Post de Naiara Salinas ¿Alguna vez has imaginado que tu vida es una película? Mejor aún, si lo fuera, ¿qué género sería? ¿Cómo percibes la realidad? ¿Eres como Lizzie Maguire y crees que tu conciencia es animada? O a lo mejor eres como yo y no paras de relacionar cada acontecimiento con una canción (#LaVidaEsUnMusical). Este viernes 28 se estrena en Apple TV Plus una comedia que da rienda suelta a esta clase de imaginación en un contexto que justo pide objetividad para llegar al quid de la cuestión. Ojito, que lo que se vende con The Afterparty solo es la punta del iceberg. Seguid leyendo para saber más y, tranquis, que tenemos prohibidos los spoilers. El regreso de los buddies de la comedia criminal The Afterparty es una serie que se desarrolla durante una reunión de ex-alumnos en su viejo instituto. Todo marcha como la seda, de forma más o menos «normal» (la normalidad, pronto se ve, está sobrevalorada aquí)..., hasta que, durante la fiesta posterior (claro, de ahí el título, je) el anfitrión aparece muerto, aparentemente asesinado. Ahí es cuando entra en acción la inspectora Danner, que no contenta con intentar resolver el crimen también tendrá que lidiar con la singularidad de esos individuos durante el transcurso de cada entrevista. El responsable es alguien que se ha ganado el amor de los fans sin mucho esfuerzo por sus alocadas e ingeniosas ocurrencias: Christopher Miller, que junto a Phil Lord nos ha dado títulos como Infiltrados en clase, La Lego Película, Spider-Man: un nuevo universo, episodios de Cómo conocí a vuestra madre y Brooklyn Nine-Nine... Lord no dirige junto a su compañero, para variar, pero sí está presente en el equipo de guionistas. No creo que necesiten más presentación y no creo que necesite muchos adjetivos para describir esta serie porque si conocéis estas historias, ese humor que brinda situaciones disparatadas, entonces ya podéis haceros una idea mínima de lo que os vais a encontrar. Aun así, seguid conmigo, porque aún no os he contado lo mejor. Un tributo hilarante a la comedia La ficción se compone de ocho episodios de en torno media hora (salvo el primero) y cada uno de ellos cuenta la historia de un personaje que está siendo interrogado por esa mujer que tan pronto juega al Cluedo como se pone en modo Reina Cotilla, aunque la verdadera magia está en el focalizador, la perspectiva, y es que los personajes están tan, pero tan bien perfilados, que su personalidad llena por entero el guion cuando les corresponde y nos cuelan dentro de su cabeza para vivir la experiencia más cinematográficamente completa, algo que si ves en maratón te genera una sensación parecida a la del personaje de Aaron Paul en el capítulo «Género» de la tercera temporada de Westworld. Y es que decir que The Afterparty es una comedia al final es quedarse muy corto, porque es TODAS las comedias: la romántica, la musical, la gamberra agresiva tipo Deadpool, la animada... Y todo tiene que ver con cómo es cada personaje y cómo observa su alrededor, cómo entiende la vida. The Afterparty se estructura muy eficientemente con los puntos de vista en el centro de todo, por lo que cada episodio se titula como el personaje cuya historia vamos a averiguar (un recurso muy presente en la literatura también). Es tarea de la inspectora (y del espectador) ir atando los cabos, porque a priori todos los entrevistados tienen algún motivo de peso para haber cometido el crimen. Si estáis enganchados a Agatha Christie o habéis visto Puñales por la espalda, la dinámica es exactamente la misma: todos pasan por un momento confesionario, siempre hay alguien que cuenta más, alguien que se resiste, alguien que decide investigar por su cuenta, alguien que pasa tan desapercibido que automáticamente se convierte en el sospechoso número uno para el público... Lo que le da brío y frescura a ese discurrir es la disparidad de situaciones, historias y subgéneros, de forma que es como estar viendo un cortometraje detrás de otro, sin perder nunca el hilo, porque cada parte sirve como pieza clave del puzle, ni la gracia, porque nada como rodearse de maestros de la comedia para una trama así: Dave Franco, Tiffany Haddish, Ben Schwartz, Zoe Chao, Sam Richardson, Jamie Demetriou, Ilana Glazer... Gracias a su trabajo y al de los guionistas tenemos ocasión de conocer muy bien a Aniq, Yasper, Xavier, Brett, Chelsea y Zoey. También es una comedia adolescente o de instituto, en cierta forma. Vamos, si tuviera que resumir la serie con una canción, probablemente escogería «High School Never Ends», de Bowling for Soup: los personajes sufren una regresión a su año escolar y en la mayoría vemos un choque muy interesante entre el pasado y el presente. Vemos cómo ha afectado a sus vidas, quién mejora, quién empeora, quién sigue más o menos igual, qué traumas prevalecen... Eso también le añade el punto morbo a la situación, así como profundidad, y propicia la diversión porque los adultos no es que hayan madurado mucho, tienen un nervio en el cuerpo que no pueden con él y el asesinato los vuelve más histéricos. De la inspectora también se pueden comentar varias cositas: es un personaje que roza la parodia del agente, parece salida más de Loca academia de policía, pero no por ello pierde el toque de seriedad que requiere su trabajo. The Afterparty es una ficción que empieza normalita pero te va ganando a medida que avanza y entras en ese juego narrativo. A mí llegó un punto en que me dejó de importar quién era el culpable (cosa que, por cierto, tengo que esperar a descubrir, porque no me han dejado ver el último episodio, snif, snif). Es decir, prefería mil veces oír la historia de cada personaje para ver en qué película me iba a meter (la de Ben Schwartz es la mejor. Le he cogido mucho cariño a ese actor a raíz de esta serie). Tiene muy buen ritmo, es gracioseta y se puede disfrutar mucho, aunque la mayoría de los gags no resulten originales (vuelvo a lo de antes: es el mismo humor al que nos tiene acostumbrado este equipo. Si te flipa, esta vez no va a ser menos, creo. De todas formas, lo original no está en el contenido, sino en la forma y solo por eso ya merece la pena). Vale como tributo y vale como parodia del género en sí por cómo aborda los clichés. Totalmente recomendable (además, vais a poder catar los tres primeros capítulos del tirón). Es hablar muy pronto porque estamos solo en enero, pero no veo por qué no considerarla para el top de lo mejor del año (por lo menos, como mínimo, en menciones honoríficas se merece estar). Yo le doy entre notable y sobresaliente.
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Post de Naiara Salinas Llega el momento más temido del año: ese donde tienes que reunir todo lo que has visto o vivido y realizar un balance, quedarte con lo mejor y reflexionar sobre lo peor. En este blog no solemos enumerar esto último (por lo menos yo y públicamente, quiero decir), no nos gusta condenar aunque haya quien se lo pueda merecer. No obstante, destacar lo mejor tampoco es tarea fácil, sobre todo si nos ponemos un límite, porque sería muy sencillo nombrarlo todo, pero lo mismo la lista acabaría el año que viene (bueno, tampoco falta tanto). Por otra parte, ¿por qué siempre tienen que ser series? ¿Qué ocurre si justo este año he preferido fijarme en otras cosas? ¿Por qué no puedo ordenar las bandas sonoras que más me han molado? Ah, ya, porque sería imposible, las quiero a casi todas por igual. ¿Y qué hay de esos personajes que me han enseñado a ver la vida con otros ojos, que me han tocado la patata y a los que seguiría hasta el fin del mundo porque sin ellos mi 2021 hubiese sido un muermo? Los personajes son los que terminan en mi corazón, mucho más que su serie. Para mí ellos guían las acciones, la trama, son el alma de las historias, porque podemos tener muchas parecidas, pero nunca serán la misma si las protagonizan distintos perfiles que toman distintas decisiones. No os preocupéis, ya tengo mi top de series cerradísimo, pero mi último homenaje del año quiero que sea para sus protagonistas, secundarios, antagonistas, etc. Tengo a diez individuos a los que he admirado de forma especial, pero no son los únicos y aquí quiero veintiún nombres aunque no los desarrolle todos. No voy a distinguir entre series nuevas y veteranas, pero sí lo haré entre personajes, ya que son los nuevos, los que llegan para quedarse y los efímeros, los que marcan el año. Menciones honoríficas Vamos a empezar por el final. Veintiún nombres he dicho, ¿no? Once se han quedado sin hueco en el top porque no me marcaron igual, pero eso no significa que no los admire ni me encante verlos cuando aparecen. Algunos de ellos, de hecho, se han quedado fuera por no repetir serie, pero en realidad están a un nivel parecido que el que sí ha entrado en el top. Ellos son:
Y ahora vamos con ese top 10. 10. Assane Diop (Lupin) Este año he aprendido a admirar mucho a los criminales, en especial a los ingeniosos con motivaciones más profundas que el poseer «cosas caras». El ladrón de guante blanco fan del ladrón caballero es un hombre con una mente tan rápida y tramposa como ética. Padre de familia, amigo... Se mueve por el mundo con plena conciencia y al margen de la mente tan impersonal del típico genio. Es un Sherlock Holmes (o un Moriarty) con mucho carisma y mayor bondad. Sabe lo que importa y lucha por ello pero no se deja consumir del todo por la venganza. Además, tiene un salero... Tal y como lo interpreta Omar Sy es imposible no cogerle aprecio. Un Lupin más brillante y más digno que la versión animada que he visto rulando por ahí. 9. Sylvie (Loki) La variante femenina de Loki es una superviviente un tanto radical que batalla para encontrar su hueco en el mundo y de paso hace replantearse todo el sistema de creencias de la AVT (o TVA si se dice en inglés). Lo que me encantó de ella es que bajo toda esa capa de tía dura se esconde un alma en pena (no que yo la compadezca) harta de vivir con miedo. Por no hablar de las miraditas tan dulces que intercambia con su compañero, ejem... 8. Shade (Stargirl) Bendita segunda temporada por presentarnos a este villano que en realidad termina siendo un antihéroe bastante práctico y refinado (estilaco), con gusto por el drama (gran actor) y un humor muy inglés. Desde el momento en que apareció supe que sería un gran personaje; otro ladrón con su toque caballeresco que se ha robado toda la temporada con su gran carisma y se ha convertido en mi favorito de toda la serie. Como buen controlador de las sombras, es un fantasmón, pero cuando aparece te garantiza una buena conversación y una conclusión muy divertida. Aunque cuando se pone serio... uuuuu, tampoco pierde appeal. Un criminal con principios. No voy a negar que hasta lo veo atractivo físicamente. ¿Será el bastón con forma de pájaro o su acento? Ya veremos... 7. Kang Sae-byeok (El juego del calamar) ¡Más ladrones! Aunque yo siempre tuve fe en ella. Sabía que sería una avispada que llegaría lejos y cambiaría de bando continuamente para sobrevivir, pero la historia que reveló fue todavía más conmovedora. Quizá solo por eso el episodio de la prueba de las canicas es mi favorito (aparte, la actriz lo hace tan bien emocionalmente, pasando de la frialdad al reconocimiento de su humanidad, que no se sale sin admirarla). Yo apostaba seriamente por ella como ganadora (me dio un poco de rabia su final), pero la vida no siempre es justa y este juego mucho menos. PD: Sí, veo que, a juzgar por los nombres y las descripciones que voy dando, tengo una tipología de personaje que me atrae en especial. No me escondo, a mí me encanta pelar cebollas aunque acabe llorando. 6. Moiraine (La rueda del tiempo) No me enamoró a la primera, lo confieso. No me llamó en especial porque la vi muy dentro del arquetipo de maestra, pero conforme avanzaba la temporada terminó siendo mucho más y fue una delicia descubrir a esta mujer de clase alta orgullosa que aprendió a ser humilde y con dos dedos de frente se lanzó a hacer algo para cambiar el curso de la historia. Valiente, maternal, paciente, inteligente... Su empatía con los chicos equilibrada con su practicidad la convierten en la versión mágica y femenina de Obi-Wan Kenobi, con un espíritu algo más rebelde. La razón por la que ha sido ella y no Nynaeve (que también me parece sublime) la que ha acabado en este top es por todo lo que sacrifica por la causa: a su gran amor, su hogar, su vínculo con su guardián y hasta su poder. Por favor, se merece el cielo. Para ella un vídeo entero porque el mundo tiene que conocer su grandeza. 5. Zero (Cortar por la línea de puntos) Este es tan sencillo de explicar que solo necesito una frase (pero usaré más, por supuesto). Zero me representa a mí, te representa a ti, nos representa a todos los millenials y, en unos años, también a las generaciones venideras. Zero es ese golpe de realidad que ocurre en algún punto entre los 30 y los 40 cuando empiezas a atravesar la crisis que supone ser consciente del tiempo y lo poco que se ha invertido en vivir de verdad en lugar de bajo los preceptos de la sociedad. Es un personaje súper auténtico, verosímil y muy bien construido, con unas ocurrencias la mar de chistosas y profundas. El narrador perfecto, un filósofo de la calle. 4. Viktor (Arcane) Lo voy adelantando: voy a ser pesada con Arcane en el futuro y no me arrepiento de nada. Tengo un análisis planeado para él y más, pero supongo que no pasa nada por un pequeño anticipo, porque mucho se puede comentar de este joven científico soñador de la ciudad subterránea que, a pesar de contar con privilegios negados a su gente, continúa sintiéndose inferior y enajenado, queriendo explorar más allá de lo que permite la ciencia normal en busca de una cura para todos los males, algo no solo con lo que dejar huella, sino que ayude a los que peor viven. Más todavía se puede comentar de su relación de compañerismo con Jayce o de cómo en su persecución de esa cura se va acercando a lo monstruoso y se refrena a tiempo. O eso pretende (yo creo que aun así caerá en el lado oscuro de esos Ravenclaws demasiado curiosos que se aventuran por caminos que no pueden controlar aunque insistan en encontrar la forma). Este personaje tiene uno de los mejores desarrollos de toda la serie con un recorrido tan ambiguo como acostumbra el guion pero unas luces en esa mente..., que es muy difícil no acabar dándole la razón. Tanto me fascinó, que acabé destripándome su historia en League of legends porque no aguantaba no saber más, pero eso solo ha provocado más enamoramiento. Deseando seguir esta trama, porque entiendo que no va a ser 100% leal. Los tullidos inteligentes marginados son otra de mis debilidades. Para él otro vídeo: 3. Alex (La asistenta) El 2021 me ha presentado personajes admirables, memorables, pero como modelo de vida tengo en lo alto del podio a esta muchacha a cuya intérprete le auguro buen futuro en los próximos premios si la vida es justa. Alex no solo es una gran madre, sino que es una chica muy valiente, con un sentido de la responsabilidad que ya quisiera yo, una luchadora que puede que no se enfrente a dragones, ni a asesinos, ni a seres oscuros, ni a experimentos locos, pero sí a la vida, en concreto, los obstáculos, que en su caso son mayores que un simple despido o una falta de oportunidades. Alex es un personaje que empieza bien, bien en el fondo, que tiene muchos motivos para enfadarse y gritar al cielo, pero no lo hace, se concentra en luchar por darle luz a su hija, por mantener su vida lo más alejada posible del drama que está viviendo y ha vivido. Solidaria, con un espíritu que llena. Es imperfecta, pero resiste los golpes como nadie. Yo quiero llegar a ese nivel. Entonces, si tanto la admiro..., ¿quiénes se han colado en los dos primeros puestos? Bueno, ya sabéis lo de las malas obsesiones... 2. Kate Bishop (Hawkeye) Si antes decía que Zero me representaba, Kate es mi animal espiritual, no solo por su admiración ciega (y a su vez con su conocimiento de causa) hacia Ojo de Halcón, el mejor Vengador del mundo: su estilo, su gusto por el tiro con arco, su forma de pensar, su gracia, su curiosidad... Es divertida y tiene más nervio del que se le aconsejaría a una superheroína, pero nada que la experiencia y las enseñanzas de un maestro no puedan subsanar. Es torpe y hábil, confiada y segura de sí misma, y sin duda nos ha brindado muchos de los mejores momentos del año. Me postro a sus pies, señorita Bishop. Quiero ser ella en su totalidad, quiero pelear junto a Clint con un arco, quiero vestir ese traje, tener un «pizza perro», tener una guarida, derrotar a un villano como Kingpin... Estoy verde de la envidia. 1. Kaz Brekker (Sombra y hueso) Para qué negarlo: ha sido mi obsesión casi todo el año. Me enamoré de él en los libros y verlo luego en escena fue un sueño, superando las expectativas. No solo le debo al 2021 descubrirme a este maravilloso personaje, sino también a Freddy Carter, del que he estado pendiente desde abril (tampoco había hecho mucho antes, así que naturalmente me lo he visto todo). Hay personajes en esta lista que suponen un reto elevado en interpretación (como Alex), pero lo de Kaz, constructivamente hablando, es otro nivel, porque es más duro tener que reflejar distintos rangos emocionales con poquísima expresión facial, en pequeños gestos, en la mirada. Kaz es la mejor demostración de todo lo que los ojos esconden, esa oscuridad fruto de un sufrimiento que pocos han conocido y del que en la primera temporada apenas tenemos atisbos. Es un personaje muy trágico y al mismo tiempo un cómico, un burlón, un genio adolescente del crimen que no por ir con bastón está indefenso (al revés: ojo con cabrearle que te zurra de lo lindo), que ha visto demasiado y por ello siempre va un paso por delante y no le cuesta improvisar cuando algo se tuerce; la mente estratega con la que quieres contar para cualquier clase de golpe, sea sencillo o complejo. Puede que sea un cascarrabias con una moral muy ambigua, pero es justo, leal y tiene muchas de las mejores frases y razonamientos de la saga y la serie, con grandes momentazos. Como dije en la meme review, es el híbrido entre los mejores criminales de la historia, un Frankenstein que salió muy bien (y eso que todavía ni siquiera hemos visto lo mejor de él en pantalla). ¿No había dicho yo hace nada que los tullidos inteligentes marginados son mi debilidad? Y los ladrones complejos con pasado turbio. Mi nueva aspiración en la vida es crear un personaje tan guay y que me genere tanta obsesión como él, porque os juro que desde que lo conocí no hago más que verlo en todas partes. Cualquier excusa es buena para sacarlo a colación. Post de Naiara Salinas Si os dijera que no estaba esperando a finales de año escribir un post sobre esta serie quizá no me creyeseis y..., sí, os entiendo, porque... ¿cómo no conocerla? ¿Cómo no querer hablar de ella? ¿Cómo no enamorarme, cuando tiene todo lo que me gusta? Mi flechazo llegó muy tardío, pero llegó: de querer desentenderme he pasado a la obsesión absoluta, traducida en revisiones de escenas y hasta capítulos completos, elaboración de análisis propios tras ver unos cuantos muy buenos en YouTube y lectura exhaustiva de fanfics y el lore de la fuente madre: el videojuego League of Legends. Cuando me da, me da muy fuerte. Un universo completo Arcane explora los orígenes del entramado complejo desarrollado por Riot Games desde 2009: un mundo llamado Runaterra que alberga distintas regiones, cada cual con su caracterización particular, donde conviven diferentes razas (humanos, feéricos, autómatas, etc.), magia y ciencia; esto da pie a que cada aventura, dentro del espectro épico fantástico, tenga una tonalidad o pertenezca a un subgénero diferente. Si uno se aventura a la web principal, se dará cuenta de que el material pedía una adaptación desde hacía tiempo: hay mucha, muchísima, información sobre cada región: los campeones del juego que pertenecen a ella, relatos de cada uno, imágenes del diseño... Sin duda uno de los proyectos más ricos y ambiciosos de la compañía, que se ha visto beneficiada del apoyo de Netflix para lograr este salto a nuestros monitores de una forma más profunda y menos interactiva. Y yo agradecida que les estoy, porque lo han hecho tan bien que, sin ser fan del juego, ya estoy muy sumergida en toda su creación. En el caso de la serie, nos movemos en el steampunk (*emoji con corazones en los ojos aquí*), que desarrolla el choque de la ciencia tecnológica con la magia. Tenemos dos ciudades colindantes (una dependiente de la otra), cuya división no la determina solo su ubicación simbólica en el mapa, sino también el claro desequilibrio en cuanto a nivel de vida: por un lado la próspera Piltover (la aventajada situacional, económica, arquitectónica, política y sanitariamente) y, por otro, la decadente Zaun, tierra subterránea de cañerías y toxinas. En la ciudad de la luz, la del aire fresco, la de los grandes edificios de mármol blanco, existe el orden, mientras que en Zaun (hogar de la desesperación, del vicio, el ambiente industrial y los gases contaminadores) reina el caos y los ciudadanos actúan como una manada que se apoya en el alfa más fuerte, aquel capaz de velar por la paz y los intereses de su pueblo. La enemistad entre ambas zonas está presente durante toda la temporada y es el pilar sobre el que se asientan muchos de los conflictos personales, empezando por dos hermanas zaunitas, Vi y Powder, cuyas vidas sufren un revés tras la primera rebelión, que mata a sus padres. Desde ese momento ambas crecen bajo el ala de Vander, líder rebelde de Zaun, odiando todo lo que representa Piltover. La otra dicotomía la pone el saber académico, dado que un piltillo, Jayce, trata de descubrir cómo controlar la magia a través de la ciencia y acaba aliándose con Viktor, un genio zaunita asistente de uno de los miembros del Consejo y fundador de Piltover. Pero lo que para unos jóvenes científicos es una oportunidad de mejorar las cosas, para otros malhechores es un arma más a tener en cuenta si se quiere cambiar la orientación de la balanza... La expansión de todo ese universo, ese lore, no ahoga una narrativa que camina por senderos muy socio-políticos al mismo tiempo que aventureros; de hecho es fantástica porque cada ingrediente suma a esa narración y consigue brindarnos un producto atípico. Todas las historias y los personajes que intervienen denotan un tono muy maduro, entroncando cuestiones serias como los trastornos mentales postraumáticos, el perderse a uno mismo entre la sed de poder y de venganza, la necesidad del academicismo en la política, la hipocresía de la inacción en aras de la paz, el miedo al futuro como obstrucción del progreso, el peligro de los prejuicios que entorpecen la resolución de conflictos, el abuso de autoridad, la xenofobia, el derecho a la autonomía... No es una trama de héroes contra villanos, sino de las que retuercen el bien y el mal para que seas tú quien armes tu juicio de valores. Por ello, el buen planteamiento del world building, la variedad de razas, su belicismo y esa ambientación urbana donde la magia es una leyenda y algo temible cuando se despierta, así como el desarrollo de los protagonistas y el guion, más la cantidad de análisis y comentarios que pululan ya por las redes (fenómeno fan a tope), yo diría que POR FIN podemos hablar de una nueva Juego de Tronos en todo su esplendor (din din din, ¡habemus ganadora! Ha costado dos años, pero la tenemos. Ni The Witcher, ni Sombra y hueso, ni La rueda del tiempo. ESTA es la elegida. Tanto es así, que hasta ha destronado a su predecesora). Y yo que promulgo el amor por las trilogías allá donde hay una saga de más de cinco entregas, acabo encantada cuando ojeo esa estructura dividida en tres actos (tal cual: Acto I, Acto II y Acto III), con tres episodios cada uno, finalizando en cliffhangers brutales a modo de transición que añaden una capa más a cada personaje y a su conflicto. Y estos se podría decir que son el corazón y la mitad del éxito de la serie, no solo por su popularidad entre los jugadores (los cuales lo que más han gozado ha sido la precuela a lo que son en el LOL), sino por lo mimados que han sido, fueran protagonistas o secundarios, con una personalidad muy distinguida, una trama muy interesante y unas voces magistrales (en especial Ella Purnell como Jinx, Hailee Steinfeld como Vi, Harry Lloyd como Viktor —ese, además, con un acento del este muy logrado— y Jason Spisak como Silco) muy hábiles a la hora de arrinconar todos los matices de cada uno: la ira, la esperanza, la inocencia, el desengaño, el dolor, la locura, la simpatía y el humor. En el caso de España, los jugadores tienen su fan service con el regreso de los dobladores del videojuego. El mejor diseño de producción y editing del año Trasladar una animación de videojuego a una de plataforma no parece una tarea que en principio requiera mucho esfuerzo, o eso diría una mente ignorante como la mía. Pero tal y como se ha hecho en Arcane me figuro que habrá llevado más de unos meses, porque no se trata solo de lo precioso y calcado que es el dibujo (con un toque híbrido muy similar a lo que se vio en Spiderman: un nuevo universo), sino también del cuidado del montaje, de la inserción de cada elemento, detalles como el aspecto de los personajes para reflejar su crecimiento; sus expresiones faciales; su vestuario; la mugre; las heridas; la iluminación... La estética es cojonuda. Cada plano está tan cuidado que da igual cuando le des al stop, que te saldrá un wallpaper precioso. Ese producto atípico que comentaba arriba no se consigue solo por el mundo introducido y su forma de abordar los temas, sino por cómo emplea la escenografía para aportar y crear símbolos, unas veces más sutilmente que otras. Pocas decisiones de diseño son al azar en una serie plagada de metáforas visuales, como las presentes en la mejor escena (no es solo que lo diga Jordi, sino que yo también lo pienso). Y ni qué decir de la banda sonora original, empezando por una intro muy molona a cargo de Imagine Dragons que habla de la enemistad, de los puñales por la espalda que muchos personajes se clavan entre sí, y siguiendo con una mezcla de temas cañeros para la acción y otros más sentimentales a lo largo de los episodios (incluso eso tiene sentido cuando te das cuenta de que la mayoría de las canciones rockeras suenan en las secuencias de Zaun, mientras que en Piltover predomina la música instrumental. Hasta ese punto se cuida el detalle). Sabes que los compositores, los editores (quien sea) han acertado... cuando la primera canción de la serie suplica por la paz casi con timidez y, en cambio, la última está llena de resentimiento. Conclusión
Que Arcane se ha convertido en la mejor adaptación de un videojuego de la historia creo que es algo en lo que podemos coincidir jugadores y novatos. Se puede acusar su poca valentía al elegir el formato animado antes que el de acción real (siempre me quedaré con la duda de si hubiera sido tan, tan guay, aunque lo dudo), pero en lo demás ha arriesgado bastante ofreciendo algo que, a pesar de seguir siendo muy comercial, contiene mucha personalidad y mucho arte, un orgullo para los profesionales del sector. Arcane no solo es bonita: tiene un buen fondo y una buena escritura; garantiza una experiencia alucinante. Los Annie Awards tienen toda la razón del mundo. Digna del top de lo mejor del año. Post de Naiara Salinas De la creadora de la desastrosa saga Las series son para el verano, llega la secuela todavía más desastrosa... Cuando el mundo te ha arrebatado todo lo que amas (el tiempo). Cuando un enemigo acecha en la oscuridad (el tiempo). Cuando te faltan las armas necesarias para hacerle frente (tiempo). Tan solo podrás recurrir a un último recurso: el tiempo. Siete días a comienzos de mes para cruzar un portal y emprender un viaje dramático lleno de romance, de comedia, de aventuras y de sexo. ¿Conseguirá el Tiempo salirse con la suya? Maid (La asistenta) Empezamos con un plato muy fuerte, por duro. Maid llegó a Netflix en octubre y se convirtió en otro exitazo inesperado, aunque después de verla, confirmo que todo aplauso es merecido, sobre todo a nivel de interpretación. Esta miniserie de diez episodios de casi una hora recoge las vivencias reales de la escritora Stephanie Land, metamorfoseada en Alex, una joven madre soltera víctima de abuso por parte de su ex que trata de asentarse en un hogar con un oficio mal remunerado de asistenta para darle a su hija Maddy la vida que se merece. Una Cenicienta de verdad, sin príncipe encantador (pero tal vez sí un hada madrina). No es una serie que genere especial adicción (por tanto, nada recomendable para un maratón), pero sí cuenta con una historia de la que deseas saber el final, porque al principio da la impresión de moverse en un círculo vicioso que tiene tan atrapada a la protagonista que la fuga es inviable. Como la vida misma, el viaje de Alex está repleto de avances y retrocesos, un conjunto de sucesos desencadenados tanto por malas decisiones como por mala suerte que en ocasiones arrastran no solo a la joven y a su hija a un presente tan dudoso como el futuro, sino también a sus amigos más cercanos y familiares. Es una historia muy familiar que busca transmitir las consecuencias de una desestructuración sin justificar los vaivenes que atraviesan los personajes más viciosos pero sí empatizando con todos a través del ojo de una protagonista que es un trozo de pan, una madre coraje que intenta escapar del desorden impuesto por esa vida y ser lo que siempre ha querido ser. El guion putea mucho a Alex y es desesperante ver cómo por cada paso adelante da dos atrás, pero el desenlace merece la pena porque no está exento de justicia y, sin que resulte muy Disney, te deja aliviado/a/e. Es una alegría que Kate Winslet ya obtuviera el Emmy por Mare of Easttown porque el 2022 le pertenece a Margaret Qually por el mejor papel de toda su carrera hasta ahora (un gran salto desde que la vi en la fatídica adaptación de Death Note por primera vez): valiente, enérgica, sufridora, optimista, altruista, madura. Su madre (tanto en la realidad como en la ficción) no se queda atrás, es el segundo personaje más interesante. Maid es un gran ejemplo de por qué vivir el presente es esencial, demostrando los claroscuros por los que se rige el mundo, donde la última palabra la tienen la esperanza y la fuerza de voluntad. De lo mejorcito de este 2021. El tiempo que te doy Para empezar, el tiempo que yo le he dado a esta serie no ha sido muy largo (badum tss): una de las más cortitas del año, bendita sea, cuya peculiaridad son los títulos de sus episodios, que te describen en formato temporal lo que se ve (9 minutos de presente, 5 de recuerdo, por ejemplo). Nos cuenta una historia de amor y de desamor, entre Lina y Nico. En concreto, todo lo que le lleva a ella superar la ruptura, marcada por la cantidad de momentos buenos hasta la irrupción del malo, desde el cual no hay vuelta atrás, aunque mentalmente sí. El guion nos describe con un toque muy realista todo lo que implica entregarse a una relación, que siendo tan duradera marca y llega a definir muchos aspectos de nuestro día a día. Lanza la reflexión de hasta qué punto es posible el borrón y cuenta nueva cuando, además de pasión y cariño, ha habido compañerismo y descubrimiento. ¿Por qué por algo malo habría de eliminarse todo lo bueno también? ¿No forma parte del desarrollo? Lina se enfrenta a esta tesitura en diez capítulos, dentro de los cuales la mitad están marcados por la relevancia del pasado frente al presente. Cuanto más avanza la trama, más se encuentra Lina en vías de tener que volver a agarrar las riendas de su vida y seguir adelante, incluyendo menos minutos de recuerdo. Un ritmo y una estructura muy acertados con dos actores que se ponen muy tiernos por momentos. Y, dado que no he visto muchas producciones españolas este año, le guardo un hueco en el corazoncito. Ojito, que se sufre un poco. La vida sexual de las universitarias Serie que empecé porque salía la hermana desconocida de Timothée Chalamet y serie en la que me quedé porque era genial. Genial y breve (no es que este sea un requisito imprescindible para ver una serie en mi caso, pero sí que ayuda a vendérmela), con sus 20 minutitos propios de sitcom, pero sin toda esa parafernalia del público en directo. Su título no da lugar a dudas en lo que al argumento se refiere, que nos presenta a cuatro chicas de distinto origen (Kimberly, Bela, Leighton y Whitney) en su primer año de carrera. La vida las junta en el mismo dormitorio de la residencia y se acaban convirtiendo en amigas mientras cada una vive su drama personal (y no solo relacionado con el amor y/o el sexo, ojo), aunque en lo general la serie de drama poco tiene. Esta comedia se prepara con ingredientes clave para su disfrute instantáneo: cogiendo la esencia de Sex Education (tanto la parte sexual —el gran atractivo, el punto «original»— como los valores que defiende y algunos enredos), con una pizca del humor que encandiló a la generación de Chicas malas y añadiendo el toque mágico de HBO (Max) que logra que todo su catálogo triunfe aunque no sea novedoso. No se puede decir, por ende, que algunas de las tramas de aquí no las hayamos visto antes, pero sí que cada una brilla con luz propia gracias al carisma de sus protagonistas: la tímida, inocente y torpe Kimberly aprendiendo a desmelenarse, a liberar sus impulsos; la orgullosa Leighton aprendiendo a sentir y empatizar; la alocada Bela aprendiendo que en la lucha por su sueño no vale todo y la luchadora Whitney aprendiendo a independizarse y forjarse una identidad al margen de su madre política. Aparte, se nos presenta la diferencia entre lo pudiente y lo humilde, que se igualan en el terreno amoroso. En La vida sexual de las universitarias tenéis diez episodios chispeantes súper ligeros y adictivos de enredos e ideas muy ingeniosas, frescas y divertidas en torno al sexo, las tendencias juveniles y la vida misma, sin restar importancia a lo que es serio. De este trío es la única que he seguido semanalmente desde el finde de su estreno. Grandes diálogos (dicen que la guionista ha sido fichada de The Office, así que no me extraña). BONUS
The Witcher Un breve comentario sobre esta segunda temporada, que mejora en cuestiones de estructura narrativa (adiós a la confusión de líneas temporales) y elementos técnicos, pero pierde parte del encanto de su predecesora, mucho más luminosa, original y versátil. En lo demás crece de forma muy notable: es un gusto ver la dinámica entre Geralt y Ciri, aunque Yennefer sigue robándome el corazón y es un placer verla en acción con Jaskier. La trama de los elfos no ha estado mal y augura cosas interesantes, aunque nada como conocer el lugar «donde se fabrican brujeros». Ya sabéis: si hay que ser brujero, enviar el monstruo al infierno... (esto se lee cantando). El cambio de compositor también le ha sentado muy bien: de alguna forma, las notas de Joseph Trapanese (que en primavera nos deleitaba con Sombra y hueso) se asientan mejor sobre el montaje, siempre conservando la esencia de lo que hizo Sonya Belousova en su día. He echado en falta un poco más de firmeza al principio (y eso que el relato de Nivellen es muy chulo; una pena que no se desarrollase); su ritmo fluctúa más que en la primera temporada. Nada que comentar sobre los cambios con respecto a ese libro que sigo sin leer (y ahora miedo me da). Post de Naiara Salinas Con el año frenético que llevo voy dejando más cosas pendientes que nunca y muchas de ellas se me olvidan a la par que ignoro esos tesoros que normalmente descubriría sin problema. Suerte que todavía hay compañeros majos que se encargan de sacarlos a la luz, sobre todo en este caso. La realidad del millenial desencantado con tono desenfadado Cortar por la línea de puntos ha llegado en el momento más idóneo: un momento donde el consumismo y la propaganda a bombardeo apenas nos deja tiempo para respirar, no digamos ya meditar, y muchas veces conviene hacerlo o nos volvemos locos. Eso es algo que esta serie recrea bastante realísticamente. Su desarrollador, el italiano Zerocalcare (que además es autor y dibujante del cómic del que parte), nos refleja con un humor sarcástico, gamberro y en ocasiones apático, parte de su vida y su visión de un mundo que avanza muy deprisa, donde cada individuo humano pelea por encontrar su hueco y, si no lo logra, lo afronta con desgana. Cuando la vi no sabía que estaba basada en un cómic, pero sí reconocí ese toque autobiográfico, principalmente por todos los temas que trata y que convierten estos seis episodios de veinte minutitos (una fantasía cuando estás cargadísima de tarea) en un retrato cultural muy completo de esta década bajo el ojo adulto que expresa abiertamente su nostalgia, su desagrado, su sorpresa y su confusión por el cambio tan radical y el funcionamiento de la sociedad que deja muy desamparado a quien no sigue las reglas de un juego cada vez más competitivo. Su tono crítico pero a la vez hilarante hizo que acabara pensando mucho en Persépolis (y eso que este es mucho más dramático) y en Mafalda. Tengo la teoría de que los mejores cómics y las mejores novelas gráficas son los que contienen el toque (auto)biográfico, o al menos siempre acaban siendo mis favoritos; son obras donde la voz del autor está súper presente y te ayuda a conectar con su cerebro de forma más directa aunque narre en tercera persona (pero casi nunca lo hacen porque son conscientes de que esas viñetas nacen de su ansia por expresar y no quieren ocultarse tras otra voz). En este caso esa voz es la de Zero, un dibujante de cómic en sus treinta y muchos o cuarenta y pocos, cuya conciencia tiene la forma de un armadillo y con la que discute a menudo sobre lo que le ocurre a él o a sus amigos Secco, Sarah y Alice. Esa es la trama, no hay un objetivo concreto, una misión más allá de vivir la vida, a veces sufriéndola, a veces redescubriéndola. Zerocalcare nos permite ver su mundo interior de una forma muy animada (valga el chiste) y nos planta varios zascas y hechos con los que es imposible no identificarse. No se trata de referencias al uso, no son los easter-eggs lo que importa (aunque haberlos haylos), sino las ideas, pensamientos manifestados en diálogos (ya sean imaginarios o reales) que casi seguro que todos hemos tenido alguna vez con nuestro entorno. Esa es una de las cosas que para mí hacen tan especial esta joya: que es muy auténtica y, sin dejar de ser personal, se extrapola a toda una generación como si describiera la condición humana misma. Por ejemplo, y esto puede ser tanto un mini spoiler como una breve cata del tono y el humor que se pueden disfrutar, el momento donde critica el catálogo de Netflix es demasiado brillante, es como si me hubiera leído la mente, como si Zero fuera mi animal espiritual en todo: en su opinión, su arrebato emocional... Por supuesto que las personas no hablamos así todo el tiempo, pero (como defendía Nicolas Cage en La búsqueda) estoy segurísima de que sí que pensamos con esa fuerza. Aparte, me encanta esa autocrítica por parte de Netflix, la plataforma productora de esta ficción (es como: «Me tiro flores y también mierda porque puedo. ¿Veis como molo? Os entiendo más de lo que pensáis»). Esta forma de pensar, no obstante, tiene una consecuencia y es que acaba resultando un humor muy adulto a pesar del aire fresco que difícilmente las jóvenes generaciones podrán comprender o apreciar (al menos, hasta que pasen unos añitos y lleguen a esa edad). De la viñeta a la pantalla Ver Cortar por la línea de puntos se convierte en una experiencia muy amena y divertida gracias no solo a que la duración es perfecta y los gags muy ocurrentes, sino también a que el diseño es una pasada, adaptando los dibujos del cómic a una animación clásica, muy de los 90-principios de los 2000, lo cual acentúa la morriña porque te hace pensar en las series animadas de tu infancia, otra razón por la que considerar el público tan específico al que apela (se me viene a la cabeza, por ejemplo, Pepper Ann, ¿os acordáis?). Aunque la producción sea italiana, su planteamiento es tan universal que hasta emplea canciones en otros idiomas, como el francés (y menudo descubrimiento son estos temas. Posiblemente en la selección musical se encuentre su lado más indie). Aparte, por todo eso que comentaba arriba de la voz, la labor de doblaje se convierte en súper importante, y en el caso de España hay que felicitar al bueno de Eduardo Bosch (voz habitual de Kit Harington y Jason Segel, por ejemplo) por su entrega a la hora de atrapar todos los timbres que emplea Zero, quien a menudo es la única voz que oímos y que, como buen narrador, imita a las de sus compañeros con la misma naturalidad con la que lo haríamos nosotros cuando estamos relatando alguna vivencia (espero sinceramente que el hombre tuviera una botella de un litro de agua con él en el atril, porque Zero es súper enérgico algunas veces y casi nunca se calla). Por tanto, para ir rematando, Cortar por la línea de puntos es alegría simpática, es crítica y es hasta emotiva (cuando menos te lo esperas la cosa adquiere cierta seriedad y profundidad). Pero ante todo es meditación por y para gente que se hace mayor y ve la vida pasar intentando seguir la línea de puntos, hasta que sale del desengaño y descubre que esa no es la garantía del éxito. ¿O quizá es que en el fondo hemos cortado mal y acabado rasgando el papel?
Se sale de aquí, irónicamente, haciendo psicoterapia en vez de «ver solo una serie», jeje. Además, tanto si renueva como si no, te vale, porque cada episodio es autoconclusivo. Dentro de unos añitos esto se volverá de culto, hacedme caso. ¡Hola, allscreeners! Como ya muchos sabéis, nuestra compañera Rose estuvo trabajando en 2021-2022 en la radio COPE. Eso explicaba que últimamente no se prodigase mucho por aquí, pero sigue estando presente y está intentando ayudar en lo que puede. Por eso estamos aquí. Porque han surgido algunas oportunidades que os queremos contar. Y es que, nunca pensamos que, de una conversación espontánea con alguno de sus jefes, nos surgieran a nosotras como blog la oportunidad de ampliarnos. Esta vez en la radio.
Nuestra Rose es la embajadora allí y ha conseguido hacer algunos espacios de series, su gran afición. En La Noche de COPE los jueves está la sección “Noches de series” y en Herrera en COPE también ha hecho algún cameo. Es un proyecto nuevo, una forma de ampliarnos y seguir compartiendo nuestras aficiones. Pero no queremos desaprovechar la oportunidad de dejar los enlaces aquí también para que podáis escucharla, dejarnos recomendaciones sobre las próximas series que os gustaría que comentase y contarnos qué os parece. Aquí los tenéis.
Post de Naiara Salinas Como esta sección (de momento no oficial) empezó en julio pero hablar de verano en octubre duele y carcome... le he modificado el título un poquiño (por cierto, se basa en el de la novela de Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano. Para que conste en acta). Una vez más las series bombardean mi humilde existencia y, una vez más, me siento arrollada por la cantidad de estrenos que apenas he podido sentarme a degustar entre vacaciones (de las que sirven para, literalmente, desconectar) y deberes laborales. Pero heme aquí de todos modos, presta a contaros qué he descubierto en los dos últimos meses, aparte de que los musicales sarcásticos continúan molando, Brasil se ha abierto un huequito en Netflix, los dioses asgardianos siguen metiéndose en jaleos que nadie más entiende... o que a veces puede, y solo puede, que no sea tan buena idea realizar un reboot de un producto muy querido (bueno, eso último solo lo ha descubierto Rose, yo aún no me he iniciado). Pero, Naia, ¿ya te ha dado tiempo a respirar? Es una pena que no veáis el casco especial de Darth Vader que me he tenido que fabricar para hacerlo. Menos mal que una de las series que voy a meter aquí de colofón me ha valido como terapia. La colina de Watership La primera invitada no pertenece a este año, es una viejita de mi lista de pendientes que por fin pude tachar. Le debo el conocerla al videoclip que me encontré un día en YouTube con un tema demasiado precioso y legendario de Sam Smith que sí, es original para esta miniserie británica de animación digital de 2018, producida por la BBC y distribuida internacionalmente por la todopoderosa Netflix. Se basa en el clásico homónimo de Richard Adams y a su vez es un remake de una película del 78 y una serie animada de 1999. Todo un clásico que nos cuenta la historia de un grupo de conejos («conejera» sería el nombre colectivo oficial) que, siguiendo las visiones de uno, emprenden un viaje plagado de peligros en busca de una tierra mejor al sur de Inglaterra para construir su madriguera y empezar de cero, lejos de las manos humanas. Es una miniserie muy, muy cortita, como buena producción británica: solo cuatro episodios que siguen, por lo que he podido averiguar, la estructura novelística dividida en las mismas partes y, también como buena brit, reúne a lo mejorcito en cuanto a actores locales: James McAvoy (pone voz al conejo líder, Avellano), Nicholas Hoult, John Boyega, Ben Kingsley, Gemma Arterton, Olivia Colman, Peter Capaldi, Taron Egerton, Daniel Kaluuya, Gemma Chan, Rosamund Pike, Rory Kinnear, Anne-Marie Duff, Freddie Fox... El IMDB es un regalo a la vista, ya os digo. No es la primera vez que Reino Unido nos vende una historia protagonizada por conejos: en el cine tenemos Peter Rabbit. Pero una y otra son dos polos opuestos, nada que ver. De hecho, es un error considerar La colina de Watership como un relato infantil, aunque de la impresión de haber sido suavizada para aglomerar a ese público, sino que más bien se acerca a Rebelión en la granja, de George Orwell. Se perfila toda una cultura única en torno a estos animales, con su propia lengua y su propia mitología, incluyendo leyendas y nombres que podrían provenir de un reino mágico y construyen un universo muy rico y complejo para expresar o manifestar ideas sobre la forma correcta de liderar, la democracia contra la tiranía, la razón contra la emoción ciega, la libertad contra la esclavitud, etc. Posee un estilo con mucho contraste, planos espectaculares y muy artísticos, imágenes oscuras para una narración que presagia lo peor pero también muy coloridas para momentos livianos. Contiene elementos que la vuelven un tanto cruda, pero no deja de ser una epopeya con personajes muy dispares que deciden actuar como una piña para sobrevivir, lo mismo que sucede en La Odisea. Yo, que he criado a conejos, me lo pasé pipa viéndola con uno de ellos. Me sorprendió gratamente por su increíble madurez y naturalidad al tratar los temas mencionados. Al final es un cuento muy hermoso y profundo sobre la lucha encarnizada por el bien común, con su dosis de fantasía, y por eso se lleva una notaza por mi parte (además, quien no haya tenido el gusto de conocer el talento oculto de McAvoy para el doblaje en el audiolibro de The Sandman puede hacerlo aquí). La recomiendo con creces. Mare of Easttown No es ninguna sorpresa a estas alturas que esta otra miniserie (se está discutiendo una segunda temporada pero en principio vamos a considerarla miniserie) se ha convertido en uno de los éxitos del año. Este thriller policíaco de HBO nos traslada al pueblo de Easttown, uno de esos lugares donde toda la población parece que actúa como una unidad pero practica el ostracismo con aquello que se salta las reglas. Mare (Kate Winslet) es detective y debe investigar un asesinato repentino a una adolescente madre primeriza que previamente sufría de ese ostracismo. Para ayudarla llega un detective del condado llamado Colin Zabel (Evan Peters). Yo llegué a ella a través de las incontables buenas críticas y, si bien acabó convirtiéndome en una fan más, tampoco me sacudió el corazoncito como pensé que lo haría, ya que es una trama con muchos altibajos. De hecho, no me quedé tanto por la sinopsis (siempre interesa conocer al culpable, no obstante), sino por los personajes. Mare Of Easttown es una historia colectiva de fondo, que, aunque se centra en un personaje, nos consigue dar un atisbo de todos en siete capítulos, lo que nos ayuda a empatizar con ellos (con algunos más que otros). De manera que no solo obtenemos pleno conocimiento de la protagonista, sino una visión panorámica de todo un pueblo que nunca va a ser sencillo por mucho que lo aparente, y lo que acontece les acaba afectando directa o indirectamente. Pronto nos damos cuenta como espectadores de que Easttown no es un lugar abierto, sino hermético y cualquier persona puede ocultar algo. También puede sentirse pequeña o abandonada y ese es el halo que rodea a Mare, un personaje que, a pesar de una fortaleza muy grande, en ocasiones se ve superada por la situación que atraviesa la familia, cuando no ella misma, incapaz de mantener una relación estable. Kate Winslet está impresionante en un papel que navega continuamente en una dualidad, en una batalla consigo misma, sus demonios y el pueblo, un papel muy bravo que tan pronto lidera los hechos objetivos y controlables como es sometido por las emociones. En general es muy destacable (de nuevo) la madurez del elenco en general, incluidos los críos. Evan Peters también merece un aplauso. Midnight Mass Vamos con el regreso de Mike Flanagan, maestro del terror audiovisual miniseriéfilo. Esta miniserie (disponible en Netflix otra vez) se convierte en una exposición continua de ideales que, para comprender por qué le motivan al showrunner, quizá habría que repasar lo que nos contó con Hill House y Bly Manor. Midnight Mass no funciona exactamente igual y nos conduce a un terreno nuevo, más religioso y alejado de lo sobrenatural pero no por ello exento de fantasía. Y, sin embargo, Flanagan lleva a un nuevo nivel su profundidad narrativa en torno a las motivaciones humanas. El secreto quizá sea que, además, nos encontramos ante la primera miniserie que no es una adaptación de un clásico literario, sino que surge directamente de la mente del nacido en Salem (por si no lo sabíais. A mí es un detalle que me encanta). De hecho, esa nacionalidad puede llevarnos a comprender mejor el argumento, el cual nos presenta una isla aislada cuyos lugareños están moralmente destrozados hasta la llegada del nuevo cura, un hombre que cambiará sus vidas cuando inicie una cadena de milagros un tanto mesiánicos. De manera similar a Mare of Easttown, la focalización agarra la noción de pueblo que tenemos todos, aunque su coralidad es mucho más evidente, ya que desarrolla varias tramas protagonizadas por distintas personas en ejes más distinguidos que se van entrecruzando. En su conjunto, el guion se convierte en una parábola donde, más que el terror, importa lo que simboliza, y por eso no hay un antagonista claro, ya que este termina siendo un concepto abstracto. Igual que hizo con sus fantasmas, Flanagan vuelve a torcer el género para bucear en su causa y nos expone el interior de los protagonistas de una forma más explícita y abierta que en sus trabajos anteriores, a través de monólogos dignos de analizarse en clase de Filosofía que generan un ritmo muy pausado. Es una serie que se cuece a fuego medio --unos tres primeros episodios intrigantes con un ritmo equilibrado, dos más densos y dos súper explosivos-- pero nos brinda una totalidad de cada individuo única, de forma que para cuando llega el final arrasador sufres de la tensión que causa la incertidumbre de quién se va a salvar y quién no. Por tanto, los personajes continúan siendo el gran fuerte de este hombre que se aventura a un viaje donde está cuestionándose continuamente el sino de las cosas. Ello vuelve Midnight Mass en su creación más trascendente y reflexiva (y en la menos terrorífica a pesar de que hay un par de jump scares y buenos cliffhangers), es decir, conjuga el contenido con la forma, y su final invita a meditar sobre todos los mensajes ocultos (ejemplo: el fanatismo contra la fe, la destrucción que hereda la juventud, el respeto al politeísmo, el ateísmo, etc.). Son conflictos que poco se tratan y que a este contexto le vienen como anillo al dedo. Como punto en contra es que tanto tiempo para esos monólogos ahoga la narrativa en la contemplación y no se permite aprovechar los puntos de giro en un momento en que el espectador suplica que se aprovechen porque nos acercamos al desenlace. Esa pausa en medio resulta tan necesaria como un estorbo. Si solo hubiera sido tan ambiciosa a nivel de dirección como las dos anteriores se llevaría mejor nota (de momento la dejo en notable bajo), pero no me ha encandilado igual a pesar de que me ha tocado la patata (lo siento, las comparaciones ya sabéis que son odiosas). Aun así, bravo. Otra cosita: el compromiso de Flanagan con sus actores es más que notorio y me encanta que renueve y mantenga caras por igual. Lo único que le voy a pedir es que Kate Siegel siga en todas sus producciones, please. Nine Perfect Strangers ¡Mi serie terapéutica! Y como veis, mantengo más o menos un equilibrio de plataformas. Del segundo viaje a Netflix me traslado hasta Amazon Prime Video para un retiro espiritual de la mano de Nicole Kidman. Como reza el título, la serie (¿o miniserie? Aquí no lo tengo claro) reúne a nueve extraños con problemas de varios tipos, dañados por dentro, en un retiro a Tranquillum, un pequeño paraíso donde a lo largo de varios días realizarán actividades que les enriquezcan el alma y, en principio, les sanen. Sin embargo, los métodos poco ortodoxos de la directora del centro, Masha, irán alimentando dudas en el grupo. Se trata de una adaptación de la novela homónima de Liane Moriarty, la misma autora de Big Little Lies, y también se cocina para llevarnos por senderos meditabundos a los que llega un poco infringiendo la norma convencional. La temporada se compone de ocho episodios que indagan en las historias personales de los pacientes, pero con una clara distinción de los más importantes (los interpretados por las grandes estrellas, por supuesto. ¿A nadie más le picó un poquito que justo la pareja joven desconocida fuera la menos explorada?). Incluso tenemos la ocasión de ver la interacción entre los trabajadores. Cada episodio va añadiendo misterio en torno a los personajes mediante giros dramáticos o cliffhangers que los orientan hacia su pasado oscuro, puesto que todos han llegado allí para enfrentarse con sus demonios y, por mucha paz idílica que venda el folletito, al final reina la incomodidad, la sospecha y el recelo, por lo que no se puede evitar que salten chispas entre los miembros más conflictivos del grupo, dado que se juega con sus emociones continuamente (no con el espectador, ojo). En cabeza se encuentra Kidman, introducida como una advenediza casi santa dispuesta a obrar un milagro, pero como esta serie se va por senderos más realistas que Midnight Mass tendemos a sospechar que se trata de un timo con consecuencias fatales (eso no significa que con la de Flanagan no sospechemos tampoco, eh), aunque el guion te hace dudar según qué momentos (es decir, ¿y si la mujer de hecho es una santa? ¿O qué milagro ha vivido ella?). Lo que no es un timo es la atracción magnética que ejerce sobre todos, quienes ponen su vida en sus manos como si fuera una secta (rasgo que más comparte con Midnight Mass). Cada personaje muestra una faceta de paciente en tratamiento psicológico: tenemos al negacionista, al escéptico, a los más abiertos, la temerosa, los relajados... En general son muy pocos los que se fían y la presentación no es la más idónea para conseguir el vínculo que busca Masha, aunque es inevitable que tanto roce derive en cariño. Al final, la serie muestra una convivencia muy natural (figurada y literalmente) y es imposible no acabar conectando con los protagonistas, pues todos tienen algo que contar y superar. Es una serie que se resuelve de modo más sencillo del esperado pero que deja su huella poniendo en jaque el sistema terapéutico actual, el uso de drogas, la dependencia de las redes sociales, la necesidad de afecto y la imposición de fidelidad, etc. Da la apariencia de ser pacífica, pero cada episodio se va cargando de tensión por momentos y casi siempre culmina en un bombazo que te anima a ver el siguiente, hasta llegar al quid de la cuestión, que es Masha. Entre el reparto encontramos sorpresas, como Michael Shannon. Bobby Cannavale y Melissa McCarthy ya son piña tras tres producciones juntos (las otras son Superintelligence y Patrulla Trueno) y conforman el dúo más bonito. Y ha sido un placer volver a ver a Grace Van Patten todavía más adulta tras su debut en Tramps. Altamente recomendable. BONUS
Sex education Ya sabéis que no soy muy de reseñar a partir de la segunda temporada a menos que se trate de un caso especial y, en este, simplemente quiero aplaudir la evolución de la serie, que este año nos ha ofrecido su temporada más rica a través de los nuevos conflictos y el crecimiento del elenco. El desarrollo de los personajes por fin los está encauzando a la meta que opino que buscaban los guionistas y que en la temporada pasada no fue tan evidente. Adam ha sido el mejor esta vez en ese aspecto. Por el contrario, Eric el peor. Muchas ganas de ver qué depara la recta final del curso para estos adolescentes. El final definitivo se acerca y empiezan a ser conscientes. La telenovela: la cruz de un subgénero melodramático destinado a provocar tanto risa como trauma9/16/2021 Post de Naiara Salinas Hoy, 16 de septiembre, me visto con poncho y sombrero de paja para celebrar el Día de la Independencia de México (bueno, vale, puede que me haya colado con el vestuario). Y, además, es mi cumpleaños. ¿Casualidad? I DON'T THINK SO. Porque el melodrama se me da genial, de maravilla, de Oscar. Llevo rodeada de él toda mi vida (¿veis? Esa frase ya es demasiado melodramática para tomársela en serio). Justo el género del que vengo a hablar muy de carrerilla sufre de este percance: ¿qué problema hay con tomarse las cosas tan en serio? O, más bien, ¿tan intensamente? Como si la vida fuera una llama que lo consumiese todo y no existiera el término medio: o a lo grande o nada. Siempre que se piensa en la televisión de México (o en la cultura mexicana general como representante de Latinoamérica, visión que por cierto me parece excesivamente generalizada) nos viene a la cabeza inevitablemente este (sub)género televisivo y, como consecuencia, no podemos sino hacernos una idea muy paródica del asunto. Ya sabéis, como cuando algo es tan vehemente que te provoca la risa aunque no quieras (el cerebro humano es un mundo). De hecho, es lo típico cuando se quiere exagerar los rasgos de este país y sus vecinos: recurrir a ese melodrama que inspira los plot twist más descabellados hasta el punto de que cuando los vemos en otras producciones (*cof*, Juego de tronos, *cof*) los describimos como muy «telenovelescos». Véase la siguiente escena de Modern Family que lo ejemplifica a la perfección: La Wikipedia define la telenovela como «género televisivo, producido originalmente en varios países de América Latina; que cuenta una historia no necesariamente realista y generalmente de argumento melodramático a lo largo de varios capítulos, y que normalmente tiene un final feliz para los protagonistas», para a continuación añadir: «Las telenovelas poseen esencialmente un carácter sentimental, lleno de intrigas, engaños y confusiones; pero con los años han ganado más acción y han incorporado elementos de otros géneros (como el policíaco, la comedia, el suspenso e incluso la ciencia ficción)». La RAE es mucho más escueta y le quita el gancho: «Novela filmada y grabada para ser emitida por capítulos por la televisión». La primera definición es mucho más completa y más acorde con lo que ven nuestros ojos; la segunda, no obstante, es más respetuosa por cuanto que solo la tiene en cuenta como formato y no siente la necesidad de especificar el país de origen. Lo que no se puede negar es que despierta sentimientos encontrados en todos los espectadores, y es curioso porque cuando yo era pequeña veía con mi madre un montón de telenovelas y las recordaba súper largas y serias (hasta lloré con alguna). No había ningún momento cringe para mí a esas edades. La cosa es que conforme he ido creciendo me he encontrado auténticos despropósitos (por no decir obscenidades) que, de tan intragables, acabaron convirtiéndose en fuente de burla y chiste primero y de culto después, de tal manera que es como contemplar una película de serie B donde lo más ridículo que se te ocurre que puede ocurrir sucede... y te hace estallar en carcajadas y pasar un buen rato al final con tus colegas (porque las telenovelas, a poder ser, hay que verlas en compañía SIEMPRE. Las disfrutas el doble). Entre los ingredientes para cocinar una buena telenovela se encuentran:
Ningún ingrediente que no hayamos visto en otras series y películas, lo dicho; lo que pasa es que aquí están a otro nivel y mucho más concentrados. No obstante, mi intención hoy no es reírme de ello, sino reivindicar este tesoro incomprendido del que poco hablamos (de hecho en este blog es la primera vez). Como en todas partes, te encuentras de todo, desde obras maestras hasta Sharknados latinos. Veamos algunos ejemplos memorables. 1. Yo soy Betty la fea (1999-2001) La primera telenovela es el gran clásico que conoce y alaba todo el mundo..., aparte de una intrusa en esta lista, porque no es mexicana, sino colombiana (che, yo no dije que fuera a hablar de México, solo que me había inspirado el tema). Producida por RCN Televisión y escrita por Fernando Gaitán, nos cuenta la historia de Beatriz Aurora Pinzón Solano, una mujer economista poco atractiva pero con muchas luces que consigue un trabajo de secretaria en una compañía de moda, Ecomoda, dirigida por el recién ascendido Armando Mendoza. A pesar de su buena fe e inteligencia, Betty tiene que soportar constantemente el mobbing (bullying laboral) de sus compañeros, especialmente de la secretaria Patricia Fernández, el diseñador Hugo Lombardi y la accionista de la empresa, Marcela Valencia. El giro dramático se produce cuando Betty comienza a enamorarse de Armando y este, poco a poco, va descubriendo a la chica con dos dedos de frente que trabaja para él y que promete más de lo que su aspecto ofrece. La trama pretende ser una Bella y Bestia a la inversa donde, a su lado, todas las putadas que sufre Anne Hathaway en El diablo viste de Prada se quedan en ñoñerías, porque la chica por lo menos es mona y solo la maltrata su jefa. ¿Es superficial? Sí. Pero vaya si ha dejado legado: 13 premios TvyNovelas (tres en México y el resto en Colombia); 4 premios India Catalina, un TV Golden Adicto y un 2 de Oro; un Guinness Record a la telenovela más famosa; la emisión en 180 países, con doblaje a 25 idiomas y unas 28 adaptaciones posteriores... Gloriosa. 2. Agujetas de color de rosa (1994-1995) Telenovela de corte más juvenil, porque hay que pensar en todas las edades. Se supone que llegó a España porque yo aún conservo el CD que compró mi madre. La telenovela no llegué a verla, pero cómo me fascinaba su tema principal, lo cantaba y bailaba a todas horas. Ahora bien, la relación entre la letra de la canción y la trama a día de hoy continúo sin comprenderla, pero al menos suena bonito y con ritmo. ¿Va de baile? ¡Pues no! ¡De patinaje sobre hielo! Esto cuenta la sinopsis oficial: «Una hermosa y apacible pista de hielo se convierte en el escenario de una complicada historia de amor y suspenso». Qué, suena bien, ¿eh? Fue producida por Televisa, la madre, la reina, la diosa del 95% de las producciones mexicanas que nos llegaron aquella década. Aunque por las fechas puede dar la impresión de que duró un telediario, en realidad recibió buena acogida y sacó dos CDs musicales. 3. María la del barrio (1980-1996) Una de las más longevas, CLASICAZO donde los haya. Por si os cuesta identificarla: ¡es la serie de la maldita lisiada, la fuck*** lisiada! Podría acabar el post aquí y ya habría cumplido con mi deber, porque al menos la mitad de los rasgos que he comentado arriba se manifiestan en esta obra esperpéntica donde el caos es la primera y la última palabra de cada guion. Aquí los creadores tiraron la casa por la ventana en lo que a exageración se refiere. ¿Sabéis cuando se cuenta que algo es tan malo que es genial? Todo, absolutamente todo, se viene arriba para bien y para mal en una trama donde los celos, la ira y la sed de venganza comandan los afluentes de un río que surca como los rápidos de la jungla más salvaje. Si Betty la fea era La bella y la bestia, esta es un poco mezcla de varios cuentos. La sinopsis, en rasgos muy breves, cuenta la historia de María Hernández, una zagala humilde que vive en un barrio muy marginal y trabaja como basurera mientras se traga las babas por un hombre que frecuenta su iglesia. Cuando cumple 15 años su madrina muere y en su lecho de muerte esta le pide al cura de la parroquia que le encuentre un nuevo hogar a su ahijada. Así es como María acaba en casa del empresario Fernando de la Vega, que desde el principio la acoge como una más, mientras que su esposa y la criada la menosprecian. Y, aquí, ojo al dato, se viene el primer plot twist, porque resulta que el chico que iba a la misma iglesia que María es Luis Fernando, el hijo mayor de Fernando. Ambos jóvenes empiezan a enamorarse, pero hay alguien más que va tras el muchacho: Soraya Montenegro, la villana más fiera que ha dado la televisión mexicana. Es la sobrina de Victoria, la madre de Luis, así que sí, básicamente está loquita por su primo. Os invito a leer la sinopsis completa en la Wikipedia porque es una joya y un exponente magnífico del concepto generalizado de la telenovela. Lo tiene TODO. TO-DO. Hasta brujería. Es más, ya desde la intro, tenemos la causa de su fama expuesta con pelos y señales: Exacto, esta obra es la que ha inspirado la idea entera de este post. No recuerdo cómo llegué a esa escena que señala el pantallazo, si me la recomendó alguien o fue cosa del algoritmo. Lo que sí sé es que a ese ente le voy a estar eternamente agradecida, porque es una fuente increíble de risoterapia que, como comentan algunos usuarios, no necesita ni parodia. Desde los diálogos, pasando por el empleo abundante de zooms, planos detalle y primeros primerísimos planos, la música (que habéis oído en algunos de mis vídeos con memes) más la falsedad de las actuaciones... ORO. Puro oro. A partir del minuto 1:55 empieza lo bueno. 4. El manantial (2001-2002) Otra criatura de Televisa que recuerdo seguir con devoción, hasta el punto de que cuando llegaba del colegio y la estaban emitiendo le pedía a mi madre que me contara con pelos y señales lo que me había perdido. Hubo algunas partes que se me antojaron duras y no soporté ver, como cierta muerte de un personaje importante y querido. La trama que se vende es un clásico de dos familias enfrentadas (esto me suena) por dos motivos: una posee el Manantial, una poderosa fuente de agua (esto también me suena), y la otra quiere arrebatárselo; la segunda razón es que un hombre y una mujer de ambas familias fueron amantes, y eso el patriarca afectado jamás lo ha podido perdonar. ¡Ay, joder! Si ya decía yo que había leído algo muy parecido. Mañana en el cine viendo Dune os vais a acordar de esto. El agua y la tierra creando enemigos desde tiempos inmemorables. 5. Mi gorda bella (2002-2003) Esta recuerdo que la vi en Antena 3 y me caló desde el principio. Nos trasladamos de México a Venezuela para conocer a Valentina Villanueva, una rica heredera con problemas de sobrepeso cuyo padre muere en un trágico accidente mientras ella está en el cole, pero en lugar de heredar la fortuna su tía Olimpia trapichea el papeleo para que todo pase a ella y sus hijos. Así es, es Cenicienta. Se vendió mucho como una nueva Betty la fea, pero nada que ver, es mucho más oscura. Mi memoria dice que el misterio de la trama no tenía parangón y, aunque llegó a ser rebuscado, mantenía en vilo porque pronto se descubría que Olimpia era incluso peor de lo que aparentaba. También estaba la subtrama del Lirio de Plata, una joya de gran importancia en la familia, sobre todo para Valentina, y que acabó inspirando la identidad de un justiciero. Pero a mí lo que sin duda me fascinaba eran los nombres de la familia. ¡Porque todos eran griegos! Teníamos a Orestes, quien se acababa convirtiendo en el interés amoroso de Valentina. Su hermana Pandora, mi favorita. Y luego Aquiles y Ariadna. Mi madre creo que ya me dio por perdida cuando me vio hablando de mitos por una telenovela. Hacedme caso: mañana cuando estéis viendo Dune también os vais a acordar de esto. Es la estructura melodramática que más hemos visto en ficción. 6. La rosa de Guadalupe (2008- actualidad) Otro bombazo controvertido, pero destinado a jóvenes. En este cóctel se nos juntan los niñatos malcriados de Élite y Gossip Girl con la rimbombancia de Riverdale y los milagros divinos de... no sé, de ninguna, esto es nuevo. Y es que los episodios se estructuran como conflictos que afectan a uno o varios personaje y se resuelven con el deus ex machina más literal que se haya visto jamás en la tele, porque es la Virgen de Guadalupe la que inspira a la gente a seguir un camino mejor. Se supone que es educativa, pero la audiencia lo suele flipar bastante, porque ni en Física o química se llegó a los extremos que se presentan aquí (o sí. No lo sé, no he visto esta telenovela, la verdad). Hasta aquí el repaso telenovelesco. ¿Qué os ha parecido? ¿Qué otros ejemplos se os ocurren?
Post de Naiara Salinas Las series continúan formando parte de nuestro verano y, si ya mi compañera Rose os habló aparte de Schmigadoon y el reboot secuela de Gossip Girl mientras yo hacía lo propio con Loki, hoy voy a romper un poco las reglas hablando de un descubrimiento no estrenado en verano pero que he guardado para estas fechas. Hace igual un par de meses, en el canal de Saúl y Sara, me enteré de la existencia de esta serie que mi querido y puede que no tan profesional algoritmo de Netflix se olvidó de notificarme, ejem. Y lo considero un crimen muy grave por su parte porque me considero mitófila de podio por un lado, porque rapiño folklore de todas partes del mundo por otro (claro, de ahí lo de mitófila, supongo) y porque... ¡soy medio brasileña! Está claro que algo he hecho mal para que este tesoro haya pasado por delante de mí sin pisparme. ¿O quizá es que solo estaba haciendo honor a su título? En fin, al menos lo he descubierto antes de que pasara el año y, tan pronto como sucedió, le hice prometer a mi madre que lo veríamos juntas en nuestras próximas vacaciones en familia, en su lengua original. La promesa se ha cumplido y en cuestión de horas entre la madrugada y el mediodía del lunes nos ventilamos los siete episodios que componen la primera temporada de este thriller fantástico estrenado el pasado febrero en la todopoderosa roja. Pero... ¿de qué va exactamente? Como Grimm, American Gods y Penny Dreadful a la brasileña Ciudad invisible parte de un guion original de Raphael Draccon y Carolina Munhóz y su showrunner es Carlos Saldanha, que también firmó la película de animación Rio y un par de Ice Age. La trama sigue al detective Eric Alves (Marco Pigossi) en medio de una investigación de asesinato en Río de Janeiro apenas un mes después de la muerte misteriosa de su mujer durante la fiesta junina (festividad tradicional brasileña que se celebra en el mes de junio, una especie de San Juan). Alves no tardará en darse cuenta de que ha cruzado un umbral peligroso donde la realidad se da la mano con los mitos de su infancia. No sin sorpresa, teniendo en cuenta la trayectoria tan luminosa y alegre de este director, la serie adopta un tono mayormente oscuro (por el género en que se maneja, principalmente) y, al igual que las series que he mencionado en negrita, enlaza maravillosamente el terreno ficticio con el real, encajando las piezas y cada identidad sobrenatural con una naturalidad... que es una delicia lo bastante atractiva para enganchar al minuto, sobre todo porque pocas veces vamos a tener la oportunidad de disfrutar de semejante cultura en la pequeña pantalla de esta forma. Todos los mitos que aparecen son muy populares en los relatos infantiles y, por ello, es más común adaptarlos para ese público tan específico. La propuesta de Ciudad invisible es novedosa para todos, tener los cuentos y leyendas reunidos acertadamente en un contexto adulto que, a la hora de recrear ese folklore, no se despega del todo de las versiones anteriores (en este caso la base se trata de Sítio do Picapau Amarelo —la franquicia con la que mi madre, mi hermana y yo nos criamos, gracias a la cual conocimos a estos seres— y Los mutantes: caminos del corazón). Aparte del cebo que supone la sinopsis para los amantes del misterio y los casos policíacos con su toque mágico, como en Grimm, American Gods y Penny Dreadful tenemos la oportunidad de ir descubriendo a esas criaturas a medida que avanza la temporada; eso granjea unos buenos easter-eggs para los familiarizados con la cultura (con sus licencias creativas, eso sí, aunque de las que se reciben muy bien), mientras que a los demás les sirve como introducción. Los efectos visuales están muy logrados (es Netflix, llega un momento en que se le exige esto); la trama, bien conducida y con un par de giros dramáticos muy chulos (no sé si inesperados), y aprovecha muy bien el paraje selvático entre Río de Janeiro y São Paulo (donde se rodó). Por todo ello, no es de extrañar el éxito que ha tenido y ha llevado a confirmar una continuación nada más concluir la primera parte. Tratándose de Netflix, si esto no es un buen augurio de sus posibilidades no sé qué lo será. Por supuesto, no me puedo resistir a presentaros esas leyendas que siempre han formado parte de mi vida, de forma que, si decidís aventuraros, podáis disfrutar también reconociendo cada rasgo y pudiendo juntar las pistas como en el mejor de los Cluedos. No, no va a haber spoilers, no soy tan cruel. Valga más bien para documentarse, puesto que estoy segura de que más de uno querrá indagar después de verla. Los seres legendarios "invisibles" al ojo humano Curupira La serie comienza contando la leyenda de este ser conocido como "el demonio del bosque", donde se dedica a perseguir a todo aquel que supone una amenaza: cazadores, leñadores... Siempre respetado y temido por los indios, apareció por primera vez en los textos del siglo XVI y se le representa a menudo como un enano rojo con las piernas del revés (es decir, vueltas hacia dentro) y con una llama sobre su cabeza. Es un ser muy agresivo. Quien tenga la suerte de escapar de su ira y blanco, ya que siempre va armado con una lanza, debe ofrecerle bebida y tabaco. Saci-Pererê Uno de los más populares, muy vinculado a la tradición indígena e incluso africana. Se trata de un hombre mulato con una sola pierna (sobre lo cual se dice que perdió la otra en una pelea de capoeira) y un gorro rojo que se dedica a armar chandríos allá por donde va: roba, esconde objetos, intercambia cosas, asusta por diversión... pero siempre de forma amistosa, ya que no es un ser peligroso ni violento, sino más bien un juguetón travieso, que para trasladarse gira sobre sí mismo muy rápido hasta formar un tornado. Apareció por primera vez en el sur del país y su leyenda cambia un poco en función de la región, aunque la mayoría coincide en su amplio conocimiento de la vegetación de la zona, por lo que sabe usar plantas medicinales. Su especie nace de los bambúes, puede vivir hasta 77 años y cuando muere se convierte en un hongo venenoso. Desde Portugal realizaron una pequeña aportación a la leyenda introduciendo el gorro rojo, con el que se le puede llegar a controlar si se lo quitan (ay, europeos: siempre pensando en mandar). También se le puede atrapar usando una botella de vidrio, aunque no es sencillo porque, para ser cojo, es muy veloz. Es tan famoso y querido (menos para los indios, que lo tildan de "diablo rojo") que cuenta con su propia festividad y esta no es otra que el 31 de octubre, día oficial de Saci en Brasil. La Cuca Llegamos a la criatura más peligrosa de todas, el típico monstruo con el que los padres amenazan a los niños que no se portan bien. La Cuca es una bruja con aspecto de caimán, característica muy difundida a raíz de Sítio do Picapau Amarelo (cuyo título, por cierto, hace referencia a un pájaro carpintero de color amarillo. Ya, no tenía más misterio). Su nombre, sin embargo, alude a una especie de mariposa nocturna, así que si en la serie veis muchas que no os extrañe. Y si encima nos vamos a la RAE, veréis que también se identifica como "cuca" a una mujer ludópata y más cosas no muy positivas. De hecho existe la expresión coloquial "mala cuca" para referirse a una persona de mal agüero. En el folklore brasileño a la Cuca le encanta secuestrar y comer niños desobedientes, de ahí que los padres la aprovechen mucho para salirse con la suya; es más, hasta existe una nana muy popular para provocar pesadillas (que también aparece en la serie. Ay, es que es tan buena): Nana, neném, que a Cuca vem pegar/ Papai foi pra roça/ Mamãe foi trabalhar ('Duerme, bebé, que la Cuca te viene a buscar/ Papá se fue al campo/ Mamá se fue a trabajar'). Conclusión: la educación en Brasil puede ser dura. ¿Sabéis lo mejor? La existencia de esta bicha se la debemos al folklore portugués y español. Sí, España también está en el ajo, gracias a la Coca (no confundir con la droga), un dragón que también se come a los niños malos, a los que acecha desde el techo de sus habitaciones. Tutu Marambá Muy relacionado con la Cuca está este otro ente legendario, protagonista de muchas canciones de cuna, por lo que básicamente tiene la misma función educativa. El objetivo del monstruo es conseguir que los niños se duerman para devorarlos; es la alternativa al coco. La nana más famosa dice: Tutu Marambá, não venhas mais cá/ Que o pai do menino te manda matar/ Tutu Marambá, não venhas mais cá/ Que o pai do menino te manda matar/ Durma nenem, que a Cuca logo vem/ Papai está na roça e mamãezinha em Belém/ Durma nenem, que a Cuca logo vem/ Papai está na roça e mamãezinha em Belém ('Tutu Marambá no vengas más acá/ Que el padre del niño te manda matar/ Tutu Marambá no vengas más acá/ Que el padre del niño te manda matar/ Duerme, niñito, que la Cuca luego viene/ Papá está por el campo y mamacita en Belén/ Duerme, niñito, que la Cuca luego viene/ Papá está por el campo y mamacita en Belén'). Llegó a Brasil tanto a través de Europa como de África (su primer nombre, de hecho, deriva del vocablo quimbundo quitutu, que significa 'ogro'). Aunque suele tener una forma oscura, a menudo se le representa como un grandullón fornido y otras, como un pecarí (jabalí). Como veis, es una criatura ideal para una historia de terror y misterio, aunque la verdad es que pocos relatos brasileños son amables. Es un país muy proclive a la transmisión del miedo. El boto del Amazonas Los botos son los más conocidos a nivel mundial, ya que es el nombre que reciben los famosos delfines rosas de agua dulce que surcan el río Amazonas. Pues como son tan peculiares también son origen de una leyenda, ya que durante las noches de luna llena, sobre todo en junio cuando se celebran las fiestas veraniegas, esos delfines se transforman en hombres guapísimos y galantes que seducen a las jóvenes y les hacen el amor en el agua. Su metamorfosis, sin embargo, nunca es completa, ya que sobre la cabeza conservan el agujero respiratorio de su cuerpo de delfín, razón por la que siempre utilizan un sombrero como uniforme de camuflaje. Por la zona de la ribera y de la bahía, cuando una mujer se queda embarazada de repente es costumbre decir que el hijo "es del boto". Iara La Iara es una 'dama del agua' que habita en la región del Amazonas y, al contrario que los anteriores, sí tiene una historia propiamente dicha, expandida desde el siglo XVIII. Es una mujer guerrera muy hermosa que en su día fue objeto de envidia de sus hermanos, los cuales se propusieron matarla. El caso es que ella se les adelantó y después huyó de la ira de su padre, el chamán de la tribu, que la acabó encontrando y arrojándola al río, donde los peces la salvaron convirtiéndola en una sirena que desde entonces emplea su belleza y voz hipnóticas para atraer a los hombres al agua y ahogarlos. Antiguamente se la llegó a representar como un tritón devorador de pescadores, Ipupiara. Si un hombre tiene la suerte de escapar de ella, se vuelve loco. Otras criaturas que podrían aparecer en la segunda temporada
Ciudad invisible es el debut de Brasil en la plataforma, una entrada por lo alto, adictiva, con personajes interesantes de los que deseas ver más y un ritmo adecuado. Se hace muy corta y da a conocer más estrellas brasileñas al resto del mundo. Me ha hecho especial ilusión compartir una parte de mi cultura materna gracias a esta excusa. Leyendas rusas, brasileñas, nórdicas, alemanas, francesas, celtas... Netflix, ¡tráenos más fantasía internacional, que vas muy bien! Post de Rosana Rábago. ¡Hola, hola, allscreeners! ¡Ya he vuelto! Sí, parece que últimamente me prodigo más por aquí pero es lo que tiene tener a Naia de vacaciones. Y hoy, precisamente, os vengo a hablar de una serie que descubrí con ella durante nuestra escapada de fin de semana a Salamanca. Sí, hoy es el turno de hablar de Schmigadoon! Y sobre todo, de daros esas cinco razones por las que creemos que os encantará esta serie musical que ya está disponible en Apple TV Plus. ¡Al lío! Aunque, siempre avisando, de que quizás se me escape algún que otro spoiler porque quien avisa no es traidor… 1. Cuando el amor verdadero se convierte en una tortura Tengo que reconocer que una de las cosas que más me sorprendió de Schmigadoon! fue precisamente el trato que se le da al amor verdadero y es que, a pesar de que desde el principio se ve que es lo que busca nuestra protagonista, no tardará mucho en descubrir que ese amor verdadero puede llegar a ser una auténtica tortura. Y es que, sí, vale, todos buscamos a nuestra media naranja, pero quedarnos encerrados en un pueblo de principios del siglo XX donde la mujer está relegada a buscar marido, casarse y tener hijos, pues ya no hace tanta gracia. Y es que a Melissa la situación al principio le hace gracia (no como a su novio, Josh, que desde el primer momento odia toda la situación) pero cuando tiene que autosubastarse y se ve relegada a ser una enfermera en lugar de una doctora, ya la situación no le hace tanta gracia. Porque claro, ser mujer en esa época no era nada fácil y la chica pronto se dará cuenta. 2. Actores de Broadway consagrados y jóvenes promesas Otro punto a favor de Schmigadoon! es su cast. Porque no nos engañemos. Nos encanta volver a ver a Kristin Chenoworth cantando e interpretando a la mala de la serie y ver a una joven Dove Cameron (recordemos que ambas fueron madre e hija en Los Descendientes) también es un plus. Es verdad que el papel de Dove poco tiene que ver con Mal porque aquí la pobre es la típica joven que busca casarse ante todo y que es excesivamente optimista. Eso sí, tener un padre sobreprotector y una ristra de hermanas le vendrá de perlas. El papel de Kristin si se asemeja más a su Maléfica porque interpreta a una mujer rígida que no está dispuesta a que dos extraños entren en su sagrado pueblo y lo cambien. Y sus diálogos son grandiosos porque siempre la ves lanzando pullas y claramente descontenta con estos nuevos visitantes. Nuestros aplausos también a Aaron Tveit como Danny porque nunca un chico malo nos había gustado tanto en su lado más musical y a los protagonistas, Keegan-Michael Key y Cecily Strong como Josh y Melissa, porque a pesar de que se les ve menos entrenados en esto del canto, la verdad es que lo hacen muy bien y se les nota que disfrutan. 3. Referencias a otros musicales por doquier “Esto es una mezcla entre The Walking Dead y Glee”. Siempre recordaré ese momento como uno de los mejores de Schmigadoon! y el culpable de que nos riéramos de lo lindo en el tren. Y es que sí, Schmigadoon! es la mezcla perfecta entre The Walking Dead y Glee, pero no contentos con eso, en el siguiente capítulo se dedican a hacer un recordatorio de todos los musicales conocidos por el momento: Chicago, West Side Story, Ocklahoma. Todos tienen su momento y es algo que nos encanta. Pero la cosa no queda ahí y es que, cuando te pones a investigar para hacer este post, descubres que muchos de los personajes están inspirados en personajes reales de musicales. Así nuestra Betsy (Dove Cameron) estaría inspirada en Ado Annie de Oklahoma!; Margaret Mildred (Kristen Chenoworth) sería una digna Mrs. Shinn de The Music Man, un musical en el que también se habrían fijado para crear a Emma Tate (Ariana DeBose), esta vez inspirada en Marian Paroo y nuestro Danny Bailey (Aaron Tveit), este chico malo que trabaja en una feria, estaría basado en Billy Bigelow, de Carrusel. Como veis, todo muy musical. 4. Los números musicales Si los actores son dignos ejemplos de los musicales de Broadway, no podían quedarse atrás los números musicales. Y es que todos ellos son capaces de sacarte una sonrisa. Aunque, he de destacar, porque la verdad es que me apasionan, casi todos los números corales, con especial predilección por “Schmigadoon”, “Corn Puddin” y "Cross that bridge” cuyos temas os dejo a continuación cortesía del canal de Youtube What's So Funny y del propio canal de Apple TV Plus.
Aunque, lo dicho, todos y cada uno de los temas que he escuchado son dignos representantes de buenos musicales y todos perfectamente son susceptibles de entrar en mi lista de favs (de hecho, debería crearme una lista de reproducción solo de esta serie, ahora que lo pienso. 5. Lo bueno si breve, dos veces bueno Para mí sin lugar a dudas, el punto más importante. Porque hay que reconocer que soy seriéfila, y lo seguiré siendo, pero muchas veces tienes la sensación de que están alargando una serie más de lo necesario. Sin embargo, con Schmigadoon! no tienes esa sensación. De hecho, te quedas con ganas de más. Y es que tener solo seis episodios de media hora ayuda y mucho a concretar la trama y no meter esas subtramas de relleno que muchas veces hacen que la serie empiece a bajar de nivel (véase Legacies, Riverdale o The Flash, por poner algunos ejemplos). Así que nada, con estas cinco razones, espero haberos invitado a visitar Schmigadoon!, ese pueblo disponible en Apple TV Plus donde la música y el amor verdadero son los protagonistas. Y, si os animáis a visitarlo o ya lo habéis hecho, dejadnos aquí vuestros comentarios e impresiones para que podamos seguir hablando de ella. Y si aun tenéis dudas, os dejamos el trailer oficial para que os acabéis de enamorar tanto como nosotras. ¡Nos vemos en Schmigadoon, queridos allscreeners! |
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Enero 2023
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