Post de Naiara Salinas Oh, oh, Halloween is coming, y eso hace que cada vez me cuestione más el tipo de miedo que nos ofrecen los productos televisivos actuales. Resulta que he dado en las últimas semanas con dos que dan auténtico mal rollo. Con Black Mirror cualquiera diría que ya hemos aprendido la lección: lo que supone nuestro porvenir, cuando se vuelve en nuestra contra puede ser terrorífico. Nos encontramos en una era donde nuestros miedos se alejan de los monstruos clásicos y se tornan cada vez más etéreos, una colmena de códigos o algoritmos que hacen mucho más que asustarnos: nos controlan. Aun así, vivimos tranquilos sabiendo que esas pesadillas no son más que el fruto de nuestra mente paranoica tras un maratón de ciencia ficción. ¿Pero y si la ciencia estuviera diluyendo cada vez más esa ficción? ¿Y si nos encontráramos un caso real donde la tecnología en la que hemos depositado nuestra confianza... nos engañara vilmente? Con esa premisa parte The capture, otra ficción que, sin embargo, se apoya en una realidad, que además encuentra otra prueba gráfica, valga la ironía, en En el corredor de la muerte. Un thriller y un drama que nada tienen que ver y que, sin embargo e inquietantemente, muchos rasgos comparten. Hoy os vengo a dar pinceladas de ambas miniseries para aquellos que todavía no habéis tenido el placer de descubrirlas. The capture: la realidad desdibujada, la justicia invisible The capture es una miniserie de tan solo seis capítulos de la BBC que nos narra la odisea del soldado Shaun Emery (interpretado por un ya más que maduro Callum Turner, conocido mayormente por Guerra y paz, Green Room y Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald) por limpiar su nombre una vez que unas pruebas audiovisuales lo señalan como acometedor de un crimen del que afirma ser inocente. Durante seis capítulos vemos al pobre hombre sufrir lo indecible, tanto física como psicológicamente, y es que, no contento con culparle, el guion pronto nos revela todo un hilo tejido estratégicamente donde organizaciones secretas y manipulaciones gubernamentales entran en juego al más puro estilo Jason Bourne, pero sin despegarse de la habilidad y el crecimiento tecnológico de la pionera Black Mirror. Esta es una trama que "te captura" desde el minuto cero, ya que cada momento está pensado para dejar al espectador con más preguntas que respuestas (y, por ende, ganas de saber más), en un juego de alto riesgo para el guionista donde el final debe llegar a la altura del misterio que se está vendiendo. Cuando después de cuatro episodios sin entender qué está ocurriendo o por qué (¿algún valiente se atreve a lanzar sus teorías? Por una vez apenas podemos respirar como para eso. Estamos completamente a ciegas en un mundo donde las cámaras todo lo ven), el quinto revela al fin el juego sucio y el sentimiento de estupefacción es demasiado enorme como para reaccionar. La manipulación se compone de un esquema grande tan bien estructurado y conectado que, mientras se alucina, no se puede evitar sentir admiración. Porque no es una de esas series que se saque las respuestas de la manga, error en el que caen varias del género, sino que las tenemos delante, ocultas en los detalles más simples. Hay que fijarse muy bien porque nada pasa o aparece de forma casual en esta serie. El trabajo de escritura y dirección es realmente bueno, logra ponerte en la tesitura de los dos protagonistas, Shaun y Rachel Carey (la inspectora que cubre la investigación del caso, interpretada por Holliday Grainger, quien ya tiene experiencia como agente tras la adaptación de la saga de Cormoran Strike de J.K. Rowling), en el sentido de que, como ellos, no entiendes qué pasa y vas a ciegas todo el rato, intentando encontrar respuestas por tu cuenta y dándote con un muro o una laguna, preguntándote si el acusado realmente es inocente como alega. El miedo por la manipulación de la realidad es cada vez mayor y te llega a crear paranoia cuestionándote la confianza en el sistema judicial y en todo lo gráfico que se presenta como prueba a un juzgado, en un mundo donde Photoshop prácticamente se ha multiplicado en evoluciones cada vez superiores. Incluso el trailer te advierte. Todo ello da lugar a una serie de dilemas morales entorno al clásico "si el bien justifica los medios". Mirándolo así, esta podría haber sido perfectamente otra tv movie de Black Mirror, semejante a Bandersnatch, porque parece que se hubieran compinchado los realizadores de una y otra para traernos esta historia. Los que la descubrís ahora y no tenéis que ir semana tras semana devanándoos los sesos no sabéis la suerte que tenéis. Es una serie digna de maratón y por eso espero que Netflix la repesque en algún momento. Ya para acabar, por si con el jarrón de agua fría del penúltimo episodio no tuviéramos bastante, llega el cierre de la que ya se puede confirmar como primera temporada (esto se veía crecer, he de decir. Ha tenido muy buena acogida en Reino Unido y la han comparado varias veces con The bodyguard). Un final que enfada, no porque esté mal escrito, sino porque... ¿de qué ha servido todo este viaje, toda esta lucha..., para tan poco? Obviamente esa clase de cierre demandaba una continuación, pero yo me quedo con el sentimiento de impotencia que te deja, como si, al final, la tecnología resultase vencedora por encima de cualquier cosa, incluso aun sabiendo que quienes la crean y la controlan son personas con el mismo cerebro maligno que cualquiera puede desarrollar si le das un motivo. Y he ahí el terror, aunque mejor puede confirmarlo Pablo Ibar, que es la siguiente víctima del presidio en este repaso. Así, en resumen:
En el corredor de la muerte: la mentira del cerebro filmada Esta es mucho más delicada de ver y de tratar, porque aquí se parte de un caso puramente real, el del primer español-colombiano en ser condenado a la pena de muerte en Estados Unidos. Pablo Ibar lleva en una prisión de Florida desde 1994, es decir, 25 años, sin encontrar justicia que valga, y esta miniserie de Movistar que es más breve, de cuatro episodios, nos responde al porqué. Curiosamente, al igual que The capture, todo comienza con una evidencia de vídeo que, aunque no se truca, da lugar a interpretaciones con solo dos posibles respuestas: el criminal es o no es Pablo. El guion va repasando los momentos vitales de Ibar antes y después del altercado, pero el drama se sirve desde el comienzo. Aquí no hay misterio, solo pesar: el de la familia cuyo hijo de pronto ven alejado de sus vidas, el de la chica que quiere creer en la humanidad del amor de su vida y se mantiene constante en su lucha pese a tener obstáculos muy pesados, el del abogado que debe batallar para hacer oír y entender los derechos de su cliente... Encierro, juicio, vida carcelaria y salida del corredor. Esa es la máxima justicia a la que se puede aspirar dentro de un sistema corrupto que seguirá apoyándose en la evidencia gráfica a pesar de su debilidad y que, cuando esté a punto de perder, intentará engañar para salirse con la suya. Si el final de The capture te deja impotente, aquí eso está a la orden día, porque verdaderamente eres consciente de todo lo que está pasando y es tan evidente que da rabia que nadie más desee verlo, porque lo que cuenta no es solo lo que una cámara capta, sino también lo que el cerebro quiere ver. Y el cerebro desea culpar con todas sus fuerzas, porque es más sencillo, porque es mejor castigar primero y preguntar después, porque no cabe el arrepentimiento. En este sentido, Pablo Ibar es tan víctima del sistema como Shaun Emery. La realización se cuida de no emitir muchos juicios de valor y de limitarse a relatar los hechos, pero la orientación de la historia va más hacia la inocencia de Pablo. Lo más destacable es el realismo, con una muy cuidada labor de interpretación que se percibe en el acento adquirido de Miguel Ángel Silvestre, cuyo nivel de inglés (porque sí, la serie es española pero los personajes hablan en inglés, ilustrando que se encuentran al otro lado del charco) no pongo en duda tras Sense 8. La manera que tienen los actores de lograr que sus personajes conecten entre ellos traspasa las cámaras y alcanza al público. La serie tiene muchos momentos emotivos, que arrancan desde que Tanya, que encarna la figura femenina en auge hoy en día, mantiene su fe y está dispuesta a pelear hasta el final. Se ve en un suspiro, pero también te deja pensando. Resumen:
Por tanto, ¿qué queda? Una justicia puesta en jaque, una realidad enmascarada donde tan pronto se envían dardos desde la anonimia de una pantalla como las lentes transparentes captan todo lo que sucede a nuestro alrededor y lo distorsionan. Estas dos series son la prueba de que a la hora de abordar un tema, la idea puede impactar casi de la misma forma aun tratándose de géneros distintos, fantasía o realismo. Aunque no daría tanto miedo si no fuera por que cada vez es una posibilidad más real, así que probablemente la fantasía sobre en este caso. ¿Cómo confiar entonces? ¿Dónde está la verdad?
¿Dónde queda la justicia?
0 Comentarios
Post de Naiara Salinas En episodios anteriores... Se inauguró la competición oficial que enfrenta a las tres grandes plataformas de contenido que pujan por llamar la atención del espectador con sus increíbles estrenos. Alabamos la abundancia y versatilidad de Netflix y nos nutrimos de una buena sesión de drama de HBO. Ahora, con la vergüenza de un segundo lapso de tiempo extremadamente largo, nos acercamos a la sede de Amazon Prime, el rabo entre las piernas y la cabeza gacha, sabiendo que más que winspring (winter + spring), jugamos ya en winspringmer. Pero Amazon lo sabe y piensa aprovechar sus derechos. Y yo pienso dejarle. *Suena música de intro* Locutor: Empieza la competición. Tres plataformas han bombardeado nuestros dispositivos con sus grandes apuestas este semestre. Es el momento de decidir cuál es la mejor. Todos preparados. Comienza el show... La entrada de Amazon, aunque viene pisando fuerte cual Hipólita comandando a sus guerreras por la selva, es discreta, sin sintonía ni un efecto óptico brutal. Nuestro deseo de compensarla por semejante tardanza es tan grande que le ofrecemos un tema que incluir en este reportaje. Ella nos sugiere, no sin ironía, "Cool for the summer", de Demi Lovato, o "Don't call me an angel", porque, como ella dice, no piensa jugar limpio. "Ser la última te obliga a demostrar que mereces más que nunca el primer puesto", nos explica. Toda una declaración de intenciones contra HBO, que actualmente, recordemos, ocupa el primer puesto por unas décimas. Cuando intentamos sonsacarle de dónde viene tal confianza, nos responde tajante: "Las viejas plataformas ya no saben lo que inventar. Lo fresco siempre venderá más. Y llevamos embolsando millones desde hace tiempo, esto solo es un plus". Guauuuu. La amazona presenta su catálogo divinamente. Porque de fantasía, dioses y poder va la cosa. Echemos un vistazo... 1. American Gods "Netflix y HBO tienen a sus niñas de oro, ¿no? Pues yo también", nos cuenta orgullosa Amazon sobre la única no novedad que nos ofrece, aunque lo cierto es que ha tardado dos años en devolvernos esta ficción que se coronó en su estreno en 2017 como una de las grandes adaptaciones del año. Sin embargo, el viaje hasta 2019 no ha sido nada sencillo y las turbulencias han hecho mella en su adorado y cuidado guion. Primero fue el abandono de sus mentes creativas principales, a las que no tardó en seguir el de una de sus actrices principales, la genial Gillian Anderson, que, no contenta con abandonar la serie, se fue a la competencia (cuyo nombre no podemos mencionar ahora para no herir sensibilidades) a educar sobre sexo. Y aunque nos queda la promesa de una conexión todavía latente entre ambas temporadas, no se puede evitar echar de menos la brillantez de un guion que hasta ese momento jugaba con la creación de Gaiman. Sin detener el juego, las reglas parecen haber cambiado de forma que los detalles transformados son bastante notorios, claro que también necesarios si se pretende dar continuidad a una historia cerrada en un solo libro por unas cuantas temporadas más. La estética, no obstante, sigue en la misma onda y, para alimentar las ganas de salseo de los fans, la temporada nos brinda alguna subtrama nueva que le quedó pendiente al escritor inglés, como el paradero y destino de Thor, hijo de Odín, en esta guerra. También es un gran acierto, como punto de inflexión de la historia entera, la parte del libro donde decide cortar antes de pasar a la tercera entrega, esa gran tragedia que despide a uno de los mejores personajes de la novela y la serie (se supone que a estas alturas el jurado espera que todo mundo sepa a quién nos referimos, pero por si acaso me callo). R.I.P., pequeño rojo, R.I.P (no estoy llorando, solo se me ha metido un trébol de cuatro hojas en el ojo). Por este trato que todavía guarda respeto a la trama principal y a los personajes a la par que busca explorar nuevos horizontes y enriquecer nuestra cultura mitológica, queremos darle el aprobado. Pero por la pérdida de calidad narrativa con respecto a la primera temporada, el jurado le otorga a la gallina de los huevos de oro un 6. Lo siento, Amazon. Te juro que amo a Neil Gaiman. Y porque lo amo soy muy exigente. No me ha marcado tanto y quería que me hiciera olvidar Juego de tronos (también, lo de la coincidencia de fechas en estreno fue demasiado accidental, ouch. Cuánto lo siento). 2. Buenos presagios Amazon es luchadora hasta el final. "¿Te gusta Gaiman, has dicho? No pierdas la fe todavía, tengo algo que te encantará". Cuánta verdad, sobre todo en lo que a fe se refiere. Buenos presagios es para los amantes de la fantasía en general por cuanto que abarca el trabajo de dos de los grandes del género, caracterizados por su particular humor negro e inventiva, pues aquí también firma el fallecido Terry Pratchett, nombre que pesa para todos aquellos que deseamos o soñamos con dejar nuestra mini huella en el mundillo. Pero hay más. Buenos presagios es la historia sobre la continua dualidad ángel-demonio, cielo-infierno; es la historia de una amistad imparable y muy complementaria; es la historia de los pardillos que se vuelven héroes; es la historia del fin del mundo, de las brujas ocultas, del trabajo en equipo y del valor de una buena educación. Es la historia donde, damm it!, se demuestra que Ariana Grande tenía razón y de hecho Dios es una mujer (Frances McDormand, ganadora del Oscar). Es una historia narrada con el cariño maternal de las horas de sueño al amparo de tu cama, pero con la dosis idónea de sarcasmo y maldades para reconocer la madurez del estilo. Es una serie que resume una gran novela en solo seis capítulos plagados de gracia, carisma, misterio, aventuras y romance. Es el colmo de los colmos en lo que a eventos apocalípticos se refiere, la representación más fiel de sus dos creadores literarios, convertidos en personajes (¿qué, Neil, creíste que no me daría cuenta? ¡Ja!), una gozada y un suspiro, una exaltación de la animación y las referencias, David Tennant y Michael Sheen en estado puro... En definitiva, una obra maestra que se merece un 10. 3. Carnival Row En un principio, la carta de nuestra última competidora se acabaría con Gaiman. Pero ¿qué pasa? Que hemos tardado en dedicarle nuestra atención tanto que obviamente la plataforma ha seguido creciendo y ahora resulta que en lugar de catar avances de lo que se nos viene, hemos degustado las temporadas completas. Por eso, cuando la amiga nos pregunta si cuentan como prueba entonces, nos vemos obligadas a decir que sí. Faltaría más. Y porque Amazon quiere seguir siendo crítica y presentando mundos nuevos, llegamos a la siguiente fantasía, esta vez centrada en una relación amorosa prohibida en un mundo donde el racismo y la xenofobia adquiere un nuevo cariz en el contexto de un thriller al más puro estilo The Alienist o Sherlock Holmes (no te importará que comparemos con rivales, ¿no, Amazon?). Con esta premisa se inaugura una de las revelaciones del año, la serie por la que la compañía apuesta hasta el punto de haberla renovado para dos temporadas más mientras aún terminábamos de engancharnos a la primera. Lo atractivo de Carnival Row, no obstante, no es su trama, sino su mundo, sus personajes, cómo (no) coexisten y cómo se relacionan. Ni qué decir lo verosímil que resulta todo. Aunque en ocasiones se sienta como asunto repetido, en verdad esta estética un tanto steampunk es lo que acaba enamorando, por no hablar de la química entre Orlando Bloom y Cara Deleveigne, que nos hace desear más escenas solo de ellos dos. El primer episodio es una buena presentación. Pero luego resulta más o menos trivial hasta llegar al tercer o cuarto episodio, donde tenemos la historia de amor. Y de nuevo pisamos terreno conocido hasta más o menos el sexto capítulo, que revela el gran misterio de la temporada y amenaza con dejar en shock (todo hay que decirlo, estoy exagerando mucho, pero sí que es muy guay ese giro dramático). En fin, vamos a darle un 8,5 porque queremos seguir viéndola crecer. 4. The Boys Y ya para acabar, otra de las explosiones que ha dado mucho que hablar, probablemente la que más. "Es tu enésima adaptación hoy, ¿no?", le comento. "Si la obra es buena, ¿por qué no aprovecharla?", me responde socarronamente. Así es Amazon, más ácida y visceral que sus predecesoras, tanto como su catálogo. En fin, ¿los perros no se parecen a sus dueños? Con The Boys ya no nos queda ninguna duda: esta chica ha venido a ganar. Consigue quedarse a la altura de The Umbrella Academy y solo no la adelanta porque no tiene a Robert Sheehan en su reparto. Aunque tiene otra cosa muy genial, y es que este cómic es una rareza que se aprovecha de la moda actual y la convierte en una sátira. Para que nos entendamos, ya que Hollywood hace millones con la cartelera dominada por Marvel y DC hoy en día, imaginemos un mundo donde esos superhéroes existen y gozan de la misma popularidad, que llevada a un terreno capitalista como el norteamericano se convierte en todo un negocio. Esta ficción nos viene a decir: "Si Cristiano Ronaldo cobra por ser imagen pública y leyenda del fútbol, ¿por qué Superman no va a tener su propia firma?" Y lo que se deriva de ello: un gran edificio, agentes comerciales, departamentos de marketing y vigilancia, diseñadores de vestuario para estar a la moda (que nunca viene mal cuando se salva el mundo), un equipo que pasa por un proceso de entrevistas y dinámicas de grupo... Eso es llevar lo de "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad" al extremo. Ahora se le llama trabajo, con su agenda y todo. ¿Pero qué pasa cuando es el sistema corrupto el que origina este oficio, el que lo capitaliza y cotiza? Que también lo acaba corrompiendo, como un virus que se contagia. Y es aquí donde entra la pandilla del Carnicero tras acoger a Hugh, un chico a quien la justicia no le ha hecho justicia matando a su novia en un fatal accidente. Hugh no se queda contento con una compensación, él quiere realmente que los superhéroes reciban su merecido como la gente común. Y por ello se une a este grupo de rebeldes que tratarán de destapar los trapos sucios de los Capas. El problema viene cuando entra en juego el nuevo fichaje de la empresa, Starlight, una chica inteligente que todavía conserva los principios que la llevaron al camino del bien y a la que adaptarse le costará mucho no, lo siguiente. Es verdad que me ha costado acabarla entre tanto compromiso que he tenido en septiembre, que no he conectado tanto como con los casos anteriores (bueno, en realidad ha sido algo parecido a American Gods), pero me siento encantada con toda la idea y quiero premiar al genio con un 8. Aprovecho para destacar a un notable Jack Quaid, a quien había perdido la pista desde Los Juegos del Hambre. Le sienta bien el protagonismo. Y así queda la puntuación:
6+10+8,5+8= 32,5/4= 8,12 Madre mía, ¡¡¡¡¡tenemos un empate!!!!! HBO y Amazon ya están preparando sus guantes para el ring, din, din, din. ¿Quién debería ganar? Honestamente, si metiera ahora mismo a la BBC en la competición les volaría a todas, pero como soy jugadora limpia no lo haré. Dejaré que decidáis vosotros. Así que ¡evaluad bien vuestras opciones! Post de Naiara Salinas Es una pregunta muy legítima en esta era de revivals, remakes y reboots. Friends celebra este año su 25º aniversario y, tras dar la vara con El ala oeste de la Casa Blanca y Perdidos, más "criticar" la también resucitada Veronica Mars, le dedicamos esta vez a ella el Día Seriéfilo con un especial con el que nos plantearemos lo siguiente: ¿cómo hubiese sido la serie si se hubiera estrenado en la actualidad? Pensaréis que esa pregunta puede responderse mirando el modelo de Cómo conocí a vuestra madre, que heredó el legado de la trama de unos amigos y sus peripecias en la Gran Manzana, pero Friends es algo más especial que eso, y es que no podemos olvidar todas las caras que han pasado por la ficción, así como los dilemas a los que se han enfrentado, a su manera peculiar y cómica, nuestros "amigos". 1. Adoptada por Netflix Yo no lo pongo en duda; de hecho ya está en auge en la plataforma (aunque los muy necios van a retirarla en breves, hum). Claro que una cosa es adoptarla y otra producirla de cero. De alguna forma, los avances del streaming le darían a esta joya muchas más posibilidades de expansión, y ya no lo digo solo por Netflix. Imaginaos: webseries, novelas, cómics... Todo lo que surge tan popular que continúa la historia. Es más, si Netflix la produjera, probablemente crearía hasta videojuegos interactivos como bien ha hecho con Stranger Things, por no hablar de que la cobertura mediática sería superior, con muchos más juegos con el reparto y muchas más entrevistas. Y puestos a evolucionar, con lo que le encanta experimentar a la televisión hoy en día, ¿no creéis que podríamos tener algo del rollo "elige tu propia aventura" como pasó hace un par de añitos con Si fuera tú? Think about it. 2. Crossover en marcha Esto también estaba de moda en las series de los 90, no os creáis, pero ahora las posibilidades son incluso mayores, sobre todo teniendo en cuenta las tramas parecidas que han surgido después. ¿Os hace uno con New Girl? Cómo conocí a vuestra madre es la opción obvia, lo sé. ¿Cuáles más se os ocurren? 3. Los Simpson habría predicho algo Es la coña del momento, y aunque sabemos que esta serie es más longeva que Friends, prácticamente en cuanto a nacimiento no se llevan tanto, tanto, lo que a la hora de buscar referencias causa que no esté tan en el foco. Si Friends se estrenase ahora, en cambio, seguro que saldría en estos post de curiosidades, e incluso si hubiese seguido en lugar de acabarse. 4. ¿Y los cameos? Aaaaamigo, que esto es algo sustancial. El fenómeno de los cameos tuvo bastante éxito en las series episódicas, es decir, aquellas que aunque mantenían una trama lineal presentaban episodios con casos cerrados, tipo Caso abierto (siento la presencia de un chiste irónico aquí). Otras series más actuales que han contado con importantísimos cameos han sido House, Anatomía de Grey, Glee... La cuestión no es si cameo o no, sino de qué clase. Al fin y al cabo, lo divertido de ir a las series del pasado es darte cuenta de cuántos actores que triunfan ahora empezaron por esos lares. Es como abrir un diario. Yo soy muy pro del equilibrio entre famoseo por postureo y presentación de futuras promesas: veo a muchas estrellas infantiles por ahí, o actores poco populares (educados en Disney sobre todo). Veo a Eddie Redmayne, fan confeso de la serie, cumpliendo su sueño de tener algún papel relacionado con Jennifer Aniston. Por ver, veo hasta a Adam Sandler. Think abou it. 5. Estilo de vida actualizado Solo imaginaos el Central Perk en la era millenial, por poner un ejemplo: exacto, yo también lo veo abarrotado de hipsters cual Starbucks, con wifi gratis. ¿Qué crisis abordarían, qué acontecimientos marcarían? El tema de los atentados sería la parte más seria, pero al mismo tiempo, con tantas transformaciones que estamos viviendo, me imagino a Joey, Chandler y Ross apuntándose a clases de raggaeton para saber cómo ligar, a Phoebe la primera de la fila en una manifestación feminista o medioambiental, Rachel probando la vida de youtuber para vender algún producto o hacerse famosa, etc. Las referencias culturales, por cierto, también se actualizan, con muchas referencias a los superhéroes. Sabiendo todo esto, considerando todas las producciones del ayer que están regresando poco a poco para darnos una temporada más de aventuras actualizadas, y porque todavía tengo el recuerdo de It. Capítulo 2 muy presente (donde los personajes vuelven a su ciudad natal tras 27 años... 27, 25... Ya sabéis por dónde van los tiros), así es como me imagino yo el revival de la serie si se lo llegaran a plantear: 1. Los protagonistas son los hijos de Chandler, Monica, Rachel y Ross Veo a Chandler y Monica con dos mellizos, chico y chica, y pasándolas putas teniendo que educarles con el tito Joey haciendo sus veces de canguro y generando una mala influencia. Eso, claro, al principio, porque recordemos que han pasado 25 años, es decir, nuestros amigos ya están mucho más que mayorcitos, alguno bajo amenaza de irse a una residencia como no se porte. Ello implica que los "peques" serían ya unos adolescentes y alguno hasta estaría llegando a la universidad, ejem. 2. Phoebe se compra una granja y monta una plantación de marihuana Después de estar un tiempo detenida por esa plantación ilegal aunque ella asegure que solo la usa con fines medicinales, Phoebe decide que ha llegado la hora de dar un paso adelante y utiliza la granja no ya para evadirse del mundanal ruido de la ciudad, sino como campamento para niños, a los que enseña a cantar y tocar la guitarra, así como a cuidar del planeta. Es ahí donde los hijos de sus amigos acaban en un momento dado (digamos que para curarse de las malas influencias). ¿En cuanto a su corazón? Nada, Phoebe es una mujer independiente y ha acabado diciéndole adiós a Paul Rudd, es decir, Mike Hannigan, tras varios años de feliz matrimonio. Pero la ruptura no fue nada dolorosa, es más, ambos continúan siendo muy amigos y mantienen el contacto. A veces Mike colabora como monitor del campamento, y ya se sabe que donde hubo fuego... 3. Los pisos vuelven Menudo drama cuando los amigos se separaron para rehacer sus vidas en otros apartamentos, ya con sus respectivas parejas. Dolió mucho, ¿verdad? Pues este revival no puede concebirse sin tener en cuenta estos hogares primarios. Tal y como yo lo veo, el edificio podría derrumbarse por inutilidad, amenazando con ello a los okupas que allí habitasen. Naturalmente esto llegaría a oídos de nuestros personajes y de una forma u otra se involucrarían. Phoebe dirigiría la manifestación para evitar la demolición y que dejasen en paz a los okupas. Chandler estaría en el bando enemigo, ya que le habrían encargado un proyecto relacionado con el nuevo edificio inteligente sustituto de este, lo cual provocaría una fuerte discusión con Monica ante unos sufridores hijos, que se aliarían para rescatar los recuerdos de sus padres en esos edificios. Así es como los chavales se darían cuenta de su valor y colaborarían para evitar el derrumbe. Finalmente, cuando fuesen más mayores, ¡al menos uno o dos de ellos se mudarían allí! 4. Ross y su gran descubrimiento Nuestro paleontólogo, al que nunca se le puede tomar demasiado en serio porque si no sufriríamos depresión todo el rato, por fin realizaría el descubrimiento de su vida, gracias a la ayuda de la tecnología (algo así como un Parque Jurásico 2.0). Lamentablemente al final todas las pruebas se demostrarían como falsas, ya que alguien habría truncado el dispositivo. En fin, cosas de la edad, hijo. Es normal despistarse con estas materias artificiales. 5. Hablando de Ross, su hijo Ben se muda de ciudad, se tiñe el pelo y se convierte en pandillero... de una banda de serpientes, jeje Por supuesto, el pequeño Ben (Cole Sprouse, dato importante), tan inteligente como es, es un superviviente, y para evitar el bullying en su nueva universidad decide hacerse amigo de una gente muy especial que lo curtirá, sin duda (a mí este crossover me molaría muchísimo, no digáis que no). 6. Joey atraviesa sus fases Bueno, de Joey es mucho más fácil hablar gracias al spin off que tuvo. Tras estrenar un par de películas de éxito (una de ellas de superhéroes), casarse con su vecina Alex y divorciarse a los cinco meses coincidiendo con el fiasco de su último estreno (un remake de un filme en el que ya intentó aparecer en su época y no pasó el casting), decide que ya es hora de volver a Nueva York con sus amigos. Monica y Chandler le dejan quedarse en su casa, ya que así al menos tienen canguro gratis para sus hijos. El problema es que Joey se queda allí demasiado tiempo y empieza a meterse en hábitos poco saludables y muy mal influyentes (¿recordáis la marihuana de Phoebe? Pues eso). Viendo el panorama, Chandler y Monica le dan un ultimátum: o mejora o lo echan de casa. Así que lo ingresan en una clínica de rehabilitación. Al salir cambia la marihuana por la bebida y lo vuelven a ingresar. Decide que su mejor terapia es la comida, y empieza a comer en grandes kilos hasta prácticamente absorberlos. Al final Joey acabará muriendo el primero por semejante falta de respeto hacia su salud, pero considerándose toda una estrella por haber caído tan bajo como las de Hollywood. 7. De tal palo... Ya hemos hablado sobre qué tal le va a Ben en la vida, y no se puede quejar (aunque viendo el tráiler de la cuarta temporada de Riverdale yo me andaría con ojo y haría una llamadita a Nueva York), pero ¿qué hay de Emma? La hija de Ross y Rachel sale a su madre en lo que a gusto por la moda se refiere, y cuando Rachel empieza a triunfar, se lleva a la niña a todas partes, lo que provoca que tenga un ritmo de vida muy fluctuoso. Demasiado, quizá. Tras sufrir intentando controlarla con todos sus ligues, Ross piensa que una mano de Phoebe no le vendría mal, así que la mandan un tiempo a la granja (pero no a la de Riverdale, eh) y allí, no tan sorprendentemente, Emma consigue hacer muy buenas migas con la hippie tras mencionarle ella su vieja plantación de marihuana. Pero también empieza a sentirse más atraída por la naturaleza, de modo que, en la estela de su padre, decide estudiar Zoología en la universidad, y continuamente mantiene discusiones teóricas con su viejo sobre si los animales son mucho más importantes e inteligentes que los humanos. En una de sus prácticas acaba en un zoo donde se encuentra con otro viejo conocido de la familia..., más o menos. ¡La prole de Marcel! Espero que os acordéis de ese mono. 8. ¿Y qué hay de Rachel? He hablado de todos en detalle menos de ella. Como comentaba párrafos arriba, la idea de ella como youtuber en plan marketing de sus diseños me convence (aunque sea como mera fase), pero la veo además como el ancla perfecto para todos esos cameos famosos que comentaba. Es más, en cuanto fuese conocida en Europa recibiría la llamada ni más ni menos que ¡del palacio de Buckingham! La idea sería diseñar el vestido de boda de Meghan Markle (por rizar más el rizo), pero al llegar, la pareja está pasando por una crisis y suspende la boda. Viendo este panorama y sin saber qué hacer con su vida, aparece Eddie Redmayne, amigo de la familia real e invitado a la boda (basado en caso real), y le empieza a contar lo fan que son su mujer y él de sus diseños y que su nueva película necesita diseñadora de vestuario. El trabajo, por supuesto, se lo queda la rubia y eso relanza su carrera. Pero en casa las cosas siguen siendo bastante normales y domésticas (incluso aun viviendo en un casoplón) y, tras media vida de idas y venidas con Ross, la pareja por fin consigue estabilizarse y llevar una relación saludable donde se dan mutuo apoya al afrontar los problemas de sus hijos, al contrario que Chandler y Monica, que lo pasan peor. Es también la que conseguiría el apoyo mediático para evitar la demolición de su viejo piso. ¿Qué os ha parecido este revival? ¿Qué más añadiríais a esta trama? ¡Completemos el guion para mandárselo a Hollywood, chavales!
Post de Naiara Salinas Llevaba unos cuantos días sin pasarme por aquí con una crítica y esta me apetecía como no os podéis imaginar. Y es que pocos finales de este año han logrado glorificar tanto a una serie. Este es un caso extraño a estas alturas. Ya he comentado varias veces toda la genialidad que supone la realización de esta ficción que nos introduce por primera vez en las experiencias mentales de mutantes con poderes psíquicos, una auténtica locura tanto a nivel narrativo como técnico. Sin embargo, a pesar del enredo de este guion tan estrambótico, Noah Hawley es un showrunner con las ideas muy claras que decidió convertir su relato en una trilogía de buenas a primeras. No es el primero que demuestra que una serie puede contarse en solo tres temporadas logrando cerrar tramas pero dejando otras abiertas para la imaginación de los autores de fan fiction; John Logan ya lo hizo con Penny Dreadful, otra muestra de eclosión entre belleza audiovisual y narración con clase. La diferencia es que, mientras que Penny Dreadful empezaba a llegar un poco a rastras a ese final, en Legion la energía se ha disparado como nunca ofreciendo su mejor temporada, algo muy importante teniendo en cuenta cómo han acabado otras historias, ejem. El relato de Hawley se centra en el hijo de Charles Xavier, David Haller, dividiendo su biografía en una introducción como mutante (primera temporada), su progreso encarando a su "amienemigo" para acabar descubriéndose como el villano en un plot twist cojonudo (segunda temporada) y, finalmente, su lucha por la redención en un camino hacia la venganza (tercera temporada). Sí, todo junto. Y es que David no es un mutante corriente, ya que, aparte de haber heredado el don de su famoso padre, padece la enfermedad mental de su madre: esquizofrenia, lo cual causa que su voz interior se desdoble en múltiples versiones de sí mismo que magnifican sus poderes y hacen temer a todo aquel que acabe presa de ellos, como bien se aprecia en esta temporada. La representación gráfica de un viaje, en su sentido más literal Pero lo que la hace tan genial no es eso, sino la forma en que Hawley decide enfocar el tema principal. Tras mostrarnos dos temporadas llenas de psicosis, el realizador toca uno de los aspectos más populares y que personalmente yo más disfruto por mucho cacao mental que pueda resultar (aunque justo el cacao es parte de la gracia de esta serie): los viajes en el tiempo. Un poder y un giro explotados tan a la saciedad como a los propios superhéroes que en Legion se salva con la siguiente premisa: cambiar el pasado para subsanar el presente-futuro (osea, básicamente lo que hacen en todas las tramas de viajes espacio-temporales). El primer ingrediente de esta receta es muy sencillo: un mutante que pueda viajar por el espacio-tiempo. Y lo tenemos desde el primer episodio. La cuestión es: ¿esta viajera es fruto de la imaginación de Hawley como también lo han sido Lenny y Syd o sale de los cómics? La buena noticia para los fans lectores es que Switch existe, y su verdadero nombre es Devon Alomar, pero quien se fije en la descripción se dará cuenta de que su poder se asemeja más al de Syd. El cambio tampoco es casual, ya que ambas juegan un papel muy importante y la forma en que cooperan en el último episodio es muy simbólica. Pero volvamos a Switch, cuyo mote, por cierto, significa 'intercambio', darle la vuelta a algo; en este caso, al pasado de David. ¿Y cómo funciona el poder de Switch? Aquí viene lo más guay: ¡con puertas! Y me parece una alusión preciosa a la clásica metáfora de "las puertas que se nos abren y se nos cierran" en nuestro continuo progreso. Progresar es ir hacia adelante y aquí paradójicamente Hawley emplea la puerta como un retroceso, pero al mismo tiempo es el camino a una nueva oportunidad. Antes de acabar atrapados en un bucle, dejadme señalar que esa idea del viaje como un pasillo con diferentes puertas no podría ser mejor proyección de la idea que tenemos de un orden en nuestra mente, otra cosa que ya hemos visto en más series que deben ilustrar lo que realizan nuestras neuronas (en la sexta temporada de The 100, sin ir más lejos, vemos otro ejemplo). Así pues, archivos de ordenador, dibujos y libros en una biblioteca= mente. Y Hawley introduce el pasillo y las puertas como viaje espacio-temporal. Salseo paterno-filial No obstante, aunque Switch mola mucho y es un personaje bien introducido, seguimos observando la historia de David, quien no tarda en recuperar el protagonismo. Y tras un par de temporadas con un pasado al aire, entramos por fin en el meollo de la cuestión. Sin duda, la presencia de los padres de este antihéroe es lo mejor de la temporada y posiblemente hasta de la serie entera, así como la forma del hijo de acercarse a ellos. Para mí, el 3x03 marca el núcleo de toda la ficción, pues no solo conecta con las temporadas anteriores, sino que justifica esta última. Es decir, no es un fan service colado porque sí y ya está, nos muestra la tragedia de un personaje corrompido por su falta de cariño y comprensión, confuso por una herencia maldita que él nunca pidió. Los fans lo estábamos pidiendo desde hace un par de años y con razón: contar esta historia era importante para entender el porvenir y el devenir de David. Y la manera en que se rodó el capítulo no podría ser más preciosa, con el hijo acompañado de su nueva aliada observando fuera de plano el suceso como los propios espectadores, nosotros; los paralelismos entre el romance Charles-Gabrielle y David-Syd... Probablemente sea el episodio con más referencias, tanto a la serie en sí como a los cómics (¡hasta aparecía Cerebro!). La elección del reparto es otro punto a favor, destacando la inocencia y la curiosidad juveniles que Harry Lloyd (atrás queda su imagen como el autoritario Viserys en Juego de tronos) ha aportado por primera vez a un hombre que anda si no sabemos lo complejo que es. En Legion, en cambio, es más humano que nunca, con una sencillez muy pocas veces disfrutada en este personaje. Y la inclusión de Stephanie Corneliussen como Gabrielle Haller ha sido la sorpresa; su forma de afrontar un papel en cierto modo hermético, preso de un trauma, a la que solo puede sanar el amor. He aquí otra bonita paradoja: cuando ya nos habíamos acostumbrado a que el psíquico de turno fuera el rompecabezas, surge la primera "mundana" (con cariño) más compleja que el propio mutante del que se enamora. En resumen: la estructura perfecta
Lo que tenemos es un relato que Hawley ha acertado en servirnos en migajas hasta el esperado final donde se resuelve todo. Legion no trata de un héroe afrontando un nuevo peligro cada temporada, como sucede en el resto de casos; todo está perfectamente hilado como en una buena saga que nunca pierde el foco ni el respeto. Y aun así hay cambios, los personajes evolucionan, conocemos nuevos... Legion es el reflejo de lo que significa la vida para cada individuo, un proceso de aprendizaje y cambio continuos, donde puedes ser tanto la víctima como el verdugo, donde el antagonista puede ser sabio y madurar, hasta querer a su contrario; donde se cometen errores y se intenta solventarlos. Los perfiles se van difuminando y hasta renacen. En definitiva, se convierte en una muestra muy clara del clásico viaje del (anti)héroe, del que han hablado innumerables expertos y no tan expertos. Y Hawley es un valiente que no ha temido explotar los recursos que le ofrecía el formato televisivo. Por eso Legion no es una serie más de superhéroes; ha convertido los poderes telepáticos en símbolo, ha ido más allá de lo que otros directores y guionistas hacían porque para qué ejecutar lo mismo de siempre una y otra vez pudiendo jugar mucho más con los efectos, la fotografía y las metáforas. ¿Raro? ¡Y que lo digas! Pero anda que Doctor Who no ha tenido elementos así de originales y mira lo que está durando. Quien diga que no hay poesía en este género es porque no se ha fijado lo suficiente, y este showrunner se pone casi a la altura de Nolan en el cine (y en DC) o hasta de lo que se viene con el Joker de Bill Finger, cuya composición del tráiler ya ha sido analizada. Cuando algo te da tanto para reflexionar, analizar y debatir es porque cumple con los parámetros de un buen producto con un buen guion, un buen elenco y una buena composición. Robándole la expresión al youtuber Jordi Maquiavello, ¡vaya despliegue artístico! Para mí un modelo de lo que puede ofrecer una adaptación que se atreve a mirar más allá de la obra original. Hawley ha hecho suya la historia y lo ha hecho de forma intrigante para el público, tanto si era lector como si no. Y sin dejarse lo que se dice un pastizal enorme como en Juego de tronos. En esta serie hay calidad de la buena, y por eso voy a seguir invitando a la gente a verla. No se ven cosas tan originales en el presente, altamente manipulado por las modas y la nostalgia. Post de Naiara Salinas En episodios anteriores... El jurado de All Screens inauguró la competición oficial entre las grandes plataformas streaming del año mediante una visita a las instalaciones de Netflix para evaluar más de cerca el conjunto de obras presentadas al certamen. ¿Condición? Haberse estrenado durante el invierno y la primavera de este año. Con un mes vacacional de lapso, yo, Naia, representante, vuelvo a la acción para evaluar a la segunda competidora. Esto es... la Competición Winspring 2019. *Suena música de intro* Locutor: Empieza la competición. Tres plataformas han bombardeado nuestros dispositivos con sus grandes apuestas este semestre. Es el momento de decidir cuál es la mejor. Todos preparados. Comienza el show... Con una interferencia de las de vieja escuela seguida de un coro celestial cuando aparece su firma, HBO parece con ello presagiar su futuro en esta competición. ¿Su punto fuerte? Lo tiene muy claro: "Nosotros llegamos primero. Aunque Netflix es pionera en su manera de ofrecer y desarrollar el contenido, hay dos aspectos cruciales por los que el público suele decantarse por nosotros: la calidad y la intensidad emocional con que contamos nuestras historias. Buscamos series maduras, que traten de cuestiones actuales que el público pueda identificar, no exentas de polémica, y con un gran nivel de interpretación por parte del reparto". Dicho y hecho. Lo primero que le pedimos a HBO a la hora de presentar su muestra de catálogo es que, aunque entre en la competición, obvie la última temporada de Juego de tronos, valorada hasta la saciedad en nuestro blog. Sin embargo, eso no le borra la sonrisa, asegurando que todavía tiene tres buenos ases en la manga, aunque... ¿solo tres? "Netflix ha presentado más", le advertimos. Ella continúa seguro de sí mismo. En cuanto saca el primero, nos vemos obligadas a darle la razón. 1. Chernobyl Auténtica. Visceral. Profunda. Y, como prometió, polémica. De solo cinco capítulos, esta miniserie se centra en el accidente real en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania, el 26 de abril de 1986, cuando una nube de radiación invadió toda Europa del Este y cuyas secuelas prevalecen hoy en día. Nada más ver el tráiler se intuye que la visión no va a ser lo que se dice amable y desde el minuto cero la tensión y la intriga se mascan en el ambiente. Con un primer episodio centrado en el accidente, los siguientes expondrán sus consecuencias en diferentes fases, desde el proceso de cuarentena de los contaminados, la fase de limpieza y mudanza hasta el juicio de los culpables. El tono siempre se mantendrá acertadamente oscuro; la estructura, impecable, más teniendo en cuenta que siendo un acontecimiento real apenas hay hueco para sorpresas y, aun así, uno se mantiene en vilo pegado a la pantalla, preguntándose si alguno de esos buenos hombres y mujeres sobrevivirá. Pero el suicidio inicial del personaje de Jared Harris ya nos indica que el drama será el gobernador de esta "ficción". Y nadie dramatiza mejor que HBO. Un rasgo destacable y de aplaudir por encima es el enorme respeto con que se cuenta esta historia, escrita con mucho mimo, sobre todo en lo que a investigación se refiere. Pocas cosas caen en la hollywoodización, y las que lo hacen resultan sutiles o ayudan a amenizar el golpe a los ojos sensibles del espectador, ya que los efectos físicos de la radiación se muestran en carne viva (literalmente) y contribuyen a acentuar el horror. Solo un personaje aparece de la nada, el de la científica Ulana Khomyuk (Emily Watson), como representante de la comunidad científica que trabajó duramente no solo en la investigación, sino en mecanismos para prevenir una mayor radiación. Aparte, cada detalle en las explicaciones científicas es impresionante (y porque en ningún momento aparece un narrador doblado a lo Discovery Channel, porque si no podríamos hablar hasta de serie documental). Quizá lo más ficticio de la trama es la idea de la conspiración comunista detrás de todo, lo cual nos indica que el punto de vista es especialmente occidental. Al final, la miniserie se acaba convirtiendo en un thriller, pero uno único porque a fin de cuentas pocas tramas sobre desastres naturales hay que nos hayan causado tantos escalofríos y malestar general como esta. Menos mal que tenemos a los mineros duros de roer. A la que ha conseguido desbancar a Juego de tronos le damos un merecido 10 porque no flaquea en absolutamente ningún aspecto. 2. Big Little Lies Para alguien que de la primera temporada solo llegó a ver el principio y el final, esperaba con mucho entusiasmo la segunda, que esta vez fue seguida en su totalidad. La complejidad psicológica de estos personajes de perfiles tan diversos los unos de los otros es el ingrediente básico, a partir del cual se desatan los sucesos. Big Little Lies es el ejemplo claro de cómo funciona una bomba humana emocional, de hasta qué punto puedes aguantar todas las mierdas que te echan, y para una mujer, la lucha puede ser incluso doble, indiferentemente de la edad o la posición económica. Por eso es tan genuina al mostrar el lado femenino en cada faceta de la vida: como madres, como esposas, como ligues, como víctimas, como luchadoras, como jóvenes inexpertas y con dudas, como ancianas cabezotas, como ambiciosas, como divididas... La segunda temporada viene marcada por el final de la primera, ya que, aunque pasa todo un verano entre medias, el trauma todavía prevalece y hay personajes incapaces de olvidar lo ocurrido, menos cuando nuevas amenazas asoman. Si hay algo que nos vende muy bien esta entrega es que no hay realidad que sea absoluta, y que buena parte de los vaivenes mentales que atraviesan las protagonistas se debe a que el monstruo no es enteramente tal. Es más, el guion entero está continuamente luchando consigo mismo en lo que respecta al personaje de Alexander Skarsgård, quien seguro que habrá agradecido esa vuelta de tuerca, ya que Meryl Streep aparece como abogada del diablo y la Streep es mucha Streep (¿cómo lidiar con una oscarizada que aparece a simple vista como frágil, cuidadosa, amable y servicial? Sentimos la pesadilla de Nicole Kidman, aka Celeste, lidiando con esa acosadora). Además, otra idea que nos vende la serie es que no hay personaje secundario que no importe. Por eso cuando buceamos en la experiencia de Ed o, más importante aún, de Bonnie (Zoë Kravitz) nos sentimos eternamente agradecidas porque ni ellos cumplen con el estereotipo. La temporada es un hito a las relaciones materno-filiales y a cómo sobrellevar los traumas del pasado para empezar una nueva vida. Tiene que ver mucho también con la culpabilidad y el deseo casi imposible de atar cabos sueltos. Aunque el final no se iguala ni supera en emoción al primero, acaba siendo necesario para responder al "¿Y ahora qué?". La serie podría acabarse aquí mismo y no importaría, pero por supuesto que batallaremos por una tercera temporada que nos siga hablando de estos personajes tan enigmáticos que se engañan a sí mismos más que al mundo. Por las nuevas incorporaciones, la historia de Bonnie (aka Leta Lestrange 2.0. Lo siento, lo tenía que decir) y el planteamiento de fondo, la puntuación es un 9. Enhorabuena, HBO. No vas mal. 3. Euphoria El siguiente producto que nos ofrece HBO para cerrar su "tríada dramática" llega muy justo, apenas acabada la primavera, y parece una explosión hormonal juvenil de las de toda la vida, aunque también nos preguntamos si tiene algo que ver con la canción de Loreen. HBO se explica: "Netflix tiene Por trece razones como equivalente, la cual está muy bien, pero su reflejo de los problemas juveniles acaba siendo muy romántico. Nosotros buscábamos otro enfoque, queríamos sacar esos asuntos turbios con la crudeza que suponen: drogas, enfermedades mentales, sexualización del menor... Son temas que a día de hoy siguen preocupando, y ya he dicho que aquí contamos historias reales". Dicho y hecho: la serie nos presenta a Rue, interpretada por una ya madura Zendaya que deja muy atrás su pasado Disney. Rue es drogadicta y se ha pasado casi todo el verano ingresada en un centro. Cuando sale la vida parece haber seguido aparte de dar un giro de 150 grados. Dos puntos fuertes que concederle a esta ficción: la estética y la voz narrativa. Incluso manteniendo un tono monótono la mayor parte del tiempo, las palabras de Rue-Zendaya calan hondo y nos sumergen en la mentalidad adolescente de una forma visceral (vamos a añadir esta palabra a la definición de HBO a partir de ahora, ¿vale?), con mucha personalidad. Esa es la clave, se dice este jurado: la serie trasluce gran personalidad incluso para contar pocas novedades. Tampoco Rue es la única adolescente de interés en esta historia: cada uno acaba protagonizando su propio episodio, en cierto modo, o al menos llaman la atención del foco de Rue sobre ellos, lo cual es importante para que la historia prosiga. La parte estética se denota mucho más en los flashbacks y las historietas animadas, como la maravillosa intro del tercer episodio sobre el polémico caso de One Direction (¿en serio? ¿Tanto ruido por un fanfic que además se menciona como tal?) o ese otro en que Rue ejerce de investigadora en el caso de su amiga Jules. El reparto, sacado desde ámbitos dispersos del cine y la televisión, sorprende por su trabajo también. Y aun así, reconocemos habernos iniciado en la serie con pereza. Sin duda la cosa va mejorando conforme vas avanzando, pero si le quitas la estética y la voz la serie se convierte en otra cualquiera, una heredera completa de Física o química. ¿Es por ello más mala o, vamos a ser amables, menos buena? No necesariamente, pero sí le quita emoción, y eso que aquí menda se la ha visto en maratón. Teniendo que esperar cada semana al siguiente episodio no tengo muy claro que me hubiese enganchado. Pero una vez empezada y pasado el tercer episodio, hay que acabarla. Tenías razón, HBO: no eres nada romántico. Tampoco tengo claro, como se criticó a FoQ en su día, que la adolescencia sea tal cual, pero dado que no hemos vivido nunca en Estados Unidos como para verlo con nuestros propios ojos, aunque sentimos que estás un poco contagiado de hollywoodinismo, le damos a este drama juvenil tuyo un 7. Y como ya no quedan más series, es el momento de hacer la media, añadiendo Juego de tronos con un 6,5. "¿Tan poco?", se molesta HBO. "Le hubiéramos dado más si hubiera sido tan buena como las seis primeras", nos justificamos, aunque se nos olvida meter a estas novedades en el pack.
En fin: 10+9+7+6,5= 32,5/4= 8,12 Por seis décimas, HBO se coloca en cabeza, ¡enhorabuena! Veremos cómo le va a la siguiente: Amazon Prime. Post de Rosana Rábago.
La San Diego Comic-Con ya está aquí y mientras veo cómo hacerlo para cumplir con mis obligaciones personales y manteneros al día de todo lo que sucede en ese macro evento seriéfilo y cinéfilo mientras Naiara está de vacaciones (pero no os preocupéis, en agosto me las cojo yo y la tendréis a ella de nuevo al mando), y al igual que ya hice durante nuestros amados Upfronts, en este enlace os dejo los tweets, sneaks peeks, noticias más relevantes, promos, carteles y paneles para que, aunque al igual que nosotras, no estéis en Los Ángeles, no os perdáis detalle alguno de todo lo que está pasando en este macro evento del que, además, podéis consultar el previo en este enlace que Naia nos dejó para tenerlo todo más organizado. ¿Listos? ¡Empezamos!
Miércoles, 17 de julio (previo)
Jueves, 18 de julio
Nancy Drew
Stumptown
Cobra Kai
Van Helsing
His Dark Materials
Marvel's Agents Of S.H.I.E.L.D
Wynona Earp
Evil
Superstore
Bless The Harts
Viernes, 19 de julio
DC's Legends Of Tomorrow
The 100
Rick y Morty
The Rookie, Bob Esponja, panel "Fan Favorites" y Jay and Silent Bob Reboot
Krypton
Emergence, The Rook y Next
Verónica Mars
The Dark Cystal: Age Of Resistance
Fear The Walking Dead
The Walking Dead
The Witcher
Legacies
Carnival Row
Game Of Thrones
Preacher
Archer
The Boys
DuckTales
Sábado, 20 de julio
Arrow
The Flash
Supergirl
Black Lightning
Batwoman y trailer del CW Arrowverso
DC Universe y Harley Quinn
The Expanse
Brooklyn Nine-Nine
The Good Place
Star Trek Discovery, Star Trek Lower Decks y Star Trek Picard
Westworld
The Orville
The Magicians
Snowpiercer
Panel "Woman Who Kick Ass", trailer de Watchmen y entrevistas a What we do in the shadows y NOSA4S2
Infinity Train
Miraculous Ladybug And Catnoir
Family Guy
American Dad y Bob's Burgers
Domingo, 21 de julio
Supernatural
Riverdale
Mayans, M.C.
Post de Naiara Salinas Un año más la Comic-Con de San Diego se prepara para abrir sus puertas a un universo lleno de avances, despedidas, homenajes, firmas, fandom, etc. Y un año más por supuesto que estamos aquí para daros las claves e intentar resumirlo todo de una forma esquemática, de manera que cuando llegue el miércoles tengáis muy claro cuándo sucederá lo que os interesa. FECHAS Y HORARIOS Mientras que el año pasado obviamos la preview night, este vamos a tenerla en cuenta porque grandes series y una de las películas más comentadas de estos meses se presentarán en ella. Esa "noche de preestreno" inaugura oficialmente la Comic-Con el día miércoles 17 a las 16:00 horas. Es el único día que inicia el evento por la tarde; el resto se mantienen en el horario que ya nos es familiar a las 10:00, hora norteamericana de la Costa Oeste. Vuelvo a colgar la diferencia horaria en el resto de países de forma que podáis seguir los paneles en directo:
PANELES POR CADENA/PLATAFORMA/PRODUCTORA Este año viene marcado por la rara poca presencia que tendrá el cine, claro que teniendo muchas Cons a lo largo del año hasta se puede entender. Por su parte:
A continuación, tenéis el schedule completo con los paneles más importantes (naranja para series y azul para cine). OTRAS PRESENTACIONES INTERESANTES
Además de las presentes en esa tabla fabricada por Todoacien (lo siento. Aún no he tenido tiempo de ponerme con el curso avanzado de PowerPoint para web), tenemos:
Para más información, recomiendo visitar este site o la página oficial de la Comic-Con directamente. OTRAS ACTIVIDADES Recordemos que la Comic-Con no es solo famoseo y paneles (de hecho, ese es el segundo plato): el gran acontecimiento que reúne a frikis (oseasé, otakus, nerds y geeks) de todo el mundo tiene una amplia variedad de actividades para todos los gustos, destacando las relativas a los cómics o la literatura en general. Pero aparte de eso se puede asistir a master class del mundo audiovisual o artístico y a charlas y conferencias de cualquier tema vinculante al universo de las historias. Estos son algunos ejemplos:
Como siempre, para estar atentos a todo lo que pase os remitimos a Twitter y YouTube, donde progresivamente irán subiendo los paneles. Y desde aquí, mi fiel Rosana se encargará de cubrirlos y de actualizar los respectivos post mientras menda disfruta de algunos lugares de rodaje en Alemania, jeje. Nosotras ya estamos en nuestras marcas, así que ¡nos vemos próximamente en esta gran cita para todos, allscreeners! Post de Naiara Salinas Empieza la competición. Tres plataformas han bombardeado nuestros dispositivos con sus grandes apuestas este semestre. Es el momento de decidir cuál es la mejor. Todos preparados. Comienza el show... La primera concursante entra a dos golpes sordos de tambor con sintetizador vestida de rojo sobre un fondo blanco o negro como si se preparara para los Sanfermines. Ha decidido tirar la casa por la ventana porque, como asegura, "tengo mucho que perder, pero obviamente no voy a perder porque mantengo el nivel de hace unos años". ¿Seguro? Le pedimos a Netflix que presente sus pruebas y lo primero que encontramos es numerosabilidad seguida de variedad, con apuestas que van desde la comedia hasta el más absoluto drama. No faltan las historias fantásticas ni los superhéroes, porque así es Netflix: atenta a todo lo que reina en el panorama de la cultura pop. El jurado se dispone a valorar pieza por pieza. 1. Secuelas Decidimos empezar por lo conocido, dos segundas temporadas de dos series triunfadoras, una que llega a su cierre preacordado con Marvel y Disney y la otra que promete quedarse mucho más. Se trata, por supuesto, de The Punisher y Las escalofriantes aventuras de Sabrina, de quien nuestra corresponsal Mariaje dio algunas pinceladas hace un par de meses. A ellas se suma el gran acto solidario del año por parte de esta compañía: el rescate de la naufragada Lucifer. La primera es la clásica intentona de empezar con fuerza, cosa que sin duda consigue, para ir apagándose de a pocos a mitad y volver a lucirse un poquito en el final. Sin embargo, algo le ocurre. Aunque la doble trama de Billy el Guapo, aka Jigsaw (Ben Barnes), y la joven Amy es bastante atractiva, la pérdida de brillo con respecto a la primera temporada es también muy notoria. Con todo, el guion elabora un ritmo oscilante con grandes dosis de acción y tensión, así como esa cháchara que a veces hace falta para recomponerse. Se echan en falta, sin embargo, los golpes emocionales que quitaban el hipo en la primera parte, si bien la relación que forja el dúo Frank-Amy es prometedora y una forma de rescatar la ternura y la gracia que, sabemos, en el fondo tiene este antihéroe. Otro aplauso no tan fuerte en este tema es para el regreso de una chica que nos encanta y nos hace llorar recordando que ya no volveremos a verla al lado del Diablo Rojo: Karen Page. Gran personaje, pero ¿qué hay del romance, esa chispa, esa química que se nos vendió en la primera temporada? ¿La chica apenas tiene participación o solo soy yo que la adoro y la echo de menos? ¿Y qué hay de Billy y su declive? Este bromance roto sí que es una tragedia, pero no puedo decir que no esté del todo mal. Pero tampoco del todo bien. No sé, es complicado. ¿Salvamos la temporada, entonces? Al menos el reparto sí que brilla, aunque la historia no tanto. ¿Será porque se siente un tanto repetitiva y en ocasiones se hace lenta? ¿Porque hemos entrado a ella con esperanza cero tras la cancelación de todo el UCM en esta plataforma? Netflix, ¿tienes algo que decir en tu defensa? La roja calla. Pero decidimos aprobarla haciendo un balance justo de la situación. Es una pena que acabe, pero al menos cierra bien las tramas. Puntuación: 6,5 En cambio, nuestra bruja favorita está dispuesta a dar rienda suelta a su mundo de sombras. Las escalofriantes aventuras de Sabrina decide hacer honor a su nombre, aunque también de a pocos. La atmósfera mágica se expande y nos introduce, a la vez que a la propia protagonista, en los mitos y las leyendas que rodean a la Iglesia de la Noche. Vemos cómo esta adolescente lidia con la decisión de la primera temporada y, contrariamente a lo que habíamos esperado, tiene prácticamente la misma libertad para interactuar cuando quiera con el mundo mortal, aunque no lo vean con buenos ojos. Pero la temporada debe prepararnos para el sacrificio final que la bruja tiene que dar, y por eso esta será nuestra mejor ocasión para suspirar y apoyar su relación con Nicholas mientras Harvey va progresivamente perdiendo puntos, aparte de ver a las amigas de turno evolucionar y dar un paso más enorme en su cambio, sea aceptando sus poderes mágicos o la transexualidad. La historia va profundizando más y enseñando algunas cartas, cosa que se agradece, aunque el tono no varía demasiado y ciertos rasgos estilísticos amenazan con acabar agotándose. Pero todo sea por ver la gran entrada de Satán y más referencias diabólicas, como el que Dorian Gray regente un bar masculino. Hablando de lo cual, el feminismo en esta serie está más en auge que nunca y nuestra heroína rubia no pierde el fuego para lograr que las cosas sean más equilibradas y justas (aunque resulta pesada a veces). Así que, querida Netflix, estás de enhorabuena porque con esta remontas: 8 Y si con Sabrina remonta, imaginad con Lucifer. El cambio no ha podido sentarle mejor, empezando por la acertada reducción a diez episodios que no ha dejado hueco apenas para el relleno y, por tanto, ha mantenido una temporada bastante encauzada a su season finale. Pero hay más. La nueva orientación de la serie tras su impactante final en la pasada temporada nos hacía augurar un poco más de chispa, algo necesario para revitalizar una trama que, reconociéndolo con un poco de pena, amenazaba con empezar a aburrir. Y un personaje como Lucifer NO puede aburrir BAJO NINGÚN CONCEPTO. Tanto por el nuevo dilema que aborda el diablo en su relación con Chloe, más la presencia de Eva (un personaje destinado a caer bien al fandom desde su primera aparición), el drama del hijo mestizo de Amenadiel y Linda y la demonología cada vez más presente (¿no os extrañaba que apenas hubiera demonios aparte de Maze? ¡Pues toma!, nos exclaman desde la sala de guionistas), esta temporada acaba con aplausos y una merecida renovación que, esperemos, le de a esta historia el final que merece. El diablo se ha alzado como nunca, manteniendo su esencia pero permitiéndonos disfrutar más de lo que hace a esta serie distinta del clásico "polis y cacos" sin apenas interrumpir el ritmo, y se lo debemos a Netflix, así que GRACIAS. Matrícula de honor para ti: 10. 2. Sex Education Vamos con el primer estreno: una comedia que pretende hacer sombra a American Pie pero a lo british y para gente más joven todavía (bueno,depende de a qué edad consideres que es apropiado ver American Pie. Al menos el reparto de esta serie es más joven, eso fijo). Esta ficción que normaliza el sexo en nuestras vidas tiene papeletas para ganar adeptos entre el jurado: es fresca, pero educada; jovial, pero con lecciones maduras. Y, sobre todo, muy, muy divertida. En una mezcla entre travesura y seriedad, Ottis y sus amigos revolucionan el instituto con sus lecciones, que tanto les cuesta a ellos aplicar. Lo que empieza como un negocio vendido muy superficialmente (eso para nosotros, el público) se convierte en toda una clase de Psicología para adolescentes con las hormonas muy arriba y que explora un acto carnal vinculándolo a la cuestión de la identidad, del amor, del sentirse apreciado y deseado, escuchado... entorno a una realidad que contiene los rasgos habituales de esa etiqueta comercial confundida con un género como es la juvenil, oseasé: fiestas, citas, amigas que cotillean, amigos que se apoyan como hermanos, discusiones, bullying, populares y pringados, guerra de sexos, adultos a los que les cuesta controlar la situación frente a adultos que imponen sus decisiones, etc. A todo aquel que tome la decisión de darle al OK será porque se ha visto atraído por la temática y el tono, los diálogos y las ideas disparatadas o la presencia de una muy en su salsa Gillian Anderson, cuya química con Asa Butterfield nos rescata a aquellos Eugene Levy y Jason Biggs (pero a la inversa). Pero los que se queden será porque no es solo eso y porque no se puede evitar coger cariño a esta pandilla. Hay más salseo que el mero sexo aquí, aunque tal vez después de verla nos de menos pudor hablar de él. Y no cansa nunca. Puntuación: 8,5 3. The Umbrella Academy Esta apuesta a priori no parece ninguna novedad. Oh, vaya, superpoderes. Familia que intenta evitar el fin del mundo. Ellen Page involucrada. Bailes aleatorios porque sí como si Noah Hawley estuviera tras el guion. Que me aspen si no es X-Men 2.0. "Esperad y veréis", nos avisa Netflix. Dicho y hecho. The Umbrella Academy se sale de los parámetros que estamos acostumbrados a ver presentándose con una estela más a lo Heroes que a X-Men, pero sin duda saliendo del mundo del cómic. Cuando nos enteramos de quién es el autor, no nos extraña nada: solo el famoso cantautor de My Chemical Romance, Gerard Way, es capaz de construir un mundo así de sórdido donde cada personaje es otro mundo y nada es lo que se dice muy normal. A la hora de conocer al equipo este brilla tanto por origen como por habilidad: un hombre superfuerte con anatomía de simio debido a un accidente que obligó a inocularle un suero único; una mujer que te lanza maldición Imperius sin necesidad de varita, solo moviendo sus labios; un niño que viaja por el espacio-tiempo y está atrapado en su propio bucle, aparte de ser agente secreto para una entidad que trabaja con estos asuntillos; un tipo aspirante a protagonizar el próximo remake de Entre fantasmas y un... ninja con la puntería más fina que Ojo de Halcón (en realidad no. Nadie apunta como Ojo de Halcón, ¿entendido?). A ellos acompaña su adorada hermanita que solo es rara porque es normal (sí, eso tiene sentido). Ya cuando vamos un poco más allá y vemos quiénes acompañan a estos héroes entrenados desde pequeños y contra quiénes se enfrentan, la originalidad se extiende incluso más: un chimpancé sabio con personalidad humana; una androide programada para tratar maternalmente a sus "hijos"; dos esbirros de una organización que llevan máscaras de disfraz pero también se visten a lo Men in Black y el padre, un hombre longevo (pero que muy, muy longevo), alienígena con varios trucos en la manga y una obsesión por entrenar héroes (aunque no criarlos. Eso mejor para la androide). Con una estética que recuerda a Watchmen (peli, claro) y Una serie de catastróficas desdichas, más una premisa cuyo punto de partida también puede tener sus referencias (la clásica familia que se separó hace tiempo y se reúne solo porque uno de sus miembros ha fallecido y hay que honrarle como es debido), el desarrollo de esta aventura cumple con las expectativas al mismo tiempo que las supera cuando un enredo provoca otro, que al mismo tiempo conecta con otro, y así hasta que todos los caminos conducen al destino esperado. Como nexo de unión tenemos a Cinco (alguien podría bromear con "De los creadores de Soy el número cuatro..."), que es quien quiere evitar la catástrofe que está por suceder cual Hiro Nakamura (e igual de misterioso). Personajes carismáticos y muy profundos, gran reparto donde existe equilibrio entre veteranos (da gusto ver a Ellen Page de vuelta) y caras nuevas (creo que el que más sorprende y más grato resulta a la vista en este aspecto es Aidan Gallagher, ya que su papel es básicamente un cincuentón atrapado en el cuerpo de un treceañero que no tiene tiempo, aunque suene paradójico, para chorrimemeces), trama muy bien llevada que te conduce a un final explosivo (literalmente) y que además referencia mucho al producto original aunque se tome sus libertades (por una vez, eso me da igual. Como si no hubiera cómic, oye, aunque me alegro de que lo haya), aparte de gran música; esta maravilla superheroica le vale a Netflix todos los huecos que deja Marvel y además enlaza muy bien con el catálogo tan creativo y versátil del que se jacta la plataforma. Es otra de esas series que te deja con ganas de más y que puedes devorar en un día y, aparte, no amenaza con irse a pique pronto, sino acaso seguir sorprendiéndonos con sus cosas extrañas (guiño). Veremos qué nos depara. Puntuación: 9,5 4. Black Mirror Cuando le preguntamos a Netflix por qué no ha incluido Black Mirror en su carpeta de continuaciones, nos responde: "Bueno, básicamente cada temporada, por no decir cada episodio, es único e independiente (aunque es cierto que cada vez los relacionamos), por lo que nunca sabes qué te vas a encontrar en cada una. Se trata de un universo enriquecido de temas y eso es lo único que conecta cada parte". Vale, lo compramos. La temporada regresa a su estructura habitual de tres capítulos, cosa que esta redactora agradece mucho porque ya se sabe que es muy guay no andarse por las ramas y que Netflix entienda (aunque no lo acepte) que de vez en cuando queremos probar carne de sus rivales también, no vivir siempre por y para ella. Cada episodio siempre cuenta con una cara famosa o varias, que suelen armarla gorda. Las temáticas esta vez son: videojuegos y cómo el cambio de realidad cambia nuestra forma de interactuar con ella (aka "el episodio light"); aplicaciones, redes sociales y cómo vivimos solo por y para ellas hasta el punto de que el mundo que tenemos delante deja de importarnos y nos volvemos menos humanos en nuestras consideraciones (aka "el episodio más controvertido y truculento") y la inteligencia artificial y lo lejos que están dispuestos a llegar los explotadores de artistas al ver cómo nos mantiene vivos después de muertos (aka "el episodio que podría haber sido más controvertido de no ser por el tono de humor negro que le sale al guion"). No defrauda, y no solo por el reparto, sino porque los tres episodios complementan muy bien una temporada marcada por los dilemas psicológicos (que en verdad caracterizan a la serie en general), el drama, la risa, el romance, la aventura... Se siente para todos los gustos y se narra de una forma que la tensión y la intriga pueden ser constantes. Aunque el jurado puede tener su historia favorita, ningún episodio fluctúa. La calidad es constante. Si eso no es suficiente prueba de que a Black Mirror le sientan bien los tripletes... Puntuación: 9 5. Bonus: Alta mar y La orden Los dos últimos productos se quedan en una cata de poco más de dos episodios cada uno. "Jo, Netflix, es que nos has empachao", me quejo. Por falta de tiempo no hay más remedio que colgarlos en lista de pendientes, pero aun así podemos valorar lo poco que se ha llegado a ver. Bambú Producciones es la responsable del primer título y se nota. Años 20, José Sristán, secretos y romances, más un misterio... En cada camarote de este cruce entre Titanic y Asesinato en el Orient Express (sobre todo Orient Express) se respira el aroma de Gran hotel, Velvet y Tiempos de guerra. El piloto que presenta a los personajes y el misterio que abarcará toda la temporada, no obstante, huele a salitre, y no por la ubicación precisamente. Sabiendo que es demasiado pronto para juzgar, una ya se imagina lo que sigue y está bien, no digo que no sea interesante. Pero por algún motivo que se me escapa (sobre todo porque ha pasado mucho tiempo), no me agarro con toda la satisfacción que esta productora merece y suele provocarme. Quizá es que no inventa nada nuevo y si uno mira con lupa puede resolver el asesinato más rápido que Poirot, pero... un capítulo no parece ser suficiente para encandilarse, y eso, a mi juicio, es malo. Normalmente tendemos a ser más indulgentes y vernos la temporada entera antes de juzgar, pero si algo no te llama desde el principio es muy difícil que te logre conquistar después. Difícil pero no imposible, claro. Con lo que me gustan a mí los dramas de época, mecachis, no estoy dispuesta a rendirme tan pronto. En cambio, La orden sí que tiene rasgos para atraer a todo fan de las aventuras fantásticas protagonizadas por jóvenes. Según he oído, tampoco añade mucha cosa nueva, pero oye, si estás nostálgico por Teen Wolf, Harry Potter, etcétera...Pues eso que te llevas. A mí el comienzo me recordó un tanto a The magicians, con la diferencia de que el protagonista no es gilipuertas y se le tolera mucho más (creedme, con eso a mí ya me han ganado. Nunca he soportado a Quentin, ok?). Por tanto, a esos pilotos les concedo un 6 y un 7 respectivamente. Por lo tanto, es momento de hacer la media:
6,5+8+10+8,5+9,5+9+6+7= 64,5/8 =8,06 Bien por ti, Netflix, estamos orgullosas. Próxima entrega: HBO. El adiós definitivo. Resucita el especial "Lo bueno tiene un final" (bye, bye SH, TBBT y Gotham)6/18/2019 Post de Naiara Salinas Sí, soy consciente de que ese título es muy largo. Pero es que estoy en modo despedida emotiva y, puestos a decir adiós, que sea a lo grande. Hace ya más de un año que convertí este tema de Nelly Furtado en la sintonía oficial de los adioses televisivos por parte de All Screens y en esta sección (también de All Screens. Todo queda en casa). Si no lo habéis oído en alguno de nuestros In memoriam seriéfilos todavía es porque ahí nos gusta arrancaros las lágrimas de verdad. Pero de todas formas eso no quita que cosas que nos gustan o nos gustaban acaben obteniendo un cierre. Incluso La historia interminable lo tuvo, así que cuando empezamos una serie o una saga, lo hacemos sabiendo que es cuestión de tiempo que nuestro corazoncito acabe destrozado en mil pedazos. Claro que, si hay algo peor que despedirse, es... ¡no poder hacerlo! Lo cual justifica en buena parte que este preciado post haya tardado lo suyo en salir a la luz (y solo acabamos de empezar). Entre abril y mayo tres de las pocas series longevas que nos quedan actualmente (de hecho las podemos considerar afortunadas si logran superar la barrera de la cuarta temporada) dijeron su adiós definitivo. Bueno, en verdad lo hicieron cuatro, pero de Juego de tronos ya he hablado y no es mi deseo repetirme. Tampoco es que todas fuesen 100% largas, pero sí atraedoras de un público de masas significativo. Hoy estoy aquí para rendirles mi homenaje. Gotham: el Batman televisivo más digno del cine Es muy fácil recordar la primera vez que hablé de Gotham en este blog. Para empezar, porque sucedió a punto de iniciar un evento festivo, la Semana Seriéfila, y para secundar porque la relacioné con mi versión favorita del superhéroe, la de Christian Bale, bajo la brillante y humana dirección de Nolan. Si bien en sus últimas temporadas el desarrollo de la trama menguó un poco, para mí es una de las historias de DC mejor adaptadas en la pequeña pantalla y no seré yo quien se atreva a descalificar el trabajo de un equipo cuya madurez progresiva se ha notado en demasía, en especial entre el reparto joven, otro pequeño grupo que ha crecido en la televisión. En el mundo de los superhéroes la manera de acontecer ciertos hechos puede llegar a ser bastante rimbombante y muchas veces rozando lo inverosímil. Se conoce también un abuso de deus ex machina cuando se trata de salvar a alguien de la muerte. Es más, podemos alegar que gracias a estos no solo hemos descubierto mil maneras de morir..., sino también de resucitar, da igual si es por medio de la magia o la ciencia. Toda esa parafernalia se ha visto tanto en Gotham como en el Arrowverso, como en los X-Men, etcétera (aunque yo dejo el Guiness en manos de DC. Los marvelitas últimamente están muy realistas con sus procedimientos. Sé que esto es discutible, pero mejor seguimos). Siendo sincera, a veces ese matar mil veces y resucitar otras mil me ha tirado para atrás; tanto truco con el Joker hasta mostrar la versión definitiva, esa guerra entre criminales que cuando torcía hacia senderos más interesantes retomaba el mismo camino... Cuanto más iba avanzando la serie, más sensación de repetición te encontrabas. ¿Evolución de los personajes? Sí, más o menos todos cumplieron. ¿Pero que se podía comparar a cuando Mario Bross pasa de nivel y en lugar de evitar champiñones por el mismo circuito de karts pelea contra dragones usando exactamente las mismas técnicas? También. Tal vez Gotham perdiera parte de su brillantez original en su recta final, pero no es nada raro ya, es decir, puestos a juzgar finales, tengo toda una lista de series que dejaron de ser lo que eran. Y cómo iba a ser de otra forma, si es lo que se espera, avanzar, dejar el pasado atrás. En lo que respecta a recorrido, hay que admitir que esta producción entró en la carrera superheroica un poco justa, casi en la misma estela que Smallville. Pero por continuar con esta comparación, el ascenso del pequeño Bruce Wayne a Batman ha sido mucho mejor, una mezcla entre un remake y una precuela de Batman Begins. Hay que recordar que Gotham nunca ha sido la historia del origen de Batman, sino de todo el universo que conocemos de los cómics, una exploración del pasado de los personajes, héroes y villanos, que más huella han dejado. Batman era una parte importante y a mi modo de ver David Mazouz ha hecho un trabajo más que digno reflejando esta trayectoria, pero el verdadero protagonista siempre ha sido Jim Gordon (Ben Mackenzie) y eso para mí justifica por qué la esencia de los superhéroes no ha tenido tanto peso hasta el final. Es decir, por qué las cosas fueron aumentando en rimbombancia conforme se acercaba el último episodio. Se trata de un proceso, de varios, en verdad. Es una serie que parte de la perspectiva humana, gente que quiere hacer bien su trabajo y marcharse a casa con los suyos, gente que quiere sobrevivir. Las mafias, las traiciones, los secretos, el misterio... son elementos que no tienen por qué asociarse necesariamente con los superhéroes, que son bastante universales y dan pie a que surja cualquier tipo de ente, trama y género, tanto para bien como para mal. Batman es uno de los pocos superhéroes que no cuenta con un origen extraordinario ni desarrolla superpoderes de ninguna forma. Lo que más atrae de él es su anonimato como caballero oscuro que lucha contra la injusticia y además reparte un poco de venganza mientras de día se presenta como una figura pública, sociable, adinerada y hasta entretenida. Hay quien diría que Bruce no tiene nada que envidiar a Batman, pero Batman tal vez sí un poco a Bruce. Después de todo, Bruce acaba siendo más admirado que el propio caballero, algo bastante irónico cuando en la mayoría de los casos es justo al revés, el alter ego heroico gana por goleada al pringado de turno. Pero Bruce no encaja en ese perfil. De hecho, Bruce parece ser la identidad secreta en este caso. A lo que voy es a que si había una forma muy acertada de contar esta historia de transformación, partir de lo más mundano lo era. Mostrarnos por qué Bruce merece la pena por encima de Batman y por qué uno no puede desligarse del otro en el fondo, darle profundidad psicológica a su desarrollo, así como al resto de los personajes. Mostrar hasta qué extremos pueden llegar personas normales cuando se encuentran con situaciones inesperadas que sacan lo mejor o lo peor de sí mismos. Y dado que este siempre ha sido un cómic muy bizarro por la clase de villanos y la atmósfera tan lunática que presenta la ciudad en sí (basta con repasar tooooodas y cada una de las adaptaciones), el extremo iba a ser muy grande. Así que en cierto modo era gratificante ir encontrando cada temporada una dosis más alta de anormalidad: de luchar contra mafias pasamos a familias con delirios sobre legados históricos y venganzas; de ahí a un científico loco obsesionado con crear los monstruos más geniales jamás vistos, para después toparse de bruces (CHISTACO) con una Liga de Asesinos ancestral (la primera piedra de la conversión) y, por último, un terrorista con debilidad por el espectáculo y el dramatismo y un ex soldado motivado por la justicia y la venganza, justo de donde también nace el Hombre Murciélago. Y esperad, que me dejo las segundas tramas de las midseasons, cada una más rara que la anterior. Sin embargo, como he dicho, el proceso de transformación del superhéroe va en este caso en paralelo con el de su mentor y amigo Gordon, una elección también acertada, ya que él, un simple humano, es quien acaba lidiando con los grandes problemas mientras el niño aprende a ser un hombre. Y aquí viene el segundo proceso: el paso de la inocencia a la realidad. El cambio de un hombre con la moralidad sobre las nubes y un sentido del deber y el honor aún más altos a otro pecador más en esta ciudad del pecado, tras descubrir que a veces la única forma de sobrevivir y hacer el bien en un mundo oscuro es integrarse en la oscuridad. Lo suyo tiene mérito porque logra hacerlo sin negar sus principios, cosa que lo aleja bastante del lado villano. No solo por temática, sino también por la forma, como digo, humana de afrontar el proceso, más todas las alusiones a través de los personajes que han ido apareciendo, me parece que Gotham engancha con la trilogía de Nolan, lo cual a mis ojos la hace bastante digna (me ha encantado que haya conservado eso). En lo que se refiere al último episodio, fue la última firma de un equipo que quería presentarnos cómo podrían haber sido las cosas de haber empezado el relato desde lo conocido. No es como yo hubiera cerrado esta historia, ya que estando inmersos en los orígenes me hubiera parecido más apoteósico una última batalla de toda la ciudad contra el villano de turno (justo lo que sucedía en el episodio anterior) y luego un epílogo que nos presentase por fin al adolescente como adulto con el traje tan famoso vigilando la ciudad desde una azotea. Pero tampoco me pareció un mal cierre; de hecho hasta se hizo entretenido, sobre todo por tener la oportunidad de ver a esta gente que había cambiado drásticamente en su última versión mientras seguía el misterio de ver al Bruce crecido. No hizo falta preguntarse: "¿Y cómo serían este Pingüino y este Enigma a imagen y semejanza de los cómics?" Nos lo regalaron. Y no hay que olvidar quiénes estuvieron detrás de la idea: Ben Mackenzie y Erin Richards, una actriz por la que nunca aposté que sobreviviera hasta el final, la verdad. Lo más bonito de ese último episodio fue el homenaje: a la serie, al universo, a los compañeros... No es un guion al que le viese muchas lagunas, honestamente, aunque la temporada acabó dejando de lado algunas tramas sin más. Shadowhunters: la aventura que superó a la película pero aun así se quedó a medias Ay, mis cazadores... Cuánta pena me dio este final. No por cómo acabó, sino por todo lo que aún podía ofrecer. Pero quién detiene a un grupo de productores que ya ha perdido la oportunidad con Netflix. El mundo literario de Cazadores de sombras es muy rico, tan rico como para dar lugar a una saga spin off, a otra precuela y a saber cuánto más que se me haya escapado (por suerte a Santa Wikipedia no: una sexalogía -lol, no penséis mal-, cuatro trilogías no completadas y siete solteronas de oro, lo que suma un total de... ¡VEINTITRÉS novelas!). La envergadura de esta creación se conoce que no tiene límites y su autora merece un premio por haber sabido explotarla sin que caiga en decadencia con los años. Un premio del que por desgracia no puede presumir ninguna de sus dos adaptaciones. Son muchos los fans aférrimos que prefieren olvidarse del fiasco cinematográfico a pesar de contar con caras tan geniales como las de Lily Collins, Jamie Campbell Bower (habrá quien me discuta), Robert Sheehan, Lena Headey, Jared Harris, Aidan Turner o Jonathan Rhys Meyers. Y una vez vista la serie se entiende por qué: la película apenas abarca un 20% de lo que es la historia global, no digamos el mundo. Por ende hemos de estar agradecidos por haber podido verla desarrollarse un poco más en la pequeña pantalla. Aun así, si bien el comienzo sufrió la inevitable comparación con el filme y la segunda temporada se desarrolló de manera notoriamente interesante, la apresurada cancelación cuando apenas había finalizado el ecuador de la tercera temporada condujo inevitablemente a un apresurado final a lo Juego de tronos. Un momento, ¿seguro? Uno piensa que salvando las distancias entre la fecha de la cancelación y la del estreno habría habido tiempo más que suficiente para otorgar un final cerrado. Y cerrado ha sido, desde luego. Pero un tanto forzado en un último capítulo que, haciendo honor a su nombre, ha estado cargado de clímax, apoyándose en la clásica partición en dos que ya se empezaba a echar de menos. ¿Cosas que valoro? Lo mucho que he podido aprender del mundo de Cassandra Clare, aun sabiendo que la serie también ha omitido bastante (y eso, amigos, es lo que me hace llorar, ya que mi persona no encuentra el valor ni el tiempo para dedicarse a leer veintitrés novelones y debo recurrir a las webs de fans o a Santa Wiki para autoresponder a mis preguntas); conocer personajes fascinantes como Maya y Jordan, Raphael, las familias Lightwood y Herondale, el reino de las hadas (seelies para los cazadores, oh yeah), la relación auténtica entre el Submundo, sus parientes los demonios y los cazadores, a Jonathan aka Sebastian, a la cantante Ruelle (que me tiene fascinada con su música, por cierto)... Y, lo más importante en este mes del Orgullo en que nos encontramos, conocer a mi pareja homosexual favorita, la historia de amor que no sabía que necesitaba y que me provoca una cara de meme idiota cada vez que la veo: Malec (*estallan fuegos artificiales*) Todos elementos nacidos en los libros. Por eso me parece un ultraje tener que decirle adiós cuando apenas ha dado de sí. Esta es una saga que no necesita cambiarse para venderse, porque basta con ver el worldbuilding para darse cuenta de que aquí hay todo un legado heredado de otros perfecto para cautivar solo siendo amante de lo fantástico, de los mitos, las leyendas, los monstruos clásicos, las aventuras... No había necesidad de inventarse nada: tiene salseo más que suficiente para llenar más temporadas que Anatomía de Grey. Pero la fantasía implica efectos especiales y los efectos cuestan pasta, y los fans pirateamos mucho... En fin. Aunque la trama de esta tercera temporada en general ha sido más floja que las anteriores, la emoción ha prevalecido hasta el final, con sus risas y sus llantos, su ternura y su agresividad. El interés seguía ahí, nunca se fue, claro que tampoco era difícil por lo que he mencionado antes y porque sentíamos la garra oprimida del productor ejecutivo con ganas de ir a otra cosa mariposa entorno a nuestro cuello. Todo me cuadraba muy bien..., hasta llegar a la parte en la que Clary pierde sus poderes y su memoria por haberse pasado de la raya usando su gran don y desafiar con ello a los ángeles. Sin embargo, parece que en su última escena se acuerda. Esta clase de "cliffhanger" (entre comillas porque era muy predecible) es lo que me hace preguntarme si este final ya estaba pactado de antemano o se vio afectado por la "sorprendente" cancelación. Daos cuenta de que en solo dos secuencias hay un conflicto nuevo y su resolución. Y luego la gente se quejará de D y D... The Big Bang Theory: su título lo dice todo Y hablando de longevidad... una serie con guion original llegó más lejos que la que tenía todo un universo servido en lonchas, vaya si no hay ironías en la vida. El último de los finales es, para mí, el más emotivo de todos, el mejor elaborado, el ideal. Reconozco no haber seguido ninguna sitcom de forma continua, es decir, sin saltarme temporadas o capítulos. Esta no ha sido una excepción ni mucho menos, pero una seguridad que te da este género es que siempre lo vas a encontrar fresco lo retomes donde lo retomes, y en The Big Bang los chistes pueden haber ido oscilando entre el más y el menos pero lo que es seguro es que tenía material para rato, al igual que Los Simpson. ¿Por qué? ¡Porque nunca hay tiempo suficiente para ser o dejar de ser friki! Vamos, seamos sinceros, el mundo no se para cuando se estrena Vengadores. Endgame porque sabemos que en diciembre vamos a tener la conclusión de Star Wars, y el año que viene Disney Plus, más el live action de Mulán, más el regreso de Sherlock Holmes, y el siguiente la tercera entrega de Animales fantásticos... Siempre vamos a tener algo que admirar o temer, y la belleza de esta comedia radica en que esa sensación de actualización friki era completamente natural, y al mismo tiempo sucedían cosas en la vida de estos personajes que empezaron siendo cuatro amigos perdedores con una vecina encantadora. ¿Y ahora? La mayoría casados, esperando hijos y siendo triunfadores en sus respectivos campos científicos. Vaya cambio, vaya evolución. Estos sí que lo han dado todo. Hay series que se quedan muy cortas en su cierre y series que saben cerrar por la puerta grande a pesar de todas las posibilidades que aún ofrecen. Aunque, como apuntaba, Big Bang podría haber seguido sin problema, me ha encantado que haya acabado ahora como ha acabado. Creo que es de las pocas series de este año que ha tomado una sabia decisión y, como consecuencia, tenemos una que ha logrado dejar impronta en todo el mundo. Además, por partida doble, ya que la misma semana, un día antes o un día después, Young Sheldon emitía un episodio especial con una escena culminante tan significativa como esta. ¿Cómo no llenarse de buchabú? ¡La conexión perfecta y ni siquiera fue un crossover! Así, este se convierte en el mejor modelo del título de este post, porque es bueno, empezó bueno y acabó bueno, pero acabó. ¿Y por qué digo que su título lo dice todo? La intro de la serie lo cuenta: "Todo empezó con el Big Bang". Se habla de evolución, la evolución del planeta, de la galaxia, del universo, una teoría explorada en el ámbito científico, al que pertenecen nuestros protagonistas. Los humanos evolucionan del simio, cuentan, y la querida Penny siempre ha arrastrado la película de serie B que filmó con Will Wheaton, Simio en serie. La ficción también trata la evolución cultural a través de las referencias frikis que tanto nos enorgullecen. Y, como historia que es, el propio guion evoluciona. Todo es evolución, y hay una teoría que pesa sobre la vida de Sheldon: la de cuerdas. Así que ¿cuál es la gran teoría de la vida? ¿Cuál es el gran impacto? Todo. Espero que no exploten vuestros cerebros con esta conclusión, jeje. Y he aquí un recopilatorio de algunos de mis momentos favoritos que he rescatado del Yutuve. De manera que, una vez realizado este repaso, ¿de qué sirve llorar? ¿No os dais cuenta de todo lo que he contado implícitamente? Siempre vamos a tener expansiones de mundos, siempre llegarán nuevas historias para llenar el agujero que estos finales nos dejan. Spin offs, precuelas, secuelas, remakes, reboots, fanfics... Como decía José Mota, "las gallinas que entran por las que salen". Cuando algo marca, marca para siempre. Así que mejor dejamos a Nelly Furtado en un rincón y volvemos a La historia interminable, ¿os parece? Post de Naiara Salinas Todavía recuerdo aquel momento entre primero y segundo año de carrera (2012) en el que quedé a comer con un amigo de Historia y, para no variar, acabamos hablando entre pitos y flautas de grandes historias con las que habíamos crecido, como Las crónicas de Narnia, Tiburón, El señor de los anillos... No es de extrañar, me parece a mí ahora, que de pronto este amigo me preguntara: "¿Y te has visto Juego de tronos?" Y yo, tan franca, le contesté: "La verdad es que no, pero me suena mucho el título". Cierto era. Hacía apenas un año que la primera temporada se había emitido en HBO con tan grandes resultados que se hallaba preparando la segunda entrega. Pero hasta ese momento no me había enterado de la existencia de la serie más que por una breve mención en una de estas revistas que acompañan a los diarios del domingo, cuyo espacio no era más grande que el de un cuadradito, destacado, eso sí. Por supuesto, mi amigo, flipando, se apresuró a sacarme de mi estado de ignorancia mediante una exposición sobre el mundo que había construido George R.R. Martin (él, cómo no, había alimentado su fanatismo por la serie a través de las novelas, como haría yo meses después). Me habló a grandes rasgos de la trama, del peligro de los caminantes blancos y de las cuatro casas más importantes de Poniente (aquella fue la primera vez que oí lo de "Se acerca el invierno"), el nombre de aquel mundo curioso. Y ya, para rematar, acabó hablándome del éxito de la serie en los premios y me enseñó la fabulosa intro. Pensaréis: y ese fue el surgimiento de un nuevo amor. Sin embargo, como tiendo a reaccionar en situaciones de spam, quedé impresionada y le prometí a mi amigo que le daría una oportunidad, ya que parecía ser una historia hecha para mí, aunque, sinceramente, al enterarme del gran volumen de cada novela mi ánimo fluctuó, pues no me había leído nada de Tolkien precisamente porque con el relleno de mis clases filológicas ya tenía bastante. Así que hasta que Antena 3 no lanzó su primer anuncio de que emitiría la serie durante ese verano, no cumplí esa promesa. Me acordé de ella en cuanto lo vi, por supuesto, y dado que a mi familia también le llamó la atención, ahí estuvimos juntos el domingo, preparados para catar el nuevo producto. Ni qué decir que ese verano me abrió los ojos y, de pronto enamorada perdida, sentí la necesidad de leerme los libros. Encontré los PDFs gratuitos en Internet (era una época donde la piratería era cuanto tenía a raíz de mi cartera hambrienta) y los fui devorando mes a mes mientras la vida transcurría. Antes de llegar a la segunda temporada, no obstante, ya me los había leído casi todos. La serie fue el flechazo, pero los libros, mi confirmación oficial como fan. A partir de entonces ya pude seguir estas aventuras a la par que el resto del mundo, con unas ansias horribles por ver de qué forma llevarían a cabo algunos de los acontecimientos más importantes y traumáticos del papel. Si hay algo que lamento en lo más profundo del final de la serie es no haberlo vivido con las personas con las que inicié el viaje. Pero no se puede tener todo. Es quizá la lección de vida que más me ha costado aceptar en mi proceso de madurez. Y es también algo que me ha enseñado este universo ficticio, diseñado exclusivamente para NO SATISFACER A TODOS. Canción de hielo y fuego es esa saga elaborada en una burbuja donde el autor busca complacerse a sí mismo como creador, y a donde puedes asomarte para ver qué hace y decidir quedarte si te gusta, pero él no te dedicará ni una sola mirada, mucho menos una palabra (¿no os recuerda a alguien?). Las veces que he sufrido yo leyéndola no se pueden contar con los dedos. Una historia donde los malos se salen con la suya y los buenos sufren demasiado no es plato para corazones sensibles educados en Disney. Cuidao, no digo que Disney sea exactamente arco iris y flores: la muerte de Mufasa, la de la madre de Bambi, el bullying a Dumbo (más los elefantes rosas satánicos) y cuando Maléfica se presenta en el castillo de Aurora y la guía hasta la rueca son momentos que como espectadora infantil quedaron registrados traumáticamente en mi memoria. Pero lo importante es que esas historias cerraban felizmente, para mi alivio y el de millones de pequeños, es decir, tenía esa garantía. Y así fue en la mayoría de las historias que leí y vi posteriormente: el bien siempre triunfaba sobre el mal. El hecho de que Canción de hielo y fuego amenazase con una premisa contraria me abrió los ojos y me sirvió de apoyo cuando me encontré con la dura realidad de que a veces el bien y la justicia no siempre triunfaban. Aun así, tiene que pasar algo bueno, porque la vida no es todo maldad. Tanto el autor como los showrunners prometieron, garantizaron, un final agridulce, y eso es lo que esperaba. No obstante, ese agridulce se ha traducido demasiado literalmente, afectando no solo a la trama, sino también a su desarrollo justo en su recta más importante, hasta el punto de que ya nadie se queja sobre esa séptima temporada ahogada en el fan service (really?). Cosas como esa me llevan a pensar que no muchos se han enterado de lo que es esta saga, aunque eso es lo de menos. Lo importante es que un viaje prometedor, complejo, ha tropezado justo a punto de llegar a la meta, y aunque ha conseguido levantarse y llegar de pie, su dignidad ha quedado machacada probablemente hasta que llegue otro final ansiado mucho peor. Tomé la decisión de esperar hasta su último capítulo para poder desahogarme con la justicia que esta ficción merecía y menos mal, pues de lo contrario hubiera sido otra más en llenar sus palabras de llanto, dolor e indignación por esa puñalada que seguro que habrán recibido miles de estudiantes de Escritura de Guion a quienes les habían dicho que Juego de tronos era un modelo a considerar. Tal vez lo sea, pero hasta la sexta temporada. Mi amor por la buena narrativa ha entroncado con mi amor por el arte y esta saga en general hasta el punto de que he acabado en medio de esta guerra entre defensores y detractores. Pero no quería despedirme de ella tan amargamente y, llegados a ese punto, acepté lo inevitable: que el agridulce ya lo llevaba saboreando desde el episodio 4, aprox. Y sabiendo eso, tuve el siguiente momento de iluminación: desde que serie y libros habían tomado rumbos distintos, la serie solo podía ser consecuente consigo misma y, dentro de lo que cabe, eso prevaleció hasta el final. Dentro de lo que cabe, repito. Me di cuenta de que, aun sin haberse leído la saga, la gente admiraba la idea arriesgada y valiente, casi kamikaze, de Martin. De que lo que habían disfrutado hasta ese momento era una buena adaptación de sus palabras y personajes, de su visión. Ahora quiero apelar un poco a la empatía del creador que cada uno de nosotros lleva dentro: imaginaos encontraros de repente con un camino en blanco o en negro, es decir, no señalizado, y buscar un mapa (libros) que no se ha dibujado. Preguntas cuál es el destino y te lo dicen, pero el cómo llegar hasta él es un misterio y, dado que previamente has elegido determinados atajos, no te queda más remedio que seguir adelante, salvando como puedas los obstáculos. No es tarea nada fácil trabajar sin guía sobre el trabajo de otra persona que tiene pensado ya el cierre de una historia, menos si encima no comprendes el cómo ni el porqué. El cómo interpretas algunas de sus decisiones es otra cuestión, ya que son muchos los lectores y espectadores que acaban creando sus teorías a partir de las pistas que creen ver. ¿Se puede castigar a dos showrunners por jugar a esto también, a su manera? Realmente no. Pero como buenos experimentados en guionismo, sí deberían haber sido capaces de coger las riendas que Martin les entregaba y haber reelaborado el camino con cabeza. A mí no me costó captar que libro y series no tendrían nada que ver en el final. Ya habían ido comiéndose cosas en las anteriores temporadas. Sabía que determinadas verdades de ese final sí serían propiedad del escritor porque él mismo se las había comunicado a los showrunners, pero en ese momento supe que la adaptación se había convertido en una creación original que todavía tenía en mente las ideas de otro. Si alguna vez me muriera sin acabar una novela y alguien decidiera acabarla por mí, jamás sería real, porque no sería lo que yo hubiese pensado, sino la interpretación de otra persona sobre lo que yo había escrito hasta ese momento. Una interpretación es algo muy subjetivo y nada absoluto. Por lo que a mí respecta, este final es "de pega" hasta que se demuestre lo contrario. Y con final no me refiero solo al 8x06, sino a TODA la temporada. Sabiendo eso, puedo admirar el intento, pero, como editora, de encontrarme con D y D acabaría abofeteándoles con el guion de la temporada por cometer esos errores estúpidos de principiante, pero más aún porque es un ultraje intentar ser Martin sin saber cómo. Tengo intención de reflexionar más sobre ello, sobre lo que ha fallado tanto en la séptima como en la octava temporada, en un vídeo que se encuentra en pleno desarrollo y que compartiré en este mismo post cuando esté acabado. Por ahora, centrémonos en cada episodio. 8x01. Invernalia Si tuviera que seleccionar dos grandes momentos de esta temporada, escogería el principio y el final, que es parte de la razón por la que no la crucifico del todo, porque esos siempre son la base del éxito. Este principio que a muchos les puede parecer soso continúa en verdad en la línea de lo que acabó vendiéndonos la temporada siete y, como base, me parece muy sólida. Daenerys llega a Invernalia, donde todo el Norte la espera. Se producen los reencuentros que faltaban, así como el despertar de la duda de la valía de la Madre Dragón y, sobre todo, el recelo norteño por los monarcas conquistadores del sur. Hay asperezas pero también momentos que los fans esperaban desde el 1x02, cuando nuestra manada se dispersó. Ayuda a asentar los principios sobre los que se elaborarán los siguientes capítulos. Realmente no hay mucho más que juzgar (quitando la poca habilidad de Jon como jinete de dragones, algo que nos adelantará su futuro). Claro que, como afirma Bran, no es momento de detenerse en tonterías, ya que hay una guerra, la "más importante que ha visto Poniente en siglos" (en sus palabras y en las de Jon), que librar. Solo diré que ojalá los guionistas se hubieran tomado más en serio estas palabras, se hubieran tomado más en serio la importancia y el pesar de estas dos últimas guerras. Ah, sí que me pareció brillante algo que también acabaría definiendo el resto de la temporada, y se trata de esas alusiones a la primera parte, al comienzo, solo para dejar claro que "recuerdan" (esa primera escena con el niño observando la llegada de la reina, igual que Bran y Arya, más el reencuentro Jaime-Bran). 8x02. Un caballero de los Siete Reinos El segundo capítulo muestra, a pesar de las palabras de Bran, una carencia de ritmo llamativa, donde más que urgencia y temor por la batalla que se avecina tenemos una prolongación un tanto innecesaria del 8x01. Teniendo solo cuatro capítulos más, uno agradecería un poco más de angustia y tensión en el guion, o quizá incluso más tiempo, ya que hay demasiados cabos, demasiados personajes, y es cierto que cualquiera puede morir y por tanto merece un último momento de felicidad aunque, sinceramente, esto se siente excesivo, todo un fan service que no contribuye al desarrollo de los temas que sí interesan, como la verdad recién revelada a Jon sobre su origen o el asuntillo de los Lannister. Preparan la estrategia de combate, bien. Bran confiesa por qué el Rey de la Noche tiene una guerrilla personal con él. Aquí hay un elemento nuevo de interés que ya se nos había introducido sutilmente en temporadas anteriores. Sí, habíamos visto que el Rey le tenía ojeriza al Cuervo de Tres Ojos, pero no sabíamos del todo por qué, aunque posiblemente la intervención de los Niños del Bosque en su origen tuviese que ver. Teorías previas, vaya. No obstante, ¿es realmente sensato explicarlo ahora? De cara a la organización del próximo episodio sí, le da un móvil, un objetivo: proteger a Bran, la memoria del mundo, para proteger el mundo. Pero al mismo tiempo sugiere un planteamiento de fondo que podría suponer un juego mayor, uno nuevo, quizá no conveniente para lo que nos queda de serie. Sea como fuere, el aplauso empieza a ser cada vez más dubitativo. El ferrari no termina de acelerar en la carrera (pero la banda sonora es muy bonita). 8x03. La Larga Noche Llegó el momento de la verdad. Este capítulo fue un bálsamo para mis sentidos. Al margen de una coreografía de batalla planteada con menos realismo para favorecer el espectáculo, el episodio funcionó muy bien en cuanto a ambientación. Bien no, excelente. Fue entonces cuando sentí que volvía a estar viendo la Juego de tronos que yo conocía, la que te llenaba de miedo por el destino de los personajes. ¿Cero iluminación? ¡Pues claro, es el p**** invierno, los muertos esparcen la oscuridad por el Norte! A eso le llamo yo una atmósfera bien absorbente, inclusiva (aunque podrían haber avisado antes de que era mejor apagar las luces. Que yo solo lo hice porque me lo dijo una amiga). Esta batalla comenzó muy bien, estaba que me faltaba cojín para abrazar. Sin embargo, en su segunda mitad tuvo momentos que me causaron un fruncimiento de entrecejo, como Jon siendo un completo inútil en su gran pelea (y que no intenten venderme lo del "Go, go!" porque ese lo vi en castellano y se limitaba a gritar como un poseso, claro que después del "Sicansíos" cualquier error de traducción es posible) o la demostración de que Beric Dondarrion solo había sobrevivido para favorecer a la pregunta de si era Azor Ahai, que se ve que no. Pero lo que más enfada del episodio es que, a pesar de ser la batalla MÁS dura de Poniente (porque ¿qué son Cersei y la Compañía Dorada frente a un ejército de muertos a los que solo puedes derrotar con un arma muy específica? Exacto, una broma), se resuelve enseguida, a través de un recurso que consigue el golpe de efecto esperado: la explosión emocional del espectador que está observando a cuadros, en silencio y maximum tensium, la escena. Lo sé porque yo salté de júbilo como esta gente. Y que Arya acabase siendo la princesa prometida es algo que no vimos venir ni en sueños, un gran giro de los acontecimientos... Espera, ¿seguro? Y entonces Jon... Oh, tranquilos, aún nos queda el asunto Targaryen. Seguro que todavía le queda un gran papel que jugar. Tampoco se puede decir que se lo hayan sacado de la manga porque en la tercera temporada colaron esa referencia a los ojos que cerraría la lobata que no recuerdo en el libro correspondiente, pero está y es lo que importa. No hay que preocuparse demasiado; Bran está bien y no es el Rey de la Noche como muchos creían, todos están bien, Drogon y Rhaegal están bien y hemos tenido muertes queridas y dolorosas como habíamos esperado. Todos salimos contentos con nuestras lágrimas. El final agridulce de este episodio es digno de admirar y muy en la línea de las novelas, donde los personajes derrotan al mal pero a un alto coste: las vidas de mogollones de amigos y un ejército mermado, justo como veía venir Cersei, a quien ya podemos considerar la mejor estratega de los Siete Reinos. No obstante, estamos hablando de la Larga Noche. ¡Pero si el invierno solo acaba de comenzar!, dirían los ponientis que han visto un verano de diez años. Que sea el capítulo más largo no significa que eso le haga justicia. Da la impresión de que los guionistas se lo han ventilado para continuar con la verdadera guerra que les interesa: la del Trono. Después de todo, la serie se llama Juego de tronos, no Canción de hielo y fuego. Esta diferencia de títulos (aparte de la promo #PorElTrono) ya da una pista de lo que va a importar, pero de nuevo es una senda que no beneficia para nada al desarrollo, ya que cuando este todavía era una adaptación ya sentó la importancia de ese enfrentamiento entre elementos (¡que fue el comienzo de la serie, co**!). ¿Cuántos capítulos tiene pensado Martin dedicarle? ¿Cómo de chunga será la cosa en Vientos de invierno o Sueño de primavera? ¿Irá cada libro sobre una guerra? ¿Merece la pena hacerse estas preguntas todavía? Ay... Al menos la temporada ha cogido al fin ritmo y tono, las cosas se ponen serias y la vida de los supervivientes no volverá a ser igual. 8x04. Los últimos Starks Ese ritmo y tono de combate preciosos, serios, que la temporada acababa de adquirir se evaporan en diez minutos, los que aproximadamente dura el banquete de la victoria aunque en teoría seguimos en guerra y apenas quedaba comida para el invierno (claro, como se ha muerto media Invernalia ahora aprovechamos y nos comemos su ración, ¿eh?). Ese tono de comicidad y juerga que nada pega a una población que acaba de sufrir considerables bajas es un anticlímax perverso dedicado a jugar con las emociones de los espectadores y su inteligencia, y no lo digo por ese vaso de "Starbucks" pillado in fraganti, sino por un guion que ya nos trata de idiotas explicando las acciones de Daenerys muy innecesariamente (Tyrion, gracias, no me había dado cuenta de que Dany estaba comprando la lealtad de Gendry nombrándole un Baratheon legítimo. Su tono de voz y su insistencia en que él era lo que era gracias a ella no me lo habían dicho en absoluto). Hay muchas cosas que me enfadan de este episodio, pero la principal tiene que ver con que hemos pasado el Ecuador de la temporada y las decisiones narrativas son más estúpidas que nunca y no conducen a una resolución inteligente, sino apresurada, qué digo, atropellada, forzada. Si había algún error de los anteriores capítulos que subsanar, este era el momento ideal, como el dilema de la sangre Targaryen, que decide irse por derroteros sin sentido, como que el Norte siga teniéndole tirria a la Madre Dragón a pesar de haber sacrificado a su mejor amigo y a casi todo su ejército en la batalla por el bien de todos (really?) y que encima Jon se lleve los aplausos que son mérito de Arya (cosa que es muy graciosa porque, ahora me doy cuenta, debería haberlo hecho. Pero no. Para colmo, Dany es la única que lanza un brindis por "la heroína de Invernalia" y aun así no confían en ella. ¡Pero si tiene más luces que todos vosotros juntos! ¿Es que se han cargado a todos los inteligentes? Si es así, debería haber llorado más en el episodio anterior). A estas alturas me pongo del lado de Bran y decido mirarlos a todos con la misma expresión, pensando: "Idiotas". Ahora bien, que los ponientis se porten como imbéciles al final me la repanpinfla. Pero ¿los guionistas? No tienen perdón. Desde el olvido de que Daenerys ha perdido a casi todas sus fuerzas en la Larga Noche, pasando por el ataque sorpresa de Euron Greyjoy que acaba con otro dragón (para eso, mejor que hubiese muerto en Invernalia a manos de Viserion, de verdad), la discusión entre Varys y Tyrion sobre el heredero al Trono (a todo esto, Sam, que tan interesado se había mostrado al principio, ¿no tiene nada que opinar? Y qué cobarde por tu parte, Jon, cargarle a Bran el muerto de contárselo a Sansa y Arya solo para poder decirle a Dany luego: "Bueno, técnicamente no les dije nada, así que no incumplí mi promesa. Solo le dije a Bran que lo hiciera él") y, para finalizar, esa muerte de Missandei al final que solo quiere justificar el hundimiento de una Daenerys que hace solo un episodio luchaba por las vidas de todos, insisto. ¿Dónde quedan esos diálogos brillantes y esas discusiones entre Mano y reina que buscaban ahondar un poco en los verdaderos sentimientos y pensamientos de los personajes? ¿Por qué empiezan a conspirar a espaldas de Daenerys, que no ha hecho nada todavía para merecerse ese trato y que hasta pidió a sus consejeros que fuesen francos con ella si cometía algún error? ¿Por qué de pronto quieren pintarla como la mala que tiene el riesgo de volverse loca? Es más, ¿por qué tengo la sensación de que está más irritante que nunca, insistiendo en controlar un Norte muy dañado que acaba de demostrar que no la merece? No es el personaje que yo admiraba, no es la superviviente rompedora de cadenas, capaz de resistirlo todo y de negociar con su gente, que recordaba. Si me vas a cambiar al personaje, hazlo bien, dale un propósito auténtico y verosímil para ello. Porque alguien que ha sufrido pérdidas considerables en toda la serie y jamás ha sucumbido a la locura por ello, a pesar de haber sido siempre volátil, merece un trato más coherente, más inteligente. No me molesta que Daenerys se vuelva loca, pero sí el porqué. Se insiste mucho en la idea de que en Poniente no la quieren ni los dioses antiguos, pero ¿cuándo se ha demostrado eso? ¿Y todos los aliados que han muerto luchando por ella? ¿Acaso el Norte es ahora todo Poniente? ¿Qué hay del asunto turbio sobre que ha vivido una completa mentira, que el Trono nunca le había estado destinado a ella sino al nuevo amor de su vida, que además es su sobrino? ¿Por qué se deja pasar la gran oportunidad de reflexionar sobre eso? Es más, ¿por qué ese sobrino reacciona tan fríamente ante esa verdad a pesar de que el mayor trauma que le ha perseguido toda su vida era su condición de bastardo? Ni siquiera había que dedicarle todo el capítulo a ese tema, bastaba con uno o dos diálogos brillantes donde los personajes enterados plantearan estas cuestiones. En lugar de eso, se desaprovecha a favor de más golpes de efecto emocional, más sorpresas. El título, a todo esto, es el peor escogido para lo que narra el episodio: aparte de la intervención urgente de "Tenemos que hablar de Daenerys", poca presencia tiene la manada Stark aquí; mejor haberlo dejado para el 8x06. ¿Y Cersei? Mejor no hablemos de ella. No hablemos del hecho de que es "tan mala" que solo mata a Missandei para provocar a su enemiga, porque es "tan mala" que le da igual la supervivencia de la ciudad, es "tan mala" que le da igual que la khaleesi se la jure en ese mismo instante, aunque esté embarazada. Enhorabuena, Cersei, acabas de perder el título a la Mejor Estratega de Poniente por ser muy mala. ¿Y Tyrion? ¿De dónde viene toda la inocencia Disney, ese optimismo ciego a pesar de haber visto con tus ojos la maldad de los Lannister y de haber oído en boca de Oberyn lo que te hizo tu hermana de pequeño? Ciertos showrunners dirán que "se le olvidó". 8x05. Las campanas Un episodio que consigue remontar gracias a la increíble dirección de Miguel Sapochnik es la última diana sobre la que el fandom descargará toda su furia, aunque a estas alturas, cualquier destrozo de los arcos de Daenerys y los Lannister se veía venir. Si quedaba una mínima esperanza de que las cosas acabaran con cierta lucidez para ellos, se evapora en el minuto 40, cuando la locura llena por completo a Daenerys, a su mente y su corazón, y en un ataque de ira donde todas las emociones acumuladas (tristeza, desesperación, odio, recelo, rencor, desconfianza y traición) le martillean el cerebro, por lo que toma la decisión de descargarlas sobre la ciudad. No puedo culparla, ya no. Acepto su destino con facilidad: acaba de ser condenada. Según la filosofía de George R.R. Martin y, por ende, de D y D, no puedes volverte loco de repente y cargarte a media ciudad sin que tenga consecuencias fatales para tu persona. Si esta era la forma en la que Jon iba a subir al trono se lo podrían haber montado un poquito mejor. Pero de qué me voy a quejar si el agridulce está servido en todo el menú, desde el primer plato hasta el postre. Espera ¿agridulce? Esto se siente más como una tragedia a lo Pompeya (en cuya peli, por cierto, participó Kit Harington. Seguro que para él este episodio fue un déjà vu). Sí, en cambio, puedo quejarme de la facilidad absurda con la que sucede todo esto. Se promete una batalla sangrienta y ardua, aunque seguramente menor que la de Invernalia, pero desde el primer momento las tropas de la Madre Dragón se sitúan muy aventajadas sobre de las de Cersei (aparte, el número de soldados continúa creciendo. En fin, golpes de efecto emocional, para qué os queremos). Y sí, todos hemos visto a Drogon en acción antes y sabemos que su llamarada es más como un ataque de bola fuego de Pokemon, pero... ¿de qué ha servido contratar a la Compañía Dorada? ¿Estaba el capitán enchufado o algo? Estoy dirigiendo yo el Banco de Hierro y les cierro las puertas a los Siete Reinos para siempre, aparte de arrancarme los pelos y tirarme por la ventana a lo Tommen (al final el chiquillo el más listo). Cosas que aplaudo, porque, como he señalado, no todo es malo y ya me había hecho a la idea tras el 8x04 del devenir de ciertos personajes (cualquier error de los episodios que nos quedan parte del destrozo de ese): el último adiós de Tyrion y Jaime (momento emotivo), el arco del Perro y Arya (que un personaje secundario tenga mejor desarrollo en la última temporada y mejor muerte que la de un protagonista es pecado), poder verle el rostro a la Montaña al fin, el caos de Desembarco y las muertes de Cersei y Jaime tan poco glorificadas pero sí muy simbólicas, un modelo de justicia poética a lo Martin, quien, recordemos, es el mismo hombre que mató a un gran guerrero y Rey en el Norte en una boda. 8x06. El Trono de Hierro Y por fin, el final. El definitivo. Después de un arranque flojo de temporada y un camino muy abrupto, pocas esperanzas había para que el último episodio de tan maravillosa serie en decadencia se salvara con dignidad. Siendo justos y apelando a la tradición literaria, el salto en el tiempo era la mejor solución. Hasta ese momento, la primera parte continúa arrastrando el vaivén de la temporada y, como una metáfora visual, nos muestra las ruinas y el cementerio en el que se ha convertido. La atmósfera, como siempre, impecable, así como la fotografía, impresionantemente imperial hasta el punto de que te preguntas cuándo va a sonar la famosa marcha de Star Wars. Como apuntaba al principio de este análisis, la temporada solo podía ser consecuente consigo misma y en esta parte las cosas suceden como tienen que suceder, lo cual justifica que un Jon que se ha pasado cinco capítulos aportando más bien melodrama de telenovela por su parentesco con "su reina" POR FIN demuestra que tiene un destino y acaba con la tiranía de una vez por todas, no sin antes recuperar un poco de dilema moral interno dialogando con Tyrion, lo que nos adelanta el regicidio (¿veis? Si esto hubiera sucedido antes las cosas hubieran tenido otro cariz). Nadie más podía hacerlo, salvo Arya, quizá (si no le hubieran concedido protagonismo al acabar con el Rey de la Noche. Esta es una de arcos invertidos). Por lo tanto, estos primeros veinte minutos constituyen el clímax. A continuación, lo que queda es una especie de epílogo muy largo que en verdad en la novela se elaboraría como un capítulo de resolución y, entonces sí, el epílogo oficial. Después de un camino construido con trampas donde los viajeros han acabado con los pies en el fango, se llega a la resolución made in George R.R. Martin y por fin se aplica la justicia que tanto se esperaba (al menos yo). El autor, calmado, pone sus palabras, su filosofía y su último mensaje en la boca de Tyrion, su favorito (es tradición que tu favorito represente en el fondo todas las ideas que quieres defender, y me alegra que D y D al menos hayan sido capaces de ver esto), para darnos una lección moral de cómo el mayor error de la humanidad siempre ha sido el no aprender de los errores, razón por la que las cosas no pueden seguir en la misma línea y no se puede seguir girando la rueda. Así, Brandon Stark, el único capaz de indicar cuáles son esos errores, un chico que ya demostró su sabiduría y su capacidad de liderazgo en las primeras temporadas, acaba siendo coronado rey por una asamblea de lores y ladies, los últimos herederos de cada casa de Poniente (es increíble cómo han conseguido rascar al menos uno). Poca gente está contenta con este resultado pero para mí tiene sentido y, sobre todo, hace gala del gran principio de construcción argumental de Martin: la justicia poética (y la ironía). Por ejemplo, ironía es que el Trono de Hierro que fue creado por un dragón, Balerion, termine siendo fundido por otro. Ironía es que Daenerys al final sucumba al destino trágico de su familia (sangre y fuego) a pesar de querer ser diferente. Y justicia poética es lo demás, como que Jon colme su deseo de no reinar (tampoco es que hubiera demostrado tener muchas luces para la tarea, anyway) y acabe guiando al pueblo libre que le debe todo después de estar temporadas procurando la convivencia entre estos y ponientis. Jon hubiera sido un desgraciado al frente de los Seis Reinos, que siempre lo despreciaron (siendo realistas, solo el Norte lo quería). Aparte, la continuidad del linaje Targaryen nunca hubiese roto la rueda, ya que es el mismo que lo inició todo. Enviándolo al Muro Bran, cuya trama siempre ha estado muy ligada a la de su primo (hasta el punto de que le arrebata la corona, juas juas), lo libera y le invita a vivir la vida que desea en el hogar que él considera. ¿Y dónde van los que no tienen un hueco en el mundo, en el sur? Más allá. Jon jamás aceptó su sangre Targaryen porque su mentalidad y su hogar siempre fueron norteños, pero tampoco era un Stark digno de proclamarse Rey en el Norte. Guiando a los salvajes a un nuevo hogar es como mejor podía acabar, como un modelo de los que, como él, fueron rechazados por la sociedad. Nadie merecía reinar en el Norte más que Sansa, y sabíamos que con lo pesada que estaba con la independencia acabaría obteniéndola. Arya sobrevive y continúa fiel a su ideología de no ser una dama, por lo que marcha en busca de aventuras como anunció en la sexta temporada que haría si conseguía salir adelante. ¿Y Bran? Tyrion, quien recupera de golpe la inteligencia y la sabiduría que había perdido en las dos últimas temporadas, ya lo resume bien: no es rey porque tenga la mejor historia, es decir, la mejor trama, sino porque conoce la historia, todas ellas (¿y quién más debilidad ha mostrado por las historias que Tyrion? Otra vez un reflejo de Martin). Es muy digno, incluso aunque su mote sea el Tullido (para entender eso, aconsejo volver a ver esta escena de la primera temporada, aunque mira que había nombres mejores: Bran el Cambiapieles, Bran el Lobo Alado, Bran el Cuervo, Bran el Verdevidente, Bran el Rey Cotilla, Bran al Visillo...). También es un personaje que, si no acababa en el trono, iba a tener un puesto muy importante porque todo su arco se ha orientado a aprender para ser algo grande. Mientras los demás reyes se formaban en la guerra, Bran es ese empollón poco hábil con las armas por el que nadie daba un duro que se pasó las tardes y noches estudiando hasta convertirse en "genio". ¿Y qué le dijo Tywin a Tommen que hacía falta para ser un buen rey? ¡Sabiduría! Cuando los demás solo trajeron muerte (incluido Jon), Bran es el único que sabía cómo traer la paz, tanto para ponientis como para salvajes y todas las criaturas del mundo, y que además sacrificó su voluntad (por no decir su humanidad) por ello. Por eso desde el inicio de su instrucción, los Niños del Bosque supieron que Bran no se quedaría con ellos, que debía volver para guiar a la humanidad. Exacto, lo habéis pillado, yo soy Bran defender. Esta clase de finales donde las historias son el centro de todo proviene de la pasión de sus autores por la literatura y, en este caso, de Martin por Tolkien. Por eso no me cuesta aceptarlo como cierre y por eso me parece muy digno. Cuando señalé en Twitter que me sentía como si hubiera leído las páginas de un libro no escrito fue porque imaginé de pronto el final de Sueño de primavera y lo vi tal cual. Un final agridulce donde no solo el mundo de los protagonistas ha cambiado, sino que además afrontan su destino sabiendo que su estirpe no seguirá. Los Stark, la familia más machacada de la serie, la que siempre aguardaba la llegada del invierno, es también la encargada de anunciar el paso de estación, el comienzo de una nueva era hacia un mundo, esperemos, mejor. Se cierran tramas y se deja abierto el nuevo camino porque la historia seguirá, aunque nosotros ya no seamos testigos de ella, como tampoco lo hemos sido de las otras grandes sagas (ejem, Señor de los anillos, ejem). Aparte, hay una crítica enorme de alguien muy familiarizado con el periodismo y es que los grandes héroes (Tyrion) nunca son mencionados en la historia (Canción de hielo y fuego, ese toque metaliterario que queda como guinda en el pastel). Así queda, por tanto, mi ránking:
6. 8x04 5. 8x02 4. 8x05 3. 8x03 2. 8x06 1. 8x01 Es una temporada que ha logrado salvarse artísticamente en la que por lo menos los símbolos y las referencias han seguido funcionando. Sabiendo, no obstante, el destino final, hubiera empezado a abrir ese camino antes, desde la séptima temporada. Hay muchas cosas que me hubiera gustado ver, aunque no por ello harían una temporada mejor si no tenían sentido para el final (más discusiones entre Daenerys y sus consejeros, no obstante, se hubiera agradecido. Un poco más de introspección general y menos acción-reacción, más escenas de Cersei, más Rey de la Noche de manera que la victoria no quedase tan clara, ya que al final sí ha habido un final Disney, o final tradicional, regido por las reglas de Disney, incluido lo del deus ex machina). En definitiva, lo único que le faltaba a la temporada para ser perfecta era un guion a la altura, currado, que no tomase un camino fácil para llegar a un final difícil. Queda el consuelo de que, aun estando marcada por la incoherencia narrativa con respecto a la saga en general, el último episodio ha sido muy congruente con esta. Preguntas con posible respuesta:
Pocas historias hay en la historia de la televisión tan centradas en los personajes y con semejante dardo efectivo en la sociedad y en cómo se maneja la política. Juego de tronos ha sentado una nueva base, donde, pese a este tropezón, ha conseguido elevar el fantasy de la pequeña pantalla al nivel del de la grande y ha demostrado que se pueden contar grandes historias no reales pero verosímiles; ha disminuido la épica hacia un rango verídico solo para facilitar la conexión del público con esas historias y demostrar que nadie está por encima de los demás y todos tenemos un papel que jugar, pues las historias unen a la gente. Si tuviera que destacar una narradora que se ha mantenido impoluta hasta el final, sería la banda sonora. Cuando todo lo demás languidecía, Ramin Djawadi aportaba la épica y la nobleza a través de sus composiciones. Esas notas nos han contado muchísimo sobre la trama y sus protagonistas, ha unido a la manada, ha equiparado al Rey de la Noche con Cersei y, al final, ha convertido el juego en la Canción de hielo y fuego. Gracias por semejante calidad y belleza audiovisual, y muchos hurras al reparto por su increíble y notoria madurez en el proceso. Al final, esta temporada iba más dedicada a ellos que a los fans. La historia nunca ha salido de su burbuja y eso está bien. |
El diálogo seriéfilo de la semanaThe last of us Archives
Enero 2023
![]() All Screens by All Screens is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en http://allscreens.weebly.com. Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en http://allscreens.weebly.com |