En realidad este podría ser el inicio de una saga de reseñas con amplio recorrido durante este año y el siguiente, ya que prácticamente no he hecho otra cosa que ver películas de Netflix desde la cuarentena, pero lo cierto es que no he encontrado otro elemento en común aparte de este para catalogar dentro de un maratón temático a las tres películas que suponen la resurrección de este especial decaído antes del verano (*pausa respiratoria*). Porque ¡sí! Ahora que recupero mi tiempo libre sin compromisos ¡vuelven las reviews y las recomendaciones! (Hacía falta darme horas para poder ver material o de lo contrario mi objetivo se hubiese caído nada más empezar). Pues al lío, ¿o qué? El diablo a todas horas (2020) Empezamos con mi regalo de cumpleaños en un pueblecito remoto de lo más sureño-central de Estados Unidos, donde las familias de los 40-50-60 todavía acuden a rezar a misa y a suplicar por la vida de sus soldados al otro lado del charco. Esta imagen tan sacra se desmiente desde que el narrador abre la boca y con su voz relajada nos cuenta la historia de varias familias que acaban entrecruzándose en una ola de crímenes y sangre, demostrando que por mucho que quieran ser devotos del Señor en realidad la llamada que escuchan es la de su hijo Lucifer. Lo llamativo es quién compone cada familia y de qué forma juega su papel en la historia, ya que no todos los días ves a Tom Holland criarse con Bill Skarsgard para convertirse en un badass de joven que protege a la hija de Harry Melling y Mia Wasikowska, la cual tiene un lío con el nuevo cura del pueblo, Robert Pattinson, mientras Sebastian Stan intenta ser el hombre de la ley que todo lo puede, pero su hermana Riley Keough se lo pone difícil violando y asesinando con su marido Jason Clarke a personas "inocentes". En realidad un matiz: el quid de la cuestión, insisto, es que nadie es inocente. Antonio Campos dibuja un paisaje irónico, rastrero y acomodado a su situación donde es fácil asumir que impera la ley del superviviente por encima de todo y donde no hay inhibiciones cuando se trata de responder a los impulsos que generan el miedo, la rabia, el odio, el cansancio... Son tiempos anticuados en una zona muy rústica donde los conciudadanos no tienen "el chichi para farolillos". Y eso mismo es lo que, a su vez, produce un relato bastante trágico en el fondo de ese enredo. El banjo puede hacer pensar que la vida ahí es muy simple: o mueres o te matan, pero en realidad no es más que el canto del gallo de Robin Hood indicándonos que ciudades hay que pasan tiempos bien y tiempos mal, mas no hay tiempos bien jamás en Solomon Islands. Y ese ritmo podría producir letargo si no fuera por el carisma del narrador, una especie de Clint Eastwood que emite los juicios de valor y te suelta las verdades sin rodeos y se hace eco de todas las torpezas, payasadas y actos viles de los personajes (a mí eso de llamar a uno de ellos "Gilipollas" o "Hijo de p***" de repente con todo el morro me mola bastante). Aparte, no disimula mucho cierto homenaje al tono de Tarantino y/o los hermanos Cohen, en quienes me encontré pensando varias veces. Pensaba que sería muy sin más, pero conforme iba avanzando la trama y se establecían las diferentes conexiones, me fue ganando. Le doy un 7. Enola Holmes (2020) Pasemos a uno de los lanzamientos más esperados del mes. Netflix cuando agarra carnaza no la suelta, y esa carnaza lleva el nombre de estrellas del momento que también salen en otras producciones de la plataforma. ¿O nadie más se ha fijado en el crossover Stranger Things-The Crown-The Witcher-Los Medici-Peaky Blinders que nos regala la osada? Veréis que esto se repite en más de una producción con distintas series (os reto a encontrar a los fichajes, anda). También ha alquilado la Sherlock de la BBC, por lo que quedaba casi claro desde el casi principio su intención de darle a esta aventura un toque más millenial. Millie Bobby Brown encarna a la hermana pequeña del mejor detective de Reino Unido y su pomposo hermano para demostrarnos una vez más que las chicas nacemos para algo más que llevar un corsé opresor en una sociedad oprimida y opresora. Sin embargo, como bien apuntaron desde Tierra Cero, amenaza con seguir el camino de Mulan de carne y hueso, cuyo mensaje empoderador perdía fuerza con su superpoder. La gran habilidad de Enola es su inteligencia, así como su valentía, que, vale, no dejan de ser grandes cualidades, pero quizá si no llevara el apellido Holmes le daría otro enfoque más bravo. Aun así, lo compramos porque la adolescente tiene que ganarse a pulso un hueco en su familia tan patriarcal y demostrar que posee el mismo talento que sus hermanos o incluso una poquita más. Bobby Brown se hace con el papel y eclipsa a la original Helena Bonham Carter, al todopoderoso Henry Cavill y al sexy hombre de bien Sam Claflin. Solo se salva el pipiolo Louis Partridge, el cual ya está llenando carpetas de las adolescentes (y con razón, porque generar más interés por una peli en la que comparte cartel con los otros tiene mucho mérito). ¿Cuál es el recurso que se emplea para que Enola domine cada parte del largometraje? El mismo que en la peli anterior: la voz narradora, pero esta vez con un toque mucho más cómico y liviano rompiendo con la cuarta pared. Eso provoca que el punto de vista de Enola llene las páginas del guion y tristemente las escenas protagonizadas por Sherlock (que son muy pocas para ser Sherlock) se queden en ocasiones en un vacío existencial en medio de ese tono tan jovial y aventurero. Ello se completa con la personalidad tan dispar de la protagonista, en plena edad del pavo: Enola es ingeniosa, pero impaciente; independiente, pero necesitada de reconocimiento, y hasta le puede su orgullo muchas veces, aunque va ganando equilibrio entre las partes a medida que avanza la historia. Su complemento ideal es Lord Tewksbury, a quien ella subestima en un principio, y aquí sí que es muy divertido contemplar el cambio de roles en las dinámicas en la que es el chico quien necesita ser salvado por la chica, pero al mismo tiempo supone su mayor apoyo y hasta voz de la razón cuando a ella le puede su cabezonería. La química entre estos dos es perfecta desde el minuto uno. Por tanto, ¿conclusiones? A favor de este nuevo personaje tan amante de los disfraces como Mortadelo (y Tessa y yo) y esta nueva saga que promete darnos alegrías y shippeos en años venideros. A pesar de que la trama en esta primera entrega resulta muy anecdótica, tiene su gracia y vale como presentación de los personajes, por lo que sería interesante ver a Enola enfrentándose a problemas cada vez más complejos, dignos de su hermano. No obstante, en contra del perfil de Sherlock, quien posiblemente sea el menos galán, "sociópata" y excéntrico de todas las versiones que nos han vendido (y lo interpreta Henry, quiero decir, para galán él. Aunque al mismo tiempo no es al primer actor que yo escogería para un papel así, es muy comedido. Como hermano mayor chapó, pero esperas algo más de este detective). Ay, donde esté Benedict Cumberbatch. Respecto a Mycroft... ni me va ni me viene, aunque me cae peor en esta versión que en otras. Al final la adaptación se sale con la suya: Enola, ni siendo perfecta (y hasta pudiendo resultar algo cargante por tanta presencia), se lleva todos los aplausos. Mis neuronas locas y yo le damos el 8. Orígenes secretos (2020) Vaya, qué sorpresa, todas las pelis de Netflix son de este año (nótese la ironía). Mi meta principal, mi sueño más profundo, al elegir este filme era reconectar con el cine español tan abandonado por mí, reírme un poco y babear por Javier Rey. Celebro haber tachado todas esas cosas de la lista. Orígenes secretos juega con el humor español, es decir, ese que se ríe de nuestras costumbres cuando las compara con otros países. Netflix ya anticipó el tema de esta película a través de la serie El Vecino, en la que Quim Gutiérrez se convierte en superhéroe. Sí, habéis leído bien, superhéroes en España. Parecía que la cosa había quedado en una bromilla tras Superlópez, ¿no? Pues nanai, nosotros también queremos sumarnos a la moda, aunque sea a través del humor. Y es que parece que ser friki en este país no está tan bien visto como en América. Ya lo comenta Resines en la peli: mientras algunos creaban al rey Arturo nosotros teníamos al Quijote, porque aquí solo tiene éxito la locura. Por ende, era preciso que al protagonista le sacudiera una aventura de lo más loca enfrentándose a un villano friki de los cómics. La trama se plantea como un thriller en la que el agente David, con una jefa que se disfraza más que Mortadelo y Enola (Verónica Echegui), debe encontrar al asesino, que se basa en las referencias de las viñetas para sus chandríos. Pero como él es un ente normal que no ha tenido que enfrentarse a un confinamiento en su vida (la de maratones y cultura pop que se ha perdido, no hay perdón que valga), desconoce la materia y debe recurrir a un librero, algo así como el Stuart Bloom castizo, interpretado por Brays Efe, al que persigue la sombra de Paquita Salas incluso haciendo de tío perdedor sin amigos y cierto delirio de... Vale, es Paquita en otro "cuerpo", dejémoslo ahí. Este trío (porque sí, la jefa también entra en el ajo) atraviesa sus altibajos, principalmente porque les cuesta comprenderse entre ellos, aunque como la unión hace la fuerza, con el tiempo se harán amigos y hasta algo más... El dúo que conforman Javier y Brays es muy divertido y merece la pena. A Echegui la he visto muy subidita, su personaje es tan cañero como cargante (sí, puede que tenga un problema con eso). Pero sin ella la historia non sería lo mismo. Al final queda algo muy entretenido y original en lo que ni siquiera los norteamericanos habían pensado (sé que probablemente exista algún episodio de C.S.I., Mentes criminales, Bones, Caso abierto, etc. con esta misma premisa, pero dejad que me autoengañe). Quiero premiarla con un 9 porque todas las referencias están muy bien coladas y hay que apoyar al cine de casa (literalmente). Refresco brevemente los otros maratones temáticos:
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Agosto 2023
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