Post de Mariaje Ruiz Aviso a navegantes: este análisis contiene muchos spoilers, y en el fondo todos relacionados con el final de la serie. Se recomienda haberla visto antes y venir con ganas de aguantar largas reflexiones y análisis subtramados. Una de las cosas que más me enganchó a la ficción de Baran bo Odar y Jantje Friese, y que simultáneamente generó, cual mundo paralelo de Dark, que otra parte de mí me hiciera desconfiar sobre si debía continuar con el visionado, es que no tenía claro qué quería transmitir la serie. Los mil vericuetos genealógicos y relacionales, las múltiples referencias científicas, religiosas y mitológicas, más las idas y venidas temporales, sin duda conforman un entramado complejo capaz de generar constante asombro y curiosidad. Pero mi pregunta hasta el último capítulo fue: ¿estoy viendo un rompecabezas audiovisual que a la hora de la verdad —por mucha ingeniería narrativa que tenga— no es más que un entretenimiento que no va a ninguna parte, o hay trascendencia dentro de la complejidad, va a ser esta una historia que nos marque de algún modo con un mensaje importante? ¿Estoy ante una complejísima forma que no contiene nada realmente memorable en su fondo... o disipar las tinieblas de esta duda también es una cuestión de tiempo? Dado que creo firmemente en la capacidad de cambio y de autoliberación, otra de mis preguntas era: ¿la tesis de esta serie es determinista, estamos condenados a repetir nuestros errores, al estatismo interior? ¿No podemos escapar de lo que según unos es pecado y según otros es deseo, o incluso destino? O por el contrario, ¿podemos realmente aprender de nuestros errores? Una vez conscientes de ellos, ¿podemos cambiar? ¿Existe realmente el libre albedrío? Pues bien, aposté por llegar hasta el final y conseguí ver la luz dentro de la propia oscuridad. Como todos sabemos, la serie tiene varias lecturas por sus simbologías entrelazadas y seguramente podrían sacarse muchas interpretaciones. En mi caso, trataré de explicar sus principales elementos reiterativos, que en su mayoría hacen referencia al propio acervo cultural alemán y que sirven para construir la dinámica circular y determinista, más lo que yo como espectadora interpreto de la ruptura de esa tendencia. También comento algunos paralelismos que, pretendidos o no, se pueden entrever. Let's go. Desde el punto de vista filosófico, se podría decir que la serie sigue constantemente los postulados de Schopenhauer y Nietzsche: la aniquilación de la voluntad para acabar con el dolor y el eterno retorno, respectivamente. Según el canal Adictos a la filosofía, estas posturas quedan particularmente representadas en Adam y Eva. Ahora bien, ambas posiciones son llevadas a la práctica extrema, ya que Schopenhauer no propuso el exterminio total de la humanidad a través de la provocación del Apocalipsis, sino evitar dejarnos llevar por nuestros deseos, puesto que, al no poder elegirlos, no seríamos realmente libres. Ni Nietzsche creía realmente en un eterno retorno temporal, sino más bien en la sucesión de ciclos, en los que en circunstancias distintas se repiten hechos en esencia semejantes, lo cual debe ser aceptado. Sea como fuere, los patrones de los deseos destructivos se repiten constantemente en el mundo de Adam. Un ejemplo sería Ulrich, que con sus mensajes de No future y sus canciones sobre arrancar vidas, ya nos dice mucho sobre el que será su propio papel y sobre la visión del Jonas adulto. Mientras tanto, el mundo de Eva es bastante similar al mundo de Adam, puesto que todo sucede de nuevo de algún modo, aunque con variaciones. Y todo lo que ocurre en esta dimensión es aceptado y pretendidamente reiterado por el plan de Eva. Asimismo, otros como Juan Campos han visto referencias a Hegel y Kant. --omo sabemos, la mitología grecolatina también juega un papel importante: la historia de Ariadna, que ayudó a Teseo a derrotar al minotauro y a escapar del laberinto --que algunos han relacionado también con los viajes a través de las cuevas--, no solo aparece explícitamente en la serie, sino que a su vez fue de particular inspiración para el pensamiento nietzscheano, así como otros referentes de la cultura antigua. Podríamos decir incluso que, de alguna manera, Martha es la Ariadna de Jonas, el Teseo germano preso en el laberinto temporal que es la serie, que lucha contra un minotauro que no es otro que sí mismo. Un elemento destacable en este tipo de mitos y reiterado por la serie serían las relaciones genealógicas. Pero también aparecen otros elementos autóctonos: como en Tristán e Isolda, los amantes protagonistas tienen un vínculo opuesto a las conveniencias sociales (aunque en este caso con un tinte más edípico) y todo parece abocado a la tragedia y destrucción de ambos. Varias fuentes han aludido también al Fausto de Goethe, al que a mi entender de alguna manera representan especialmente todos los viajeros al entregarse a los planes de otros con la aspiración de obtener conocimiento sobre los hechos que no alcanzan a saber --aunque quede particular y trágicamente reflejado en personajes como Noah--. Mi propia compañera Naiara ha hecho referencia a la larga tradición de Alemania como tierra de cuentos oscuros. Sobre leyendas y desastres podemos decir aún más. Según recoge Rosa Sala Rose en su Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo: "En la mitología germano-nórdica la idea de una condena irrevocable del mundo desempeña un papel mucho más importante que en otras mitologías igualmente marcadas por una caída final [...] el Apocalipsis bíblico, muchas veces considerado una de las influencias ideológicas del nazismo, carece de la concepción cíclica de la historia, sugerida en la mitología germánica". Según esto, creo que podríamos decir: Der apfel fällt nicht weit von Stamm. Que en alemán viene a significar: 'la manzana no cae lejos del árbol', que es como nuestro de tal palo tal astilla. Y en este caso, tal bosque de Winden. Por otro lado, desde la perspectiva religiosa, tenemos una muy interesante revisión del origen del mal: las decisiones lastradas por los deseos y tentaciones de Adam y Eva, nuestros primeros padres según la tradición cristiana, los que cayeron en el llamado pecado original, trayendo consigo todos los demás. En la serie, esto queda reflejado en el constante sufrimiento al que les llevan sus acciones, afectando a los padecimientos y voluntades de todos los demás y, de una manera particularmente macabra, a su descendencia. Si bien algunos podrían considerar que el hijo de ambos parece más una encarnación diabólica que humana, recordemos que precisamente de la mano de Alemania y su Tercer Reich hemos conocido algunas de las acciones más terribles, que por demoníacas que parecieran, al fin y al cabo han sido realizadas por hombres. Algunos argumentaban, además, como ya criticó Hannah Arendt al referirse a la banalidad del mal, que simplemente "cumplían órdenes" de los superiores del régimen nazi, como al parecer hace el desconocido para mantener el plan de Eva —cual si de influjo nieztscheano en la mentalidad nazi se tratase, valorándolo desde las coordenadas filosóficas antes comentadas—. Hay que destacar la simbología del número 3, relacionada, entre otras cuestiones divinas, con la trinidad. Ya el escritor Dante Alighieri utilizó este número en la estructura de su Comedia, al igual que los creadores de Dark con su serie de tres temporadas y cuyo último capítulo se llama igual que la última sección del libro del vate italiano: Paraíso. Cabe destacar otro paralelismo, y es que los condenados del Infierno de Dante se encuentran en distintos círculos donde sufren eternamente los mismos castigos. Otros elementos religiosos están vinculados al asunto de los ires y venires entre mundos y épocas, y tendrían que ver con Jonas y Noah. El primerio estaría inmerso en un periplo similar al de su cuasi homónimo bíblico, Jonás, encerrado en el interior de una ballena durante el nada casual número de 3 días, de modo que se asocia este pasaje como premonitorio del sacrificio de Cristo, que resucitó a los 3 días de su muerte, a los 33 años, lo que abarcan los periodos temporales centrales de la serie, y número también de referencia en otras religiones y creencias, como la astrología y la masonería. El segundo sería el Noé encargado de embarcar y vigilar a otros en estos enredados desplazamientos temporales, guiado por la fe que depositó en la creencia del propio Adam. Asimismo, tendríamos también los complejos linajes tan recurrentes en la Biblia para recalcar los orígenes y su vinculación a las profecías. También la moneda de San Cristóbal, patrón de los viajeros, que algunos, aludiendo de nuevo al Mundo Antiguo, han relacionado con la moneda de Caronte. Y las constantes alusiones al Apocalipsis, representadas tanto explícitamente como a través de signos visuales, como han explicado entre otras cosas en Cuatrobastardos. A mi entender, todo esto no es ajeno a Alemania, sino otra muestra de su bagage cultural como país de tradición cristiana, por las vías católica y protestante, esencialmente. Fue de hecho en el país germano donde al parecer se inició la agitación de la Reforma encabezada por Martin Luther aka Lutero, para quien el hombre estaba totalmente corrompido y solo podía salvarse por la gracia de Dios a través de la fe, y cuyo compañero Calvino, teólogo del protestantismo francés, creía que los seres humanos estaban ya predestinados. En definitiva, posturas que han influido en la historia del pensamiento y que conectan también con los sucesos de la serie. En otro orden de cuestiones espirituales, tenemos la triqueta, símbolo indoeuropeo también utilizada tardíamente por el catolicismo, que hace alusión a la triple dimensión de la divinidad, o al presente, pasado y futuro, entre otras tríadas. Probablemente uno de los símbolos que mejor represente la esencia de la serie por su forma entrelazada: todo está conectado. Estaría también La Tabla Esmeralda, misterioso documento de interés alquímico, que hace semejantes el mundo de arriba y el de abajo, que son a imagen del Uno, del que ambos proceden. De acuerdo al desarrollo de la serie, el precepto número VIII dice: [...] "Combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez". Y según el IX, continúa: "Esto tiene más virtud que la Virtud misma, porque controla todas las cosas sutiles y penetra en todas las cosas sólidas". Y para continuar con el X y archifamoso Sic mundus creatus est. Otros de los grandes ejes centrales de la historia serían los avances científicos: la energía nuclear, la partícula de Dios y las teorías de Einstein sobre la relatividad y los agujeros de gusano, por ejemplo. Será el relojero H.G. Tannhaus -cuyo nombre hace referencia al escritor H.G. Wells, quien popularizó el concepto de los viajes en el tiempo- el que, en su obsesión por la ciencia, desatienda a su hijo, quien a su vez al sentirse abandonado y marcharse de la residencia paterna fallecerá en un trágico accidente. Y esto provocará a su vez la obsesión al cuadrado de su padre: la de recuperar a su hijo a través de la vía científica, con la que ya estaba obsesionado, y le conduzca al desastre de generar los otros dos mundos y los nuevos horrores que acechan en cada uno. De tal modo que vemos la complejidad de cómo por no haber aprovechado la relación en el tiempo en que podía -el presente-, se centró tanto en cómo cambiar el pasado para modificar el futuro que acabó creando un bucle infinito. Y entonces, ¿de qué va todo esto? Considerando todo lo dicho, a mi entender la serie trata de cómo al estar ensimismados, encerrados en nosotros y en nuestras posturas, hacemos daño a otros y a nosotros mismos con inimaginables consecuencias, partiendo del drama paternofilial como base y sus problemas de afectividad y comunicación. Lo que, hablando de ciencia, está muy en relación con las modernas teorías del apego sobre cómo nos afectan las relaciones del núcleo familiar con respecto a las demás y el daño que generan estas cuando se forman mal, de modo tóxico, o incluso se pierden estos vínculos. Entiendo que también se refleja el hecho de que el amor y el sacrificio pensando de verdad en los otros puede llevar a la plenitud y la redención, y de algún modo, a la creación de algo nuevo al romper el ciclo tóxico, en esencia. Los propios guionistas han afirmado que para ellos "es un final feliz darse cuenta de que no se trata de ti todo el tiempo". Y en otras palabras, de cómo nos afecta la herencia del pasado y cómo, teniendo este como base, sin renegarlo del todo, cambiar el presente para que nuestro futuro sea distinto. Partiendo del mundo origen, la ruptura padre-hijo se replicará de distintas maneras a lo largo de la serie. Empezando con la desaparición de Mikkel y el sufrimiento y la búsqueda de Ulrich, Mikkel y Jonas, Noah y Charlotte, Petter y Elisabeth, o el dramático desenlace de Helene y Katharina. Ese pequeño-gran drama familiar se repite una y otra vez en distintos grados, desde el simple desconocimiento hasta el parricidio. Sea como fuere, constantemente tenemos a padres e hijos que no se conocen en cierto sentido y que acaban totalmente separados por la muerte de alguno de los dos. Y se ve tanto el sufrimiento de los padres con la pérdida de los hijos como a la inversa. Michael Kanhwald aka Mikkel Nielsen, con quien empezamos la historia, representa muy bien la doble dimensión de ese sufrimiento como hijo y como padre perdido. Una historia constantemente repetida en Winden, que pudiera tener que ver también con que la casa de Hanna, Katharina y Regina sea la misma aunque en diferentes mundos, como si fuera una historia constante en las familias. La obsesión científica no solo nublará a Tannhaus, sino también a los dueños de la central nuclear, a Adam en su búsqueda de la destrucción de la partícula de Dios y a todos los viajeros del tiempo y el espacio, que aunque tratan de avanzar gracias a sus descubrimientos, caen en los mismos errores constantemente. De la misma manera, Adam y Eva están encerrados en el bucle de sus ideas condenando una y otra vez a todos los demás por su pecado de obcecación. Y así nos encontramos distintos mundos encerrados en sí mismos que afectan a los otros replicando la forma de la triqueta. Todo está conectado con todo, y cualquier cosa afecta en lo demás: todas las disciplinas, culturas, creencias, personas y acciones (por aparentemente lejanas que estén en el tiempo) se influyen entre sí. Pensamiento de causa-consecuencia repetido a lo largo de la historia de la humanidad, resaltado por los maestros espirituales e intelectuales y contemplado también, por ejemplo, en la Teoría del Caos. Por lo que aunque distingamos fallos concretos, está todo tan entrelazado que el origen es casi indistinguible y venga de donde venga inicialmente ese error de cerrazón, el ensimismamiento de cualquier postura se encamina al mismo final. Según entiendo que plantea la serie, este bucle de la desesperación se rompe gracias al cambio que busca realmente un mundo mejor y al salir de uno mismo pensando en los demás, encarnado especialmente por Claudia Tiedemann y seguido por Jonas y Martha en una perfecta trinidad redentora y salvífica. Al estilo neotestamentario, desde la visión del amor se plantea una pregunta ante el sufrimiento de su hija: ¿realmente es buena y necesaria una realidad que siempre nos hace sufrir, hay posibilidad de no hacerlo siempre? Y se hace otra pregunta lógica: ¿cómo es posible que vengamos todos del mismo árbol genealógico? Desde el conocimiento que le ha brindado estar entre los dos bandos —el de Adam que pretende aniquilar toda vida para acabar con el sufrimiento, centrándose evitar el futuro, y el de Eva que quiere perpetuar el sufrimiento para continuar lo que entiende como ciclo vital, centrándose en el pasado que ya conoce— ha visto los elementos en perspectiva, se ha distanciado de ambos creando una nueva teoría en la que comprende que no todos forman parte del entramado y que el oscuro nudo infinito se puede deshacer cambiando las cosas desde el presente. Y esto a su vez viene dado por el amor que siente por su hija, para quien quiere un futuro mejor. El verdadero amor activa lo mejor de nuestra imaginación y ayuda a construir el mañana, amigos. Aunque se ha apoyado en los precedentes, Claudia da un giro de mentalidad y de dirección y ataca el verdadero origen. Se convierte así en una nueva Ariadna que ayuda al Teseo Tannhaus a salir de su intrincado enredo sin aparente salida. En una nueva Eva —como se suele llamar a la Virgen María en la tradición cristiana, considerada también no solo madre de Jesús, sino madre de la Iglesia para los católicos-- en la que tener esperanza. En una nueva filósofa en cuyas teorías apoyarse, entrando en las cuevas a buscar la verdad como una reinvención del estilo platónico, así como la solución para que todo siga fluyendo, pantha rei, al modo de Heráclito, y en definitiva desde una perspectiva que vuelve a conectar con el ideal y el movimiento. En una nueva científica, al estilo de Einstein, que rompió con los paradigmas anteriores y nos dejo esta frase célebre: "Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Y, además, podría decirse que representa al nuevo Tannhaus y a su nuevo modelo de paternidad. Si bien en su día el científico no supo hacer que su hijo se sintiese querido, ahora hará todo lo posible por intentar que no muera —creando gracias a su gran interés, un cambio en su vástago, que hará que todo sea diferente--. Y eso mismo es lo que le ocurre a Claudia con Regina. Por otro lado, en cuanto a Jonas y Martha, después de su prolongado sufrimiento por su amor insostenible por consanguinidad y la muerte de unos y otros, junto con sus constantes luchas de poder cual lucha de sexos contemporánea, vivirán un vínculo paradójico. Irónicamente, esa relación aparentemente imposible se convierte en la colaboración idónea cuando sus acciones cambian de registro, cuando dejan de actuar como lo estaban haciendo, pensando en un bien superior ajenos a sí mismos, lo cual a su vez les hace estar más unidos que nunca. La pareja perfecta fue justamente la que se sacrificó y se descubrió a sí misma y al amor que se tenían gracias a un acto de amor que nada tenía que ver con los deseos que esclavizaban a sus yoes futuros, que encerrados en sus perspectivas solo causaban dolor y enfrentamientos. Hasta el último momento, continuamos viendo cómo cualquier suceso, venga de la dimensión que venga, tiene importancia. Si el mundo origen dio como lugar a los mundos de Adam y Eva como si fueran una especie de mal sueño —aún más turbio que el Origen de Nolan— que dio lugar a todo tipo de horrores, Jonas y Martha han devuelto al mundo origen la salvación gracias a un acto de amor sacrificado. Lo que nos recuerda a los versículos del capítulo 21 del Apocalipsis de San Juan, donde se habla de crear un cielo nuevo y una nueva tierra y se hace alusión también al alfa y el omega, el principio y el fin, que en la Biblia expresa la naturaleza de Dios mismo. Todo esto queda recogido en la última escena, catalizado a través de Hannah, cuya reacción recoge de alguna manera la siguiente conversación de Jonas y Martha en el primer episodio, de la serie, Secretos, que como ya han explicado varias publicaciones, como Kim Renfro en Insider.com, se repite en el primer capítulo del mundo de Eva —que precisamente se llama Dèjá vu— de manera distinta pero similar, nietzscheanamente: MARTHA: Acabo de tener un dèjá vu. La luz, el bosque... Es como si ya lo hubiera vivido. JONAS: Es un error en la Matriz. MARTHA: ¿Qué? JONAS: Si el mundo fuera una simulación, un dèjá vu sería un error en la matriz. MARTHA: O un mensaje del más allá, lo leí en algún sitio. El sueño pseudoprofético de Kahnwald, en el que al parecer percibe el Apocalipsis fallido —haciendo, creo, un clara alusión al origen de la palabra trauma, que viene del alemán träume y que a su vez significa 'sueño'— y la decisión de darle a su hijo del mundo origen el nombre de Jonas, son muestras de las premisas mencionadas anteriormente —si nos dijeran que todo ha sido un sueño suyo y que todo es un bucle entre los procesos conscientes e inconscientes, probablemente sería el final "todo fue un sueño" con más consistencia que conocemos—. Pero esas micropercepciones, que a la vez son microrrepeticiones, nunca hablarán de nuevo de los mismos sucesos que hemos estado contemplando porque ya se ha dado el cambio. Los pocos resquicios de las encarnaciones del pensamiento de Schopenhauer y Nietzsche que nos ha propuesto la serie ya no son lo que eran: los héroes trinitarios salvaron el mundo origen y el nuevo Jonas será diferente solo ya por el hecho de que su padre es otro. Y en este caso, aunque no tenemos muchos datos, la primera impresión es que sus padres sí se quieren y todo podría ser orquestado por el amor en el núcleo familiar —cuya importancia nos ha remarcado la serie constantemente—. Y precisamente, como sucedió con Tannhaus, a través del también padre Torben Wöller y el origen desconocido de su lesión ocular, los creadores nos lanzan intencionadamente el siguiente mensaje: aunque pensemos que ya lo sabemos y controlamos todo, que toda oscuridad ha sido fulminada con la luz del conocimiento, se nos vuelve a decir como ya dijo Newton en su día y como a todos los personajes se les ha hecho saber, implícita o explícitamente: "Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano". Así que efectivamente, a pesar de la lluvia torrencial de información de este post, seguro que aún habría mucho más que decir. Así que a ejemplo de los alemanes que se apoyaron en los clásicos, solo cabe que digamos socráticamente: "Solo sé que no sé nada".
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