico, just sayin. 3. Un Oscar para Oscar Toda aventura que se precie no es nada sin un protagonista a la altura. El despegue mediático de este guatemalteco es de ovacionar. En apenas diez años ha tocado toda clase de papeles: ha sido músico folk, un mutante llamado a provocar el apocalipsis, un piloto rebelde, un pintor, un político gobernador de un planeta, un hombre en crisis matrimonial, un ex militar apostador... Con cada papel se viene más y más arriba y es cuestión de tiempo que alcance la cima que se corona con la estatuilla dorada que de vez en cuando roza. ¿Y en Caballero Luna? Simplemente divino, DI-VI-NO. No se puede decir otra cosa. El desdoblamiento de personalidades, siendo una excéntrica, insegura y cómica y la otra, trágica, seria y peligrosa, es un ejercicio tan pulcro en él que hace que parezca sencillo. Oscar convive todo el tiempo entre Steven y Marc, entre el nerd que no encaja y que ama la historia y el sicario que solo busca saldar su deuda, y es admirable lo poco que le cuesta saltar de uno a otro todo el tiempo, lo cual provoca que la unión entre ambos termine súper sólida, justo lo que la trama pretendía. Tan pronto te hace reír como te genera dudas, un poco de nervios, miedo incluso... y una pena tremenda cuando descubres su origen. Como uno de los grandes actores de su generación, Oscar es todo lo que está bien en esta serie, los eclipsa a todos (incluso a Ethan Hawke, mal que me pese porque también soy súper fan). 4. «No vivimos en un mundo material; vivimos en un mundo psíquico» En el podcast Desayuno Seriéfilo (donde he tenido el placer de colaborar con compañeros majísimos y soberbios), comentamos como primera impresión el tremendo caos que pretende vender la trama con ese personaje, muy amoldado al concepto del multiverso, e inevitablemente, por su psicosis, tuvo que salir por mi parte una pequeña comparación con Legion, aquella serie sobre el hijo esquizofrénico de Charles Xavier que supuso una experiencia visual y argumental muy loca, la primera serie que vi que lograba meterte de lleno en la cabeza de un ente con poderes mentales para indagar en su funcionamiento. El héroe aquí no es esquizofrénico pero sí padece trastorno de personalidad múltiple, de manera que la lucha mental ocupa una parte importante de su sino. Sin el impacto de la ficción de Fox pero sí con el de WandaVision (en especial los dos primeros episodios), deja escenas algo locas, con cortes muy repentinos, muchas incógnitas y situaciones extrañas. Los episodios 4 y 5 son un deleite en este último punto. 5. Una experiencia digna de contemplar
La gran conclusión (y la única) a la que es capaz de llegar mi cherebelo. Es cierto que me he centrado en Oscar Isaac, pero aparecen más personajes con un desarrollo notable y listos para devolver los golpes (Layla es sin duda mi segunda favorita. El villano es presentado desde el primer capítulo y, aunque personalmente me hubiese gustado verlo más despiadado y más astuto, se marca un par de puntazos). Visualmente es una pasada; es de notar lo mucho que cuida últimamente Marvel la fotografía (cada vez mejorando una poquita más con respecto a la producción anterior): el CGI recibe un notable por mi parte y cada toma panorámica del desierto, de Egipto y de los elementos fantásticos es un regalo tanto para los admiradores de esta cultura como para los amantes de los paisajes. En cuanto a la acción, es llamativo que no se corta mucho a la hora de mostrar la violencia (posiblemente es la que más arriesga en esa materia, intentando aparentar cierto realismo que se agradece mucho). Me queda la mención de honor que, obviamente, debe ir para la banda sonora, probablemente la más memorable y la más épica desde Loki, con la que terminas de interiorizar toda la grandeza de los faraones y la Enéada. Sobresaliente. En resumen, si os gusta este mundo, no dejéis pasar esta joyita. La he colocado en mi top 3... y valiente la que se crea capaz de destronarla, porque no lo tendrá fácil. Después de toda esta lista ¿qué? ¿He conseguido convenceros? Post de Rosana Rábago¡Hola, allscreeners! ¿Seguís por aquí? Puede parecer que yo no, a no ser que escuchéis los Noches de series de cada semana, pero por aquí sigo y hay una tradición en la que no podía faltar. Nuestros adorados Upfronts, es decir, cuando informamos de las novedades del panorama seriéfilo de cara a la próxima temporada. Ya sabéis que estos posts informativos forman parte de All Screens desde sus inicios (de cuándo aún nos llamábamos Legends of Flarrow, que tiempos aquellos) y si ya lo hicimos en 2021, 2020, 2019, 2018 (con la inestimable ayuda de Naiara) y 2017, pues este 2022 no podían faltar. Así que, sin más preámbulos, ¡empezamos! Como os decía antes, este post es tradicional y nunca falla. Pero como sabemos que sois muchos los allscreeners nuevos que habéis llegado y los que llegaran en estas fechas, no quiero dejar de recordar que son los Upfronts, aunque seguro que ya muchísimos sois concientes del evento que suponen. Y cada vez más. Pero nunca está de más la explicación. Así que allá va. Los Upfronts son el momento del año, que habitualmente tiene lugar a mediados de mayo y que suele durar como una semana, en el que las principales cadenas americanas de televisión en abierto, de pago y este año, sí que sí, incluso las plataformas en streaming se visten de gala y sacan la artillería pesada para anunciarnos las nuevas series y programas que emitirán durante la próxima temporada y la parrilla que lucirán estos canales a partir de septubre. No solo eso, unos días antes e incluso alguna cadena se guarda algún anuncio para estas fechas nos dan muchas alegrías y penas anunciando las renovaciones y cancelaciones, es decir, de qué serie nos toca despedirnos para siempre (mención especial a la ya conocida como “Boda Roja” de este año en The CW) o cuáles, por el contrario, estarán con nosotros un año más. Vamos, como veis, es un evento en toda regla para cualquier seriéfilo. Uno del que, por cierto, no solo informamos en el post, sino que cada año, también intentamos cubrirlo desde nuestro perfil de Twitter (bajo el hashtag #Upfronts2022 dentro de nuestro ya habitual hashtag #NoticiaSeriéfila) para que así podáis estar pendientes en cada momento de estos Upfronts. Sin embargo, también nos parece conveniente que tengáis la información aquí algo más organizada. Por eso, como cada año, os dejamos, ordenados por cadenas, las distintas tablas en las que encontraréis las renovaciones, cancelaciones, nuevas ficciones y esas series cuyo futuro aún está en el aire. Además, como en los últimos años, también os dejaremos la parrilla de cada cadena a partir de septubre y todo esto acompañado de los distintos trailers y toda la información que podamos recopilar. ¿Preparados? ¡Comenzamos!
Y ahora, como diría Bugs Bunny, toca entonar el: "Y eso es todo, amigos". Pero ya sabéis que All Screens continúa y que también podéis encontrarnos en Twitter, Facebook y Youtube para disfrutar de nuestras series y cine favoritos. ¡Nos vemos pronto, allscreeners!
Post de Naiara Salinas La teoría de El resplandor señala que en determinadas partes del mundo, determinadas personas nacen con una sensibilidad especial, que no constituye de buenas a primeras un don (o, por lo menos, no de forma definida), pero abre las puertas hacia ese poder. Si nos atenemos a la regla no escrita de que todo poder considerado «resplandeciente» o «luminoso» es positivo, nos anticipamos a la posibilidad de que surja una fuerza que lo contrarreste, es decir, oscura. Pero como no hay luz que no proyecte su sombra, dicha sombra dependerá de esa luz para existir, oseasé, deberá absorber como pueda el resplandor para seguir siendo una realidad, generalmente acometiendo algún tipo de atrocidad como el asesinato. Puede que Stephen King creara o no sin darse un cuenta un principio general para la fantasía. No tengo pruebas que confirmen ese dato, pero sí me ha resultado curioso toparme con él en la nueva serie de Apple TV+, basada en la novela homónima de Lauren Beukes, que he podido ver ya completa: Las luminosas (no confundir con Las luminarias de HBO Max. Esta es más guay). Elisabeth Moss contra un asesino en serie Entre los muchos nombres que producen esta serie compuesta de ocho episodios de entre 40 y 55 minutos de duración destacan el de la propia autora de la novela y el de Leonardo DiCaprio. Protagonizada por Elisabeth Moss (quien también ha puesto dinero y hasta dirección), nos introduce en un thriller fantástico envolvente en torno a una serie de asesinatos a mujeres luminosas que Kirby, una víctima superviviente que vio truncado su futuro como periodista tras el suceso, decide investigar en la compañía del reportero Dan Velázquez (Wagner Moura, antiguo Pablo Escobar en Narcos) mientras afronta una realidad alternativa, también consecuencia del ataque. Completan el reparto Jamie Bell (Billy Elliot, Rocketman) como Harper, el asesino; Erika Alexander (Déjame salir) como Abby, la directora del periódico; Amy Brenneman (The leftovers) como Rachel, la madre rebelde de Kirby; Chris Chalk (Gotham) como Marcus, interés amoroso; y Phillipa Soo (Hamilton, Dopesick) como otra de las supuestas luminosas. Silka Luisa (Halo, Strange Angel) es la showrunner. Antagonista y misterio: los puntos fuertes de una trama desarrollada como slow burn Uno de los aciertos de este guion es la construcción o manejo de la intriga, de una forma muy similar a Separación (otro producto de la manzanita mordida), señalando desde el principio el contexto tan extraño y paranormal en el que se va a desarrollar pero sin dar ni una sola pista de la motivación del villano, etiquetado desde su primera aparición. Resulta curioso porque me he percatado de que una peculiaridad de los thrillers fantásticos frente a los normales es que mantener la identidad del malhechor en interrogantes no importa tanto como ahondar en su motivación y en el funcionamiento de su poder, es decir, la premisa no se centra en el quién, sino en el por qué y para qué. Pero hasta que lleguemos a esas respuestas (tampoco se tarda tanto) tenemos de por medio el misterio de Kirby y su habilidad. Un guion que aparentemente avanza paso a paso va dejando cliffhangers cada vez más llamativos al final de cada episodio hasta sumergirnos en el pasado de los personajes principales. Apple no es ninguna idiota y sabe que esa clase de estructura funciona de maravilla para mantener enganchado al espectador, aparte de que el elemento fantástico no se introduce tan explícitamente, sino que es muy sutil (a quien espere una magia más visual esto puede decepcionarle) y sirve al misterio como las líneas temporales en Westworld (ojo con perderse en este laberinto). La presencia de Elisabeth Moss eclipsa a un Wagner Moura más apagado que en Narcos pero muy eficiente (aunque su trama podría haber tenido mejor desenlace), mas no a un Jamie Bell que para mí destaca en un registro nuevo donde consigue transmitir un aire seductor escalofriante a pesar de sus pintas tan inofensivas que causa que toda escena donde aparece se llene de inmediato de un clima frío y tenso. Debido a lo que se centran en la investigación de Kirby, rítmicamente cuesta tener la sensación de avance durante el nudo de los capítulos, pero esa contemplación nos permite profundizar en la relación de Kirby con su asesino y las víctimas, así como otros personajes. Se trata de una persona que refresca un trauma que poco tiene de antiguo y que vive en una espiral de dudas constantes sobre su realidad, así que su evolución, como la de otros, es muy orgánica. La investigación, de hecho, es lo más estimulante, tanto para ella como protagonista como para el público amante de los misterios y de ir conectando hilos. Para mí el aspecto más decepcionante es lo poco que se explora el origen de las luminosas o su razón de ser: justo la parte mágica, sobrenatural o como queráis llamarla es lo que menos chicha tiene salvo en lo concerniente a Harper, a quien sin duda disfrutas viendo maquinar hasta comprender qué clase de individuo es. Da gusto que se tomen su tiempo en explicar este antagonista con su propio episodio. Su nivel de presencia se equipara al de Kirby, porque la batalla en el fondo es entre ellos dos: saldar una cuenta pendiente. Conclusión
Las luminosas ofrece un conjunto de calidad en narración e interpretación, es como leer/ver El resplandor bajo un prisma únicamente femenino donde se acentúa el misterio sobre el terror (más cercana a Doctor Sueño, si os vale). Aunque parezca que le cuesta, no tarda nada en poner los puntos sobre las íes con una estructura definida desde el principio hasta un final muy cerrado que no parece augurar ninguna continuación. Esto también tengo que decirlo: aunque al final el papel de Moura no sea tan potente como podría, siempre es un placer verlo, sobre todo cuando habla portugués (orgullo brasileño). Y sé que todos queremos a Moss, pero un Emmy para Bell nunca sobra en este caso. Desde el viernes 29 están disponibles los tres primeros episodios y el resto se estrenarán individualmente cada semana. Post de Teresa Antón En medio de la polémica de Netflix con sus contraseñas, precios y producciones, el viernes pasado se estrenó una serie que como muchos otros llevaba mucho tiempo esperando. Tras vermela entera en una mañana puedo decir que no decepcionó. Pero volvamos un poco atrás para hacer la crítica. Heartstopper es una saga de novelas gráficas escrita por Alice Oseman. A parte, la autora británica tiene otras novelas (esta vez de narrativa) que están ambientadas en el mismo universo, algunas anteriores a Heartstopper. Sus libros se han convertido en los últimos años en un éxito de ventas, pero Heartstopper siguen siendo los más famosos y estos comenzaron en Webtoon (algo similar a Wattpad pero para comics e historias gráficas). Cuando Netflix anunció su adaptación, el fandom se volvcó al completo para promocionar y atender todas las noticias que salían y por lo que he visto en Twitter, la gente ha quedado contenta con la adaptación. Hablemos ya de la serie. Para quien no la conozca os presentaré un poco su historia. Heartstopper tiene como protagonista a Charlie Spring, un chico de 15 años que va a una escuela solo para chicos y que empieza un nuevo curso. Charlie es gay y todo su instituto lo sabe ya que el curso anterior fue sacado del armario y recibió mucho bullying por eso. Pero este es un curso nuevo y le esperan nuevas cosas. Una de ellas es su compañero de pupitre. Nick Nelson. Nick es alto rubio y tiene cara de bonachón inglés. Nick es jugador de rugby y va un curso por delante de Charlie. Nick tiene amigos populares y es amable y sociable. Y Nick es el crush de Charlie desde esa primera clase, porque el instalove es una trama argumental. Todos le dicen a Charlie que se olvide, que es hetero, pero ¿realmente será así? Con esta historia comenzamos y tal vez estéis pensando que no es el romance más original del mundo, pero Heartstopper tiene algo que atrapa y es lo tierna que es la historia y sus personajes. Con unos actores que resultan achuchables y una historia que califica para ‘comfort tv show’, estuve dentro de ella y ya les he cogido un cariño enorme. La serie cuenta con 8 episodios de solo 30 minutos, así que puedes verla en un suspiro y yo ahora solo suspiro porque anuncien ya la segunda temporada. Entre las cosas que más me han destacado, ha estado la banda sonora y es que me he quedado enganchada a las canciones de este sonido score. De hecho, estoy escribiendo la crítica mientras escucho su playlist en Spotify. Las canciones me han encantado y la letra de algunas de ellas encajaban muy bien con el momento que estábamos viendo en pantalla. Otro aspecto técnico que me tenía enamorada, y seguro que llamará la atención, son las transiciones y filtros que aparecen. La historia parte de una novela gráfica y para las transiciones entre escenarios utilizan un encuadre típico de las viñetas como guiño a su origen. Pero además, hay varios momentos en los que se utilizan filtros de colores o con pequeñas animaciones como hojas y mariposas que simbolizan sentimientos y sensaciones al mismo tiempo de dar una atmósfera de ilustración. En general toda la parte visual de la película me ha encantado. Desde alguno de los planos hasta la fotografía, pasando por la importancia que le dan al amarillo y el azul. Estos dos colores aparecen en algunos de los filtros, en la ropa de la pareja protagonsita, en accesorios y decorados… Son dos colore que no solo combinan muy bien, sino que también simbolizan emociones opuestas y son emociones que sienten los personajes de esta serie. Por último, hablemos del reparto. Tenemos algún nombre conocido como Kit Connor, Nick, Olivia Coleman, su madre, o Sebastian Croft, Ben, pero la mayoría estaban en su primer trabajo y auqnue a mi parecer han hecho un buen trabajo, aún les queda algo por pulir. Igualmente los personajes, y no solo los protagonistas, me gustan tanto que he amado al reparto. En conclusión, Heartstopper es una serie de romance adolescente entre dos chicos adorables que acabarás amando. Sus amigos y familia son igualmente geniales y tienen un papel importante en la historia e incluso sus propias tramas. La serie trata temas como el descubrimiento de la sexualidad propia, el bullying, la amistad y los primeros amores. ¿Y la adaptación? ¡No he terminado! Ya que puedo hablar de la serie voy a aprovechar para no hacer solo una crítica, sino que también voy a comentarla como adaptación. Así que si esta parte no os interesa tanto, pues la he dejado fuera de la crítica. Igualmente, seguimos sin spoilers. Si habéis visto la serie o habéis estado atentos a Twitter ya os habréis enterado de que ha sido una adaptación MUY fiel. Todos los lectores coincidimos en que haber tenido a Alice Oseman en el proyecto ha hecho que la serie haya dado vida a los libros, a pesar de que obviamente han tenido que realizar algunos cambios. La serie nos cuenta la historia de los libros 1 y 2, e incluso recoge una trama (o 2 depende de cómo lo veas) del 3º. Esto apunta a que si tenemos otra temporada tendrán que añadir algo más a la trama del 3 o casi saltarán al 4 y al 5 (que aún está sin publicar y será el último). Además, los capítulos de la serie recuperan el nombre de los capítulos de los libros y ese ha sido un guiño bonito. Pero hablemos de los cambios. En la serie los amigos de Charlie han cobrando una mayor importancia: Tao, Elle, Tara y Darcy tienen su propia historia. Por el contrario, los amigos de Nick tienen menos presencia. El personaje de Aled ha desaparecido, siendo sustituido por Isaac (un gran lector), y sus tramas serán dejadas para futuras temporadas. No sé cómo harán para introducir al personaje más tarde con el curso empezado, pero la autora explicó que si quería meter a Aled necesitaba contar su historia de Radio Silence (la novela en la que se desarrolla) y no lo podía hacer bien en la primera temporada con las otras tramas pasando. Mi apuesta es que ya que se han robado bastante de la 3ª novela gráfica, tendremos la trama de Radio Silence mezclada con eso (así que me tocará leerlo). Vemos mucho más el colegio de chicas. Las novelas gráficas ocurrían principalmente en la escuela para chicos, pero aquí podemos ver el colegio de Elle, Tara y Darcy y este es un cambio que me gustó. Además, en el aspecto “femenino” tenemos un nuevo personaje: Imogen. Su papel me parece un poco tópico, pero puedo entender que la hayan metido como contrapunto para tensar la relación de Nick y Charlie. Así que aceptaré su presencia. Los mensajes continúan. En las novelas gráficas creo que los mensajes eran simplemente por móvil, pero aquí están realizados a través de Instagram (aunque diré que los ingleses son de Snapchat). De todas formas, esta forma de comunicaicón se mantiene en la serie, pero en algunos casos ha variado. A veces alguna conversación a pasado a ser cara a cara, y en otros casos lo hemos visto en forma de recuerdo y no leyendo el texto. El personaje de Tao tiene una mejora. Esto es totalmente subjetivo, pero hora dan una dimensión diferente a Tao. Quien se le ve más inseguro por los cambios y el perder las amistades que en los libros lo que explica su comportamiento. Igualmente, también se exagera su imagen. Él no es el único personaje que tiene cambios. En la serie Tara no es abiertamiente lesbiana y esto provoca cambios en la trama; también tenemos más presencia de Ben ¿por qué? ¿POR QUÉ? Y en cambio eliminan completamente a Olly, el hermano de Charlie, y ahora le echo de menos. Pero Tori, su hermana, sigue siendo genial. Vemos más rugby que en el libro, lo que tiene sentido ya que se supone que están en el equipo, e incluso nos añaden un Día de los Deportes para fomentar el ejercicio físico entre los que estamos en el sofá viendo la serie. Y sin embargo, desaprovecharon la oportunidad de darnos un beso cliché cursi a lo Disney Channel como el de Hillary Duff y Chad Michael Murray. ¡Vergonzoso! También hay otros cambios, más pequeños, pero en general todas las decisiones tomadas mantienen la esencia de la historia y tienen sentido. Probablemente haya sido una de las adaptaciones más fieles que he visto desde ‘Cariño, cuánto te odio’.
Post de Naiara Salinas Me parece que pocas veces voy a tener la reacción que he tenido viendo esta serie. Aún, mientras escribo este artículo, estoy asimilando lo que Amazon Prime ha decidido compartir conmigo. Si creíste que The Boys era muy fuerte y muy gamberra, ay, mi ciela, aún no has visto nah de nah. Los héroes más antiheroicos de todo el género superheroico Tiene gracia. Antes de que se estrenara The Boys, consideraba que la serie más hardcore de superhéroes era The Umbrella Academy. Pero The Boys..., ay, cómo definir The Boys. Así como Shrek subvierte las reglas del cuento clásico, The Boys es la corrupción de los valores que suele defender el género señalado, lo cual se refleja para empezar en el lucro de la agencia que patrocina al súper equipo de los Siete, que convierte los actos nobles, el salvar vidas, en un negocio, pura campaña de marketing que sirve a una crítica bien lanzada contra el auge presente de las redes sociales, el consumismo y la vorágine de exposición falsa, en definitiva. Coger a una figura ficticiamente incorruptible y ponerla en el rol del famoso divo más hipócrita que un actor de la antigua Grecia es un sopapo en la jeta y un juego inteligente, porque demuestra que nadie está libre de esta enfermedad tan vil de las apariencias. Hemos visto dos temporadas desarrollando esta idea con tremendo éxito. En cambio, ¿qué es The Boys Diabolical? ¿Podemos decir que conserva esa esencia? Hummmm sí y no. La serie como tal no sigue ese parámetro tan lineal con los mismos personajes; es una antología compuesta por 8 episodios de unos 12-15 minutos (se ve en nada, en serio), cada uno con una aventura diferente y que no conecta necesariamente con las demás, pero sí contribuye a aumentar el espectro de todo lo que rodea a este universo. Algo positivo que tiene Diabolical es que, al no estar tan centrada en la historia de los personajes principales, sino en el contexto, nos ofrece una mirada más detallada hacia los efectos que tiene la sociedad que han construido los Siete mediante el manejo del compuesto que otorga los superpoderes. ¿Es necesario entonces ver The Boys para seguir esta serie? Opino que es preferible, ya que obvia mucha información, omitiendo por ejemplo la presentación de personajes que ya conocemos. ¿Significa eso que el público no puede acceder bien a estos episodios tan ligerillos sin esos datos? Tal vez no le transmitan lo mismo, pero el mensaje de cada episodio se puede captar muy bien, no es necesario tampoco ser un experto en The Boys para entender Diabolical. Un cóctel explosivo (literalmente) Volviendo a responder la pregunta y hablando en términos artísticos, The Boys Diabolical también es una vanguardia. Y, si hay que concretar más, es un cuadro cubista, un Picasso, cuyos episodios van firmados por una persona distinta, con muchos nombres famosos en los créditos y alguna que otra sorpresa... a menos que se estuviese atento/a/e a las noticias o notas de prensa sobre los fichajes. Diabolical es un brebaje elaborado con ingredientes que uno no piensa combinar hasta que los ve juntos y considera que tal vez sean un buen equipo. Coged la versatilidad de géneros de The Afterparty, con la violencia de American Dad, la sátira de Bojack Horseman y la trama de The Boys y como resultado obtenéis Diabolical. Cada episodio está impregnado del estilo y la voz de su autor principal: el diseño pasa por el anime japonés, el anime rollo Futurama... Hay una historia romántica, una historia juvenil... Incluso una revisión de Chicas malas muy top. Lo que une a todas es el componente excesivamente violento, hasta el punto de que la señal de «para mayores de 18» debería estar puesta en grande y en el centro del póster. Si creíais que con el live-action ya eran intensitos en este aspecto, con la animación no se cortan ni un pelo: aprovechando que no tienen que gastar en sangre falsa, se desquitan todo lo que pueden y más (supongo que aquí podría mencionar que Seth Rogen es uno de los productores ejecutivos, aunque eso afecta más al humor negro del guion que a los órganos descuartizados decorando cada escenario. Creo). Conclusión
Como ocurre en toda antología, hay episodios que son más llamativos que otros, o cuyo resultado es más eficaz, hablando pronto y en líneas generales. Algunos exponen la crítica de forma más abierta y otros la esconden tras el entretenimiento visceral. En general la mayoría cuentan con historias muy locas que a más de uno le harán preguntarse qué demonios se fumaron los guionistas (ejemplo: el episodio de Awkwafina). Debido a las ejecuciones tan dispares no llegas a conectar con todos los protagonistas de cada historia, pero es muy ligerilla, no cuesta encontrarle el punto y puede ser buena opción para cualquier rato de aburrimiento. Aparte, los cameos de The Boys tienen su gracia, porque no en todos los casos tienen mucho que ver con el live-action. Yo le daría un 6,5, porque The Boys la suelo tener enmarcada en el notable alto y puestos a comparar... A partir de mañana, 4 de marzo, la tenéis disponible en Amazon Prime. Post de Tessa ¿Crees en las segundas oportunidades? No, no estoy haciendo un test de Buzzfeed (¿os habéis fijado cómo han sustituido a los test de la Cosmo de hace unos años?). Resulta que yo SÍ creo en las segundas oportunidades, pero en este caso estoy hablando de series. A veces, en mi primer contacto con una serie, no surge el amor; sin embargo, más adelante si le doy otra oportunidad es posible que me sorprenda. Así que moraleja: No te rindas, Sigue luchando, No pierdas la esperaza… y cualquier frase motivadora que encaje en este tema. Y tras dar la moraleja de este post al inicio en vez de al final porque así soy yo, os voy a contar una serie de series a las que les di una segunda (o incluso tercera) oportunidad y cómo fue. Porque algunas historias de amor entre yo y la serie de turno tuvieron un final feliz, pero otras no tanto. Así que esto va a ser una mezcla entre post motivador para que déis segundas oportunidades y a la vez un recorrido histórico por parte de mi vida seriéfila. Prison Break, Heart Break Veía capítulos de Prison Break hace ya muchos años cuando se emitía en La Sexta, pero no recordaba mucho de ella así que cuando crecí un poco decidí empezármela. Y tuve un flechazo total, un amor a primera vista (porque fue ya en el Piloto) y acabé locamente enamorada de la serie en esa primera temporada. Y remarquemos el primera temporada ya que con la segunda acabé atascada porque no me gustaba y rompió mi corazón. Pero como creo en las segundas oportunidades, unos años después, con el anuncio de la nueva temporada, decidí darle una de esas. Empecé desde el inicio, para poder disfrutar de nuevo de los grandes momentos que me dio y porque la cultura de la nostalgia ha hecho mella en mí. Luego continué con la 2ª temporada un poco preocupada, pero la cogí con ganas. El experimento falló. Lo intenté de nuevo, esta vez partiendo desde el capítulo donde la había dejado. Volvió a fallar. Ahora, se ha quedado como una serie que me encantaría ver, pero que nunca puedo avanzar de la segunda temporada. Aunque de vez en cuando disfruto de capítulos de la primera en Netflix. Resultado: ❔ Agentes de S.H.I.E.L.D. a punta de pistola Como fan de Marvel cuando anunciaron la serie de SHIELD, la empecé con muchas ganas y ese primer episodio me gustó mucho. ¿Una chica hacker que iba a aprender a patear traseros y sin superpoderes en un mundo de superhéroes? Skye era totalmente mi tipo de protagonista y estaba muy feliz con ella. Pero tristemente, aunque la premisa y personajes me gustaron, eso fue todo y pronto empezó a decaer para mí y no pude ni terminar la temporada. Llegó el verano de 2015 y conocí a las chicas con quien más adelante comenzaría una gran amistad y este blog. Y como trabajaba en el mismo sitio de prácticas de Rose, hablábamos mucho. Resulta que no le pareció nada bien que hubiera abandonado la serie y bajo amenazas de spoilers de otras series acabé dándole otra oportunidad. Tardó un poco, pero la serie terminó cuajando y acabó pasando a ser una de mis series más esperadas de cada años. Incluso escribí un post de razones para verla. Pero cosas de la vida, resulta que nunca he terminado la serie y ahora no encuentro el momento para seguir con ella. Resultado: ✅ The 100: Del odio al amor en un salto espacial A estas alturas no recuerdo que me hizo rechazar la serie. A veces creo que fue el trailer lo que me hizo dejarla de lado ya que me pareció terriblemente malo y el hecho de que empezara la gente a hablar tanto de ella me llevó a cogerle manía. Pero resulta que viajé a Londres (lugar en el que vivo ahora, pero entonces solo iba de visita) y a la vuelta para el avión compré una revista de tv en el aeropuerto. En la revista había un reportaje hablando de la nueva serie adolescente de The CW y no sé que fue lo que vi allí, pero me convencieron las palabras de quien lo escribiera porque aterricé en España con ganas de empezarla. Y entonces implementé mi regla de los 3 episodios. Una regla que mencionamos mucho y algún día explicaré, Rose la usó no hace tanto tiempo para el reboot de Gossip Girl. Tras tres episodios estaba muy enganchada y shippeando Bellarcke como loca. Después de eso The 100 se mantuvo mucho tiempo como una de las series que siempre llevaba al día, que más me emocionaba comentar y crear teorías, como esta sobre qué creía que pasaría en la Temporada 4, o incluso haciendo post absurdos y divertidos como el de la Edición Supervivientes. Y ahora viene mi confesión. No he terminado la serie. Nadie que me ha oído hablar de ella puede entenderlo, pero sí, cuando empecé la última temporada me atasqué. Tras años sufriendo y de repente no podía saber como terminaba, en parte fue que la tmeporada no iba muy interesante y que tenía miedo de que no me gustara el final. Hace poco me spoileé un momento muy importante de ese final y ahora no sé si verlo o no porque ¡¿cómo pudo pasar eso?! Resultado: ✅ Teen Wolf y Pequeñas Mentirosas: Cuando la fórmula perfecta para mí, resulta no ser tan perfecta Estas dos las he agrupado porque su historia ha sido similar conmigo. Ambas tenían unas premisas que prometían mucho para mí ya que son el tipo de historia que me gusta, especialmente Teen Wolf porque ¡HOMBRES LOBO! De verdad que son series que he querido ver mucho, que todos a mi alrededor aman y que adoro oír a los fans de ellas, ver memes y edits. Pero en PLL me quedé en la 2ª Temporada (aunque vi parte de la 3), hay que señalar que tenía un gran spoiler cuando la empecé y no sé si ello me motivaba a verla o me quitaba las ganas. Teen Wolf no he avanzado de la primera temporada, en 2021 le di la tercera oportunidad porque quiero que me guste, pero cada vez que la empiezo de nuevo la abandono incluso antes. Ya no sé que hacer porque ¡HOMBRES LOBO! Debería estar amando esa serie, pero no puedo con ella. Ahora se viene la película así que os dejaré elegir. Podéis comentar aquí o en twitter. ¿Debería darle una 4ª oportunidad? Resultado: ❌❌ Once Upon a Time: Segundas, Terceras, Cuartas en Infinitas Oportunidades Esta serie fue como una broma para mí. La primera temporada y la trama de Peter Pan fueron lo mejor para mí. Y sí, hubo algún que otro capítulo bueno por ahí, pero en general no me gustaba la serie. Así que cada año decidía abandonarla y ya dejarla en la temporada que acababa de terminar, para que cuando llegara la siguiente volviera a darle otra oportunidad y la siguiera. Creo que si se puede decir que he seguido una serie por pura cabezonería fue esta (aunque Gossip Girl y Glee no se quedan lejos, nunca me planteé realmente abandonarlas). La serie tuvo muchas oportunidades y, aunque la terminé (con trampas porque de la última temporada he visto los 4 primeros capítulos y el último), nunca voy a poder recomendarla ya que no creo que me haya gustado. Resultado: ❌ True Blood: De la indiferencia y a la obsesión ¿Recordáis esa revista de la que os hablaba antes? Bueno, resulta que tenía un reportaje también sobre la última temporada de True Blood (Sangre Fresca). En mi fiebre Crepúsculo no solo leí varios libros de vampiros, sino que decidí dar una oportunidad al mismo tiempo a True Blood y Crónicas Vampíricas, la primera no pasó de los 3 episodios, pero la segunda me enganchó de veras. Sin embargo, tras leer el reportaje sobre su temporada final decidí darle otra oportunidad. ¿Por qué estaba leyendo un reportaje de una serie que no veía? Ni idea. Lo que sí sé es que quien sea que escribiera en esa revista, debía ser bueno porque me hicieron dar otra oportunidad a 2 series.
Al final todo resultó en Tessa haciéndose una mega maratón de la serie porque estaba muy enganchada y en llegar al final de la sexta con ansiedad de que saliera ya la última. Sí, el reportaje hablaba de ella, pero era una previa ya que no se había estrenado. Sinceramente, me parecía indignante que se atrevieran a dejarme así esperando cuando yo acababa de verme la serie entera del tirón en unas semanas. Y decidí meterme otra maratón, pero esta vez era de los libros de True Blood (que son 13), esos de los que habló Naia, mientras soportaba la espera de unos pocos meses para el finale de la serie. Resultado: ✅ En conclusión, si aún no creéis en las segundas oportunidades tal vez tengáis que replantearoslo. A veces las cosas no nos sorprenden a la primera, sino a la segunda. O tal vez nuestros gustos cambien con el tiempo. ¿A que serie daríais o habéis dado una segunda oportunidad? Yo creo que mi próxima será Legacies. |
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Enero 2023
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